La Culpa Fue De Tus Ojos

By AndreaEssinate

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Catalina y Arthur tuvieron la hermosa fortuna de coincidir, la hermosa suerte de encontrar el amor, pero como... More

Prólogo
Capítulo 1: La Culpa Fue De Ella.
Capítulo 2: La Chica De Los Ojos Peligrosos.
Capitulo 2 (Parte II)
Capítulo 3: Como Siempre Soñé Que Me Besarían.
Capítulo 4: Esa Noche.
Capítulo 5: La Ultima Vez Que Le Hice El Amor.
Capítulo 6: Se Merece Todo Lo Malo En Esta Vida.
Capítulo 7: El Hogar De Nuestros Sueños.
Capítulo 8: Soltarnos Para Olvidarnos.
Capítulo 9: Nadie Viene Con Flores Y Chocolates.
Capítulo 10: En Saturno.
Capítulo 11: Como Loco El Corazón.
Capítulo 12: Ella No Me Cuidó A Mi.
Capítulo 13: Lo último que quería en mi vida era volver a encontrarme contigo.
Capítulo 14: Di Tu Secreto Catalina.
Capítulo 15: Ese Barco Zarpó Hace Rato.
Capítulo 16: Las Oportunidades Son Solo Una Vez En La Vida Catalina.
Capítulo 17: Esta No Te La Voy A Perdonar.
Capítulo 19: Te Presento A La Dueña De Mi Corazón.
Capítulo 20: Mamá También Quiere Papá
Capítulo 21: Completamente Flechada.
Capítulo 22: Sus Ojos Volvieron a Ser Los Mismos.
Capítulo 23: El Acto De Amor Más Grande Es Soltar.
Capítulo 24: Voy Hacer Que Cada Dia De Tu Vida Te Arrepientas.
Capítulo 25: ¡Ay Arthur Por Qué Eres Tan Difícil!
Capítulo 26: Me Tuvo, Me Tiene y Me Tendrá En Sus Manos Toda La Vida.
Capítulo 27: Sufriendo Por Algo Tan Tonto Como El Amor.
Capítulo 28: Una Boda De Mentira.
Capítulo 29: Yo No Imagino Una Vida Sin Arthur.
Epílogo

Capítulo 18: Papá Arthur.

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By AndreaEssinate

CATALINA





Arthur: 10:45 a.m. Piso 1 Pasillo D, American.

Miré la hora, son las 08:00 a.m. bebí leche en el tazón y sentí los pasos de mamá bajando.

— Esas ojeras me avisaron desde que pise la escala que no dormiste nada anoche — sonreí mirándola — ¿Te habló? — asentí soltando el tazón.

— Si, el examen será a las 10:45 — mamá hizo una mueca.

— Si quieres puedo pedir el día para acompañarte.

— No tranquila, estaré bien.

— ¿Irás en el auto?

— No descuida, no me encuentro en un estado apto para conducir y menos con Merianne — asintió más tranquila, se acercó abrazándome y me hundí en su abrazo.

— Siempre has sido mi niña fuerte — me dio un beso en mi frente — Aún recuerdo cuando yo te vestía con vestidos de princesas y luego te encontraba con el vestido rasgado colgada de un árbol — me puse a reír — Para mi siempre serás esa mujer de alma libre y fuerte, no olvides que eres así — asentí sonriendo, me dio un beso en mi mejilla — Hiciste lo correcto quedándote, la verdad tiene un mal hábito y es que siempre sale a la luz, debes pensar que lo hiciste por Merianne, no importa nada más.

— Cierto — sonreí triste — Cuídate — me movió la mano mientras se ponía su abrigo y salió del piso. Terminé de tomar la leche, le preparé una leche a Merianne para cuando despierte y subí a ducharme.











— Llegamos señora — el chofer se bajó rodeando el auto, me ayudó abriendo la puerta, me acomodé bien el bolso al hombro y acomodé a Merianne en mis brazos, quedó rendida, siempre se queda dormida cuando andamos arriba de en auto, se relaja mucho con el movimiento. La vestí de forma hermosa por si alguien la ve.

Caminé por el pasillo y a cada paso que daba se hacía un nudo dentro de mi, me frené, tapé a Merianne con una manta para que no la vean dormir y los ruidos no la molesten. Boté aire, si estoy aquí es porque no me creyó cuando le dije que después de él no había existido ningún hombre en mi vida, me merezco que desconfíe, mis actos se lo merecen, y me da pena pensar que yo estoy haciendo pasar por esto a Merianne.

