Destinos entrelazados (omegav...

By Rynleph

22.3K 2.2K 5.4K

Tighnari es un omega nacido de una familia rica y prometido con el alfa más influyente de la ciudad, Alhaitha... More

Introducción
❥ ; 1 - Prometidos
❥ ; 2 - Complicaciones
❥ ; 3 - Maldito destino
❥ ; 4 - Eres mío
❥ ; 5 - Boda
❥ ; 6 - ¿Fue un sueño?
❥ ; 7 - Extraña convivencia
❥ ; 9 - Aletheia
❥ ; 10 - Depresión
❥ ; 11 - Esperaré
❥ ; 12 - Guerra
❥ ; 13 - No huyas del destino
❥ ; 14 - Mas vale tarde
❥ ; Final - Gran familia
SEGUNDA TEMPORADA
❥ ; 16 - Manadas unidas
❥ ; 17 - Yo seré el líder
❥ ; 18 - Marca de Alfa
❥ ; 19 - Tensión
❥ ; 20 - Reptiles
❥ ; 21 - Responsabilidad
❥ ; 22 - ¿Es la guerra?
❥ ; 23 - Yo elijo mi destino
❥ ; 24 - Distancia
❥ ; 25 - Danheng
❥ ; 26 - Me rindo
❥ ; 27 - Dejarse llevar
❥ ; 28 - Reencuentro
❥ ; 29 - Descubrimiento
❥ ; 30 - Nuestro destino
❥ ; 31 - Hasta que la muerte nos separe
❥ ; FINAL - Nuevos comienzos
TERCERA TEMPORADA

❥ ; 8 - De mal en peor

730 86 100
By Rynleph


Tighnari no tardó en cambiarse de ropa y cuando ambos estuvieron listos salieron de la casa. Aquella situación era extraña. Sentía que estaba en una cita, pero a la vez era muy consciente de que no lo era, de que jamás podría serlo. Si Cyno era su destinado, eso quería decir que Alhaitham podría tener otro destinado que no fuera él y quizá si lo encontrase él no se lo pensaba tanto a la hora de dejarlo. Sacudió la cabeza y pensó que eso no podría ser posible, Alhaitham era buena persona y le quería a pesar de todo, no iba a dejarlo de la noche a la mañana y menos teniendo crías en común. Acarició su abdomen mientras caminaba y soltó un pequeño suspiro. Era feliz, tenía una vida de ensueño y quería a Alhaitham, pero Cyno provocaba una sensación en su pecho tan cálida y especial que no podía simplemente ignorarla.

—Vamos a por ropa, quiero comprar algo más ancho para cuando tenga más tripa.

De nuevo esa sensación de que era un intruso en la vida de otro se apoderó de Cyno. Estaba ahí, con el chico que tanto le gustaba, e iban a comprar ropa para su embarazo. Trató de no darle vueltas y de pensar en que solo eran amigos, pues en realidad esa era la verdad a pesar de todo. Juntos caminaron hacia la zona comercial y no tardaron en encontrar una tienda de ropa.

—Estoy un poco perdido en esto— admitió Cyno mientras echaba un vistazo alrededor. Todo estaba lleno en su mayoría de omegas, mujeres beta y sus respectivas parejas. Aunque también había niños.

—Yo también, pero no pasa nada, solo tengo que mirar las tallas supongo, aunque probablemente me crezca mucho la tripa con tres crías— dijo el omega, emocionado. —Siempre he querido bebés, estoy seguro de que serán preciosos.

Caminó tirando de la mano de Cyno hasta la zona en la que estaba la ropa de premamá. Había talla por tipo de cuerpo y también por crías. Tighnari miró la zona de "tres crías" y caminó hacia allí. Había hasta ocho. Eran prendas que se adaptaban al cuerpo y luego al tipo de barriga, había ocasiones en las que, a pesar de tener tres, el tamaño era mayor y debía comprar de cuatro, pero empezaría por lo básico y luego iría viendo.

—Toda la ropa es feísima— comentó Tighnari.

—¿Puedo ayudarles en algo?—. Una joven beta se acercó a ellos con una sonrisa dulce. Era una de las dependientas de la tienda y se había percatado de que los dos chicos parecían un poco indecisos.

—Sí, voy a tener tres crías y estoy de un mes, pronto crecerán y no me quedará la ropa— le explicó Tighnari. —Pero no me gustan los estampados que hay...

—Puedo enseñarles algunas prendas más discretas o con colores lisos. Todo es cuestión de probarse y que vea cómo le sienta— dijo la chica amablemente y les guió hasta otra zona cercana. —¿Es vuestro primer embarazo?

