MIJAIL VOLKOV (+21) Terminada...

Por renliescritora

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Mijail siendo un mafioso secuestró a Victoria Jones, ella logró huir de él, pero su vida ya estaba marcada po... Mais

🔞ADVERTENCIA🔞
✨PRÓLOGO✨
✨1. EL INICIO DEL MAL✨
✨2. UN ACOSADOR✨
✨3. LA PRIMERA MUERTE✨
✨4. SECUESTRADOR✨
✨5. TE AYUDARÉ A ESCAPAR✨
✨ 6. Nunca huirás de mí ✨
✨7. Pesadillas ✨
✨8. TE ENCONTRÉ✨
✨9. ¿Tu jefe? o ¿Tu novio?✨
✨10. Mijail Volkov está loco✨
✨11. No lo amo✨
✨12. Nathan y Ethan✨
✨13. Haré que me ames✨
14. Hay cosas que me interesan de tu familia, Volkov
15. Mata a Mijail por mí
16. Ella no me puede dejar...
17. Italianos
18. Jhon está aquí
19. ¿Por qué Francis me quiere a mí?
20. Una desgracia
21. Di que eres mía, por favor
22. No te separes de mí
23. Mijail te va a matar
25. ¡Sí, la la perra está viva, y quiere matar a Victoria!
26. Arruinarás el plan
27.
28. La mafia italiana
29. Mi pedazo de cielo
30. Podemos hablar
31. Karen
32. No sé que voy a hacer
33. Por qué no
34. Mi mujer
35. Tienes que calmarte
36. El accidente
Final
Epilogo
EXTRA

24. ¿Por qué hiciste esto, Mijail?

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Por renliescritora

CAPÍTULO 24

Realmente mi día, está yendo de mal en peor, los ojos de Alexander se posan en mí, esperando mi respuesta. Veo todo a mi alrededor tratando de buscar algo con lo cual pueda hacerle tanto daño a tal punto que se le borre esa maldita sonrisa de sus labios.

—¿Y bien? —pregunta, tratando de forzarme a emitir sonido, y siendo sincera lo último que quiero hacer ahora es hablarle a Alexander, cuando mi mirada esta fija en Nathan que solo me mira como si fuese lo peor en esta vida, en su vida.

Me levanto dirigiéndome hacia Nat, este se remueve en su posición. Pensé que Alexander trataría de detenerme, pero, me ha otorgado en pocas palabras el permiso de poder moverme a mi antojo.

Me posesiono enfrente de Nat, este levanta su mirada y cuando sus ojos se centran en los míos, frunce el ceño y voltea de nuevo sin emitir ningún sonido.

—¿Por qué Nat?, ¡Porque le hiciste esto a Mijail! —la mirada de Nat se centra de nuevo hacia mí y sonríe de lado con burla. Volteo a ver a Alexander, el cual sostiene una copa de Vinotinto y solo está a la espera de lo que sea que yo vaya a hacer.

—Sabes muy bien porque Victoria, no te hagas la estúpida que de eso no tienes ni ese pelo—espeta furiosamente, mi cuerpo se contrae por la ira que siento en este momento y lo único que hago es abofetear a Nat tan fuerte que su rostro se voltea con violencia por mi golpe. Nathan me mira y soba con la palma de su mano su mejilla adolorida.

—¡Espero, no verte nunca más Victoria! —dice gruñendo y sale por la entrada principal, dándole un portazo a la puerta.

Alexander, se levanta tomando consigo una botella de Vinotinto que al parecer era la misma que anteriormente estaba tomando. Me extiende la copa y con la misma la tiro al piso con brusquedad.

—¿Qué quieres de mí? —me maldigo por lo estúpida que ha sonado mi pregunta, pero, necesito salir de aquí, necesito ver a Mijail, necesito saber si me está buscando.

—Mijail, jamás te encontrará, eso te lo prometo—las lágrimas amenazan de nuevo por salirse, pero, muerdo mi mejilla interna para no dejarlas escapar. Necesito ser fuerte.

