𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑳𝒊𝒂
Al día siguiente, bajé a desayunar como todos los días. Cuando llegué, cogí mi plato con el desayuno y me senté junto a los chicos.
Estábamos todos menos Carol, nadie sabe de ella desde ayer.
Cuando llegó Marcos, se sentó en la única silla vacía que quedaba. Todos estábamos en un total silencio hasta que él habló.
Marcos: ¿Y Carol?
Julia: ¿No la has visto? -pregunto extrañada-
Vicky: Yo creía que habíais hecho las paces y os habíais tirado toda la noche jugando a los médicos.
Marcos: Si yo no he hablado con ella desde ayer.
Julia: Que raro.
Lia: No ha dormido esta noche en la habitación, estaba la cama hecha. -dije preocupada-
Iván: ¿Y no os ha llamado?
Vicky: Nada, ni un mensaje -dijo negando-
Marcos: Estoy empezando a ponerme nervioso.
Marcos sacó su teléfono del bolsillo y marcó en número de Carol. Nadie lo cogía..
Lia: ¿No te lo coge?
Marcos: A Carol le ha pasado algo
Se le empezaron a cristalizar los ojos y se notaba que le costaba hablar.
Vicky cogió su teléfono y empezó a llamar de nuevo a Carol.
Roque: A ver, a lo mejor después de la bronca de ayer, no quiere saber nada de nadie.
Lia: ¿Pero tú estás tonto o qué? ¿Y por qué no ha aparecido esta noche? La bronca fue solo con Marcos, nada de lo que dices tiene sentido.
Vicky: Nada -dijo dejando el teléfono en la mesa- Esto es muy raro. A Marcos puede, pero a mí me lo cogería.
Iván: Además, si no ha dormido en la habitación, ¿dónde cojones a dormido?
Marcos: Esos cabrones les han hecho algo.
Vicky: Pero, ¿por qué? Es que no lo entiendo.
Julia: A ver, ¿cuándo la hemos visto por última vez?
Marcos: Yo la última vez que la vi fue ayer, aquí, cuando discutimos.
Lia: ¿Alguno la habéis visto después?
Todos negaron a mi pregunta.
Marcos: Tenemos que ir a buscarla ya.
Iván: Si, deberíamos dividirnos. Hay que preguntar a todo dios a ver si alguien sabe algo.
Salimos corriendo del comedor mientras los pensamientos malos solo hacían gobernar nuestra mente.
[...]
Me encontraba buscando a Carol junto a Vicky e Iván, le preguntábamos a todo el mundo pero nadie sabía de ella.
Cuando llegamos a la biblioteca había un par de chicas estudiando, Vicky se dió la vuelta y nos miró a ambos.
Vicky: Aquí tampoco está.
Lia: Mierda, joder..
Iván fue al medio de la biblioteca y se puso a hablarle a las chicas.
Iván: A ver, la gente que no está apuntada al taller de ajedrez, por favor que vayan saliendo, ya. Venga, venga, fuera.
Amaia: ¿Que taller es ese? ¿Quién lo da?
Lia: Amaia, cariño. Déjate las preguntitas y hazle caso a Iván.
Iván: Machote, que majo eres -le dijo mientras le daba unas palmadas en la espalda y lo echaba de ahí-
Todo el mundo se fue de la biblioteca dejándonos solos.
Vicky: Iván, ¿qué haces?
Iván: A ti que te parece. No nos quedan más sitios donde buscar. Pero igual está aquí abajo.
Cuando Iván iba a abrir la puerta de los pasadizos, entró Noiret a la biblioteca.
Noiret: Estáis perdiendo el tiempo.
Me quedé inmóvil, no sabía que hacer.
Noiret: Carolina no es Papá Noel. No está ahí.
Iván: ¿Dónde está?
Lia: ¡¿Qué le habéis hecho, malditos cabrones?!
Noiret: Será mejor que vigiles ese vocabulario, Lia -dijo mirándome y sonriendo-
Noiret se sentó encima de una mesa.
Noiret: En la playa, tomando el sol en tanguita. ¿Os da envidia? No me extraña. La verdad, es que la chica sabe negociar.
