CAPÍTULO 22
Ethan entra al baño, su rostro está tan pálido como un papel. Se lleva las manos al cabello jalándolos en señal de frustración. Malka lo mira y vuelve a llorar.
—¿Qué salió? —sé que sueno como una tonta, Malka me mira y una leve sonrisa se dibuja en su rostro, haciéndome entender de que soy una completa tonta.
—Positivo—veo al menor de los Volkov, pegarle fuerte a la puerta del baño donde se encontraba Malka y yo, y sin más nos dejó solas.
Mi amiga, comenzó a llorar desconsoladamente, jamás se me paso por la mente de que Ethan fuera ese patán que mis ojos presenciaron en este momento. Trato de consolar a Malka, pero la pobre esta tan triste que siento tanta pena por ella. Mijail entra y cruza un par de palabras con mi mejor amiga antes de responder la llamada que con urgencia, le toco contestar.
Veo el ceño de Mijail fruncirse, sé que la persona detrás del teléfono le está diciendo algo que realmente lo está molestando, porque en ningún momento quita la mirada de mí, y sin más yo igualmente le sostengo la mirada, tratando de adivinar qué está pasando.
Malka deja de sollozar y se levanta del retrete donde hace unos segundos se estaba apoyando, después de darnos la noticia de su embarazo. Mi estómago se contrae al recordar que jamás tendré el privilegio de llevar un bebé de Mijail y mío en mi vientre. Una lagrima traicionera se me escapa, trato de limpiarla lo más rápido que puedo. Sinceramente mi amiga necesita apoyo en este momento y no un problema más.
Mijail, cuelga la llamada, pero lo curioso es que en ningún momento emitió alguna palabra o sonido. Solo escuchaba.
Veo como pega un grito llamando a Pedro y a Paul, estos me miran y vuelven su mirada a su patrón. Mijail le da una señal para que lo sigan y estos como perritos falderos, van detrás de su jefe.
—Ethan me va a dejar—espeta Malka, haciendo que mis pensamientos se esfumen como humo.
—¡Claro que no!, Ethan te ama—dicho esto, Malka vuelve a llorar, me acerco a ella y la abrazo lo más fuerte que puedo. Ella me mira y sonríe.
—Todo estará bien—sus palabras suenan más para ella que para mí.
Salimos después de unos minutos del baño, llevé a mi mejor amiga a la cocina para prepararle algo de comer, ya que en su condición no se podía mal pasar la hora de la cena.
Ethan se cruza en nuestro camino. Mi mirada viaja hacia él y lo miro mal, veo como su mirada se suaviza al ver a Malka, su mano viaja directamente al hombro de mi mejor amiga. Ella sigue sin mirarlo, pero Ethan la atrae hacia ella y los dos ríen.
—Te amo pendeja—le dice él y veo a mi amiga sonreír.
—Yo...pensé que tu...—Ethan la besa sin permitir que terminé lo que tenía que decir.
—Seremos papás...solo que me asuste ¿sabes? —esta es la escena más tierna que he visto en mi vida. El chico Volkov, toma de la cintura a Malka y sin más la besa.
¡Qué ternura!
—Bueno, bueno, bueno. Ya basta de tanta miel que siento que me comerán las hormigas, ahora la cuestión es ¿seré la madrina verdad? —ellos ríen y siento mi alma volver al cuerpo cuando veo a Malka de nuevo feliz.
Después de haber discutido con Ethan, ya que el susodicho decía que no podía ser la madrina, porque era la tía y Malka regañándolo por meterse conmigo hasta el punto de pegarle con un zapato. Ethan acepto que fuese su comadre.
¡Si señores!, Ethan y yo nos convertimos en compadres.
¿Quién lo iba a pensar?, ¡porque yo no!
Veo a los hombres de Mijail entrar a la mansión, junto a Jhon. Por suerte mi madre está lejos de aquí y por las palabras de mi novio, más de media docena de hombres la cuidan veinticuatro horas los siete días de la semana.
Comienzo a aparta a los chicos, para poder estar frente a frente a Mijail. Lo veo darle las ultimas a sus hombres y sin más, estos salen de la oficina de él.
—Hola bonita—Mijail me sonríe.
—Amor ¿sucede algo? —él asienta.
Mijail, se levanta y sin más cierra la puerta con seguro. Mi sorpresa es mayor cuando los brazos del pelinegro me toman por sorpresa, este me voltea para que pueda verlo mejor.
—Te amo, más allá del amor—sus palabras salen con tanta fluidez, mi corazón pega un brinco y si soy sincera, me siento la mujer más dichosa del mundo. Mijail me besa.
—Yo he visto el cielo en tu mirada—no sé cómo describir la sonrisa que tiene él en estos momentos, me abraza como si el mundo no tuviese fin, como si me necesitara para poder respirar o quizás vivir.
—Hoy he recibido una amenaza de muerte para ti—siento como mis piernas flaquean y realmente dudo poder sostenerme de pie—Francis Woods me ha llamado diciéndome que te arrebatará de mi lado, como yo le arrebate a su familia.
—Mijail...—este acuna mi cabeza en su fornido pecho.
—Primero tendrá que matarme, antes de que ponga una mano en ti Victoria Jones, alista tus cosas, junto a mis mejores hombres iremos a un lugar.
Mijail me da instrucciones para que utilizara ropa cómoda, según él me llevaría a un campo donde me enseñaría algunas técnicas de defensa personal. Dudosa solo asentía.