Entré al pasillo D y enseguida vi a Arthur y toda su familia. Reconocí a su madre y a Hunk, todos los demás no sé quiénes son, pero todos se pusieron de pie mirando la manta que llevo en mi hombro, cuando me acerqué lo suficiente me senté a unos cuantos asientos de ellos a esperar a que nos llamen. No quiero mirar a nadie, me siento demasiado avergonzada, culpable, dolida, con miedo, e infinitas cosas más.

— Merianne Hernández — me levanté de mi asiento con bolso y Merianne al hombro — Arthur Cruz — ambos nos acercamos al médico — ¿Quién entrará primero?

— Yo por favor  — dije enseguida, el médico me asintió guiándome y lo seguí dentro de la habitación, cerró la puerta tras de mi.

— ¿Está durmiendo? — preguntó sonriendo.

— Si — me indicó una camilla, así que ahí apoyé despacio a Merianne, me quité el bolso, Merianne se movió mirándome enojada, sonreí observándola, eso definitivamente lo sacó de mi, se enoja cada vez que la despiertan — Bebé despierta.

— En los registros me aparece que tiene ocho meses, ¿Eso es correcto?

— Si — miré al doctor y seguía anotando cosas y preparando los implementos.

— Será rápido, solo pasar este hisopo por la boca recogiendo mucha saliva — asentí, el doctor se acercó, Merianne hizo un puchero cuando la tomó.

— Bebé abre la boca, como cuando dices "Aaaaaaa"

— Di "Aaaaaa" — le dijo el médico, Merianne nos miró sonriendo.

— Hazme un monstruo "Aaaaa" — Merianne hizo el monstruo adorable que sabe hacer y el doctor pasó el hisopo rápido por toda su boca, Merianne lo miró enojada y me puse a reír.

— Listo eso fue todo — dijo el doctor, me acerqué rápido a Merianne a tomarla.

— Listo — dije feliz para transmitirle tranquilidad con mi sonrisa y sonrío en mis brazos — Se pueden ir.

— ¿Cuándo estarán los resultados?

— Mañana por la mañana — asentí poniéndome el bolso en mi hombro, y volví a tapar a Merianne con la manta para salir, me da vergüenza que la vean aún.

— Mamá— se quejó al taparla y me puse a reír.

— Vamos, vamos, vamos — dije feliz, sentí que golpeó mi pecho son sus manitos pequeñas y abrí la puerta encontrándome con Arthur.

— Mamamamamama — Merianne comenzó a hacer sonidos con su boca y Arthur miró la manta, le quité la vista y seguí caminando firme por el pasillo para salir pronto de aquí.











— ¿La conocieron? — negué. Terminé de ordenar un poco el salón y al entrar mamá a casa me senté en los taburetes de la cocina.

—Me aterré, estaban todos ahí, toda su familia, por suerte antes la tapé con una manta, te juro que sentí tanta vergüenza — mamá me hizo un gesto de que hice lo correcto.

— Está bien, ellos pidieron el examen, entonces que se esperen el resultado para conocerla — asentí más tranquila — Y tú ¿Estás bien? — levanté mis hombros.

— Estaba pensando que a lo mejor sería bueno que él criara a Merianne, yo soy un desastre y solo atraigo cosas malas — con mamá nos pusimos a reír.

— Lo heredaste de mi — sonreí negando — Hay posibilidades de que él no gane la demanda — entorné mis ojos.

— Él y su círculo son las familias más poderosas, solo con mover un dedo pueden destruirme, quitármelo todo y enviarme lejos de aquí — mamá me miró preocupada.

— Pensé que solo tenían mucho dinero.

— Al parecer no, estos últimos meses he visto la vida de Arthur muy cerca y posiblemente su familia y sus amistades son personas influyentes — mamá me miró asustada.

— Entonces no hay posibilidad de ganar ese juicio — negué con los ojos llorosos.

— Creo que me tendré que hacer la idea desde ya, que ellos se quedarán con Merianne — mamá se acercó abrazándome — En este momento me arrepiento haberme bajado de ese avión — mamá me apretó contra ella acariciando mi cabello.

— Ya tranquila, Merianne aún toma pecho aunque sea por las noches, eso es un motivo para ganar ese juicio — asentí — Supongo que en esa familia hay mamás dentro, aconsejarán a Arthur en no quitarte a Merianne, porque ellas saben lo que se siente.

— Ay mamá por favor, en su circulo todos me odian, yo creo que todos lo deben estar apoyando en quitarme a Merianne.

