Qin Chi sonrió hacia el Hermano Tigre y dijo: "Hemos tenido suerte. Tan pronto como salimos, nos encontramos con personas amables que nos llevaron a un lugar de detección". Luego, fingió curiosidad y preguntó: "Hermano Tigre, ¿qué te ha pasado? ¿Y los demás hermanos?".
Su actuación de ser ingenuo y honesto desconcertó incluso al Hermano Tigre, quien no podía determinar si Qin Chi realmente no entendía o si estaba burlándose a propósito.
Antes de que el Hermano Tigre pudiera decir algo, Zhang Leyue no pudo contenerse y habló: "¿Estoy soñando o ustedes dos todavía están vivos?".
Zhang Leyue había seguido al Hermano Tigre durante todo el camino y estuvo al borde de la muerte varias veces.
Originalmente, pensaba que, dado lo duro que habían trabajado para llegar a la Puerta Sur, Zhang Zhi debería haber muerto aún más rápido. Pero ahora, aunque Zhang Zhi parecía un poco pálido, no mostraba ningún rastro de fatiga o agotamiento por las dificultades que habían enfrentado.
¿Realmente sólo era suerte?
En realidad, no fue culpa del Hermano Tigre y los demás tener mala suerte. Fueron demasiado llamativos, tenían grandes ambiciones y constantemente asaltaban a otros equipos y desafiaban a pandillas, esperando fortalecer su propio grupo. En cambio, solo habían acumulado numerosos enemigos, y no fue fácil que no los hubieran eliminado por completo.
Zhang Leyue no pensaba en todas esas cosas, solo se sentía cansado y hambriento en ese momento. Después de la lluvia, la temperatura era baja y sus ropas estaban completamente mojadas. En cambio, Zhang Zhi estaba sentado en una silla de masaje suave y cálida, con ropa limpia y sosteniendo un cartón de leche. La diferencia en el trato era abismal.
Zhang Leyue, lleno de envidia y con su temperamento de joven maestro, se acercó y le dio una patada en la pantorrilla a Zhang Zhi, enfadado, y gritó: "¡Levántate y déjame sentarme!".
Antes de que pudiera terminar de hablar, Qin Chi lo agarró del cuello y lo arrojó hacia un lado. Luego, un hacha cayó estruendosamente en el lugar donde Zhang Leyue había estado parado, haciendo que incluso los azulejos del piso se levantaran y esparcieran fragmentos de cerámica rota.
"¡Ah!" Zhang Leyue gritó agudamente, sosteniéndose la cara, y atrayendo la atención de las personas cercanas.
Zhang Leyue nunca entendió lo que era tener una buena imagen. Después de ser asustado, gritó sin importarle nada, casi ensordecía a las personas con sus chillidos.
Si el Hermano Tigre no lo hubiera apartado, probablemente ambos pies de Zhang Leyue habrían sido cortados por el hacha.
"Tú... tú..." Zhang Leyue lloraba y gritaba mientras miraba a Qin Chi. Sus piernas temblaban sin cesar y sentía la urgencia de orinar en su abdomen inferior.
Qin Chi levantó el hacha contra incendios incrustada en el azulejo del piso y la colocó en un lugar conveniente, con una sonrisa que era más una mueca que una sonrisa. "La próxima vez que te metas con mi Zhi'ge, te cortaré el cuello, ¿entendido?".
Zhang Leyue sintió un escalofrío en el cuello de inmediato, sintió cómo se aflojaba y un flujo de calor amarillento le recorrió los muslos, llenando el aire con el olor a orina.
¿Realmente se asustó tanto como para orinarse encima?
Qin Chi sacudió la cabeza, perdiendo el interés en seguir asustando a Zhang Leyue.
El Hermano Tigre se mostró satisfecho con la calma de Qin Chi y dijo: "Bien, tienes carácter, eres un verdadero hombre".
"Hermano Tigre, estás exagerando", dijo Qin Chi con una sonrisa forzada mientras miraba a Zhang Leyue, que estaba encogido en un rincón sin atreverse a hacer nada.
Qin Chi realmente quería cortarle las piernas a ese tipo y hacer que experimentara las consecuencias de vivir en un mundo postapocalíptico sin extremidades. Después de todo, en su vida pasada, fue debido a Zhang Leyue que terminó con las piernas discapacitadas.
No poder incapacitar a Zhang Leyue fue una fuente de pesar para Qin Chi, pero también se alegró un poco. El comienzo del apocalipsis no era tan aterrador como las etapas posteriores. Si Zhang Leyue hubiera muerto en este momento, no podría haber experimentado cosas aún más aterradoras.
