NARRA ANYA
—¡Es un alivio que me haya tocado con vosotras! —dije echando un suspiro mientras elegía la cama que quedaba libre.
—¡ANYAA! —dijeron Becky y Mira nada más verme.
Se me acercaron.
—¿Dónde estabas? —me preguntó Becky.
—Con los chicos... Aparentemente, al Segundo le ha tocado en el mismo cuarto que a... Dami —respondí.
—¿Andrew y Dami en la misma habitación? —preguntó Mira alucinada mirando a Becky—. Qué peligro...
—Despídete de Andrew porque... Dami no lo dejará con vida —me dijo Becky.
«¡Noo! ¡No puedo dejar que eso pase!», pensé asustada.
—A todo esto, ¿y nuestros novios? —preguntó Mira.
—Ah, creo que les ha tocado en el mismo cuarto junto a Ewen —le contestó Becky.
«Los cuatros de este hotel eran para tres personas, pero al Segundo le ha tocado únicamente con... el Segundo», pensé.
—Qué suerte, ¿no? —dije.
—Como todos... menos... ellos dos —dijo Becky refiriéndose a Damian y a Andrew.
Me quedé en silencio.
—Y... Anya... —me llamó Mira curiosa—, ¿qué fue todo eso de "estamos destinados"? —me preguntó.
Recordé la conversación:
—Me alegro de oír eso. Por cierto, ¡creo que estamos destinados! ¿Quieres saber por qué? —le pregunté.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Andrew.
—Porque... porque tu nombre empieza con un "An" al igual que el mío, ¡así que estamos destinados a estar juntos! ¡Es parte del plan del universo!
Sonreí tímidamente.
—Ah, eso... —dije—. Lo aprendí... viendo una telenovela de Becky.
Esta escupió el agua que estaba bebiendo y me miró asombrada.
—¡¿RED AND BLUE?! —exclamó Becky.
—Eh..., sí, creo que se llamaba así... —dije.
—¡¿Es en serio, Anya?! Sabías perfectamente que esa es una telenovela, ¿así que por qué le dijiste todo eso? —Hizo una pausa—. Espera... —Se acercó a mi rostro y abrió la boca—. ¡No me lo puedo creer! ¡¿Acaso intentas conquistar a Andrew?! ¡¿Te gusta?!
Becky abrió la boca, estupefacta.
Yo no sabía qué decir.
—Eh..., no —respondí—. Anya no quiere comenzar otra relación más allá de la amistosa. El de Luka fue suficiente.
Ambas se miraron entre sí.
—¿Entonces...? —preguntó Becky.
—Umm... Solo intento llevarme bien con él. Se le ve bastante solo, así que quiero hacerme su superamiga. ¡Además, si lo consigo, podré conocer al mismísimo "Bondman" en la vida real! —Me miraron aburridas—. Uh..., así que..., le dije que estábamos destinados a estar juntos... porque en la telenovela vi que, cuando Red le decía eso a Blue, se hacían más cercanos...
Recuerdo de Anya
—Me llamo Red y tú, Blue. Es por eso que estamos destinados a estar juntos. ¡Todo ha sido gracias al plan del universo! —le decía Red a su chica.
—¡Oh, Blue! ¡No me había dado cuenta! ¡Todo ha sido gracias al destino! ¡Incluso nuestros nombres están relacionados! —le contestó Blue.
—Bla bla bla bla...
Fin del recuerdo de Anya
—Ay, dios... Me sorprende que no lo haya malinterpretado... —dijo Becky suspirando—. A mí alguien me llega a decir lo que tú le dijiste a Andrew y habría pensado que intentaba ligar conmigo.
—Opino lo mismo —dijo Mira.
Desvié la mirada.
«Quizás tengan razón...», pensé.
—¡Chicas, hay que ir bajando! ¡Tenemos que comer! —nos avisó Ken desde fuera.
Todas salimos del cuarto y fuimos al comedor del hotel.
—Hola de nuevo, alumnos.
«Vaya, es Henderson. No sabía que había venido a esta excursión», pensé sorprendida.
