Nuestro lugar favorito CA...

Von Alexia_5H

5K 586 258

Lauren era una mujer diferente al resto, al menos para su época, dispuesta a ir en contra de las reglas con t... Mehr

Sinopsis
#Capitulo 1: Atracción
#Capitulo 2: Conocerte
#Capitulo 3: Lugar favorito
#Capitulo 5: Amor
#Capitulo 6: Desvelo
#Capitulo 7: Pequeña sorpresa
#Capitulo 8: Fugitiva
#Capitulo 9: Nuestro secreto
#Capitulo 10: Inicio
#Capitulo 11: La fiesta
#Capitulo 12: El jardín
#Capitulo 13: Un baile
#Capitulo 14: Nuestro lugar favorito
#Capitulo 15: Consejo de vida
#Capitulo 16: Visita inesperada
#Capitulo 17: ¿Celos?
#Capitulo 18: La primera nota
#Capitulo 19: Una noche estrellada
#Capitulo 20: Una tarde en el agua
#Capitulo 21: Teatro
#Capitulo 22: Primer beso
#Capitulo 23: Miedo
#Capitulo 24: Iglesia
#Capitulo 25: Discusión
#Capitulo 26: Dulce cercanía
#Capitulo 27: Vestido de novia
#Capitulo 28: El paraíso
#Capitulo 29: Sorpresa

#Capitulo 4: Un nuevo día

159 21 6
Von Alexia_5H


—Hacer lo incorrecto no siempre es malo —respondí sintiendo como la presión de su mano en mi brazo se aflojaba.

—Su forma de pensar es muy diferente a la mía.

—¿En qué?

—Usted hace lo que quiere pero yo no puedo...muy pronto me casaré —por un momento vi como sus ojos se tornaban tristes pero rápidamente lo disimuló apartando la mirada—. En dos meses.

—Entonces tenemos dos meses para lograr que su pensamiento cambie —murmuré captando su atención—¿Le puedo pedir un favor,Camila?

—Depende de lo que sea.

—Cuando esté conmigo, ¿Podría ser Usted misma? —me atreví a llevar mi mano a su cintura provocando que su cuerpo se tensara. No sabía si eso era bueno o malo, pero tendría que descubrirlo—. No quiero que se prohíba de hacer algo solo porque el resto piense que no es correcto.

—No le prometo nada —susurró soltando mi brazo, lo cual me sorprendió, para luego llevarlo a mi hombro—. Solo sé que Usted me da la valentía para hacer cosas que creía imposibles en mi vida y eso que apenas la conozco —se rió.

—Eso si es bueno —sonreí acercándome más a ella. No quería incomodarla pero no podía evitar querer estar cada vez más cerca de su cuerpo. Como si fuese un imán.

Estuvimos en el agua solo unos minutos más porque no queríamos que se nos hiciera tarde de camino a Casa. Al igual que como entramos, salimos. Camila volvió a aferrarse a mi brazo y ya podía notar las marcas rojas de sus dedos en mi piel.

—Perdón por eso —susurró avergonzada al verlo.

—Está perdonada —respondí con una sonrisa, desde que la vi no había podido dejar de hacerlo—¿Le puedo hacer una pregunta? —me senté en el pasto para comenzar atar mis zapatos.

—Usted hace preguntas muy rara,Lauren—susurró con una sonrisa mientras subía el cierre de su vestido.

—¿Eso es un sí? —le sonreí.

—Puede ser —asintió, mientras apartaba el cabello de su rostro.

—¿Para la próxima vendremos a caballo?

—¿Qué le hace pensar que habrá una próxima vez? —me miró cruzando sus brazos.

—Me quedaré aquí mucho tiempo —me levanté—. Está más que claro que habrá una próxima vez Señorita —sonreí al ver que ella también lo hacia.

—Le dije que no se andar a Caballo —susurró con una mirada juguetona antes de darse media vuelta y comenzar a caminar, dejándome con una sonrisa estúpida en el rostro.

Rápidamente me apresuré para seguir su paso. Creo que eso sería costumbre de ahora en adelante.

—Le dije que le enseñaría.

—Ver para creer, Jauregui—dijo risueña. Su voz me volvía loca.