Miró a ambos y Cyno comprendió enseguida que había dado por hecho que él era la pareja de Tighnari, lo cual le hizo sonrojarse un poco.

—Oh, no no... yo solo soy un amigo— le dijo algo nervioso y la chica se sorprendió, al parecer había metido la pata.

—Ya veo, está bien— sonrió de nuevo y continuó buscando prendas.

—Mi marido está trabajando— explicó Tighnari. —Alhaitham, seguro que lo conoce, todo el mundo lo conoce.

El omega siguió a la chica mientras hablaba orgulloso de su pareja. De nuevo, un pinchazo en su pecho provocó que mirase a Cyno. Podrían haber fingido ser pareja por una vez, quizá así podían quitarse la espinita. Ambos cruzaron miradas y ese sentimiento de vacío regresó con más fuerza dentro del pecho de Cyno. La mujer sonreía animada mientras hablaba de la suerte que tenía Tighnari de tener un marido como él, tan guapo y amable. En ese momento el beta se sintió completamente invisible, de nuevo supo que jamás podría competir contra eso.

—Puede irse probando esto, a ver qué le parece— dijo la chica y le entregó unas cuantas prendas. —Los probadores están a la derecha.

Tighnari asintió y le indicó a Cyno que lo siguiera. Quería tener una opinión. Se probó la primera prenda, pero aún era pronto y le quedaba ancha en la zona de la barriga. Por suerte había unas pequeñas prótesis para simular el embarazo más avanzado. Se la puso y salió con las primeras prendas. Un peto vaquero y una camiseta.

—¿Me queda bien?

Cyno le observó detenidamente y una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro.

—Estás muy lindo con eso— respondió y sus ojos brillaron levemente.

—Me lo llevaré entonces, me probaré más cosas— dijo sonriente el omega. —Voy a ponerme así de gordo en un tiempo... ¿Estaré lindo así? Seguro que me siento muy cansado.

—Con tres bebés lo raro sería que no estuvieras cansado— dijo el beta y se acercó un poquito más a él. —Creo que estarías lindo incluso con cincuenta kilos más.

—No te pases... Si estuviera obeso sería malo para mi salud— comentó y se acercó para abrazar al beta. —Gracias por estar conmigo, me hace ilusión.

Cyno agachó las orejas y le abrazó un poquito fuerte, pero se dió cuenta de que no resultaba tan fácil hacerlo con la barriga falsa puesta. Esto le hizo sonreír levemente.

—¿Está mal decir que siento envidia de Alhaitham? Creo que no he sido egoísta en toda mi vida... pero reconozco que me encantaría poder estar en su lugar— dijo con sinceridad y suspiró. —Nunca pensé en cómo sería formar una familia hasta ahora...

—Podrás verlos crecer... supongo...— dijo Tighnari y agachó las orejas. Aquello no era ni de lejos lo que el beta quería, pero era lo único que podía ofrecerle por el momento. —La situación es complicada, pero me alegra estar contigo, aunque sea como amigo.

—Creo que aunque no sean mis cachorros estaré feliz de verte con ellos— respondió Cyno y besó la mejilla de Tighnari antes de separarse. —¿Por qué no te pruebas el resto de cosas? No sé si quieres comprar también algún complemento o zapatos cómodos... igual te hace falta para más adelante.

El omega asintió y no dudó en seguir probándose ropa para la ocasión. Pasaron varias horas y su última parada era la favorita de Tighnari; la librería. Estuvo un rato mirando la zona de biología y optó por un par de libros sobre destinados y lo que conlleva eso. Quería saber más y darle una explicación a su extraña vida. Para Alhaitahm compró un par sobre lenguajes antiguos y runas de culturas exóticas, sabía que disfrutaba mucho de ese tipo de cosas.

—¿Te gustaría alguno? Puedo comprarte los libros que quieras— le dijo a Cyno. —Me gusta regalarte cosas, ya lo sabes... Uhm... ¡Oh! Mira, venden cartas de las que te gustan ¿quieres alguna?

Cyno iba a negarse a recibir más regalos pues se sentía un poco mal, pero al ver las cartas sus ojos brillaron como los de un niño emocionado y se acercó para verlas.

—Wow... hay algunas de edición limitada— dijo y su cola se movía rápidamente de un lado a otro. —Pero son caras... no te pediría algo así.

—No entiendo de cartas, dime cual es la mejor y ni se te ocurra mirar el precio— ordenó el omega tras dejar sobre el mostrador los libros. Pesaban bastante. —Venga, he visto lo lindo que te has puesto al verlas, te las compraré todas si no te decides por una.

