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By SebasLoz183

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• Donde JiMin es un fanático religioso y JungKook es el fundador de una iglesia Satánica. ✝ pj; pasivo. jj; a... More

Prólogo.
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By SebasLoz183

Los días habían pasado y para la mala suerte de JiMin no había podido pasar ninguno junto a su amigo, ya extrañaba poder compartir alguna plática con él, pero simplemente aún no podían hacerlo.
En ciertas ocasiones pudo encontrarse a aquel chico pálido, pero al estar ocupado con la iglesia no podía nisiquiera ir a saludarlo, la familia Min nunca iba al templo y eso hacía que el ver a su amigo se hiciera más complicado, en verdad lo echaba de menos.

Soltó un pequeño suspiro mientras miraba sus propios zapatos, sus padres estaban aún dentro del templo mientras él los esperaba fuera de este, levantó su vista hacia la calle y una grande sonrisa se dibujo en sus gruesos labios al ver a la persona que caminaba tranquilamente en la acera del frente.
No tardó mucho en levantarse y cruzar la calle con sumo cuidado, debería de aprovechar esa ocasión.

-Hyung. -le llamo lo suficientemente fuerte como para que pudiera escucharlo, ya que parecía que el pelinegro estaba muy perdido en sus propios pensamientos.

El mayor tardó unos cuantos segundos en voltear, pero finalmente lo hizo, una de sus características y pequeñas sonrisas se llegó a dibujar en sus delgados labios al ver a la persona de la cual hacía unos cuantos días había perdido la comunicación.

-Hey mocoso. -dijo y camino un poco hasta estar frente al menor. -Me da mucho gusto verte otra vez.

-A mi también, he estado muy ocupado estos días y te he echado mucho de menos. -comento el castaño mientras llevaba una de sus manos hasta su nuca.

-¿En serio? Yo igual, me hacía falta ya hablar contigo.-en ese momento el menor no pudo evitar sentir un cálido sentimiento en su pecho, nunca antes había tenido un amigo así. Era la primera vez que alguien se sentía feliz de hablar con él y el poder saberlo le provocaba una gran emoción. -Bueno, y ¿qué haces aquí?

-Yo estos días he estado dando algunas platicas a niños dentro de la iglesia, recién acabo de terminar y ahora solo estaba esperando a que mis padres salieran para ir a casa.

-Ya veo. –sonrió. —Por cierto, iba a preguntarte algo. -murmuro el pelinegro mientras metía una de sus manos a su bolsillo. —Mis padres tenían pensando invitarlos a cenar hoy a nuestra casa, de hecho ellos me pidieron que si te veía te preguntará antes, ya sabes, solo para saber si pueden o no.

-Uhm, nosotros ya no tenemos nada más que hacer hoy, como te dije estaba esperando a que ellos salieran del templo para regresar a casa, así que creo que sí podemos ir.

-Me alegra mucho que sea así, nos veremos más tarde entonces.-el menor asintio suavemente manteniendo su sonrisa.

-Por cierto ¿A dónde vas ahora? -no se contuvo a preguntar.

-Voy a la iglesia. -una expresión de sorpresa se formó en el rostro del rubio al escuchar eso, ya que siempre creyó que la familia Min no frecuentaba tales lugares.

-¿Iglesia? ¿Y por qué no vienes a esta? Todos son muy amables aquí. -comento.

-No, me temo que este tipo de iglesias no son para mi. -el rostro del menor demostró aún más confusión, "este tipo", ¿Acaso era de otra religión? -Bueno, tengo que irme, nos vemos más tarde, JiMin. -se despidió llevando su manos hasta la cabellera del contrario y desacomodo un poco esta, solo así se fue, siguiendo el camino que estaba recorriendo anteriormente.

Se perdió por un largo momento en sus propios pensamientos, hasta que la voz de su padre llamándole hizo que volviera a la realidad.