De repente, Qin Chi sintió curiosidad por mantenerlo con vida y ver cómo se arrastraría como un perro en este mundo postapocalíptico, y qué tipo de destino desgraciado le esperaba al final.
En este mundo postapocalíptico, morir rápidamente era una suerte. Ser arrastrado, pisoteado y esforzarse sin cesar por alcanzar la cima sin éxito era el mejor castigo.
Zhang Leyue lloró y se lanzó a los brazos de Zhao Wencong, quien lo consoló suavemente sin atreverse a vengarse de Qin Chi según sus deseos.
En comparación con el joven rico y respetuoso que solía ser en la escuela, Qin Chi ahora mostraba una ferocidad y una intención asesina que no ocultaba en absoluto. Incluso Zhao Wencong no se atrevía a provocarlo fácilmente.
El Hermano Tigre apreciaba a Qin Chi, ya que la mayoría de sus subordinados habían muerto y necesitaba a alguien como Qin Chi, que actuaba sin dudar. Sin embargo, también sabía que Qin Chi lo había rechazado anteriormente, lo cual no era bueno para unirse a su grupo.
El Hermano Tigre miró profundamente a Qin Chi y suavizó su tono. "Hermano Qin, no te enfades. Ese chico es un poco imprudente. Le diré que se disculpe contigo. Tú, como una persona de gran estatura, no deberías preocuparte por él, ¿de acuerdo?"
"¿Cómo puedo no escuchar las palabras del Hermano Tigre?", respondió Qin Chi mientras miraba de reojo a Zhang Leyue, quien tenía la cabeza gacha en un gesto de temor. No le importaba prestarle más atención.
En cuanto a Wei Zhinan, estuvo en un rincón todo el tiempo como si fuera invisible, sin dejar ninguna impresión. Era sorprendente cómo alguien tan débil y sin la conciencia propia que se esperaría de un Alfa podía manipular las cosas desde detrás de Zhang Leyue sin que nadie se diera cuenta de su existencia.
Incluso Zhao Wencong, que consideraba a Zhang Leyue como su tesoro y lo llevaba a todas partes, no tenía idea de que Zhang Leyue ya tenía una relación con el invisible Wei Zhinan.
Después de que el Hermano Tigre y su grupo se fueron, Zhang Zhi apretó la mano de Qin Chi y frunció el ceño. "Xiao Chi, no te metas en conflictos con otros por mi causa en el futuro".
El mundo postapocalíptico es peligroso, y la discreción es la clave para sobrevivir.
"No te preocupes, Zhi Ge, sé controlarme", dijo Qin Chi mientras inhalaba profundamente y continuaba, "Si no le enseñamos una lección a Zhang Leyue, seguirá aprovechándose cada vez más, y al final no habrá límites para lo que pueda hacer".
En su vida pasada, Zhang Leyue era exactamente el mismo tipo de persona.
Pisoteó el corazón de Qin Chi y se volvió aún más desenfrenado al recibir su atención, sin considerarlo en absoluto.
¿Y no fue Qin Chi quien también ignoró y acosó a Zhang Zhi, quien lo amaba profundamente?
La única diferencia fue que, con el tiempo, en los días en que dependían mutuamente, Qin Chi comenzó a enamorarse de este hombre que lo sacrificaba todo por él. Milagrosamente, tuvo la oportunidad de volver atrás y redimirse ante su yo del pasado.
Pero Zhang Leyue, ese hombre egoísta y codicioso que solo veía a las personas a su alrededor como escalones para su beneficio personal, nunca expresaría ni una palabra de agradecimiento sincero, sin importar cuánto corazón genuino recibiera.
Pronto llegó la noche, y cada persona en el centro comercial sacó los suministros que habían encontrado y se dedicaron a comer o dormir.
Qin Chi mordisqueaba un pan suave y fragante, vigilando cautelosamente a su alrededor, temeroso de que de repente apareciera un zombi en cualquier momento. Si no fuera por la fuerte lluvia afuera, nunca habría elegido un lugar tan concurrido para refugiarse.
A pesar de que las puertas del centro comercial estaban cerradas, el agua seguía entrando y el primer piso estaba inundado hasta la mitad de la cintura. Las personas más bajas podrían incluso nadar en ella.
Zhang Zhi terminó sus gachas enlatadas y luego hirvió un poco de agua, vertiéndola en dos termos. Una familia de cuatro personas junto a ellos miraba ansiosamente los termos de Zhang Zhi, pero no se atrevían a acercarse, después de presenciar cómo Qin Chi casi asesina a alguien con un hacha durante el día.
Finalmente, Zhang Zhi les ofreció amablemente los termos para que los usaran y ellos, agradecidos, fueron al baño a recoger agua, al menos podrían hervirla y beber algo.