—Aunque Mijail jamás me encuentre, jamás haré lo que sea que estás pensando—la sonrisa de Alexander desaparece, siento como tira de mi brazo haciéndome sentar en silla del comedor. Hace un ademan con su mano y una de las mujeres comienza a servir la comida que han preparado.

—Come—espeta, molesto.

—Alexander, sabes que es inevitable. No empeores las cosas, sabes que Mijail me encontrará y no habrá nada en este mundo que impida que me vaya con él—siento la respiración de Alexander agitada, demostrándome que está molesto. Toma con sus manos una copa y vuelve a tomar del líquido rojizo, veo como la manzana de Adán, sube y baja. Sus dedos aprietan la copa y sé que realmente le ha dolido lo que he dicho.

Para ser sincera, Alexander siempre fue un hijo de puta conmigo, recuerdo cómo me hacia la vida imposible en la oficina, haciéndome quedar hasta tarde, solo porque le alegraba verme con estrés y trabajos extras.

Comienzo a pensar en Sara, la chica de paso de Alexander. Siempre pensé que su relación era seria, bueno eso era lo que nos hacía ver ella.

—Jamás te iras de aquí—habla, dejando la copa a medio lado.

—Así sea muerta, volveré con Mijail, ni tú, ni nadie impedirá que eso suceda—los ojos de Alexander se vuelven rojos de la furia.

Alexander se levanta con brusquedad de la silla, veo como un hombre se acerca a él y trae una caja consigo, la toma en sus manos. Rueda mi silla para posicionarse delante de mí. Toma mi mano y me levanta. Siento sus manos recorrer mis caderas y me estremezco por su roce. Me alejo por instinto, sabiendo que al que amo es a Mijail y nada cambiará eso.

Alex, coloca la caja de color negro en mis manos, con sumo cuidado la abro y mis ojos se abren al ver el collar de perlas blancas. Mis ojos se dirigen hacia Alexander el cual sonríe de oreja a oreja.

—¿Te gusta? —habla y siento mi corazón ir a mil por hora. No sé qué decir. Realmente es la primera vez que alguien me regala algo de esta magnitud. Ni siquiera Mijail—Era de mi madre, es especial este collar Victoria...yo...quiero que lo tengas tú, por lo que significas para mí.

Ahora sí, trágame tierra ¿Cómo le digo, que no tengo sentimientos hacia él, después de que me da este obsequio?

—Alexander, yo... ¡Joder no sé!, realmente no sé qué decirte, no quiero lastimarte aún más —trato de devolverle la caja, pero, lo impide negando.

—Es tuyo—toma delicadamente mi mano, llevándolo a su pecho—Como mi corazón, pequeña mía—Creo que, si las cosas hubiesen sido distintas, tal vez hubiese puesto mis ojos en él, pero, no puedo hacerlo, realmente no puedo. Sus manos rozan con la piel delicada de mi cuello. Oigo un jadeo por parte de Alex al tocarme. Siento un clic y observo el collar de pernas adornar mi cuerpo.

Las lágrimas comienzan a brotar por sí solas, cuando veo a Alexander derrumbado, se tira prácticamente a la silla, hace una seña para que todos los presentes abandonen el lugar y nos dejen solos. Alex, se levanta para cerrar con petillo la puerta. Se dirige a mí con pasos agigantados hacia mí.

—¿Por qué Victoria? ¿Por qué él y yo no? —veo la tristeza en su mirada, les mentiría si les dijera que ver en este estado a Alexander no me duele.

—Solo...paso—era la verdad.

—¿Cómo alguien, puede enamorarse de un maldito secuestrador? —¿yo? Pienso—Ese hombre te secuestró, te manipuló, te golpeo, y un montón de mierdas más...yo...maldita sea Victoria...no sabes cuánto daría porque sintieras eso por mi ¿dime tengo que golpearte hasta que me ames? —sus palabras frías me dan miedo. Hasta que siento el ardor en mi muñeca, es que me doy cuenta de que Alexander me está sujetando fuerte.

