Prohibido Enamorarse

By VictoriaPimentel211

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Aura Miller tenía un plan y un objetivo: romperle el corazón al chico que se burló de su mejor amiga. "Fácil... More

0. Uno de ustedes
1. El pastel de la discordia
2. Estrategia de seducción
3. El que se enamore pierde
4. Rubia sol, morena luna
6. ¿Gusto?
7. La montaña
8. Sueños
9. Motivos
10. Arcoiris
11. El amor duele
12. Los celos matan
13. Leyes de la física y el amor
14. ¿Tenemos una cita?
15. Mala suerte
16. El piso de la discordia
17. Cerrado por mantenimiento
18. Persigo un sueño
19. Quinta enmienda
20. Héroes
21. Cita Express
22. El deseo enloquece
23. Desayuno con el enemigo
24. Odio que no te odio
25. Amor de cine

5. Vía pública

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By VictoriaPimentel211

Trás mi fatídico encuentro con mi queridísimo ángel de la muerte- nótese el sarcasmo-, llegué a una conclusión bastante justa: esto no va a ser nada fácil.

Aren es inteligente, persuasivo y, como si con las dos cualidades anteriores no bastara, lindo. Me atrevo a decir que demasiado. Otra cosa que no deja de sorprenderme es lo mucho que me recuerda a mi misma. En serio, mucho. Nos parecemos tango que incluso me genera cierto temor.

Es cómo verme reflejada en un espejo. Uno emocional, claro, no es cómo si yo midiera un metro ochenta y, en lugar de senos, tuviera testículos.

Si pudiera describirlo a él y todo lo que pasó anoche con una sola palabra sería caos. Caos, desastre, destrucción y cualquier otro sinónimo de esas tres palabras.

El caos es impredecible y absoluto. Una vez que entra en tú vida y te dejas llevar por él, es prácticamente imposible detenerlo. Y a mi no solo me toca detenerlo sino también jugar con él.

-¿En que piensas?- pregunta Daniela al volverse a sentar frente a mí.

Estamos sentadas en el area de la comida del centro comercial. Cada dos domingos tenemos un día de chicas para comprar ropa, chismear y ver alguna película. Hoy, nos cancelaron Mack y Sofi porque tenían que hacer algo respecto a la organización del baile. Si, un domingo.

-¿Como saliste del bar?- suelto la pregunta que lleva rondando mi cabeza desde anoche.

Daniela desvía la mirada y huye de mis ojos cuando vuelvo a buscar conectar con los suyos. Oh, oh, eso en idioma Daniela solo puede significar una cosa.

-¿O con quien?- corrijo.

Se sonroja. Mi mejor amiga no sabe mentir ni un poquito.

-Un chico me ayudó- me explica-. Salimos por la ventana del baño y nos tocó caminar hasta mi casa. Traté de llamarte pero me mandó a buzón. ¿Tú cómo saliste?

Jeje. Puede que no le haya contado todavía que tuve un encuentro con el angel de la muerte.

-¿Y nos has hablado con los chicos?- evado la pregunta-. Sé que Logan y Tyler salieron juntos, pero Ethan no me ha dicho como se fue de allí.

Daniela se muerde el labio como hace cada vez que no quiere decir algo.

-Esta mañana- sigo- hablé con él, y me dió la impresión de que hay algo que no me quiere decir ¿Tu lo sabes?

-No tengo idea- responde inmediatamente-. ¿Cómo saliste del bar?

-Aquí es donde la cosa se pone interesante- digo más para mí que para ella-. Resulta que cuando decidiste abandonarme a mí suerte por un chico lindo, que no te juzgo, tuve la suerte de encontrarme con el angel de la muerte. El me ayudó a salir de ahí.

-¿Quien es el angel de la muerte?

-¡Verdad que te perdiste la mitad de la noche!- exclamo con ironía-. El angel de la muerte es tú queridísimo ex. Mejor conocido como Aren, alias el idiota.

No sé porque tengo la necesidad de recordarle en cada oración el hecho de que me haya dejado sola, pero me sale automático.

¿Te recuerda a alguien?

Oh, si. Yo lo hago todo el tiempo, pero no estamos hablando de mí.

-¿Aren? ¿Mi Aren?

-Ya no es Aren. Y no sé porque te sorprende tanto, sabías que iba a estar ahí y que era cuestión de tiempo para que nos lo encontraramos.

Se queda en silencio como analizando lo que le dije. Es cuestión de tiempo para que estalle y me empiece a pedir detalles de absolutamente todo.

-Okeeeey- dice luego de un rato-. Necesito detalles. Todos los detalles: ¿Que te dijo?, ¿como iba vestido? ¿que hicieron? Sabes que vivo por y para el chisme.