—A partir de ahora desayunaremos, comeremos y cenaremos en este comedor. Además, a partir de la cena de esta noche habrá un grupo que ayudará a poner las mesas, limpiar y servir la comida que le corresponda. —Escuché varios suspiros—. Los grupos tienen que ser de seis, así que mientras comáis dejaré que vayáis planificando los grupos.
Nos sentamos en unas mesas y empezamos a comer.
—Bien, escuchadme todos —dijo Mira—. Tenemos un problema... —Miró a su alrededor y vio que estábamos Ken, Damian, Andrew, Emile, Ewen, Becky, ella y yo sentados en la misma mesa—. Bueno, en realidad, dos problemas. El primero es que... hay que hacer grupos de seis y somos ocho. Y el segundo problema es...
—No te preocupes por eso, cariño —le dijo Ken—. Yo puedo hacer el grupo con mis otros colegas del equipo de fútbol.
Miramos hacia ese grupo y vimos lo grandes y musculosos que eran.
«Qué cachas...», pensé.
—A mí tampoco me importa... —dijo Andrew—. Siento que si me quedo más tiempo junto con... —miró a Damian— alguien en particular, podría acabar sin costillas —dijo levantándose para ir a otra mesa.
—¡No, Segundo, no te vayas! —le pedí, levantándome de la mesa.
«Debo conseguir que se lleve bien con todos nosotros», pensé.
—Tú quédate con nosotros —le pedí nerviosa por haber llamado la atención.
—Ya me voy yo —se ofreció Ewen—. No quiero estar rodeado de babosos enamorados y con triángulos amorosos. Qué cliché —dijo y se levantó para irse a la mesa de los cachas junto con Ken.
«¿Babosos... enamorados? ¿Triángulos... amorosos?», me pregunté.
—Genial... —dijo Mira—. Ni siquiera me han dejado explicarles el segundo problema...
—Bueno, pues cuéntanoslo a nosotros —dijo Becky.
—El segundo problema es... —nos miró a todos— que solo nos quedan dos noches, contando esta, para ir a la farmacia y comprarle la pastilla del día después a Anya —susurró.
—¡¿Pastilla de qué?! —exclamó Andrew, casi atragantándose con la comida.
—¡Cállate y come! —le dijo Damian a su lado, metiéndole un pan en la boca.
Puse los ojos en blanco y suspiré.
«Me había olvidado de lo de la pastilla...», pensé.
—Yo creo que deberíamos ir a comprarla esta misma noche —dijo Emile— porque la última noche... es para lo que es... —Le guiñó un ojo a Damian.
—¡Ni se te ocurra! —le dijo Damian a Emile—. ¡Ni se te ocurra traer bebidas alco...! —Becky le tapó la boca a Damian.
—Obviamente eso es algo que iba a suceder, Dami. Es la última noche de la última excursión del último año de secundaria. ¿Qué creías que iba a pasar? —le preguntó destapándole la boca—. Bueno, volviendo al tema —Becky me miró—, alguien tiene que hacer el sacrificio de ir a la farmacia y comprarlo... Eso va a ser lo más complicado...
Todos se miraron entre sí.
—Y como no hay voluntarios... —dijo Mira.
—...habrá que hacerlo... —dijo Becky.
—...por sorteo —terminó diciendo Emile—. Qué guay... —dijo sarcásticamente.
—Eh... ¿esto es realmente necesario? —intervine.
Todos me miraron excepto Andrew.
—¡CLARO QUE SÍ! —me exclamaron.
«Umm... Mejor me callo», pensé.
—Y... para que no sea totalmente bochornoso ir solo a la farmacia por la noche..., yo creo que lo mejor sería que esa persona fuese acompañada —se le ocurrió a Damian.
—Me parece bien.
—¿Y por qué no vamos todos? —preguntó Emile.
Todos le miramos.
—Escucha, cariño —le dijo Becky—. Esto no se trata de un juego. Vamos a hacer algo que tenemos estrictamente prohibido. Obviamente tiene que haber por lo menos una persona de cada cuarto del hotel por la noche en su habitación por si al profesor se le ocurre entrar. Así que no podemos ir todos juntos a la farmacia...
—Es verdad... —reconoció.
Suspiré.
«Y todo esto por una simple sospecha...», pensé.