—¿Acaso no cree lo que le digo? —acomode mi sombrero. El sol aún estaba fuerte.

—Le creo —me miró de reojo—pero no sé si sea una buena maestra.

—Lo soy —respondí de inmediato—Mañana mismo comenzaremos nuestra primera clase.

—Mañana comenzaremos entonces.

Ya era de noche y aún no había logrado conciliar el sueño, y sabía muy bien por qué. Los recuerdos de lo vivido en la tarde invadían mi mente provocando sonrisas fugaces llenas de amor. Camila me gustaba, logró cautivarme desde el primer momento en que la vi. Nunca antes me había ocurrido algo así. ¿Será amor a primera vista? ¿Debería permitirme sentir lo que siento por ella?. Lo más probable es que no pero sabía que no podría contenerlo, ni mucho menos evitarlo. Su belleza era innegable pero su forma de ser habían logrado captar por completo mi atención y eso era un arma de doble filo. Estaba prohibida —de todas las formas posibles —pero eso no impedirían que lo intentara.

Me obligué cerrar los ojos e intentar dormir y para mi sorpresa funcionó.

Eran las siete de la mañana y no había encontrado a nadie despierto aún. Estaba acostumbrada a levantarme temprano para poder ayudar en los establos o en la cocina. Nunca me gustó estar sin hacer nada, necesitaba mantenerme ocupada en algo si no me aburría muchísimo. Eso había sido siempre motivo de discusión con mi Padre, él quería que me comportara como una "Señorita" y que simplemente me encargara de vestir bien y de buscar un buen pretendiente pero esa mierda no iban conmigo y estaba segura que nunca lo sería.

Decidida salí de la casa de los Cabello y apenas lo hice me topé con el empleado que me había traído a estas tierras.

—Buenos días —saludé, sonriendole— ¿Rafael,....verdad?

—Sí, Señorita...Buenos días —respondió extrañada—¿Qué...hace...despierta tan temprano? —preguntó con cautela, como si temiera a mi respuesta.

—A esta hora me suelo levantar —le sonreí mientras me acercaba a él. Simplemente me miró a la defensiva—¿Hay algo en lo que pueda ayudar?

—No, Señorita —negó, sorprendido—Debería estar descansando.

—Ya descansé lo suficiente —me crucé de brazos—. Quiero ayudar en lo que sea, Rafael.

—No es correcto.

—Claro que sí, Hombre —solté una pequeña carcajada al ver lo complicado que se veía—. A ver dime, ¿Qué hacías?

—Vine a buscar agua para llevarle a los caballos.

—Entonces te ayudo. ¿Dónde tienes los baldes?

—Aquí, Señorita —respondió con timidez mientras comenzaba a caminar para llevarme a los baldes. Lo seguí de cerca sin aún entender por qué se extrañaba tanto de que quisiera ayudar, ¿Será que el Señor Cabello se molestaría si me ve haciendo esto?. No lo creo, de todas formas no tendría por qué enojarse.

—¿Haces esto todas las mañanas? —pregunté mientras tomaba dos baldes de madera.

—Sí Señorita.

—¿El establo está muy lejos?

—Un poco —se encogió de hombros—pero no es necesario que me acompañe, con esta ayuda ya es suficiente.

Su voz demostraba agradecimiento y eso me provocó ternura.

—Quiero ir al establo —dije con seguridad—. Además, desde que llegué que he querido saber dónde están los Caballos.

—No están muy lejos —respondió sacando los dos baldes del agua—. Lo bueno es que no anda con tacones—sonrió mirando mis pies.

—No suelo ocupar —dejé los dos baldes con agua a un lado de mis pies.

—Yo tampoco —dijo provocando que ambos riéramos—. Espero que no se lleve un reto por ayudarme Señorita—caminó con los dos baldes de agua para dejarlos en una carreta.

—No te preocupes por eso y de ser así no sería la primera vez —suspiré al dejar los baldes sobre la carreta. Si que estaban pesados. En silencio llenamos los demás que faltaban y con esfuerzo los subimos.

