CAPÍTULO 37
VICTORIA JONES
FINAL
—¿Podrías pasarme la sal, por favor amor? —me pregunta Alex, por más que le he pedido que no me llame de esta manera, aun insiste. En el día de hoy Malka le ha pedido que me cuide ya que por cuestiones de su bebé ella no podrá hacerlo. Alexander se ha encargado de hacer todas las labores del hogar en el día de hoy. Ha preparado un delicioso estofado de carne, ya que he empezado con mis primeros antojos. Las ojeras se me han ido quitando de poco a poco, aunque anoche lloré de nuevo hasta quedarme dormida. Siento algo de pena por Alex, después de haber escapado de Mijail hace siete años, no fui capaz de tener una relación con él por mis traumas y ahora no podré por mis sentimientos hacia mi amado Mijail, aunque él ya no se encuentre aquí, no creo poder tener una relación con alguien más.
Juego con la comida, porque realmente no tengo nada de apetito. Estoy tomando los suplementos mandados por la doctora que contrato Alex, ya que, según él, ella es de confianza y es la que desea que lleve mi embarazo. Llevo un bocado de carne a mi boca, debido a que, en mi situación, debo de pensar más en mi pequeño Mijail que crece dentro de mí, que en mi misma.
—¿En qué piensas? —Alex espeta, sacándome de mis pensamientos.
—En Mijail...
—Creo que debes de pasar esa página, Vicky—lo miro, molesta.
—¡Nunca! —le grito.
—¿Qué has pensado de la propuesta que te hice? —frunzo las cejas tratando de recordar de que habla. Chasqueo la lengua al recordar su propuesta de irme a vivir con él.
—Te vuelvo a decir que no, Alex y es mi última palabra.
—Pero...—le hago una seña para que no continúe.
Estaba lavando los trastes, cuando recibí una llamada algo extraña de Pedro que me ha dejado algo inquieta. Busco en mi nochero la primera ecografía que le han hecho a mi bebé. Una lagrima traicionera sale de mis ojos. Extraño tanto a Mijail.
—Amor—hablo tocándome el estómago—tu papi, me amó mucho, él hubiese sido el hombre más feliz de la tierra si, tan solo se hubiese enterado de tu existencia. Papi te protegerá desde el cielo y yo te amaré tanto, tanto, tanto por los dos—la puerta principal de mi pequeño apartamento suena, anunciando que alguien ha venido. Alex está distraído contestando el teléfono y me apresuro abrir.
—Ya voy, ya voy—grito cuando los toques suenan insistentes. Abro la puerta y siento como si mi alma se fuese a salir de mi cuerpo. Lo miro más de la cuenta, esto no puede ser posible. Si esto es un sueño, no me quiero despertar nunca. Me pellizco para salir de mi trance. Las palabras no salen de mi boca, Mijail el hombre de mi vida está vivo. Esta delante de mí, tan él, tan único. Su aroma varonil se apodera de mis fosas nasales. Tiene moretones en su rostro y me asusto inmediatamente.
—Mijail...—articulo con dificultad palabras. Alexander se apresura hacia mí y su mano la posiciona en mi cadera.
—Victoria...—habla Mijail y su mirada se centra en la mano de Alex. Frunce el ceño con violencia.
—¡Mierda! —grita Alex al verlo.
—¡Quita tus asquerosas manos, de mi mujer! —responde después de unos segundos Mijail, empujando a Alex.
Comienzo a llorar, esto es realmente un milagro—Amor...—me tiro en los brazos de Mijail—Dios, Dios, esto es un jodido milagro—lo comienzo a besar en todo su rostro—Dios—lloro sin cesar.
—Cálmate cielo, maldita sea Victoria, te extrañé tanto. Perdóname por hacerte sufrir mi pedazo de cielo, te juro, te prometo que jamás pasaremos por algo parecido. Joder Vicky tengo tanto que decirte—me abraza fuertemente.
Alex toma sus cosas y se acerca a Mijail—Al parecer estoy destinado al fracaso con Victoria—lo miro con tristeza—Estoy feliz de que estés de Vuelta, Victoria sufrió mucho durante este mes y ahora si podrán ser una familia de verdad, lamento todo lo causado y quiero que sepas que Victoria se comportó como la dama que es...tienes el mejor regalo de todos, así que cabrón cuídala porque muchos como yo, queremos una mujer así.
—Gracias, por cuidar mi coño hermano, pero, te vuelvo a repetir que Victoria es mía y ella solo me puede amar a mi—Mijail abraza a Alex y ríe. Ruedo los ojos, ni en una situación así, Mijail deja de ser posesivo.