Al entrar a la camioneta donde Mijail me esperaba, veo a Pedro y Paul con él.
—¿Patrón todo listo? —habla Paul.
—Sí.
Durante todo el viaje, Mijail me miraba fijamente, en ocasiones podía ver como se tensaba al ver a Pedro delante de nosotros.
Luego de quince minutos, llegamos a una especie de granja. Mijail me ayuda a bajar de la camioneta, mientras que Pedro y Paul bajan unas cajas del baúl de esta.
—¿Confías en mí? —sentí una electricidad en todo mi cuerpo por su pregunta ¿realmente confiaba en Mijail? Siendo sincera confió plenamente en él, pero muero de miedo.
—Si...
Mijail toma mi mano, sujetándola fuerte, veo una hilera de hombres yendo alrededor nuestro, Pedro y Paul a la cabecera por ser los hombres de confianza de Mijail y este al ser el líder del cartel mundial de la mafia, solo tenía pocos hombres de confianza.
—Señor, todo está listo—dice, Pedro.
Veo a lo lejos una especie de tiros al blanco y mi mente comienza a idearse miles de cosas, aprieto sin querer la mano de mi novio y este solo me mira sonriente susurrando no tengas miedo.
¡Yo nací con miedo, Mijail!
Paul le entrega una, SIG Sauer P226 lo que Mijail no sabe, es que sé de armas por mi padre, pero jamás me permitieron manipular ninguna.
—¿Ya me puedes decir para que me trajiste aquí? —Mijail niega y ríe.
—Eres demasiado ansiosa nena, ¡Pero si!, hoy aprender a manejar esta belleza—habla señalando la pistola.
—¡Ah!, la SIG SIG Sauer P226—les puedo jurar que los ojos de Mijail se iban a salir de la sorpresa, al ver como identificaba el arma.
¿Quién pensaría que tu chica sabe de armas?
—¿Pero cómo cojones? —habla sorprendido.
—Mi padre...su pequeño hobbie, no aprobado por mamá, eran las armas—siento un nudo en mi garganta al recordar al padre que me abandono en mi peor momento. Mijail me extiende la pistola. Su mano roza la mía y esta misma me ayuda a sujetar bien el arma.
—Deja de pensar, lo que sea que ha hecho que tu semblante cambie—¿realmente me conoces tan bien? solo me limito a sonreír.
Mijail me toma de la cintura atrayéndome hacia él, levanta despacio con sus manos mi codo para poder tener una perfecta posición para empuñar el arma.
Me explica el uso breve de esta, que de igual manera sabia y sin más me sujeta para que comience a disparar. Escucho la burla de Pedro al ver que le he atinado a todo menos al tiro al blanco.
¡Me siento malditamente frustrada!
Mijail deja un beso en mi cuello, que hace que me tense. Miro con cara de pocos amigos a Pedro y estoy más que decidida a no fallar esta vez.
Pienso en todo lo que odio en esta vida. A mi padre, porque era demasiado tiempo sin saber de él, lo odiaba por haber abandonado a mi madre, cuando ella pasaba su peor momento, lo detestaba por haber huido en vez de buscarme, lo odiaba por no importarle si seguía con vida o a esta época de la vida estaba muerta.
Los ojos de Mijail siguen cada uno de mis movimientos y sin más comienzo a disparar apuntando con excelencia al blanco. —¡Esa es mi chica! —gritó eufórico Mijail, paso por encima de Pedro y lo golpeo con mi hombro.
—Idiota—espeto pasando literalmente encima de él. Antes de llegar a la mansión, le pedí a Mijail que nos parqueáramos a fuera de un restaurante de hamburguesas, tenía tanto tiempo sin probar una, que sin duda se me hizo agua la boca.
Mi chico, sin pensarlo dos veces, cumplió mi petición. Sus hombres rodearon el perímetro ganándonos la mirada de los clientes del lugar. Una chica un poco mayor que yo, se acercó a tomarnos el pedido. Sus ojos se fijaron en mi novio y por más de treinta segundos no le quito la mirada. Carraspee para que se diera cuenta de que él no iba solo y la muy desgraciada solo le tomó la orden a él.
—Si te digo que la mates, ¿lo harías? —Mijail comenzó a reír tanto, ganándose las miradas de las personas curiosas.
—Yo haría cualquier cosa por ti cielo mío, pero los celos no llevan a ningún lado—¡Ja!, lo dice el hombre que mando a matar a mi profesor de matemáticas ya que él y yo teníamos sentimientos mutuos.
—Mijail...—le hable retándolo—¡Te veo mirándola y te juro que quedaras sin tu preciado amigo! —dije señalándole en medio de sus pantalones!
El trago seco y asintió.
—Ahora que sabes manera un arma—hizo una pausa—No me metería contigo.
Y tienes razón...la chica trae el pedido de Mijail, al menos mi novio había pedido también algo de comer para mí, la chica le sonríe coquetamente a Mijail y sin ningún tipo de pudor.
¡La puta madre que te pario, maldita zorra!
—Le sigues sonriendo así a mi esposo, y te pegaré un tiro en medio de esas cejas mal hechas—le susurro. La chica me mira con pavor y se va.
Mijail sonríe y besa mi mano—Eso ha sido lo más sexy que han hecho por mi...—sus labios buscan los míos con desesperación. Me detengo al ver un grupo de hombre interrumpir el local.
—Pase lo que pase, no se te separes de mi— y dicho esto, sacó su arma.
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