Pongo los ojos en blanco pero al final le suelto la sopa. Le cuento absolutamente todo, desde el momento en el que me defendió del chico en la pista hasta que me llevó a mí casa y le dije que me escribiera por Instagram. Claro que me reservo algunos detalles, como lo que sentí cuando caí a horcajadas sobre su regazo y la electricidad del ambiente entre nosotros cuando él me llevaba a casa.

Le costó cerca de diez minutos procesar toda la información y soltar oraciones un poco coherentes, pero al final logré desvíar el tema hacia el baile y todo lo que teníamos que comprar hoy.

Pasamos cerca de cuatro horas más recorriendo todo el centro comercial en busca de vestidos, accesorios y maquillaje. Le ofrecí a Astra venir con nosotras pero dijo que prefería ir al baile con los trapos de la cocina antes de meterse en una tienda de ropa con Daniela y conmigo.

Que porque yo me pruebo tres veces el mismo vestido y al final compró algo completamente distinto. Lo cual es mentira, me pruebo dos veces el mismo vestido, no tres. A demás, tampoco es para tanto.

Justo ahora vamos en mi auto camino a la casa de mi mejor amiga. El plan inicial era quedarme hasta viendo nuestra película favorita pero recibí una llamada de Abby pidiéndome que fuera a verla y que no podía esperar. Al final tuve que interrumpir mi fin de semana perfecto por una prima a la que apenas conozco.

Familiares, siempre aparecen el momento menos oportuno. Ahora entiendo porque ya no tenemos trato con ellos.

Daniela y yo estamos sumergidas en una conversación super importante y seria sobre la película "Crepúsculo". Más específicamente, sobre quién es mejor.

Es obvio quien esta del lado correcto de la balanza.

-¿En serio te gustan los pálidos chupa sangres?- chillo-. Pensé que tenías mejor gusto.

-No te atrevas a insultar a Edward- dice, apuntándome con su dedo índice como niña pequeña.

-Si la bota le queda.

-Edward es mucho más lindo que Jacob- sentencia-. A parte, no huele a perro remojado.

-Obvio, ni siquiera tiene olor. Está muerto.

-¡No está muerto!- grita -. Es un muerto viviente.

-Esos son los zombies- pongo lo ojos en blanco.

-¿Si?

-Necesito una mejor amiga que no ame a vampiritos constipados y con problemas de atención.

-Y yo a una que no le gusten los lobos desnutridos y faltos de amor propio.

-Estúpida.

-Te odio.

-Me amas y lo sabes.

-Desafortunadamente, sí.

-Y también sabes qué Jacob es diez mil veces mejor que Edward.

-Te estoy empezando a amar menos- sisea. Pero, al mirarla de reojo, la veo contener una sonrisa.

Decido quedarme callada para no echarle más leña al fuego. Se pone muy delicada con este tema. Al menos hasta que mi móvil vibra desde allá atrás anunciando la llegada de un mensaje y Daniela casi se tuerce el cuello por buscarlo.

Puede ser cualquier cosa: un anuncio de ofertas de alguna tienda, o un mensaje del grupo del instituto; pero desde que le conté lo de Aren a Daniela no ha parado de revisar mi teléfono compulsivamente cada cinco minutos.

Cabe destacar que el angel de la muerte me empezó a seguir está mañana, pero no ha dado más señales de vida. Lo cual, aunque no me guste admitirlo, me pone de los nervios. Nadie nunca ha tardado tanto en responder. Nunca.

Daniela sale del hueco entre ambos asientos y me mira con una gran sonrisa en el rostro.

-¡Adivina quién es!

-No lo sé- murmuro-. ¿Batman?

-Estoy hablando en serio- dice con los ojos entrecerrados.

-¡Y yo también!- chillo y ella se cruza de brazos en modo mamá regañona. Suspiro-. ¿Quien es, Daniela?

-El ángel de la muerte.

Detengo el auto en seco y a ella se le borra la sonrisita.

-¿Abriste el chat?- es lo primero que digo.

-Tranquila, bonita, conozco tus reglas.

Un auto pasa junto a nosotras y me suena el claxon como protesta a mi arrebato. Yo, como la persona madura que soy, le doy a mi corneta cinco veces para que vea que no me importa su opinión. La vía es pública, y como tal, yo puedo hacer lo que se me dé la gana en ella. Si quiero detenerme sin avisar en media autopista, lo hago, y punto.

Un día de estos un camión te va a llevar por delante.

-Dame el móvil- ordeno.

-Arranca el coche- dice en el mismo tono

-¿Y si no quiero?

-Pues no te doy el celular- dice tan tranquila.

Otro carro pasa junto a nosotras y yo hago lo mismo que con el anterior. Es que la gente no entiende que hay cosas más importantes.