Como era de esperarse, no había pasado ni una hora de la llegada de Mijail y mi apartamento estaba lleno de todos nuestros familiares y amigos. Mijail me ha informado que el día de mañana nos mudaremos a nuestra nueva propiedad. No le he dicho a mi prometido sobre la llegada de nuestro bebé y les he pedido a todos que guarden silencio y esperen a que yo misma le diga.
Mi madre no ha parado de abrazar a Mijail, Pedro le ha estado haciendo bromas desde que llegó con él y Ethan es el más feliz de todos.
Mijail, nos ha presentado a su nuevo amigo Freddy, quien fue el que lo ayudo en todo con su accidente. Freddy fue muy bien recibido y ya lo consideramos como alguien de la familia. Mijail le ha pedido a Fred que se venga a vivir con nosotros y aunque al principio se negó, ya conocerán a Mijail y no aceptó un no como respuesta y el pobre de Fred, terminó aceptando la propuesta.
Mijail nos ha relatado todo lo que vivió, como vio morir a Gilberto y el pequeño accidente que tuvo donde murió Elaine. Al menos ahora si tendremos paz.
Le he solicitado a mi doctora de cabecera un favor especial. Le he llamado para que me agende una cita el día de mañana a primera hora. Quiero darle cuanto antes la noticia de nuestro bebé a Mijail. Las secciones con la psicóloga han culminado. Durante todo mi proceso con ella, me ayudo a superar todo lo relacionado al principio de mi relación con Mijail. Me ayudó a cerrar ese ciclo y así poder seguir adelante.
—Sabes algo cariño—Mijail llama mi atención. Nos encontramos acostados en forma de cuchara en mi cama de una pieza—Mi amor por ti, es demasiado grande que no cabe en mi pecho. Sabes que no me he cansado de pedirte perdón y creo que jamás me cansaré. Te agradezco por seguir a mi lado a pesar de tanta mierda y a pesar de que soy un jodido monstruo. Sé que soy un celoso posesivo, pero, eso jamás cambiará. Te amo más allá del amor, más allá de todo y de ahora en adelante empezaremos una nueva vida. He renunciado por completo al narcotráfico. Quiero empezar una nueva historia contigo. Estoy hasta el cuello por ti Victoria. Este mes lejos de ti, me ha transformado. Freddy es un buen tipo que me dio muchos consejos y quiero seguirlos. Quiero tener un negocio legal y vivir tranquilo contigo.
—Sabes que todos los caminos me llevan a ti, Mijail—el pelinegro, toma con delicadeza mi rostro y deposita un beso en mis labios.
(***)
Mijail no ha parado de gruñir, llevo más de diez minutos tratando de levantarlo y no consigo hacerlo. Como puedo preparo el desayuno ya que antes de ocho debo de estar en el consultorio de Patricia. Mi ginecóloga.
Comienzo a dejar besos por todo el rostro de Mijail y es así como logro que se despierte—Dame una buena razón, por la cual estemos despiertos tan temprano—habla con voz ronca.
—Es una sorpresa y sé que te encantará—espeto.
Pedro se ha ofrecido a llevarnos a nuestro destino. Le he solicitado a Mijail que no haga ningún tipo de preguntas y este abierto a cualquier cosa. Mijail me toma de la mano y sonríe antes de entrar al consultorio.
—¿Pero, qué carajos? —pregunta y le hago seña para que haga silencio—Victoria, este es un consultorio materno, amor necesito decirte algo.
—Te dije que te callaras, hablas cuando salgamos—respondo autoritaria.
Patricia me ha solicitado colocarme la bata correspondiente. Mijail se ha quedado sentado en el consultorio y solo espera la orden para que entre.
—¿Estas nerviosa? —me pregunta, Patricia.
—Como nunca, Patty—le doy la orden para que llame a Mijail. Mi prometido mira todo alrededor y se centra en la pantalla grande que se encuentra en una esquina reflejando a nuestro bebé.
—¿Qué cojones? —pregunta llevándose una mano a la boca—¿Eso...eso es lo que creo? —las lágrimas se acumulan en sus ojos y yo solo asiento. Mijail se abalanza sobre mí y me besa desenfrenadamente—¡Voy a ser papá!, ¡voy a ser papá! —grita, emocionado. Las lágrimas se resbalan por mi rostro—Dios, Victoria... me has hecho el hombre más feliz del puto planeta—me besa—Gilberto...me ha confesado que tu supuesta esterilidad fue un plan de él para separarte de mí, pero, eso no importa ahora. Lo que sí importa es que seremos felices en nuestro propio mundo—siento tanta pena por Gilberto, pero, mi único consuelo es que tuvo el final que merecía.
—¿Desde cuándo lo sabias? —me pregunta ansioso.