Cuando Qin Chi volvió su mirada, vio a Zhang Zhi aún sosteniendo su teléfono, intentando buscar información sobre la situación actual en Luo City en línea. Lo encontró divertido y dijo: "Descansa un poco, Zhi Ge. Tal vez mañana podamos tener acceso a Internet".
Recordaba que la comunicación en Luo City se interrumpió durante un tiempo, pero se restableció poco después de las reparaciones. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que las torres de comunicación fueran invadidas nuevamente por los zombis, lo que provocó una parálisis total en las redes.
Zhang Zhi dejó su teléfono a un lado, con el ceño fruncido.
Las personas reunidas en el centro comercial eran o las que llegaron tarde y no pudieron hacer la prueba del virus en la plaza para obtener un número, o aquellos que ya estaban infectados y no se atrevían a hacerse la prueba, esperando su muerte en el área central de la ciudad.
Para evitar que el alcance de la infección se expandiera, aquellos que habían pasado la prueba del virus en la plaza eran llevados a un lugar de cuarentena donde no podían tener contacto con otros ni moverse libremente.
Cuando llegaran los vehículos militares, los llevarían a la zona central de la ciudad, donde se realizaría otra prueba. Aquellos que estuvieran sanos serían liberados.
Zhang Zhi y Qin Chi tuvieron que esperar con el resto de la gente en el centro comercial, incluyendo a Lao Yuan. "Xiao Chi, ven y descansa un rato, yo me encargaré de la guardia esta noche"
Después de dormir todo el día, Zhang Zhi se sentía mucho mejor, y se levantó para dejar que Qin Chi se acostara en la silla de masaje.
Qin Chi se acostó obedientemente, pero también atrajo a Zhang Zhi hacia él, y ambos se abrazaron mientras dormían.
Zhang Zhi tosió un poco, sin rechazarlo.
Cerca de la medianoche, la mayoría de la gente en el centro comercial ya estaba durmiendo. Algunos lograron conseguir sillas de masaje y mantas, lo que les permitía descansar cómodamente en el clima frío, pero otros no tenían más que cartones y se acurrucaban temblando en el frío suelo.
La mayoría de las personas que lograron llegar al centro comercial eran jóvenes y adultos, y casi no se veían personas mayores. Algunos niños se aferraban a sus padres en silencio, conscientes de la atmósfera tensa y sin atreverse a llorar en voz alta.
Los niños mimados e ignorantes, probablemente ya habían llevado a la desgracia a sus padres y familiares, muriendo juntos en el camino de escape.
Mientras todos estaban profundamente dormidos, Qin Chi de repente abrió los ojos y despertó a Zhang Zhi, quien también estaba alerta. "Zhi Ge, ¿oíste algo?", preguntó Qin Chi mientras se sentaba, y Zhang Zhi hizo lo mismo.
Sonidos sordos resonaron desde todas las direcciones, y antes de que Zhang Zhi pudiera decir algo, Qin Chi lo agarró de repente y en un instante se movió con él hacia la esquina de la pared, colocándose encima de él.
Luego, todo tembló violentamente y el centro comercial de cuatro pisos se derrumbó por completo, convirtiéndose en un montón de escombros en un abrir y cerrar de ojos.
Zhang Zhi perdió el conocimiento y todo se volvió negro para él.
Después de un tiempo desconocido, sonaron sirenas cercanas, como lamentos humanos, resonando entre los relámpagos y el trueno.
No solo el centro comercial, toda la zona afectada por el terremoto se convirtió en ruinas. La mayoría de las personas que se refugiaron en edificios no tuvieron tiempo de emitir ni un grito antes de ser aplastadas por las paredes y los techos rotos, quedando enterradas para siempre entre los escombros.
Las carreteras se agrietaron, las casas colapsaron, todo giraba y se tambaleaba, y un sinfín de vidas se extinguieron en un abrir y cerrar de ojos.
Después de que el terremoto se calmara, Zhang Zhi, que estaba en la oscuridad, escuchó a alguien gritar ansiosamente: "¡Zhi Ge, Zhi Ge!".
La fría lluvia le golpeó la cara, y Zhang Zhi recobró el sentido, sólo para darse cuenta de que la mitad de su cuerpo había quedado sepultada entre los escombros, mientras Qin Chi cavaba frenéticamente con las manos, tratando de liberarlo.
"Xiao Chi..." Zhang Zhi tragó saliva, conteniendo el sabor metálico en su garganta.
Al escuchar su voz, Qin Chi, con el rostro pálido, se quedó inmovilizado y luego levantó la cabeza, incrédulo.