Pongo los ojos en blanco antes de poner en marcha el auto, no he avanzado ni dos metros cuando vuelve a sonar el móvil anunciando la llegada de otro mensaje. Está vez si lo freno de verdad, con freno de mano y todo.

-¡¿Que coño te pasa?!- grita mi acompañante.

-!Dame el puto móvil!

Daniela me mira como si me hubiera vuelto loca, pero al menos me tira el teléfono como si le quemara. O su vida dependiera de ello, cosa que también es posible.

Hay tres autos tocando la corneta como unos locos desquiciados detrás de mí. Que delicados, no aguantan nada.

Miro de reojo a mi mejor amiga antes de arrancar. Tiene la mandíbula tensa y la vista perdida en la ventana. Otra delicada más.

Lo que me gusta de mi amistad con Daniela, es que nunca se forman silencios incómodos entre nosotras. No importa que tan enojadas estemos, solo no hay incomodidad. Supongo que eso es una verdadera amistad.

Cuando detengo el auto en casa de Dani ella se inclina y me da un abrazo corto que supongo lo hace más por inercia que por cualquier otra cosa.

Eso sí, ambas somos bastante orgullosas.

Antes de volver a poner el auto en marcha decido mirar el celular. Mejor dicho: los dichosos mensajes.

El idiota ya no está en línea, pero sí que me dejó dos mensajes:

Hola
¿Que tal la resaca?

¿En serio es lo mejor que se le puede ocurrir? Ni el chat con mi ex es tan seco.

Bloqueo la pantalla del movil cuando veo que se conecta y decido ignorar el teléfono hasta que llegue a mi casa.

He tenido que conducir casi una hora para llegar a casa de Abby, vive extremadamente lejos de la ciudad. Yo no podría vivir a menos de un kilómetro del centro comercial.

Antes de bajarme del auto me quito el abrigo y me quedo solo con una blusa de tirantes blanca y una falda plisada de color negro. Me acomodo el cabello en el espejo retrovisor y bajo del auto.

La zona me recuerda un poco a la zona residencial donde vivo, solo que aquí hay más distancia de una casa a otra. Supongo que por el tema de que cada casa tiene acceso al lago. A mamá no le gusta nada de nada el frío y por eso nunca se habló de tener una casa en el lago, aunque a mí a mis hermanas nos hubiera encantado para pasar las vacaciones.

Y bueno, el frío es horrible. Te cala los huesos. Eso me pasa por no haberme traído el abrigo, yo siempre de terca.

Troto hasta el pórtico de la casa y todo el timbre desesperadamente. Tampoco es como si hubiera demasiada distancia del auto a la puerta pero ya siento que me estoy congelando. Nueva York es frío, pero joder esta puta zona es la Antártida de los Estados Unidos.

Eso me pasa por no hacerle caso a los noticieros.

Y para colmo de males parece que nadie se digna a abrir la puerta.

Doy media vuelta dispuesta a ir por mi abrigo o buscar algo con lo que tirar la puerta. Lo que encuentre antes de congelarme.

No he avanzado ni dos metros cuando oigo como alguien se aclara la garganta detrás de mí. Vuelvo a dar la vuelta para encarar al extraño y me encuentro con unos ojos grises que me analizan de arriba a abajo como si fuera una rata de laboratorio. El chico en cuestión tiene el cabello color chocolate oscuro y un rostro perfecto, literalmente, ni una sola espinilla o deformidad. Parece pintado por Leonardo Da Vinci.

Es ahí cuando algo hace clic en mi mente y reconozco al chico.

Es el ojos grises de la foto en el Instagram de Abby.

-¿Tu quién eres?- dice con burla.

Una chica congelada, eso soy.

Bueno, que con la forma en que te está mirando yo no tendría tanto calor.

Vale, ya tengo un poco de calor. Pero ese no es el punto.

Mis ojos conectan con los suyos y me quedo perdida en esa tonalidad tan curiosa de grises por más de lo que debería ser normal. En serio, se me olvida hasta la noción del tiempo y que me estoy muriendo de calor.

-¿No me piensas responder?

Oh, cierto. El grosero que deja a una dama congelarse espera una respuesta. Y debería dársela, pero es que quién se concentra con esos ojitos grises encima.

Venga, Aura. Tampoco es tan difícil, solo tienes que darle tu nombre. El nombre que llevas toda una vida pronunciando, el que te dieron tus papás y por el que te conoce todo el mundo.

-Mucho Aura, soy un gusto- son las palabras que escapan de mi boca antes de que me de tiempo a procesarlas.




HOLIII
¿Que les pareció el capítulo?
Yo ameeee.

Creo que Aura está en aprietos. Nuestra reina de corazones se puso nerviosa JJjAJJAJJJAJJAJA.

Esté chico traerá problemas, y no solo a Aura.

Los dejo, feliz fin de semana ❤️

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