𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑳𝒊𝒂
Estábamos en nuestra clase, Marcos tenía en sus manos un dibujo que Paulita había hecho.
En este, aparecía una niña rubia durmiendo en una cama mientras un doctor estaba justo enfrente suya.
Vicky: ¿Eso significa que lleva años apareciéndose por este internado? Porque vamos, es de locos.
Roque: Bueno, también quiere decir que Julia no es la única que la ha visto.
Vicky: Digo yo.
Iván: Pues mira tú que bien, ¿no? Así podéis montar un club de cazafantasmas. Y organizar botellones en los cementerios.
Julia: Oye..
Iván: Cuéntame -dijo sarcástico acercándose a Julia-
Julia: Ya que tu papaíto tiene tantas medicinas porque no le pides una para el cerebro. Que a lo mejor lo tuyo si que tiene cura.
Cuando Iván iba a responderle, Marcos lo interrumpe.
Marcos: ¿Habéis acabado ya? ¿Si? Mira, yo lo que creo que pasó es que esta niña llegó al orfanato después de la Segunda Guerra Mundial. Y que se murió poco tiempo después.
Vicky: Sí, pero que muriera de frío es un pco raro.
Lia: A lo mejor no murió de frío, puede que haya sido de otra forma relacionada.
Roque: O a lo mejor se perdió una noche de invierno en el bosque.
Marcos: Ya. Eso es lo que no entiendo muy bien, por qué se supone que, según la leyenda, tenía una enfermedad.
[...]
Era la hora de educación física, estábamos todos en la puerta del edificio esperando a Hugo.
Cuando este apareció, Vicky le llamó para que viniera hacia nosotros.
Vicky: ¡Hugo!
Este se acercó a nosotros.
Lia: ¿Qué es eso?
Me refería a una furgoneta que traía cajas, montones de cajas.
Hugo: Son papeleras para reciclar. Sabéis lo que es el medio ambiente, ¿no? -asentimos-
Marcos: Si, lo que no sabíamos era que Noiret tuviese inquietudes ecologistas. ¿También le preocupa salvar a las ballenas?
Hugo: Creo que se conforma con inculcaros un poco de consideración con el medio ambiente y la vida sana. Venga, moved el culo. ¡Anda!
De repente apareció Iván, acababa de salir del edificio y vino hacia nosotros.
Roque: Tío, ¿dónde te metes?
Iván: Mirad lo que he encontrado en la biblioteca.
Iván nos mostró un mapa del internado, era bastante antiguo.
Vicky: Orfanato Laguna Negra, 1944 -dijo leyéndolo-
Lia: El plano del edificio..
Marcos: Por la fecha, tiene que ser de cuando se construyó.
Julia: Y esta tiene que ser la fachada.
Iván: ¿Cuántas habitaciones habían en el pasillo que dice Eva?
Roque: Tres, ¿no?
Marcos: Y dos más al doblar la esquina.
Iván: Son cinco, ¿no?. Pues en el plano aparecen seis, ¿lo veis?
Me acerqué un poco más hacia el edificio, me puse a contar las ventanas y a calcular.
Lia; Ahí sobra una ventana.
Julia: Si, la tercera..
[...]
Ya habían terminado las clases del día, cuando estábamos todos, cogimos el mapa y fuimos hacia el piso dónde estaba la habitación de Eva.
Marcos: Vamos a ver... -dijo mirando el mapa- Según el plano original, entre estas dos habitaciones tiene que haber una tercera más pequeña. ¿Lo veis? Es justo aquí, aquí es donde nos señalaba Eva.
Julia; La habitación número trece. Que corresponde con... la tercera ventana.
Iván: A ver, aquí está la habitación del imbécil, que da justo a la ventana. Y la doce igual.
Vicky: Vale. Entonces, la puerta de la habitación número trece debería estar... Por aquí más o menos.
Vicky y Marcos fueron hacía donde debería estar la puerta, pero ahí solo había una simple pared. Cemento y más cemento.
Roque: Igual hay un mecanismo oculto que la abra, ¿no?
Marcos empezó a darle golpes a la pared pero no sonaba hueco.
Marcos: Esto es ladrillo.
Julia: ¿Y tapiar la puerta para qué?
Iván: ¿Para que no entre nadie?
Vicky: ¿Y qué habrá dentro?
Lia; ¿Cómo podemos entrar?
Marcos: Solo hay una forma de saberlo. -dijo sonriendo-
Roque: ¿Quieres echar el muro abajo?
Iván; Si. -dijo asintiendo- Con tu cabeza, idiota. Hay que entrar por la ventana desde la habitación.
Justo la puerta de la habitación de la que hablaban de abrió dejando ver a Rubén, alias: cara cartón y a su compi de habitación.