-JiMin, es hora de irnos. -escucho del otro lado de la acera a lo que rápidamente volteo su vista y asintió para después cruzar la calle de nuevo. -¿Qué estabas haciendo allá? -pregunto el hombre mientras llevaba una de sus manos al hombro del menor.

-YoonGi paso por aquí y quise aprovechar para saludarlo, sabes que no he podido hablar con él estos días. -respondió.

-Si, lo se, no sabes cuanto me alegra que ambos estén llevándose muy bien.

Los padres de JiMin se sentían orgullos al saber que él ya había llegado a tener un amigo, de cierto modo les preocupaba que su hijo no conviviera con ninguna persona de su edad, siempre fue un chico retraído y eso de cierto modo nunca les gusto. Los padres siempre quieren lo mejor para los hijos despues de todo o al menos eso quieren la mayor parte del tiempo.

[...]

Los ojos del rubio estaban mirándo directamente aquel libro entre sus manos, en aquellos momentos del día que tenia libres le gustaba distraerse leyendo algún libros que tenía perfectamente bien acomodados en su repisa. Su atención estaba totalmente puesta en cada una de las palabras que el texto contenía, al menos fue así hasta que suaves golpes sobre la puerta hicieron que cerrará el libro y caminara a abrir, dejándo ver a su madre del otro lado.

—Cariño, acaban de llamarnos los padres de YoonGi, nos invitaron a cenar, así que debes de alistarte. –parecia que si era verdad lo que el pelinegro le había comentado y no se podía sentir más feliz en ese momento, por fin después de ya varios días sin convivir con él lo haría de nuevo.

No tardó mucho en alistarse, la emoción de poder estar con su único y mejor amigo le había ganado, por eso, no tardó tanto en estar completamente listo y sentado en uno de los cómodos sillones de la sala de la casa, esperando a que sus padres estuvieran listos y pudieran ir hasta aquella casa de nuevo.

No paso mucho tiempo para que todos estuvieran listos y fueran a la casa de la familia Min nuevamente.

—Mamá, ¿Sabes si más personas irán a esa cena? –pregunto JiMin, quién estaba ya un poco inquieto por no saber a cuantas personas más habían invitado.

—Segun tengo entendido solo seremos nosotros, así que no te preocupes, cariño. –aquello hizo que el menor se sintiera más tranquilo, no quería que se volviera a repetir lo de la reunión pasada.

El transcurso del camino fue corto, de nuevo estaban ya frente aquella casa de leves colores pastel, un lugar ya conocido para el castaño.
Tocaron la puerta y está vez quién respondió fue el padre de YoonGi, quien felizmente saludo a los señores Park y a su hijo. Solo así los tres entraron a la casa, donde pudieron ver también a la señora Min, solo que el menor se percató de que el pelinegro no se encontraba ahí.

—Disculpen a YoonGi, no ha llegado aún, pero estoy segura que no tarda. –comento aquella mujer con una sonrisa.

—No te preocupes, está bien, si quieres que lo esperemos no hay ningún problema. –hablo el padre de Jimin, a lo que está vez el padre de YoonGi negó suavemente.

—Oh no, no sabemos cuanto vaya a tardar. –comento. —Ya saben cómo son los chicos a esta edad. –dijo al final para después soltar una pequeña risa, la cual acompañaron todos los presentes, a excepción de JiMin.

—Entonces ¿Les gustaría cenar ya o prefieren tomar algo antes?

—Tomar algo no estaría mal, así podríamos esperar a que llegue YoonGi, aún que sea un momento.

—Los invitados mandan. –murmuro el señor Min mientras una sonrisa se formaba en sus labios.

[...]

Habían pasado aproximadamente unos 15 minutos en los cuales una pequeña plática había comenzado entre ambas parejas, mientras que por otro lado se encontraba el menor mirando constantemente hacía la puerta, rogando ver la figura del pálido entrar en algún momento.
Cómo si Dios lo hubiera escuchado vio como la puerta se abría, dejando ver aquella abundante cabellera negra del chico que estaba esperando durante vario tiempo.

