Cartas a Lucifer

By MrRadioDemon

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Alastor escribe varias cartas dirigidas al gobernante del infierno, Lucifer. Alastor desaparece un fatídico d... More

Advertencias y aclaraciones antes de iniciar: No lo saltes, es importante.
Carta a Lucifer I
Carta a Lucifer II
Carta a Lucifer III
Carta a Lucifer IV
Carta a Lucifer V
Carta a Lucifer VI
Carta a Lucifer VII
Carta a Lucifer VIII
Carta a Lucifer IX
Carta a Lucifer X
Carta a Lucifer XI
Carta a Lucifer XII
Carta a Lucifer XIII
Carta a Lucifer XIV
Carta a Lucifer XV
Carta a Lucifer XVI
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Carta a Lucifer XXIII
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Carta a Lucifer XXVII
Carta a Lucifer XXVIII
Carta a Lucifer XXIX
Carta a Lucifer XXX
Carta a Lucifer XXXI
Carta a Lucifer XXXII
Carta a Lucifer XXXIII
Carta a Lucifer XXXIV
Carta a Lucifer XXXV
Carta a Lucifer XXXVI
Carta a Lucifer XXXVII
Carta a Lucifer XXXVIII
Carta a Lucifer XXXIX
Carta a Lucifer (alternative Final)
Agradecimientos

Carta para Alastor

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By MrRadioDemon

Amado Alastor The Radio Demon:

Jamas en mi larga existencia me eh arrepentido de mis decisiones, ni siquiera desde mi caida del cielo. Ni siquiera de masacrar a cada uno de mis compatriotas y seguidores que cayeron despues de mí.

Y sin embargo, me atormenta la conclusión de mis actos.

Leer tus cartas solo fue un clavo mas al ataud de hielo perpetuo del que salí hace siglos. A estas alturas ya no importa, ni toda la tortura, ni todos los insultos, ni todo el desprecio.

Siempre te vigilé Alastor, dede tu caida al infierno. Desde que pusiste un pie en el hotel de Charlotte, un pecador hambriento de poder, insaciable y embustero. Tu ascenso al poder sin ayuda externa, valiendote de cada oportunidad presentada y labia propia.

Bien, solo fue cuestión de tiempo para encontrarnos, vernos las caras. No puedo negar tu atractivo o ese retorcido sentido del humor, o ese dulce perfume. Nuestras primeras conversaciones solo fueron una forma de medir tu alcancé y encontrar fugas en esa perfecta máscara de dandi bonachón.

Fue un reto lograr colarme bajo tu piel, cada mirada, cada toque involuntario y palabra cuidadosamente colocada en una situación controlada. Solo para apreciar la nueva grieta en esa mascara sonriente, verte buscar las palabras para una respuesta ingeniosa a grandes velocidades luego de dejarte en blanco.

Y luego me divorcié de Lilith, bajó buenos terminos y te hice esperar la cantidad de tiempo justa para no generar conflictos innecesarios. No tenía tiempo para eso, no cuando finalmente eras una masa de sentimientos totalmente manipulable.

Y solo había penetrado en la armadura, aun había una cota de malla, cuero y relleno que atravesar. No fue sencillo romper la siguiente barrera: el sexo.

Nunca fuiste alguien que gustara de las pasiones carnales, bueno. De cualquier cosa referente de índole sexual, eras un maestro de la manipulación, mentiroso profesional y carismático venenoso. Que no necesitaba del sexo para atraer a sus víctimas, aunque no dudaste en usarlo en unas cuantas ocasiones.

Yo podía ver esas cadenas en tú cuerpo, pesadas y bien sujetas en su sitio. Conteniendo a una bestia mucho mas grande que aquella que ya se a visto destruyendo parte de la ciudad. El hambre voraz insaciable, solo era cuestión de patear con fuerza el avispero.

Debilitar los grilletes e inducirte curiosidad. Se que eres un profesional en este juego de la manipulación.

Pero yo inventé las reglas.