—¡Alexander, me estas asustando! —esto parece motivarlo más, coloca sus manos en mis caderas y me atrae hacia él. Siento su respiración en mi nuca. Sé que es lo que trama, ya he vivido esto. Quiero negar lo que estoy viendo, sé que Alexander no es así, quiero creer que no es así.

Alexander, acuna mi rostro entre sus manos. Sé que es lo que quiere, pero, no lo dejaré y como puedo lo golpeo tan fuerte hasta sacarle el aire y hacerlo chillar.

—¡Maldita sea Victoria! —lo escucho decir entre sollozos, corro hasta la puerta tratando de abrirla. Forcejeo, pero, es imposible, algo me empuja hacia atrás y la puerta es abierta de par en par.

Nathan.

—¡¿Qué carajos?!—habla al ver la escena, sus ojos se posan en Alexander y después en mí y frunce las cejas. Me extiende uno de sus manos para levantarme. La tomo sin dudarlo y me posesiono detrás de él buscando ayuda de su parte.

Alexander se levanta y veo su mirada endurecida hacia mí.

—No puedes evitar, lo que siempre debió ser así—dice dirigiéndose como león en busca de su presa hacia mí. Antes de llegar Nat lo interrumpe.

—Señor, lo demás está listo—Alexander lo mira y asiente.

—En la noche, te quiero lista para mí—y sin más abandona el lugar junto a Nat, dejándome sola y desprotegida.

Mijail, te necesito por favor...

(***)

No sé cuántas horas han paso desde que vi a Nat y Alexander. No sé cuánto dormí. No sé cuánto tiempo pasará hasta que pueda ver a Mijail Volkov de nuevo. Me siento en la cama abrazando mis piernas. Jamás pensé sentirme de la manera como me siento ahora, quiero ver a mi madre, extraño a mi padre, tengo tanto tiempo sin saber de él, sin saber cómo esta. Gilberto Jones ni siquiera se ha preocupado por saber si estoy viva o muerta, extraño España, desde lo pasado con Woods no hemos vuelto a Madrid por seguridad ¡y vaya seguridad!, aunque estemos en Italia sigo corriendo peligro.

Necesito saber ¿Por qué Nat, está ayudando a Alexander?, no puedo creer que a Nathan le importe más una mujer, aunque sea quien sea, que su propia familia.

La puerta se abre, y puedo ver a Alexander más relajado. Tiene unos vaqueros oscuros con una camiseta manga corta y es allí donde me doy cuenta de que se ha tatuado el cuerpo aún más.

—Que me mires así, ya es un avance—una sonrisa se dibuja en su rostro.

—No es lo que tú crees... ¿desde cuando tienes tantos tatuajes? —le pregunto un tanto curiosa.

—Desde que sé que te gusta Mijail... —habla con tanta seguridad que siento mi cuerpo colapsarse—Desde que supe que Mijail te rapto, entre a este mundo—señala alrededor—Comencé a hacer negocios con gente peligrosa para recuperarte. Por eso estuve en la reunión donde me viste con mi nombre falso de mafioso—sonríe amargamente—Pero, de la nada, te enamoraste de él Vicky, no es fácil para un hombre decir esto, pero... yo ...me enamoré de ti perdidamente desde el primer día que te vi, tan indefensa como un conejito, lloré por ti, sufrí por ti. Pero, tu solo lo amas a él y yo quiero su lugar— llevo las manos a mi corazón, de pronto el teléfono de Alexander suena interrumpiendo nuestra conversación, me dice entre susurros que lo espere como si tuviera elección y sin más sale de la habitación.

Toco con la yema de mis dedos, el collar que me ha dado Alexander. Jamás escuche hablar a Alex de ella, porque según Sara era un tema delicado para él, por la forma en que murió.

La puerta se vuelve a abrir, pensando que es Alexander. Pero, me sorprendo a ver a Nathan agitando. Me toma del brazo dándome señales de que hable bajo.

¿Qué mierda Nathan? —el castaño trata de regular su respiración.

Te voy a ayudar a escapar—¡Esto tiene que ser una jodida broma! —su teléfono suena y me mira—¡Mijail está aquí! —ahora si me voy a desmayar.

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