El beta se sintió un poco culpable, pero incluso en ese momento no podía decirle que no. Se dejó consentir por una vez y señaló una de las cartas que estaba bajo el cristal. El vendedor sonrió y sacó la carta de edición limitada, incluso venía con su propia funda.

—¿Todo junto entonces?— le dijo a Tighnari para saber si iba a pagar por todo.

El chico asintió y sacó su cartera para pagar. Como la última vez, Cyno era quien llevaba todo el peso, pues Tighnari no era conocido por su fuerza ni mucho menos. No tardaron demasiado tiempo en llegar a la casa y el omega agradeció haber ido andando, le gustaba caminar con Cyno, así podía pasar más tiempo con él.

—Es la hora de cenar, Alhaitham debería llegar en un rato, espero que la cocinera esté avisada— dijo Tighnari mientras colocaba sus libros en la estantería de su cuarto, en el que ya no dormía, pero que se había convertido en su estudio. —¿Puedes decirle que prepare algo rápido?

—Claro, yo me encargo— dijo el beta y salió de la habitación, pero antes de llegar a la cocina se topó de frente con una figura alta. Alhaitham, al parecer había vuelto a casa antes de tiempo. —Señor Alhaitham, no le esperábamos tan pronto. ¿Va todo bien?

El alfa asintió con la cabeza, pero no parecía tener muy buena cara. Sus mejillas estaban rojas y tenía un aspecto febril.

—¿Dónde está Tighnari?— cuestionó y cuando alzó la mirada Cyno se percató del brillo peculiar en sus ojos. En dos años no era la primera vez que le había visto así y podía adivinar qué le ocurría. Se tensó un poco.

—Está en su habitación, señor.

Sin decir más, el alfa se alejó de allí y caminó hacia donde su marido le esperaba. Tignari seguía colocando sus libros cuando un olor peculiar provocó que saliera de su ensoñación, miró hacia la puerta y al ver a Alhaitham sonrió y se acercó a él.

—¡Qué pronto has venido! Te compré unos libros— dijo emocionado, pero entonces se dio cuenta de que no tenía muy buena cara y se acercó para acariciar su mejilla. —¿Estás bien? Estás ardiendo...

—Tengo mucho calor...— respondió el alfa y agarró a su chico por la cintura antes de acercarse a su cuello. Necesitaba sentir su aroma e impregnarse de él. Sus feromonas eran fuertes ya de por sí pero en cuanto estuvo en presencia de Tighnari parecían haberse descontrolado por completo, suspiró embobado y le miró a los ojos. Estos brillaban ahora con un intenso tono dorado. Estaba entrando en celo.

El omega se percató enseguida de lo que estaba pasando y aunque quisiera negarse, que no era el caso, no podría. Las feromonas del alfa habían provocado que todo su cuerpo se excitase y comenzase a liberar las suyas propias. Si no estuviera embarazado podría entrar en celo solo con eso.

—Vamos a la habitación, nuestra cama es más grande— le dijo en tono coqueto a Alhaitham y dejó un beso en sus labios. Aún le quedaba algo de cordura. —Te daré lo que necesites, cariño— pronunció cerca de su oído. Sabía que a su marido le gustaba su lado más caliente y no iba a privarse de ello en ese momento. Solo podía pensar en lo excitado que estaba.

Alhaitham no dudó un segundo en agacharse un poco para alzarle en sus brazos, incluso con el embarazo seguía pesando poco para él así que no le costó llevárselo a la habitación. Cerró la puerta con el pie, algo que provocó que diera un ligero portazo pero poco le importaba en ese momento. Le dejó en la cama y se alejó para poder quitarse rápidamente su ropa, algo que agradeció sobre todo por lo caliente que estaba. Sin duda lo estaba, todo su cuerpo ardía como si irradiara calor propio. Se puso entonces sobre Tighnari y comenzó a repartir húmedos besos por su cuello mientras metía las manos bajo su camiseta con la intención de empezar a desnudarle. El menor se dejó hacer ladeando la cabeza para que continuara con ello. Soltó un leve jadeo y se aferró al cabello de su marido.

—M-márcame— le pidió, a sabiendas de que no era posible después de todo. Sin embargo, parecía que siempre que dudaba de su relación llegaba él y lo revolucionaba de nuevo. Tighnari no se entendía a sí mismo, pero no podía negar lo mucho que disfrutaba del sexo con Alhaitham.