Me ofrecí ayudarlo con la carreta pero no me lo permitió así que en silencio caminé a su lado hasta llegar al Establo. No era muy grande, solo habían cinco caballos en él. Todos eran muy lindos pero el que más llamó mi atención fue uno de pelaje negro.

—Esa es de la Señorita Camila—dijo Rafael mientras llenaba las fuentes con agua para los caballos.

—Es muy linda —acaricié su lomo.

—Y es muy mansa, aunque nunca he visto a la Señorita Camila montar a Caballo.

—No sabe —respondí por inercia—. Me pidió que le enseñara—sonreí al recordar nuestra tarde en la cascada.

—¿Usted sabe, Señorita? —me miró asombrado. Al parecer aquí era muy extraño ver a una mujer que supiera montar a Caballo.

—Claro que sí, me gusta mucho.

La mañana pasó volando. Después de llenar las fuentes con agua acompañe a Rafael a dejar la carretilla con los baldes y después fuimos a alimentar a las gallinas. Las tierras de los Cabello eran extensas pero sólo utilizaban una pequeña parte de ella.

—Debería ir a desayunar, Señorita —dijo Gabriel, uno de los trabajadores encargados de la cosecha de verduras por lo que me había contado Rafael.

—¿A qué hora desayunan ustedes?

—Ya desayunamos —respondió de inmediato—. A las seis de la mañana.

—¿No tienen hambre? —los miré con el ceño fruncido.

—Estamos acostumbrados —respondió Rafael—pero usted debería ir a comer, ya son las diez.

Tenia razón, ya es tarde y me moría de hambre. Me despedí de los trabajadores y a paso lento caminé nuevamente hacia la casa principal. Tenía muchas ganas de pasar mi tarde con Camila y con cada paso las ansias aumentaban. Cuando llegué a la puerta principal me saqué los Zapatos, para no manchar el piso, y los dejé en la entrada así luego poder limpiarlos. Cuando estaba por subir las escaleras escuché la voz del Señor Alejandro.

—¿Dónde estabas muchacha? —me voltee a mirarlo—¿Y por qué andas sin tus zapatos?

—Buenos días —le sonreí—. Estaba en los establos.

—¿Y qué hacías ahí? —preguntó con una pequeña sonrisa. No parecía enojado, eso era bueno.

—Quería ayudar —respondí acercándome—. No me gusta estar sin hacer nada.

—Es bueno saberlo pero ahora ve a ponerte zapatos y a cambiarte ese vestido para que desayunemos. Te estábamos esperando.

—¿La Señorita Camila ya despertó?

—Sí —asintió—estaba preguntando por usted.

Con una sonrisa subí rápidamente a cambiarme de ropa. Me coloqué un vestido amarillo junto a mis zapatos negros. Si por mí fuera jamás usaría un vestido en mi vida pero eso solo desataría una bomba en el pueblo, los rumores corren rápido y no estaba lista para enfrentarme a ello. Menos en un lugar en cual solo estaría de paso.

Bajé las escaleras con entusiasmo. Cuando llegué a la puerta del comedor me detuve para tomar aire, debía controlar mis nervios. Boté el último aliento y abrí las dos enormes puertas de madera para dejar a la vista a la Familia Cabello.

—Buenos días —les sonreí con la mirada fija en la Señorita Camila. Hoy se veía incluso más hermosa que el día anterior. Tenía puesto un vestido Rosado con botones en su torso y su cabello estaba suelto dejando a la vista sus perfectas ondas Castañas—. Perdón por hacerlos esperar.

—Buenos días —respondieron.

—No te preocupes, fueron solo unos minutos—dijo la Señora Sinue restandole importancia.

—Perdón por eso —me senté frente a Camila—. Estaba dando un paseo.

—¿Dónde andabas? —preguntó, con curiosidad, la Señora Cabello.

—En el establo —le sonreí—. Estaba ayudando a llevar el agua. Tiene caballos hermosos, Señor Alejandro —lo miré.

—Muchas gracias —me sonrió.

—No es necesario que hagas esas cosas, Lauren —informó Sinue—. Para eso están los trabajadores.

—Lo sé pero no me molesta ayudar.

Me miró de una forma extraña que no pude entender pero lo dejé pasar.

Estuvimos la mayor parte del desayuno en silencio, excepto en los momentos en que el Señor Alejandro me preguntaba una que otra cosa sobre la economía de mi familia. Era de lo unico que sabía hablar al parecer. Ahora entendía por qué era amigo de mi Padre. Durante el desayuno no podía evitar darle miradas fugaces a Camila, se veía hermosa y no esperaba la hora de poder estar a solas con ella nuevamente para seguir conociéndola.

—Hoy iré al pueblo a comprar un par de vestidos que necesito —informó la Señora Sinue—¿Quieren acompañarme? —nos miró, a Camila y a mí.

—No gracias Señora, la verdad me gustaría recorrer sus tierras.

—Eso está bien, Lauren —asintió con una ligera sonrisa—¿Y tú, Hija?.

—No tengo ganas de salir Madre.

Suspiró dramáticamente.

—Entonces tendré que ir sola.

El desayuno había terminado y el Señor Cabello se había ofrecido acompañar a su esposa al pueblo así que ambos salieron a los minutos después, dejándonos a solas con Camila. Nuevamente a solas. Me sentía nerviosa, no sabía si nuestro acuerdo aun seguía en pie o no.

Muchas cosas cambiaban de la noche a la mañana.

Esperaba que este no fuera el caso.

—Conocí a su Caballo —rompí el silencio provocando que su atención se centrara en mí.

—Es hermosa, ¿Verdad? —me regaló una sonrisa.

—Sí. Se parece a la dueña.

Me arrepentí de inmediato al decir esas palabras. Podía sentir toda mi cara y cuello rojos de la vergüenza. Siempre me había costado mantener mi boca cerrada y en este preciso momento lo odiaba más que nunca.

Carraspeé antes de tomar de mi copa. Camila también se veía un poco avergonzada.

—¿Le parece si comenzamos con las clases? —me levanté de la silla tratando de cambiar de tema.

—Me parece bien —asintió—¿Cree que esta ropa esté bien para poder aprender a cabalgar? —preguntó mirando su vestimenta.

—Claro que sí —asentí con una sonrisa.

En silencio caminamos hacia el establo, en el cual se encontraba Rafael y dos sirvientas las cuales era la primera vez que veía. Camila los saludó con cordialidad a lo cual respondieron de la misma manera pero de todas formas se veían un poco tensos, como si le tuvieran miedo porque apenas llegamos ellos se fueron.

—¿Estuvo aquí toda la mañana? —la oí preguntar mientras se acercaba a su Caballo.

—Sí, me suelo levantar muy temprano.

—¿Y qué hizo?

—Ayudé a traer el agua para los caballos —me acerqué a paso lento—alimenté a las gallinas y conocí un poco de las tierras de su Padre —me detuve frente a ella—¿Por qué?

—No es usual que nuestros invitados hagan esas cosas —respondió en voz baja sin dejar de mirarme.

—¿Le ha molestado Señorita? —susurré con cautela.

—No —negó con una pequeña sonrisa—, al contrario.

—No tengo problemas en ayudar —estiré mi brazo para acariciar el lomo de su caballo—¿Cómo se llama? —la volví a mirar.

—Amor.









COMENTEN Y VOTEN.



Weiterlesen

Das wird dir gefallen

187K 24K 116
𝐅𝐀𝐊𝐄 𝐂𝐇𝐀𝐑𝐌 || 𝙴𝚕 𝚎𝚗𝚌𝚊𝚗𝚝𝚘 𝚎𝚜 𝚎𝚗𝚐𝚊ñ𝚘𝚜𝚘, 𝚢 𝚌𝚘𝚗 𝚜𝚞 𝚋𝚎𝚕𝚕𝚎𝚣𝚊 𝚑𝚊𝚛á 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎 𝚊𝚛𝚛𝚎𝚙𝚒𝚎𝚗𝚝𝚊𝚜. Teen Wolf...
256K 18.1K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
186K 14.8K 38
Lara pensaba que Toni era el amor de su vida, pero dejó de serlo hace mucho, después del primer golpe que recibió por su parte cuando estaba embaraza...
181K 10.2K 17
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...