—Unas semanas después, de tu supuesta muerte—digo acariciando su rostro inundado en lágrimas.
—¿Qué va a ser doctora? —se dirige hacia patricia.
—Aún es demasiado temprano para saber, señor Volkov—Mijail frunce el ceño.
—Entonces, le compraré todo lo que este en las tiendas para bebés, de camino a casa—espeta entusiasmado.
(***)
Como era de esperarse, Mijail ha comprado tantas cosas para el bebé. Cosas que, aunque nazca tardará meses para usar, pero, Mijail como el terco que es, ha dicho que es mejor temprano que tarde.
Mijail, le ha solicitado a Pedro mudarse en nuestro mismo vecindario con mi madre, cuando nosotros nos traslademos de propiedad. Malka ha venido el día de hoy a visitarme. Estoy algo sorprendida por el montón de cosas que ha traído consigo.
—¿Qué es todo eso, Malka? —espeto, asombrada.
—Te llevaré a un lugar secreto, hoy—responde.
Mijail, ha salido a resolver algunos asuntos con Pedro, aunque me asusta la idea de que salga y tener una mala noticia por su parte, me ha prometido de que todo estará bien. Malka me pide que me coloque un vestido blanco de encaje. Le he preguntado de que se trata todo esto, pero, sigue sin decirme nada.
Mi madre ha llegado hace un par de minutos, vestida también de blanco. Por más preguntas que haga, nadie me dice nada. Ethan está parqueado afuera de nuestra casa sonriente. He tratado de mantener la calma, porque realmente estar lejos de Mijail me asusta. Tomo mi teléfono para marcarle, pero, por más que suena, Mijail no contesta el teléfono.
Llevo mis manos hacia mi vientre, lo acaricio por algunos minutos y siento el carro detenerse, y es donde me doy cuenta que hemos llegado.
Mi madre se baja primero, luego de Malka. Abro mis ojos al ver que estamos en la playa. Siento nervios porque no sé qué está pasando. Malka me pide que me quite los zapatos y puedo ver a muchas personas, igualmente de pie vestidas todas de la misma manera que nosotros.
Mis ojos se llenan de lágrimas al ver a Jhon en este lugar, David mi ex compañero de Go Space se encuentra también entre la multitud, me acerco a él y lo abrazo. Rosa esta junto a Eduardo sonrientes y me dan la bienvenida. Freddy se encuentra con una joven al lado suyo que no sé quién es, a lo lejos veo acercarse a Alexander, mis ojos se centran en la mano que con ímpetu sostiene Alex, una sonrisa se dibuja en mi rostro cuando veo a la jovencita que en una ocasión vi en su empresa con él. Alex me abraza y deposito un beso en su mejilla, felicito a la mujer porque estoy más que segura que se ha llevado a un gran hombre con ella. Pedro toma de la mano a mi madre y la besa. Malka toma mi mano y me entrega un ramo de margaritas de color rosa, las cuales son mis favoritas.
—¡Felicidades! —dice, depositando un beso en mi mejilla.
—¿Por qué? —respondo.
—Por tu boda—siento un dolor en mi pecho. Las lágrimas salen de mis ojos y me percato de que Mijail se encuentra en el fondo vestido con una guayabera blanca del mismo color que su pantalón. Mi madre me abraza y junto a Pedro toman mis manos y me llevan al altar, durante mi camino hacia este, todos mis amigos me felicitan.
—¿Sabían de esto? —les susurro.
—Lo planeo, desde que volvió Victoria. Él está hasta el puto cuello por ti—argumenta, Pedro.
Nuestra familia está aquí reunida, nuestros amigos más cercanos quienes han sido testigos de nuestro comienzo, se encuentran hoy con nosotros. Han improvisado un altar, el cual está decorado con miles de flores por todos lados. Las personas se encuentran de pie, cuando por fin llego a Mijail.
—Estamos aquí reunidos, para celebrar el matrimonio del señor Mijail Volkov y Victoria Jones. Mijail, ¿aceptas como esposa a Victoria Jones para amarla, respetarla en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? —pregunta firmemente.
—Acepto, aunque esta mujer ya era mía, ¡ahora es oficia, hijos de puta! —todos ríen.
El reverendo se dirige hacia mí—Victoria Sophie Jones, ¿aceptas como esposo a Mijail Volkov, para amarlo, respetarlo en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte los separe? —mi mirada se centra hacia Mijail. Veo a mi madre esperando mi respuesta. Mis amigos están expectantes y me doy cuenta de que mi prometido me mira fijamente. El reverendo carraspea la garganta, quizás para aterrizar mis pensamientos—Yo...—titubeo—¡Acepto, claro que acepto! —Mijail se tira encima de mí y me besa.