El alfa no se lo pensó y mientras aferraba sus fuertes manos a la cintura del omega le mordió. No era la primera vez que lo hacía y no le importaba cuántas veces tuviera que renovar la marca, estaba empeñado en reclamarle a pesar de todo.

—Mío...— susurró con la voz ronca y lamió la zona. Después fue directo a quitarle la camiseta y siguieron sus pantalones.

Se sentía en una nube, estaba algo mareado y se guiaba sobre todo por instintos. Sin embargo, incluso en medio de todo eso, procuraba no ser muy brusco por el embarazo. No paró hasta haber dejado a ambos completamente desnudos y al acariciar con un par de dedos la entrada de su chico pudo comprobar que estaba listo para él.

—Mi omega...—. Alhaitham se humedeció los labios mientras le miraba con deseo, parecía un lobo hambriento y Tighnari era su presa, y no le iba a dejar escapar hasta que estuviera satisfecho.

Tighnari estaba más que listo. La mirada de Alhaitham, su cuerpo, todo, lo tenía bastante mal. Podía oler sus feromonas y el hecho de sentirse tan reclamado por él provocaba que su entrada se humedeciera aún más.

—Tuyo— respondió Tighnari, sin saber cuán engañados estaban ambos. —Estoy listo para ti, mi alfa— le susurró cerca del oído y se abrazó a su cuello. Sabía que el celo iba a hacer que fuera brusco, pero no le importaba, le gustaba así y su embarazo aún era demasiado temprano como para que pudieran correr peligro haciéndolo de ese modo.

No esperaron más, el alfa estaba impaciente y no tardó en alinearse con él antes de entrar de una sola vez en su interior. Gruñó con fuerza y se aferró a los muslos del menor antes de comenzar a moverse rítmicamente. Ambos cuerpos estaban hechos para encajar a la perfección, después de todo ya se conocían y estaban más que acostumbrados. Alhaitham se aferró a la cama con la otra mano y no se cortó, no pensaba con claridad y tampoco le importaba que otros pudieran escucharles. Solo sabía lo mucho que necesitaba a Tighnari.

El omega no podía dejar de gemir mientras lo embestía. Alhaitham era mucho más grande y fuerte que él y le gustaba sentirse pequeño a su lado.

—¡Ah! N-no pares— gimió Tighnari completamente extasiado por el placer que estaba sintiendo. No era la primera vez que lo hacían, pero sí la primera que estaba completamente consciente de ello ya que la época de celo había hecho que todo fuera como una especie de nebulosa. —Mhg... M-más...

Ambos se miraron y Alhaitham agarró las piernas de su chico para ponerlas en sus hombros, así cada vez que entraba en su interior lo hacía más profundo. El alfa estaba bastante ido, era la presencia de su marido lo que lo mantenía en la tierra y escuchar sus gemidos le animaba a seguir. Más, más rápido. La cama chocaba contra la pared con cada embestida y si alguien no se había enterado de lo que estaba pasando en esa habitación seguramente después de eso quedaría más que claro. Era la primera vez que Alhaitham tenía relaciones durante su celo y la sensación le tenía extasiado. El cuerpo de Tighnari se deshacía debajo de él a causa del placer. Se aferraba a las sábanas mientras lo miraba y salivaba más de lo normal. Definitivamente se había olvidado de todo y solo podía pensar en Alhaitam en ese momento, en complacerlo.

—M-Mi alfa...

Alhaitham gruñó con fuerza y pronto sintió como el clímax estaba cerca. No era raro teniendo en cuenta lo acelerado que estaba, había empezado a sentir calor estando en su oficina y trató de resistir para poder terminar el trabajo, pero el hecho de que estaba entrando en celo se hizo más evidente y no pudo aguantar más antes de ir a casa. Necesitaba estar sólo. No, necesitaba a su omega, con el único con quien podría aliviarse. Siguió el ritmo de manera incansable y en cuanto el calor se hizo insoportable besó los labios de Tighnari de manera ansiosa y necesitada. Se corrió por fin y su miembro se ensanchó en la base para formar el nudo como siempre le ocurría, a pesar de que su marido ya estaba embarazado. Tampoco es que pudiera pensar mucho en ese momento.

—¡Ah!— gimió Tighnari en una extraña mezcla entre dolor y placer. —M-mierda...