—YoonGi, hasta que llegas, cariño. –se escuchó la voz de la señora Min mientras se levantaba del sillón. —Te estábamos esperando para poder cenar todos juntos. –comento.
El chico solo se limitó a asentir mientras llevaba su vista hasta el castaño, quién le regaló una casta sonrisa, la cual no pudo contestar, su mente no se encontraba ahí, seguía pensando en aquellas palabras que hacía unos minutos el cura le había dicho.

—Ahora que ya estamos todos juntos será más amena la reunión. –comento el hombre de oscuros cabellos. —Vayamos a la mesa para disfrutar de la cena, ¿Quieren? –una sonrisa estaba tallada en aquellos finos labios del señor Min, algo que estaba haciendose característico de su personalidad.

Ambas familias caminaron hasta aquel comedor, lugar donde se encontraban todos los utensilios muy bien acomodados, la familia Park tomo asiento mientras que los Min por otro lado acomodaban los alimentos sobre aquella mesa, cuando estuvo todo listo tomaron asiento de la misma manera.

—Todo se ve realmente exquisito. –murmuro la madre de JiMin mientras miraba a la señora Min.

—Gracias, en verdad estuve cocinando por varias horas, quería que todo saliera perfectamente bien. –respondio. —Queremos ser unos buenos anfitriones.

—Lo son, en verdad lo son. –comento el hombre de cabellera castaña.—Bien, provecho a todos. –solo así, la cena comenzó, ambas familias comían con suma tranquilidad, disfrutando de la comida y de aquellos pequeños temas de conversación que se daban en algunas ocasiones, hasta que el sonido del teléfono se hizo presente.

—Yo contesto, ahora vuelvo. –la voz de YoonGi se escuchó, solo así se levantó de su asiento y camino hasta llegar a donde se encontraba aquel teléfono estando lo suficientemente alejado del comedor.
La vista de JiMin había seguido cada uno de los pasos del chico, viendo como se alejaba.
Ese día estaba en verdad extraño, no lo había saludado cuando llegó, ni siquiera respondió a aquella sonrisa que le había dedicado, no lo había tomado en cuenta en ningún momento de aquella cena y eso en verdad le parecía algo muy raro, ¿acaso ya se había aburrido de él?
Estaba completamente perdido en sus propios pensamientos que no se dio cuenta en qué momento su ropa se manchó considerablemente con la comida.

—Oh, cariño. –exclamo la señora Park mientras miraba a su hijo. —Debes de tener más cuidado.

—Yo... Si, lo siento, estaba algo distraído. –murmuro algo avergonzado mirando su ropa ahora sucia.

—No te preocupes, querido, ve al baño y limpia un poco tu ropa anda. –el menor asintio y se levantó de su lugar, para después de recibir indicaciones caminar hasta el baño más cercano.

En cuanto llego a este miro su ropa, en verdad estaba manchada, se sentía torpe en ese momento, ¿Cómo había podido ser tan descuidado? Solo un par de minutos después aquella gran mancha había reducido un poco, por lo que se dispuso a volver hasta el comedor con sus padres y los señores Min, pero la voz de YoonGi hizo que se detuviera, podía escuchar como si estuviera tratando de convencer a una persona, su voz se escuchaba realmente preocupada y esto de cierto modo le inquieto.

—Joder, es muy poco tiempo, no puedo. –escucho de algún lugar cercano. —Lo siento sacerdote, pero yo no quiero ser el próximo, no quiero morir, no aún. –JiMin ahogo un pequeño grito, ¿Morir? ¿Por qué? ¿Qué clase de sacerdote querría que alguien muriera? ¿Y por que motivo harían algo así? Había muchas preguntas dentro de la cabeza del menor , preguntas que quería responder en ese momento.

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