Los tres cruzamos miradas, no entendíamos absolutamente nada.
Iván: ¿Qué nos estás diciendo?
Noiret: Te estoy diciendo que estaba cansada de llevar esta vida de mierda y de vosotros -dijo levantándose con furia- Y del galleguiño. Y si fuerais listos, haríais lo mismo en vez de andar husmeando. Pero vamos, si queréis buscarla ahí abajo, adelante.
Dijo para finalmente irse de ahí, nos dejó a los tres totalmente helados. Intentábamos analizar todo aquello que nos había dicho.
[...]
Estábamos todos en nuestra hablando sobre Carol, sobre todo lo que Noiret nos había dicho.
Iván: Hemos hablado con mi padre. Nos ha dicho que Carol... ha hecho un trato con ellos y la han dejado irse.
Marcos: ¿Cómo?
Lia: No sé, Marcos. No sabemos que decirte, todo esto es muy raro.
Julia: ¿Eso significa que ahora trabaja oara ellos o qué?
Marcos: Eso no tiene ningún sentido.
Roque: Pero explicaría por qué se ha ido sin decir nada.
De repente una voz nos sacó de nuestra conversación no muy agradable.
Paula: ¿Marcos, me puedes ayudar?
Marcos: No, Paula. Ahora mismo no puedo.
Paula: Pero, ¿puedo poner a Héctor en mi árbol genealógico?
Marcos nos miró para después salir de la habitación con su pequeña hermana.
[...]
Hace un rato, Marcos llamó al teléfono de Carol y esta lo cogió. Su voz parecía débil.
Íbamos caminando por el bosque mientras Marcos iba al teléfono hablando con Carol, ella daba las indicaciones de dónde estaba.
Marcos: Carol, tienes que decirnos dónde estás. Mira a tu alrededor, ¿qué es lo que ves?
Carol: Rocas... Un claro... Oigo agua...
Marcos: ¡Chicos, oye agua! ¿Cómo se va a la laguna?
Iván: Creo que es por ahí.
Marcos: Vale, muy bien. Carol, ya está. Ya está, ya estamos de camino, ¿vale? Tú no dejes de hablarme. Venga, hay agua, hay rocas, ¿qué más?
Marcos le duplicaba a Carol que aguantara hasta que llegáramos.
Cuando Carol iba a decirnos quién le había hecho eso, la cobertura empezó a fallar haciendo que terminara la llamada.
En un plis plas estábamos en dos grupos. Yo iba junto a Iván, Julia y Vicky, nosotros nos dirijamos hacia la laguna y Marcos y Roque hacía el río.
Íbamos gritando por todo el camino su nombre, una y otra vez...
Cuándo estábamos huyendo de aquella cosa que vimos, oímos a Marcos gritar el nombre de Carol.
Fuimos hacía esa dirección, pensaba que todo iría bien pero...
La imagen que veía me dejó helada, Carol estaba sobre los brazos de Marcos hecha polvo. Vicky en cuanto llegó, se puso al otro lado de ella.
Yo estaba parada justo al lado de Iván, Roque en el otro lado y Julia a mi izquierda.
Mis lagrimas empezaron a salir, no podía creer lo que mis ojos veían.
Cuando vi que Carol dejó caer su cabeza hacía atrás, empecé a pensar en lo peor y efectivamente así era...
Lia: Carol...
Cuando quise acercarme hacia esta, mis piernas me lo impidieron. Caí al suelo con la mano en mi boca.
Mis lagrimas no paraban de salir, todo era un río de lágrimas y penas...
Iván se puso a mi altura y me abrazó con fuerza, en ese momento mi cerebro solo sabía retransmitir momentos felices que tuve con Carol.
Marcos soltaba gritos desgarradores de la gran pena que sentía, Vicky lloraba sobre ella.
Roque estaba parado justo detrás de ellos y Julia lloraba y se tapaba la boca con su mano.
Solo podía repetir en mi cabeza una y otra vez...
𝐍𝐨... 𝐨𝐭𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐧𝐨...