CAPÍTULO 27
Victoria Volkov
Me remuevo al sentir algo pesando en mis caderas, la incomodidad que siento hace que trate de levantarme, pero, me es imposible. Comienzo a sofocarme por opresión que siento en mi cuerpo.
Los recuerdos de mi estadía con Alexander me golpean, volteo con brusquedad y asustada y me percato que Mijail tiene su brazo aferrado a mis caderas, mis facciones se relajan al ver a mi chico tatuado dormir plácidamente a mi lado.
Mis dedos buscan las hebras de su cabello y comienzo a masajearlo sutilmente. Adoro verlo tan pacifico, tan tranquilo, tan mío.
Me volteo con sutileza quedando cara a cara con Mijail, mis dedos delinean sus facciones y siento una opresión en mi pecho. Estoy completamente enamorada de él, de este ser sin control, este celoso y posesivo chico.
Sé que estoy loca ¿Cómo carajos te enamoras de tu secuestrador?, pues realmente no tengo respuesta para esa pregunta y tampoco quiero saberla.
Mis dedos abandonan el cabello de Mijail y este gruñe haciéndome sobresaltar—Continua por favor—me pide con voz ronca y sin abrir los ojos. Trato de oprimir una risa tonta.
—Debes levantarte ya, Mijail—le espeto, pero, el solo me atrae colocándome a horcajadas encima de él.
—Mejor...sígueme mirando como lo estabas haciendo, como si más nadie importara, solo yo—siento mi estómago contraerse. Mijail me observo cuando lo veía, siento tanta vergüenza por mi acción. Su mirada busca desesperadamente la mía y puedo ver un destello en sus ojos.
—¡Yo...no te estaba viendo! —trato de defenderme, Mijail ríe a carcajadas, sus manos viajan a mi rostro y sus dedos me tocan con suavidad como nunca antes lo había hecho. Cierro los ojos disfrutando de su toque.
—Te amo demasiado Victoria...yo he sido un gran bastardo contigo y no te merezco—su voz a sonado entre cortada y si tiene razón, ha sido un gran hijo de puta al principio conmigo, pero, lo he perdonado, he sanado por todas las cosas que me han hecho y sé que no será capaz de volverme a hacer nunca más daño.
—Quiero que sepas que te he perdonado Mijail, he perdonado cada una de las cosas horribles que me has hecho, sé que estas arrepentido y sé que solo eras un alma en desgracia—por primera vez después de mucho tiempo Mijail tiene lágrimas en sus ojos. De un momento a otro se avecina como un león buscando a su presa. Su boca busca con desesperación y urgencia la mía, sus manos buscan el inicio de mi blusa y sé que quiere tomarme, quiere tocarme para ver si soy real. Su lengua abre paso como el dominante que es en mi boca. Un gemido sale de mí al sentir sus manos gigantes en mi pecho. Mijail me posiciona debajo de él y puedo sentir su amigo ya endurecido. La cadera de mi chico se encaja a la perfección. Siento la fricción de su miembro sobre mi intimidad, los ojos de Mijail se han oscurecido y sus labios están devorado la piel de mi cuello.
Jadeo involuntariamente, cierro mis ojos esperando que Mijail continúe con su acción, pero, de un momento a otro se levanta con brusquedad.
—¿Qué sucede? —pregunto nerviosa, ¡realmente no sé qué ha pasado! Los ojos de Mijail están observándome con furia y su mirada se pierde en mi cuello. Sigo su mirada y me fijo que lo que ve es el collar que adorna mi cuello.
¡Mierda y más mierda!
Trato de levantarme para ir hacia él, pero, da tres pasos alejándose de mí. Realmente me duele que lo haga.
—Mijail...—trato de tocarlo, pero, me aleja de él y me duele jodidamente.
—Quítatelo ya, antes de que cometa una locura—habla sin mirarme. Mis manos temblorosas tratan de abrir el broche para poder quitármelo, pero, no logro mi cometido. Mijail me mira molesto, comienza a buscar no sé qué en toda la habitación, tira todo lo que está dentro de las gavetas del closet hasta que encuentra algo que me deja helada. Una tijera.
Sin previo aviso se avecina hacia mí, me mira antes de realizar su acción. Sus ojos están abiertos de par en par y puedo detectar en ellos enojo, dolor y celos. Trato de calmarlo, pero, niega. Sé que está molesto porque llevo algo que no es de él, pero, creo que debería de entenderme. Y sin más veo como las perlas del collar revolotean por toda la habitación.
—¡¿Qué mierda te pasa, Mijaíl?!—sus ojos están llenos de furia. Mijail lleva sus manos con desesperación hacia su cabello y tira con brusquedad de él.
—Odio sentir lo que siento aquí—señala hacia su pecho—¡Tengo tantos celos, maldita sea, quiero matar a Alexander ¡lo quiero muerto! —siento una opresión en el pecho cuando comienza a tirar todo a su paso.
—¡Hablemos amor, por favor! —mis palabras suenan más como suplica que una petición.
—Tengo tanta rabia...tengo tan enojo y odio, ¿él te lo ha puesto? —veo la ansiedad reflejada en él esperando mi respuesta y solo asiento. Mijail me mira y frunce el ceño—Él te ha tocado...para colocarte ese maldito collar.
Mis pies flaquean, me siento en el borde de la cama mientras que Mijail desaparece de mi campo de visión.
¿Qué está mal con él?
Trato de ponerme en sus zapatos, por nada del mundo aceptaría que alguna de sus ex venga y le dé algo y él de lo más campante lo use, pero, al menos debe de darse cuenta de que no tuve una maldita opción, era eso o seguir en las garras de Alexander.
Abro la puerta con brusquedad la puerta, trato de seguirle el paso, pero, Pedro lo detiene diciéndole algo que no alcanzo a distinguir. Mijail me mira de reojo y sonríe con maldad la cual hace que mi piel se pone de gallina, acelera su paso y desaparece de mi campo de visión.
Bajo las escaleras, mi pecho duele por esta situación. De un momento a otro unos brazos rodean mi cuerpo y me encuentro con los ojos llorosos de mi mejor amiga Malka.
¡Carajos!, me he olvidado de ella...
—Maldita sea, me has preocupado hasta los huevos—espeta Malka haciendo que comience a reír a carcajadas.
—¡Estúpida, tú no tienes huevos! —Malka frunce el ceño y se une a mis risas.
—Es un decir, perra—Ethan me mira y me extiende un cálido abrazo.
—Qué bueno tenerte de vuelta, no sabes lo insoportable que es Mijail, cuando no te tiene a su lado—mi corazón salta de la emoción por sus palabras, pero, me freno porque hemos peleado. Malka se da cuenta de mi cambio de humor y frunce el ceño. La conozco y sé que preguntará.
—¿Qué te ha hecho ya? —sabía que preguntaría. Ethan me mira curioso.
—No ha sido nada...—trato de sonar segura, pero, ni eso he podido hacer.
—Mijail ha salido hace un par de minutos cabreado—habla Ethan, colocándome peor.
Mis ojos viajan al estómago nada abultado de Malka y recuerdo que seré tía, Malka comienza a contarme sobre sus controles, que Ethan le propuso matrimonio y que están realmente emocionados. Mi madre me ha llamado hace un par de horas diciéndome que se encuentra bien y que necesita verme para contarme algo sumamente importante lo cual me ha dejado un tanto nerviosa por el tono que uso para hablarme.
Ha pasado más de ocho horas que no veo a Mijail, son casi las nueve de la noche donde ni él y ni Pedro se han aparecido, Malka ha preparado algo de comer, aunque le he pedido que me deje hacerlo y solo me ha dicho <<estoy embarazada, no enferma>>, estoy sirviendo la cena para ella, Ethan y para mí, cuando visualizo a Nathan.
Entra un tanto nervioso a la sala y con sumo cuidado y tratando de que no lo notemos se sienta en silencio. Mis ojos viajan hacia él y su expresión está tranquila, así que le extiendo un plato para que coma.
La cena pasa con tranquilidad, entre chiste malos de Nathan, los comentarios sarcásticos y fuera de lugar de Ethan y las náuseas de Malka.
—¿Podemos hablar? —abordo a Nathan antes de que se vaya. El asiente algo nervioso.
Nathan comienza a caminar a mi lado en silencio, me apresuro a entrar a la piscina techada que tenemos en este lugar. Le hago una seña para que se siente y lo hace inmediatamente.
—¿Qué necesitas? —sus palabras suenan precavidas.
—No quiero...seguir con esta situación incómoda Nat—frunce su ceño, pero, luego vuelve a relajarse de nuevo.
—Lo sé, Victoria realmente...necesito pedirte perdón por todo lo que te hice pasar. Desde siempre fue un plan de Mijail irme con Alexander para poder sacarle información, pero, fue totalmente mío haberme fijado en ti o eso creí—trato de procesar sus palabras. Nathan me habla sin quitarme la mirada ni un segundo y me doy cuenta que está siendo sincero, que no hay mentiras en sus palabras, que debo de creer en él.
—Yo también lo lamento tanto—tomo una de sus manos y la estrecho con suavidad. Él me mira y asiente.
—Yo, solo estaba confundido Vicky, he llevado tota mi jodida vida dentro de la mafia, que jamás supe que era tener a una mujer real a mi lado—veo como se levanta, pero, no para marcharse—Todas las mujeres a nuestro alrededor son unas interesadas, huecas y tontas, así que al verte me deje llevar por tantas emociones que realmente no sentía. —sus ojos se encuentran con los míos y por primera vez después de tanto tiempo, nos estamos comunicando.