— Te haré un agua caliente, además debes comer algo, no has comido nada en todo el día, porque no preparaste absolutamente nada, el frigorífico sigue igual con las mismas cosas que cuando me fui.

— No tengo hambre.

— Catalina come, si no te alimentas bien se te cortará la leche.

— Me tomaré una leche — mamá entornó sus ojos irritada.

— Estás sobreviviendo a pura leche.

— Es que tengo el estómago cerrado, me siento tan mal que no tengo deseos de comer nada — tomé una taza y tomé el tarro de leche especial para "Mamás" lo compro desde que quedé embarazada — Sube a descansar, mañana trabajas — me asintió, me dio un beso en la mejilla y subió las escaleras, Merianne suspiró en el monitor y la miré enseguida, está durmiendo como si no hubiera un mañana, ahora que está aprendiendo a ponerse de pie, gatea por todos lados y se sujeta de las cosas para pararse y juega con todo, llega tan agotada a dormir, que duerme profundamente en su siesta y en la noche.












Abrí los ojos, los ojos iguales a Arthur me estaban esperando, Merianne movió sus brazos feliz porque desperté.

— Mamamamama — se llevó sus manos a su boca balbuceando.

— Bebé precioso de mamá — la abracé apretándola contra mí — Ojalá toda la vida huelas a bebé — llevó sus manos a mi cuello abriendo su boca baboseando mi mejilla desesperada, le hice cosquillas en su pancita y rio suave — Quédate así pequeñita, no sigas creciendo — la llené de besos, hasta que me tocó mis pechos, aún pide pecho en la mañana y en la noche, pero durante el día pide biberón y eso es mi culpa, no tenia más opción, tenía que salir a trabajar y eso implicaba que mi hija tenía que tomar biberón con leche comprada.

Le di pecho unos pocos minutos, yo creo que lo hace más por el apego de estar conmigo, que por alimentarse, no creo que le salga mucha leche porque en una hora me pedirá biberón.

— ¿Y si nos bañamos juntas? — le di besos y sonrío — Vamos a ducharnos, que presiento que será un día largo — dije con poco ánimo.








La vestí hermosa, recordé cuando mamá me dijo que me vestía igual y a los minutos estaba echa un desastre.
Le puse unos videos donde enseñan a pronunciar palabras y letras mientras cantan, ama ver esos videos, y la verdad que a mi igual, ya me sé las canciones de memoria así canto junto con los videos. Atesoré este momento, son muy pocos los días que tengo para estar con ella, la mayor parte de su crecimiento estuve trabajando.


Estábamos sentadas en la alfombra, Merianne estaba de pie apoyada en el sofá , cada día dura más de pie, a los segundos dejó caer su trasero bailando, me puse a reír mirándola, mueve las manos feliz.

— Mamá, Papá — dijo feliz — Tata — va repitiendo todo lo que dicen mientras cantan, ha aprendido a decir muchas palabras así fáciles, de una o dos sílabas, ser exquisito. Vibró mi teléfono y lo revisé, es un correo del American, es el examen, el timbre sonó enseguida y Merianne miró hacia la puerta — Nana — dijo rápido, sonreí mirándola.

— No es nana, nana está trabajando — boté aire más nerviosa que nunca y me levanté del sofá, Merianne se volvió a concentrar en la canción moviendo sus brazos y aplaudiendo.

Abrí la puerta y Arthur estaba de pie.

— Ya salió el resultado — asentí mirando hacia afuera, ¿Estaba aquí afuera esperando el resultado? — Quiero verla — está demasiado enojado, y por como me habla y como me mira, Arthur nunca me perdonara en esta vida.
Abrí más la puerta dejándolo entrar y Arthur entró mirando la alfombra, Merianne está feliz aplaudiendo y moviéndose. Cerré despacio, Arthur se quitó su chaqueta apoyándola en el sofá y Merianne se desconcentró, llevando toda su atención a Arthur.

— Hola bebé preciosa — Merianne sonrió y me miró como esperando mi aprobación, le cerré un ojo y miró a Arthur apuntándole la pantalla. Arthur se sentó a su lado, me acerqué a los dos.

— Hija, él es papá — apunté a Arthur y Merianne sonrio.

— Papá — dijo feliz mirando a Arthur.

— Si, papá, ¿Quién es él? — volví a apuntar a Arthur.

— Papá — repitió feliz levantando sus manos, Arthur sonrió con sus ojos llorosos, se secó una lagrima que cayó de sus ojos y sentí que mi corazón se rompió por dentro.

