Amado Lucifer:
Al regreso de nuestra luna de miel, reanudamos nuestras actividades independiente del otro. Tu con los asuntos de la corona y algunos overlords a los cuales soportar. Y yo con los asuntos del hotel, además de algunos asuntos recién adquiridos al ser rey consorte.
Pase una semana fuera del palacio, había tanto que hacer en el hotel. Luego de terminar en tiempo récord la mayoría de pendientes, quería verte y pasar tiempo juntos. Como un respiro a todas esas obligaciones que ahora cargo y así librarte un poco de trabajo también.
No te avisé por qué quería sorprenderte, de alguna forma creí que eso te alegraría la tarde de alguna forma. Ni bien entre al palacio, noté el cambio de energía. Las alarmas en mi cabeza se encendieron al instante, olfate el aire en busca del característico olor de la sangre. No obtuve resultado alguno, disfracé mi energía. Reduciendola a un aparente diablillo de servidumbre.
Camine en completó silencio, subí las escaleras principales, guiándome por la intensidad de la energía. La reconocí como tuya, alarmado pero precavido. Segui el camino hasta nuestra habitación. Mis orejas revolotearon levemente al captar movimiento en la habitación, la puerta estaba cerrada.
Con la sonrisa más segura de mi repertorio, con mi cetro en una mano y con la otra, tome el pomo de la puerta. Preparado para cualquier impertinente que haya provocado tal desborde de tu energía, lo gire despacio y abrí la puerta.
Estabas en nuestra cama, casi desnudo y una pelirroja demonio de largos cabellos. En la misma circunstancia que tú, encima tuyo. Rompí el pomo de la puerta por la fuerza aplicada, la ira desbordante en mí interior. Ambos me miraron atónitos, solo fui consiente de la fuerte estática que emitía. Seguramente mi rostro se estaba deformando y las diales de radio comenzaron a hacer acto de presencia.
Logré reaccionar antes de arremeter en tu contra, me dió la vuelta lo más rápido que pude y cerré la puerta antes de darte tiempo a reaccionar. No sé cómo lo hice, pero de alguna forma logré trasladarme hasta mi antigua habitación en el hotel. La energía en mí totalmente fuera de control.
Me sentía destrozado, oculte mi rostro entre mis manos. Llore, después de décadas. Lloré, lloré de dolor, lloré amargo, lloré desolado y lloré de furia. Intenté quitarme el anillo de bodas, pero solo obtuve una quemadura en los dedos de la mano derecha. El anillo se había transformado en una serpiente, ajustándose lo suficiente en mi dedo.
Ahora siendo el vil y mundano recuerdo de cómo me deje caer a la boca de la serpiente.
No sé en qué momento llegaste a la habitación, al menos te tomaste la molestia de ordenar tu ropa. Me abrazaste, me me besaste. Me mentiste otra vez y aún así, mi corazón se hinchó de cariño.
¿Porque Lucifer? ¿Si no hubiese llegado temprano, me hubieras tratado tan dulcemente habitual?. Si no te hubiera descubierto, ¿Cuántas veces más lo habrías hecho? Me dijiste que no era lo que yo pensaba.
¿Y que estoy pensando?
La debilidad hizo acto de presencia, no pude apartarte de ninguna forma. No te maldije, no pude odiarte. En cambio, te amo profundamente. Tanto que duele.
Mis sentimientos están tan rotos, pero soy tan imbécil por sentir lo que siento por tí. Aún soy tuyo en cuerpo y alma, aunque ya no te sienta mío.
-Alastor T.R.D-
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•Notas del autor privado de sueño y con la percepción de la realidad bien alterada:
•De aquí en adelante, todo irá a piqué. Así que, advertidos están. De cualquier forma, esperare paciente por sus comentarios.
•Hay una posibilidad de que actualice cada dos días, debido al hecho de que debo ordenar los retazos de las diez cartas que recorte para ordenar las como es debido. No sé, aun no tengo claro cuánto tiempo tomará, aunque no creo que sea mucho.
•cuidense y no olviden tomar awita, chao.
Atte: Mr.Radio Demon