Una noche finalmente coseché los frutos de mi esfuerzo, lo que daria por escucharte gemir mi nombre otra vez.

Tornar tus dias en una constante pesadilla fue mi diversión durante un tiempo, el nivel de intimidad y saber tus mas oscuras fantacias, ayudo a romper la siguiente capa.

Transformar tu orgullo, en sumisión. En algún momento crei que jamás borraría esa sonrisa de orgullo, llegué a pensar que simplemente tu castigó estaba en sonreír todo el tiempo. Aun si tus ojos reflejaban profunda tristeza.

Me detuve un tiempo, soltar un poco la correa y dejarte saborear una falsa felicidad, proponerte matrimonio fue un movimiento más. Los meses siguientes también, la boda y la luna de miel, la realización vino a mí como si un objeto fuera arrojado del cielo.

Y aún así, esa realización no pudo borrar esa sonrisa que se había convertido en mi constante obsesión.

Me vi en la obligación de tomar medidas mas drásticas, aun si suplicabas, aun si pedías piedad de tu alma. Luego de saber la perdida de dos bastardos y llegar al extremo de marcarte como a un objeto más. Me detuve.

Y eso fue un error, porque te dí la oportunidad perfecta para escapar. Aun sin poderes y no había lugar en el Infierno en el que pudieras esconderte.

Te felicito, aun si esta carta no llega a tus manos. Fuiste inteligente y lograste evadir a mis ojos, aprovechaste los puntos ciegos y no podia sentirte. En mi desesperación y acorde a mi papel de esposo preocupado, puse precio a quien me diera indicios de tu paradero.

El secuestro de la perra del rey estaba en todos los canales de noticias y periódicos. Aun si las condiciones climaticas en el Infierno eran desfavorables a propósito para que no pudieras avanzar.

No importaba mas que tenerte de vuelta, aun si eso le costaba la cabeza la cabeza a tres chivos expiatorios. Porque, asi cómo había inventado el secuestro y puesto un precio a cualquier información que pudieran darme, también tenia que asegurarme de eximirme de mis propias culpas.

Vox, Velvet y Valentino. Las tres V, en especial el primero, con quien ya habías tenido roces y disputas por territorio. Pero al final no fue necesario.

Una pecadora bajita y de vestimentas viejas, me dijo donde encontrarte y que una de las Overlords te tenía escondido.

Parecía preocupada, rechazó mi recompensa. ¿Porque lo hizo? No lo sabía. Pero fui a buscarte, grande fue mi sorpresa al verte de nuevo. Ahora entendía porque esa rubia estaba yan asustada.

Estabas en la espera de un bastardo mío.

Trate de hacer las cosas bien, esperaba un descuido tuyo. Pero intentaste escapar otra vez, no contuve mi irá y para cuando recobré el sentido. Eras solo peso muerto en el suelo, aunque tu alma seguía ahí.

Te lleve de vuelta al palacio, me aseguré de traer al mejor medico que el anillo de la pereza podia ofrecer, aumenté las guardias, limite a la servidumbre que te atendía y amenacé a aquellos mas debiles. No podia permitirte tener un poco de control sobre algún ingenuo de nuevo, todo bajo la supuesta paranoia de que alguien activamente quería matarte.

En algún punto me sentí un poco culpable, llevarte regalos era lo único que podia calmar ese sentimiento. Que no duro mucho en mis sistemas, mucho menos cuando comenzaste a comportarte mas sumiso. A este punto estaba confundido, pero algo me quedaba claro.

Estabas planeando algo.

Lo confirme luego de firmar esa sucesión de poder, fue poco a poco. Y luego nombrar heredero universal al bebé, bien. Jugaste bien tus cartas, ahora jugaría las mias. Empezando por arrebatarte lo unico que te queda en este pozo de horrores. El pequeño bastardo que estabas gestando, luego de nacer sería entregado a uno de mis socios.

Yo mismo me encargaría de proveerle la educación y los medios necesarios, moldear a un digno gobernante del infierno. Pero tú no debias saber eso. Tú solo te dejarías caer en el vacío profundo de la depresión, rogando para acabar con la miseria que tu alma cargaba.

Purgando a los empleados del palacio me dí cuenta que uno llevaba una carta, la overlord que te habia ayudado. También encontró la forma de pasar por mi guardia, una orden y esa hierba mala fue cortada de raiz. Y luego la hierba comenzó a morir, desde los diablillos y perros del infierno amigos de esa diablilla que te siguió a todos lados.

¿Ophelié no?, me dió gusto verte tan animado. Solo para descubrir que te habia descubierto. Mis ordenes eran claras, debían llevarte a los calabozos. Podia encargarme de tí personalmente, pero tenía cosas mas importantes que hacer.

Como atender la cumbre en pereza y es que la purga se había adelantado, asi que mande a cambiar las cortinas por unas mas pesadas y gruesas. Cerrar bien puertas y ventanas, apagar las luces. El protocolo de todos los años, el plan inicial era discutir en la cumbre y quedarme con los demas overlords.

Tenía un mal presentimiento, así que en un repentino cambio de planes, ordené conducir al palacio. Nadie cuestionó nada y aunque lo hicieran debía mostrar preocupación por tu estado y debía llevarte conmigo.

Creí que te encontraría en los calabozos, grande fue mi sorpresa al verte calles antes del palacio. Estabas escapando, intenté detenerte. Fuiste mas rapido, me golpeaste directo a la cara y con un par de trucos de salón, desapareciste de mí vista.

Supongo que ya lo sabías...

Lo que sucedió es mi constante pesadilla.

Si tan solo me hubiera encargado yo mismo de la situación, no hubieras escapado y probablemente ahora estarías aquí conmigo.

Pero la realidad es diferente...

Te encontré... Pero ya no estabas, no como quería que estuvieras.

El peso de mis acciones llegó con tanta fuerza que juraría haber caido del cielo de nuevo, ya no veo el sentido de hablarle a una lápida con tu nombre inscrito. Abrumado por los recuerdos, tomé la decisión de escribir esta carta como una especie de descargo de culpa. Pero lo unico que a hecho es hacer que te extrañe mucho más.

No puedo cambiar lo sucedido, Alastor, mucho menos regresar el tiempo e impedir que el orgullo guiará mis acciones.

Hoy eh ido a visitar tus restos, tú lapida tan hermosamente devorada por tus rosas. Las ramas firmemente pegadas al marmol. Me quede unos minutos observándola, había tomado la decisión de que tus restos descansarán en el jardin por el que trabajaste tanto. Una hermosa fuente de tí mismo se cernía sobre la lapida.

"Alastor The Radio Demon"
"Peter S.R"

Y simplemente me rompí, al ver el nombre del pequeño que esperabas con ansias. Y que el capitán y su pareja decidieron nombrar, inscrito en la lápida, se fué contigo, jamas me tomé la molestia de preguntarte como llamarías al bebé. Pero por los estudios que te hice tomar, sabíamos que era un varón.

Recuerdo que en un acto inconsciente, lleve una mano a la cadena de oro en mi cuello. Mis dedos acariciaron el anillo de matrimonio que jamás me viste puesto después de nuestra boda.

El peso de mis actos seran mi final, a pasado tiempo y se que debo dejarte ir, aceptar que ya no volverás y que de nada sirve esperarte. Aún si reproduzco tus transmisiones de radio, llenando inconscientemente el vacío palacio con tu voz.

No puedo seguir aferrado al recuerdo, así como tampoco puedo arrepentirme, solo esperaré pacientemente mí condena eterna en soledad.

—Lucifer Morningstar—


• • •

•Notas del autor al que van a linchar y bien merecido lo tiene:

•40/40 hemos llegado al final, y como el mismo Lucifer. No puedo arrepentirme de lo que eh escrito.

Atte: Mr. Radio Demon

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