— Ven hija ¿Puedo tomarte en brazos? — Arthur le estiró sus brazos y Merianne se llevó una mano a su boca intrigada, como confundida con una sonrisa.

— Vamos a mostrarle a papá tu habitación, ven vamos — me puse de pie caminando a la escalera, si querrá seguirme tendrá que aceptar los brazos de Arthur.

— Ven vamos sigamos a mamá — le dijo Arthur estirándole sus brazos, Merianne le estiró sus brazos y Arthur la tomó siguiéndome, vi que Arthur aprovechó de olerla y darle besos suaves en su mejilla — Eres preciosa — abrí la puerta de seguridad de la escalera.

— Es igual a ti — dije subiendo las escaleras, Arthur no respondió nada.

— Mamá, nana — me puse a reír mirando hacia atrás.

— Nana está trabajando — miré a Arthur — Nana es mi madre, se llama Eliana, Merianne le dice nana — Arthur no respondió nada, es como si mi presencia no le importara nada, seguí mirando hacia el frente y entré a la habitación de Merianne, recuerdo que fui muy feliz armando esta habitación, miré a Merianne y estaba apuntando su peluche favorito, me acerqué a tomarlo — Es su peluche favorito, ¿Cómo se llama este peluche?

— Toto — Merianne lo tomó abrazándolo, sonreí mirándola — Papá — dijo mirando a Arthur, sonreí, ya sabe que a Arthur debe decirle papá y así lo nombrará, Merianne apuntó una casa armable, como una tienda de campamento, pero esta es pequeña con forma de castillo de princesa.

— Vaya ya tienes tu castillo, vamos a verlo — Arthur caminó hasta el castillo y se agachó, soltó a Merianne y esta gateó hacia dentro sentándose, Arthur le entregó a Toto — Que hermoso tu castillo — Arthur se acostó entrando solo la cabeza dentro del castillo, Merianne sonrío mirándolo, sentí sonar mi teléfono en el primer piso, así que salí de la habitación y bajé rápido a buscarlo, es mamá.

— Hola — respondí a volumen bajo.

— ¿Ya salió el resultado?

— Si, Arthur está aquí con ella — sentí pasos en la escalera — Luego hablamos, adiós — colgué rápido y apareció Arthur, me acerqué y apenas llegaron abajo cerré la puerta de seguridad de la escala, me da terror que Merianne suba gateando las escaleras en algún descuido, los bebés y los niños son así, nuestra labor como padres es intentar mantenerlos vivos con cada cosa que van encontrando, porque Merianne a veces en un segundo gatea por todos lados y va tomando todo.
Merianne me vió y sonrío mirando a Arthur.

— Ves, si aquí está mamá, no se fue a ningún lado — le explico Arthur.

— Papá — Merianne apuntó la pantalla y Arthur caminó hasta allá, la dejó despacio en el suelo y Merianne comenzó a mover sus brazos a repetir las vocales de forma adorable.  Arthur me miró y se acercó caminando a mi.

— Ya elevé la solicitud para reconocerla como hija y que tenga mi apellido — asentí — No te quitaré a Merianne, pero pondré condiciones innegociables— sentí que se me devolvió el alma al cuerpo y esta vez asentí mas tranquila — Se iran a vivir al piso que compré para que estén cerca de mi, yo me haré cargo de todo lo que involucre a Merianne, estudios, salud, alimentación, todo, tú volverás a mi empresa por el simple hecho de que si Merianne se enferma, no quiera ir a clases, yo quiera viajar con ella, o simplemente porque aún es muy pequeña, tú podrás faltar, en otra empresa no podrás faltar — asentí — ¿Alguna pregunta?

— ¿Me podré llevar a mi madre a vivir conmigo? — asintió.

— ¿Alguna otra pregunta? — negué — Genial, comienza a empacar — asentí — Mis padres están desesperados por conocerla, ¿Pueden venir?

— Claro — miré el alrededor, por suerte está todo ordenado y limpio, presentíamos con mamá que esto pasaría, así que ayer estuve ordenando. Arthur tomó su teléfono para llamar — Iré a empacar cosas, ¿Puedes? — apunté a Merianne y me asintió.

Subí a mi habitación, tomé una maleta del vestidor y comencé a echar toda mi ropa doblada y ordenada, estuve harto tiempo así, hasta que sonó el timbre, me asomé por la ventana y miré hacia abajo de forma sigilosa, está la madre de Arthur, Hunk, un caballero de edad, tres mujeres y un hombre, todos con cajas con regalos, vi que entraron así que caminé de forma silenciosa hasta la escalera y me apegué a la muralla escuchando.