El omega se corrió en ese instante, quizá fuera un poco fetichista, pero que se hiciera grande en su interior realmente le excitaba. Arañó su espalda con fuerza y se quedó estático. Su entrada palpitaba alrededor del miembro de su marido, pero sabía que debía quedarse así hasta que se aflojara. No tardó en morder su cuello para dejar también una marca en él, al fin y al cabo también quería reclamarlo como suyo. Entre jadeos, Alhaitham apoyó su frente en el hombro adverso y se quedó ahí un rato, sintiendo como sus cuerpos encajaban. Sus brazos temblaban ligeramente y sus músculos estaban completamente tensos, había sido intenso y eso que solo acababan de empezar.

—Te amo...— susurró el mayor y rozó su cuello con la nariz de forma un tanto mimosa.

—Y yo a ti, mi amor— dijo y lo abrazó contra sí. Iba a ser una noche intensa.

Pasaron varias horas y, cuando Alhaitham se quedó dormido, Tighnari aprovechó para ir a comer algo. Tan solo llevaba una bata cubriendo su cuerpo, pues sabía que no iba a tardar mucho en estar desnudo cuando su marido despertara. Por suerte el celo de los alfas duraba menos que el de los omegas, no porque no quisiera complacerlo, sino porque su cuerpo estaba más débil de lo normal a causa del embarazo y no quería forzarlo a sesiones de sexo intenso durante más días.

Apenas podía caminar bien y su cuerpo estaba lleno de marcas, no solo de mordiscos, sino de moratones allí donde las manos de Alhaitham habían agarrado con más fuerza de la cuenta. Encendió la luz de la cocina y, a duras penas, trató de preparar algo para él y para llevarle a su marido, aunque probablemente no quisiera comer hasta que no se le pasara. Él tampoco comió demasiado durante su celo, solo pensaba en tener sexo, en nada más. Sin embargo, no pasó mucho tiempo hasta que se oyeron los pasos de alguien más.

Cyno cruzó la puerta de la cocina y se sorprendió al ver allí a Tighnari. Su expresión era amarga y no pudo disimularlo ni aunque el omega le mirara directamente.

—No sabía que estabas aquí... ¿todo bien?— cuestionó el beta, aunque a juzgar por el aspecto del chico y por todo lo que había estado escuchando, para su desgracia, sabía que sus sospechas de que Alhaitham estaba en celo eran ciertas.

—Sí, todo bien... es que necesito comer por cuatro, ya sabes— respondió nervioso Tighnari. Después de todo sentía que estaba engañando a Cyno aunque su pareja real fuera Alhaitham. Sintió cómo su pecho dolía y sus ojos se cristalizaban. Le gustaba estar con su marido, pero ver a Cyno le revolvía por dentro. —No entiendo por qué el celo de Alhaitham no llegó con el mío, pero el celo de los alfas dura menos. Debería decirle a alguien de su trabajo que mañana no podrá ir.

—Ya me he encargado de eso... no te preocupes— dijo Cyno y se acercó antes de que siguiera intentando preparar lo que fuera que estuviera haciendo. Sacó de la nevera un pastel de carne y, sin preguntarle, cortó un pedazo y lo puso en un plato para calentarlo en el microondas. —También le pedí a la cocinera que preparara algo igualmente, supuse que tendríais hambre después de... eso.

—Gracias...— contestó con las orejas agachadas y se sentó en uno de los taburetes. —¿Sabes cuándo volverá Kaveh? Siento que necesito hablar con otro omega...

—No... No nos dijo nada, solo que se iba unos días— respondió el beta mientras recogía todo lo que había sacado. Cuando el microondas pitó para indicar que la comida estaba caliente, se acercó y sacó con cuidado el plato. Se lo entregó a Tighnari junto con un cuchillo y un tenedor, era inevitable para él querer cuidarle aunque su pecho siguiera doliendo demasiado. —Puedo llamarle mañana y preguntar si quieres.

—No hace falta, querrá estar con sus amigos—. Tighnari tomó el tenedor y miró a Cyno, sabía que debía de estarlo pasando mal. —¿Estás bien?

Cyno alzó la mirada e inevitablemente sus ojos repararon en todas las marcas que tenía la piel de Tighnari, y eso era sólo la parte que podía ver. Pensar en ello hizo que le hirviera la sangre de celos y tuvo que apartar la mirada mientras tensaba su mandíbula.

—Supongo que por mucho que me haya hecho a la idea es inevitable que duela... pero no te preocupes por mí, de verdad.

—Claro que me preocupo, me importas mucho— le dijo Tighnari y colocó las manos sobre la encimera. —Una pregunta, cuando lo hicimos tú... me... a ver creo que eso solo pueden hacerlo los alfas ¿verdad?

Cyno alzó la mirada nuevamente y se acercó un poco más a la encimera que les separaba y sobre la cual Tighnari estaba comiendo.