Su compañero de habitación se fue dejándonos a nosotros solos junto a Rubén.
Rubén: Hola, Julia -dijo mirándola- Hola, Lia -esta vez me miraba a mi- ¿Qué? ¿Sacando a pasear a los perritos?
Iván: ¿Quieres qué te parta la cara, imbécil?
Lia; Mis amigos no son ningunos perritos -dije dándole una sonrisa falsa-
Rubén: Oye tío, tú eres un poquito masoca, ¿no?
Rubén había pasado totalmente de mi cara, solo buscaba pelea con Iván. En fin.
Rubén: ¿Qué pasa? ¿No has tenido suficiente antes o qué?
Iván: Mira, chaval, porque van para los pies, si no te reviento la cabeza.
Iván se acercó a Rubén con intención de pegarle o como para plantearle cara.
Lia: Ya, Iván -dije echándole para atrás-
Iván: Algún día... Algún día...
Rubén cerró la puerta de su habitación.
Vicky: Muy bien. Pues si queremos jugar a Spiderman desde su ventana, habrá que sacarle de la habitación, ¿no?
Marcos: Si, pero ahora no es el momento. Pueden vernos desde fuera. Es mejor esperar a que se haga de noche.
Roque: Y, ¿cómo piensas entretener a cara cartón para que no se dé cuenta de nada?
Todos me miraron a mi, al instante super que querían decirme cómo si se tratara de que sus ojos hablaran.
Lia: ¡No hago eso ni muerta!
Julia: Tranquilos. Yo me encargo.
[...]
Era ya de noche, Julia tocó en la puerta del cara cartón y este salió.
Julia le puso la excusa de los ejercicios de mates, nunca falla. Asi qué se fueron hacía nuestra habitación dejándonos entrar.
Marcos: Venga, vamos
Marcos: Vosotros esperad aquí. Que no pase nadie. Lia, vente.
Me quedé sorprendida, ¿querían que fuera con ellos? Sorprendente.
Vicky y Roque se quedaron fuera vigilando mientras que yo fui con los chicos a la habitación.
Marcos abrió la ventana para después salir.
Cuando Marcos llegó hacia la ventana que debíamos ir, yo iba a mitad de camino mientras que Iván acababa de salir.
Cuando llegué, Marcos me ayudó a meterme dentro de la habitación.
Después de unos segundos, estábamos ya los tres metidos en aquella mini habitación.
Había una cama que parecía de matrimonio, bastante antigua, iba a juego con algunos pequeños muebles y el armario que había.
Habían juguetes de aquella época por todos lados, también había un caballo de madera.
Marcos iluminaba con su teléfono toda la habitación.
Iván: A ver, apunta ahí.
Era una foto de Eva.
Lia: Joder, es igual a tu hermana, Marcos. Que mal rollo da todo esto, encima siento unas malas vibras aquí dentro.
Marcos fue a abrir la puerta pero como era de esperar había una pared de ladrillo cubriéndola.
Marcos: Bueno, está claro de que hasta que la tapiaron esta era la habitación de Eva.
Lia: Y, ¿por qué creéis que la tapiaron?
Marcos: Querrían mantenerla igual que cuando estaba viva. Es algo que le pasa a muchos padres cuando pierden a sus hijos.
De repente un ruido inundó toda la habitación, del susto y del ruido me tapé los oídos mientras casi me escondía detrás de Iván.
Marcos: Otra película.
Marcos cogió aquel cacharro del suelo y lo abrió.
Marcos: Solo de pensar lo que puede haber aquí grabado... -dijo negando para después dármelo-
Iván: A lo mejor son las cenas de Navidad del tío Adolf. Anda, mira que hay en el armario.
Fui a abrir el armario, los vestidos que habían eran de aquella época.
Iván fue a abrir un baúl que había en el suelo.
Iván: Mirad, esto. ¡Venid!
En este habían un montón de cosas, juguetes, dibujos, etc...
Saqué un cuaderno que había ahí dentro, tenía el símbolo de Géminis.
Lia; Tiene el símbolo de Géminis...
Iván cogió el cuaderno para después ponerse de pie junto a nosotros dos.
Abrió el cuaderno y dentro tenía el nombre de Ritter Wulf.
Iván: Anda, mira. Ritter Wulf.
Marcos abrió el cuaderno para ver su contenido pero estaba todo en alemán.
Marcos: Está todo en alemán.
Iván: A ver, a ver. A ver, espera.
En una página había un dibujo de una cápsula en las que se meten a las personas para congelarlas.
Iván: ¿Qué cojones significa esto?
Lia: Por eso tiene frío... -dije mirándoles-