— Mira todos los regalos que trajeron tus abuelos, tus primos y tíos — es la voz de la madre de Arthur, suena demasiado feliz, bajé algunos escalones de forma muy silenciosa y me asomé, una de las mujeres tomó a Merianne en sus brazos.

— Eres hermosa hermosa hermosa — Merianne sonreía completamente feliz mirando todas las cajas.

— Mira este peluche enorme — dijo Hunk abriendo una caja,
tomando un peluche mucho más grande que Merianne.

— ¡Uuuuu Tootooo! — chilló eufórica Merianne mirando el peluche, Arthur estalló en risas porque él ya entiende quién es Toto, me llevé una mano al pecho y retrocedí metiéndome en mi habitación llorando, pero de felicidad, Merianne si tendrá una familia que la amará mucho y se rodeará de mucho amor. Me sequé las lágrimas sin dejar de llorar y le marqué a mamá, contestó enseguida, yo sé que debe estar preocupada por lo que pasará con Merianne.

— Hija — lloré sonriendo — ¿Qué pasa? — preguntó alarmada.

— Nada malo, está toda la familia de Arthur abajo, le trajeron muchos regalos a Merianne y están todos abrazándola y jugando con ella — sentí a mamá sollozar y un relajo enorme — Estoy llorando porque estoy feliz por Merianne.

— No sabes lo mucho que me alegro, que tú y Merianne no hayan tenido que vivir lo que viví yo — admitió melancólica, me sequé lágrimas asintiendo.

— En la noche hablamos, te tengo mucho que contar, pero ya no debes preocuparte, Arthur no me demandará por la custodia.

— Ay que bueno hija — sentí que a mamá también se le devolvió el alma al cuerpo — Gracias por llamar, estaba a punto de un colapso nervioso, hablamos — colgó y me sequé lágrimas, sentí golpes en la puerta, recordé que no la cerré, así que no me giré y me limpié las lágrimas rápido.

— Pasa — dije con la voz totalmente quebrada, no puedo disimular que estaba llorando, me giré y me encontré los ojos de Arthur, suspiré con fuerza por el llanto.

— Venia a preguntarte si quieres ir con Merianne a comer con nosotros, iran todos al club de campo, todos quieren llevar a Merianne, pero para llevar a Merianne tiene que ir la mamá — asentí algo nerviosa.

— ¿Estás seguro? — pregunté nerviosa, no me llevo bien con su madre y Hunk, los demás no sé cómo me irán a mirar.

— ¿Por qué? Si no te sientes lista, no iremos, no es obligación — esta vez asentí tranquila.

— Gracias, podría ser más adelante — asintió tranquilo y salió de mi habitación.

Seguí empacando ropa, ordené ropa para usar estos días y la eché en un bolso más pequeño para tenerlo a mano.








Sentí que todos se despidieron abajo, a los segundos sentí pasos subiendo las escaleras.

— Mamá mamá mamá mamá — es la voz de Arthur, me giré a mirarlos y venía con Merianne en sus brazos.

— Mamá toto — me puse a reír mirándolos, porque no solo viene Merianne en brazos, viene Toto, y un Toto gigante. Merianne me estiró los brazos, así que me acerqué tomándola.

— Bebé de mami, tienes que haber estado realmente entretenida si no te acordaste de mi en estas casi dos horas — se apoyó en mi pecho — ¿Vamos a calentar tu comida? — acaricié su cabello rubio, huele exquisito.

— Mi madre y Hunk querían hablar contigo — Arthur levantó una ceja — ¿Se puede saber por qué? De Hunk si lo sé, ¿pero mi madre? — se quejó superado — Lo siento si te hicieron pasar un mal rato.

— No tranquilo, solo te estaban defendiendo.

— Pero no corresponde, yo jamás me he involucrado en la relación de Hunk con Louise, y a mi madre le pedí que no se te acercara — sonreí asintiendo — Supongo que querrán disculparse ellos, ahora entiendo porqué no te acercas, te pido disculpas, y no quiero que sientas que mi familia te rechaza o que te quieren lejos, no es así, los demás te querían conocer, hagámoslo por Merianne — asentí más feliz y más tranquila. Sonó el timbre — Yo iré — Arthur bajo rápido, Merianne me miró sonriendo al ver a Arthur moverse rápido, le cerré un ojo y ambos bajamos las escaleras — ¿Sucedió algo? ¿Hunk te dijo que estaba aquí? — es Erika, Erika me miró.