Un grito hace colocarnos alerta, Nathan me toma de la mano jalándome hacia la salida de la piscina. Otro grito hace colocarme la piel de gallina. Malka junto a Ethan bajan a toda prisa y Nathan me señala que los gritos vienen del sótano de la mansión. Tomo una bocanada de aire antes de abrir la perilla para bajar las escaleras de aquel lugar desconocido. La madera rechina y siento mi corazón pararse cuando veo a Mijail golpear a Alexander con rudeza.
Bajo con desesperación al ver a Mijail limpiarse las manos. Me mira fijamente, pero, no dice absolutamente nada. Alexander esta ido quizás por los golpeos o cosas peores que le han hecho en este lugar. Llevo mis manos hacia su cara y volteo a ver a Mijail sonriente.
—¿Qué mierda tienes en la cabeza? —mi mano se estampa contra el pecho de Mijail. Veo de nuevo el dolor en sus ojos, pero, nada justifica que se comporte como un cobarde.
—De todas maneras, no va a volver a pasar, él y yo tenemos una tregua—dice señalando a Alexander y el pobre no puede ni mantenerse en pie. Niego repetidas veces, este no es el chico de quien me enamore ¡Este no es!
Salgo a toda prisa de aquel lugar, mi hombro choca con Nat sin querer y solo le puedo extender una mirada de perdón, corro como nunca antes lo hice y subo a mi habitación. La puerta es abierta después de que entre y veo a Mijail de pie en la entrada observándome.
Trato de huir de él. Corro para encerrarme en el baño, porque realmente lo último que quiero es verle la cara. Su brazo viaja hacia la puerta, impidiendo que la cierre por completo. Una lagrima traicionera viaja por mi mejilla y veo sus facciones relajarse.
—¡Joder amor, no! —susurra atrayéndome hacia el—No llores, por favor—sus palabras fueron suficientes para soltarme a llorar por completo.
—Yo... No se maldita sea, no sé qué hice mal—sé que me veo patética. Mijail niega repetidas veces que parece que se fuese a hacer daño.
—Yo soy el maldito cabrón aquí amor, lo siento de verdad...pero, joder Victoria no sé medir lo que siento, no sé medir mis celos ¡Joder! —espeta abrazándome más fuerte.
—Tienes que confiar en mí, en mis palabras...creo que soy la única mujer en este mundo, que sigue a tu lado después de tanta mierda—y es verdad, estoy tan dolida y furiosa.
—Lo sé amo, lo siento, de verdad lo siento—Mijail me abraza a un más fuerte. Siento mi corazón latir tan fuerte, que siento que en cualquier momento se saldrá de mi pecho.
—¿Confiaras en mí? —él, asiente.
—Te confiaría hasta mi vida, cielo mío...solo que me moría de celos al pensar que Alexander tan siquiera rozo tu cuerpo. Te juro que no volverá a pasar Victoria. De verdad hemos hecho una tregua para protegerte. Y si lo golpee para desquitarme la ira que sentía, soy un hijo de puta, pero, te amo sinceramente y completamente a ti.
Y le creo.
Sin previo aviso, lo beso. Mijail abre los ojos al notar mi acción. Sus manos viajan hacia mi trasero y sonrió cuando lo estruja posesivamente como solo él sabe hacerlo. Su mano se posesiona en mi nuca atrayéndome más a él y profundizando el beso.
Tomo el borde de mi camisa y Mijail me ayuda a pasarlo por encima de mi cabeza. Mi cuerpo es guiado hacia nuestra cama y con suma delicadeza recuesta mi cuerpo tembloroso en él.
Mijail me mira desde una esquina. Sus ojos se entornan oscuros y sé que el deseo lo está invadiendo, le hago una seña para que se acerque a mí. Realmente lo necesito. Necesito sentirme suya. Necesito sentirme protegida.
Sin permiso alguno, su mano se introduce dentro de los vaqueros que cubren mi desnudez. Reprimo un gemido al sentir como se abre paso dentro de mí. Su mirada es maliciosa y sé que me está torturando. Mis labios húmedos besan sin frenesí su cuello. Estoy deseosa de Mijail.
—¡Nunca me cansaría de hacerte mía—habla y realmente yo tampoco me cansaría de ser suya!
De un momento a otro estoy completamente desnuda delante de él. Me siento tan expuesta. Mi cuerpo tiembla esperando su siguiente paso. Mijail besa mi pantorrilla, hasta subir a la parte interna de mi muslo. Me está torturando.
—Dilo—susurra. Mi pecho se oprime y siento mi intimidad llegar a su límite.
—¡Hazme de una maldita vez tuya! —grito sin importar que alguien me escuche. Mijail sonríe y sin esperar más me enviste profundamente, haciéndome entender que solo le pertenezco a él.