—Dios, casi muero del susto, pensé que dirías que no—ríe nervioso y sin más me besa como si solo existiera él y yo.
(***)
Después de la fiesta, nuestros familiares nos despidieron. Un chofer designado por Mijail nos ha traído hacia nuestro nuevo destino. Siento felicidad en mi pecho, cuando Mijail me entrega las llaves de nuestro nuevo hogar. Una casa amplia preciosa estilo mediterráneo, el lugar perfecto para iniciar nuestra nueva familia.
—¿Cómo te sientes? —pregunta rozando su dedo índice con mi mejilla.
—Soy feliz contigo y eso me basta Mijail. Te amo como jamás he amado a nadie. Me siento completa contigo y sé que este es el inicio de muchas cosas maravillosas. Tengo tantas ganas de ti, tantas ganas de amarte—lo beso—te deseo cada día de mi vida y estoy tan feliz que seas mi compañero de vida.
—Te amo tanto Victoria, todo de ti me fascina. Eres mi pequeña osita, soy consciente de todo el daño que te hice, pero, estoy dispuesto a ayudarte a sanar, quiero mi vida junto a ti. Quiero darle una familia a nuestro hijo. Quiero desearte cada día de mi vida. Quiero darte todo lo que soy. Quiero agradecerte por amarme a pesar de todo. Eres y siempre serás mi pequeña Victoria.
Las manos de Mijail viajan sutilmente hacia mis caderas. Siento mi cuerpo estremecerse por su roce—¡Di que me amas! —espeta suplicante.
—Más que a mi propia vida Mijail—una sonrisa extensa se dibuja en sus labios. Mijail deja besos húmedos en mi cuello y siento mi intimidad humedecerse. Mijail me recuesta suavemente en nuestra nueva cama—Eres la mujer más hermosa, que mis ojos han visto—Mijail quita las prendas que cubrían mi desnudez. Traza un camino de besos hasta llegar a mi intimidad. Mi mirada se conecta con la de Mijail y puedo jurar sentir fuegos pirotécnicos dentro de mi ser. Suelto un gemido al sentir la lengua de Mijail juguetear con mi intimidad—¿Te gusta? —pregunta y siento enloquecer. Cuando menos lo espero, Mijail posesiona su miembro en la entrada de mi cavidad. Besa con paciencia mis labios, saboreando cada centímetro de mí. Siento su entrada despacio, haciendo que mi cuerpo se arquee. Sinceramente soy de Mijail y siempre seré de él. Sus embestidas se vuelven concisas y estoy más que segura que mi único destino es permanecer al lado de él.
(***)
Ocho meses después.
—¡Dios!, donde está ese maldito carné—grita Mijail ofuscado. Tengo cinco minutos con contracciones y no encontramos el carné para mi ingreso a maternidad
—¡Bingo! —espeta Ethan, encontrándolo.
—Respira, respira—me guía Malka, ya que hace siete meses pasó por lo mismo. Ethan y ella han tenido un precioso hijo llamado Zeus, si señores un nombre demasiado peculiar para un bebé.
—Vamos por favor, mi princesa ya va a nacer, —Mijail está tratando de llevar las cosas con calma, aunque sé que por dentro se muere de nervios.
—Deja a Zeus con Rebecca Malka, no dejaran entrar al bebé y yo te necesito allí—espeto.
Al llegar al hospital, me ingresan inmediatamente a sala de parto, al parecer nuestra hija es demasiado grande para poder nacer normalmente así que Patricia ha decido practicar cesárea.
—¿Por qué lloras amor? —pregunta Mijail, limpiando las lágrimas de mi rostro.
—Es que... si me hacen cesárea, yo...tendré una cicatriz horrible y tú no me amarás—Mijail ríe
—Te amo por lo que eres, no por tu cuerpo, además con todas las cicatrices del mundo tu siempre serás la dueña de todo mi ser, mi diosa, mi esposa y la mujer de mi vida.
El anestesiólogo ha puesto el medicamento para poder practicar la cirugía. Mijail en ningún momento me ha soltado. Siento mi corazón golpear fuerte contra mi pecho. Mi cuerpo se mueve con brusquedad por el procedimiento y cuando menos lo espero, siento el llanto de mi bebé.
—Oh, dios—suelta mi esposo.
—Muéstrala—le pido.
—Es igual de perfecta a ti, nuestra dulce y pequeña Gabrielle—dice sonriente—Gracias por esto Victoria, gracias por ayudarme a salir de todo está basura, pero, sobre todo gracias por enseñarme a amar, seré el mejor padre del mundo, porque te amo y tu amor es suficiente para mantenerme vivo—y sin más me besa y sé que de ahora en adelante, todo estará bien.
FIN