— Ekkk — dijo feliz Merianne apuntándola.

— Erika es mi mejor amiga — le dije a Arthur, Arthur me miró confundido, pero asintiendo al final — Luego te lo explicaré todo — volvió a asentir, miré a Erika, se acercó enseguida abrazándome con Merianne.

— Perdóname por favor, es que estaba demasiado enojada, me dolió que me ocultaras algo así, estuviste dos meses ahí trabajando todos los días y nunca me dijiste que Arthur era ese hombre —  me puse roja y miré a Arthur, se hizo el desentendido y se sentó en el sofá.

— Papá Toto — Arthur se puso de pie enseguida con el peluche en su mano y me quitó a Merianne de los brazos.

— Acompáñame a la cocina a calentarle la comida a Merianne — le dije a Erika y me siguió, Erika me abrazó otra vez y me puse a reír.

— Quiero que sepas que estaré aquí.

— Espero que eso incluya al trabajo, Catalina volverá a la empresa, para que reconsideres tu renuncia — ambas miramos a Arthur, miré a Erika.

— ¡¿Qué?! ¡Renunciaste! — dije enojada.

— Pero es que ya no podía con la culpa, yo te arrastré ahí diciendo "Mira es el trabajo perfecto para una mamá como tu" y te arrastre al infierno — Arthur miró ofendido a Erika — ¿Qué? Es la verdad, ¿Acaso miento? Cada vez que pedías que Catalina hiciera algo que lo involucrara a usted, pensé que era porque veía potencial en mi amiga y la quería cerca para ofrecerle algún mejor puesto, por la confianza, pero no, lo único que hacía era humillarla.

— Ya Erika, ya está — intenté frenarla.

— No, sabes que, no está — dijo enojada caminando hacia Arthur — Todos critican a Catalina por lo que le hizo, le mintió, dos veces, son muchas, lo entiendo, pero para mi usted es el culpable de todo, si supiera por todo lo que tuvo que pasar Catalina porque el idiota que la dejó embarazada lo único que le ofreció fue un cheque y listo, es fácil deshacerse de los problemas así, con dinero y ahora usted quería hablar, después de más de un año quería hablar, pero claro ahora es Catalina quién no quiso hablar y la despiden, se deshacen del problema así de fácil, pero cuando Catalina se arrastró semanas buscándolo, para hablar, contarle que quedó embarazada, no la escuchó, pero claro de eso no se acuerda — sentí que se me cortó la respiración mirando a Erika, Erika me miró triste — Lo siento — negué de forma tierna.

— No tranquila, gracias por haber venido, pensé que nunca se te pasaría el enojo conmigo — se llevó las manos a su cabeza, tomó su bolso y caminó a la puerta.

— Luego hablamos — le asentí y salió cerrando la puerta.

— ¿Crees que Erika tiene razón?

— Creo que ambos cometimos errores, pero de todas formas te oculté una hija, eso no se justifica — asintió triste.

— Pero en estas horas he pensado que si te hubieses sentido en una zona segura, protegida, me lo hubieses contado — negué triste.

— Nunca nadie en vida me había cuidado como tú lo hiciste, todas las decisiones malas que he tomado solo las he tomado pensando en que estaba haciendo lo mejor para cuidarte a ti — me miró triste y miró a Merianne, le dio un beso fuerte y Merianne se asustó riendo nerviosa, sonreí mirándolos, siempre quise verlos juntos, son iguales — En la noche me gustaría hablar contigo — asintió — ¿Qué tienes ganas de comer? Para cocinar algo — me puse a calentar la comida de Merianne.

— ¿No quieres que pida a domicilio? Para que no te tardes en ordenar tus cosas.

— Bueno.

— ¿Qué quieres comer?

— Si te soy sincera, me comería todo, tengo un apetito enorme porque no recuerdo haber comido ayer, creo que solo desayuné y luego tomé leche — al final me quedé callada pensando, no he comido casi nada estos días, por eso mamá estaba tan enojada conmigo, ojalá no se me corte la leche — Merianne podría hablar y decir si le está saliendo leche o no — Arthur me miró confundido.

— ¿Qué estás hablando? — me puse a reír.

— Nada, olvídalo — terminé de calentar la comida de Merianne y la serví en su plato favorito — Listo papá Arthur, estás preparado para tu primera comida.

— Nací para esto — dijo seguro y sonreí con nostalgia, el sueño de Arthur siempre fue formar una familia y ser papá.

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