—¿A qué te refieres?— cuestionó frunciendo ligeramente el ceño, sin comprender lo que estaba tratando de decirle.

—A... hacerte grande.

—¿Hacerme... grande?— repitió Cyno aún más confuso que antes. Se quedó unos segundos dándole vueltas, pensando en qué era a lo que se estaba refiriendo exactamente, entonces la idea se le iluminó como una bombilla y comprenderlo le hizo sonrojarse. —Oh, ¿el nudo? Eso... solo lo tienen los alfas, Nari. No sé si te referías a eso o me estoy liando yo.

—No llegué a la parte de mi libro en la que hablan de los beta, en general no hablan mucho de los beta y sí, me refería a eso—. Por alguna razón se imaginó a Cyno reclamándolo de ese modo y se sonrojó. —Ehm... solo era curiosidad. No recuerdo lo que pasó.

Cyno carraspeó un tanto nervioso por aquella repentina conversación y cruzó sus brazos sobre el pecho. En el fondo le daba un poco de vergüenza y no porque se arrepintiera, en absoluto, sino porque se sentía demasiado soso en comparación de lo que podría ser Alhaitham.

—Si lo deseas, puedo hablarte sobre los beta... y ya de paso puedes preguntar lo que quieras sobre esa noche. Creo que es lo justo— dijo en un tono más bajo por si alguien escuchaba.

—Sí, pero ahora debería comer rápido... Por lo que he leído los alfas en celo dan miedo— bromeó y tomó un poco del pastel de carne para llevárselo a la boca. Estaba muy rico y agradecía que le hubiera guardado algo. —¿Qué haces despierto tan tarde? Deberías estar descansando...

—No podía dormir— admitió y, ya que estaba, decidió sentarse a su lado para hacerle compañía mientras terminaba de comer. —Ya sé que no es asunto mío, pero... ¿Seguro que es bueno que sea tan brusco? Ya sabes... por el embarazo.

—Aún no está muy avanzado y... m-me gusta así— confesó sonrojándose en el proceso. —Durante mi celo apenas pude disfrutar como tal del sexo, supongo. Tú... aparte de... eso... ¿lo hiciste con alguien?

Cyno apartó la mirada y negó con la cabeza. Como ya le dijo aquella vez en la cena, se había pasado toda la vida centrado en su formación y después en su trabajo. Aunque dolía saber que el chico al que se había entregado no era suyo, nunca se arrepentiría de que su primera vez fuera con Tighnari.

—Tuve una novia en el instituto, se llamaba Nilou. Pero nunca hicimos nada de eso y en cuanto supe que era un beta me volví invisible para todo el mundo— dijo con amargura mientras jugueteaba con algo que había encontrado sobre la mesa. —Ella empezó a salir con una alfa, creo que la conoces. Dehya y yo fuimos juntos a clase.

—Para mí no eres invisible, quizá hubieras sido más fácil si lo fueras, pero me importa mucho como estés— llevó una de sus manos a las de Cyno. —Conozco a Dehya, Alhaitham y ella se llevan muy bien, pero no pienses que esa chica te cambió, no se merecía a un chico tan lindo como tú—. Entonces sintió una leve perturbación y su olfato captó el olor del alfa, probablemente o se hubiera despertado o sus hormonas estaban otra vez alteradas. —Debería volver, me llevaré la comida por si Alhaitham quiere. Gracias por charlar conmigo y... si no puedes dormir intenta tomar algo, no deberías estar sin dormir, es malo para tu salud.

—Claro... no te preocupes. Estaré bien— le sonrió de la forma más sincera que pudo y se levantó de allí el primero. Sacó una botella de agua de la nevera y echó un último vistazo atrás antes de irse. —Buenas noches, Nari...

—Buenas noches...

Kaveh regresó cuando hubo pasado una semana. No habían sabido nada de él prácticamente desde que se fue, pero cumplió su promesa y volvió, pero no lo hizo solo. Gorou quería quedar con Itto así que lo acompañó hasta la casa y luego se fue con el alfa. El rubio tocó el timbre. Llevaba un par de maletas, pues le había dicho a Tighnari que no se iría hasta que finalizara el embarazo. Sí, le estaba haciendo favores al esposo de su destinado. Como de costumbre, Cyno abrió la puerta y esta vez, al ver allí al rubio, una gran sonrisa apareció en su rostro.

—Ya pensábamos que nos habías abandonado— bromeó el guardaespaldas y su cola comenzó a moverse felizmente. Después de todo se alegraba de verle. —Pasa, te ayudo con las maletas. Tighnari está en su estudio y seguro que también se alegra de verte.

—Lo siento, es que estar en presencia de Alhaitham me hizo entrar en celo— confesó rascándose por detrás de las orejas. —No iba a dejaros tirados, os lo prometí y aquí estoy. ¿Todo bien en el paraíso?

Cyno se mostró sorprendido y de pronto comenzó a atar cabos en su cabeza. Ahora entendía algunas cosas, como el hecho de que Alhaitham entrara en celo de pronto.

—Pues... creo que vivir juntos os ha afectado a ambos. Alhaitham entró en celo justo después de que te fuiste— comentó el beta mientras pasaban al interior de la casa. —Tenía ganas de hablar contigo de algo, es sobre ese tema.

—Oh, claro, vamos a mi cuarto y hablemos. Siento no haber estado contigo mientras esos dos, bueno, hacían cosas— dijo él omega con las orejas agachadas.

Entonces los dos se adentraron en la casa sin molestar a Tighnari. Kaveh dejó sus maletas a un lado y se sentó en la cama del cuarto que le habían asignado. Le gustaba hablar con Cyno, pues le entendía mejor que él mismo. Cyno no se sentó, estaba algo inquieto y no sabía exactamente cómo abordar el tema sin parecer ridículo. Ni él mismo se creía que fuera del todo posible.

—Hay algo que no te he contado... sobre mí y Tighnari— comenzó a hablar. —Verás... desde que le conocí, por primera vez en mi vida he podido captar su olor, sus feromonas... y es raro porque él dice que también capta mi aroma. Soy un beta, siempre lo he sido. Y... Tighnari está investigando porque sospecha que podríamos ser destinados. Sé lo raro que suena, pero... no puedo explicar como me siento cuando estoy cerca de él y sé que él se siente igual. Al parecer Alhaitham no ha podido marcarle de forma permanente y creo que eso no es solo culpa vuestra y de que vosotros seáis destinados.

Kaveh se quedó pensativo ante las palabras que acababa de escuchar. Era bastante curioso que pudiera captar su olor y estaba claro que podían ser destinados.

—En mi manada hay un alfa y un beta, son destinados, pero son aún muy pequeños, siempre han sido amigos... el alfa me recuerda a ti, es lindo— dijo con una leve sonrisa. —Puede pasar, los beta no solo se destinan entre ellos, no es común, pero puede pasar, más aún si podéis captar vuestros olores. La situación es más complicada de lo que pensaba.

Cyno no se esperaba aquello y comenzó a tener sentimientos encontrados. Kaveh tenía razón, era una situación bastante complicada pero el omega no imaginaba hasta qué punto. Pensó que sería bueno ser completamente sincero con él.

—Kaveh... hay algo más— dijo nervioso y se acercó un poco más a él. —Nos acostamos, la... la noche de la boda, Tighnari entró en celo y se que no es excusa pero simplemente no fui capaz de alejarme de él. Pasó una vez, pero pasó.

—¡Cyno! ¿SABES LO QUE SIGNIFICA ESO?— Kaveh se levantó de la cama de forma abrupta. —Los bebés de Tighnari podrían ser tuyos si eres su destinado, Cyno...

El corazón de Cyno comenzó a latir con rapidez y sintió como palideció de pronto. No lo había pensado, pero si eso era verdad no quería ni imaginar la reacción de Alhaitham.

—Pero solo fue una vez y... soy un beta, es poco probable. ¿No? Alhaitham es un alfa dominante y seguramente lo hicieron muchas más veces—. Tragó saliva. Por lo poco que sabía sobre el tema, tenía pocas probabilidades de engendrar si competía con un alfa dominante.

—Pero si eres su destinado su genética y la tuya son más compatibles. Supongo que aún falta para ver lo que puede suceder... Normalmente nos apareamos con una sola persona, pero hay casos de omegas que se han quedado embarazados de más de una por haber tenido sexo la misma noche con varios alfas. Sea lo que sea, eso demostraría que eres su destinado, pero... No sé lo que pasará cuando nazcan esos cachorros.

—Que Alhaitham me va a matar— respondió Cyno totalmente convencido de ello y se dejó caer sobre la cama soltando un pesado suspiro. —Lo último que quería era joderle la vida a Tighnari...

—Ey, no te preocupes, estoy aquí, ya se me ocurrirá algo— dijo Kaveh tratando de tranquilizarlo y suspiró. —Es imposible que sepa que los bebés son tuyos, al ser un beta no dejas olor, pero tampoco sería justo que fueras su destinado y tuvieras que ver a tus hijos en manos de otro. Ese matrimonio estaba abocado al fracaso desde el principio...

El beta alzó la mirada con sus orejas agachadas. Ahora la posibilidad de ser padre era más real que nunca y le dolía demasiado no poder disfrutarlo, no poder dormir abrazado a él cada noche, acariciar su vientre y acompañarle a cada cita del médico como haría cualquier padre.

—No sé qué voy a hacer... pero si es verdad y voy a ser padre, no creo poder seguir ocultándolo— dijo bastante afligido.

—Se nos ocurrirá algo, si yo soy el destinado de Alhaitham y tú el de Tighnari, ninguno va a poder seguir luchando contra eso por mucho tiempo... Baizhu tenía razón cuando me dijo que aunque no quisiera un alfa me sentiría incompleto, en ocasiones veo a Tighnari y pienso que ojalá fuera yo... Nunca he querido hijos, ni marido, ni riqueza, pero ahora... No es que lo quiera, es que necesito estar cerca de Alhaitham, incluso cuando traté de alejarme mi instinto me decía que lo buscara, que necesitaba su compañía— suspiró y abrió la maleta para sacar de ahí una chaqueta. —Me la dio cuando estuvo allí, se la pedí mientras estaba en celo y me da vergüenza admitir que la abrazo para dormir... Esto que no salga de aquí, nunca, o te mataré.

Cyno sonrió un tanto divertido por esa amenaza y se levantó de nuevo para acercarse a Kaveh.

—Tranquilo... guardaré tu secreto igual que tú guardas los míos— respondió y posó su mano en el hombro de Kaveh, que era un poco más alto que él. —Supongo que aunque ninguno queramos el instinto acaba tirando de nosotros. Ellos tienen un matrimonio aparentemente perfecto, pero somos la prueba de que no lo es y tarde o temprano van a tener que aceptar que no serán felices, que ninguno lo seremos. Pase lo que pase cuando nazcan los bebés, hablaremos con ellos... si estás de acuerdo.

—Estoy contigo— respondió el rubio. —Pero tenemos que tener en cuenta a los bebés también, esto ya no es solo cosa nuestra y no quiero que los más inocentes sufran por todo lo que está pasando. Ellos no tienen la culpa de esto y estoy seguro de que si no nos hubieran conocido nunca habría sido un matrimonio feliz, en el fondo me siento algo culpable.

Al pensar en esto, Cyno sintió una punzada en su pecho y sus orejas se agacharon de nuevo. Tenía mucha razón, por un momento había sido egoísta y no pensó en lo que supondría para los cachorros crecer en una familia desestructurada. Suspiró.

—Tienes razón... Ni siquiera sé si, en el caso de que sean mis hijos, sería bueno que supieran que yo soy su padre— dijo con amargura y se separó de él. De pronto sus ojos se habían cristalizado. ¿Qué iba a hacer? Con Alhaitham lo tendrían todo, tendrían una buena vida y todo lo que pudieran desear, pero él... no tenía mucho dinero y cuando dejara su trabajo tendría aún menos. ¿Cómo iba a mantener a tres cachorros? —Olvida lo que he dicho, nadie puede saber la verdad. Con suerte ni siquiera soy su destinado y todo esto es un simple error...

—Cyno, no adelantemos acontecimientos, podemos hablarlo cuando llegue el momento o ver si merece la pena hablarlo. Estoy contigo, somos amigos ¿cierto? Mi gran compañero de cartas.

El beta alzó la mirada aún con tristeza y asintió despacio. No tenía nada claro, le dolía demasiado pensar en irse pero parecía incluso peor quedarse. Era horrible querer a una persona y sentir que tu existencia solo le hace infeliz.

—Creo que si no te tuviera a ti me habría vuelto loco hace mucho tiempo, o habría hecho alguna locura...— susurró lo último y suspiró pesadamente. —Gracias...

—Podría decir lo mismo...

Continue Reading

You'll Also Like

292K 19.8K 92
Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.
95.8K 8.8K 100
Katsuki es un hijo de puta Izuku un rollo de canela que puede matarte Shoto una magdalena depresiva que no sabe como llego a una relación con ellos d...
6.6K 566 25
Sanji un niño de 6 años se escapa una tarde de su casa para ir a un parque no muy lejos de ella,el pequeño rubio no se daría cuenta de que la persona...
11.3K 940 6
~Karmagisa~ Somos asesinos, y nuestro objetivo es nuestro profesor. Aunque hoy no, hoy solo debemos disfrutar de la primera fiesta de la clase 3-E