Se encontraba en la universidad, comiendo con sus amigos Yujin y Gyuvin, quienes hablaban animadamente mientras él estaba pensando en cómo poder librarse por fin de Hanbin.
Sintió su celular vibrar, sin embargo no le prestó atención.
—¡Zhanghao! – escuchó a Gyuvin llamarlo, seguido del chasqueo de sus dedos en su cara.
—¿Qué pasa? – reaccionó y le preguntó.
—Revisa tu celular, acabo de mandarte algo que podría servirte.
Con miedo de la mirada de ambos chicos sacó su celular y revisó el mensaje que le había mandado Gyuvin.
Era una foto, pero no cualquiera. Era Hanbin, ¡besando a una chica que claramente no era Eunchae! Sintió en ese momento que el universo estaba de su lado.
—¿Qué es esto?, ¿De dónde lo sacaron?
—Digamos que estábamos casualmente en la facultad de medicina y vimos eso. – le respondió Yujin.
Sinceramente no quería preguntar el porque ambos estaban juntos en la facultad de medicina, la respuesta era obvia, ese lugar era el menos concurrido de toda la universidad y no quería imaginar lo que hacían.
—¿Hace cuanto fue esto?
—Justo ayer. Zhanghao, esto literalmente puede salvarte la vida. – y tenía razón Gyuvin.
Podría hacer muchas cosas con esa simple foto, podía sacar mucho provecho de ella, y lo haría.
—Gracias chicos, luego nos vemos. – les dijo y se fue corriendo de la cafetería a buscar a Hanbin.
Probablemente estaría con sus amigos haciendo tonterías, o molestando y haciéndole la vida imposible a alguien, o si tenía suerte, coqueteando con una chica.
Aparte de sentirse aliviado, se sentía muy enojado e indignado, se supone que estaba saliendo con su hermana y estaban a casi nada de formalizar la relación, no iba a permitir que le hiciera esto a Eunchae. No podía ni imaginarse lo que haría cuando fueran novios.
Después de caminar por casi toda la facultad, lo encontró acorralando a un chico bajito, se veía asustado, él tenía su mirada burlona de siempre. Llegó a ellos cuando Hanbin le arrebató la botella de agua que tenía el bajito y luego la abría para después vaciarla por completo en su cabeza.
Agarró todo el valor que pudo y le tocó el hombro.
—¿Te interrumpo?
—Sí, vete. – le respondió cortante viéndolo.
—Tenemos que hablar.
Dejó al chico que estaba molestando y lo dejó ir, él bajito se fue corriendo rápidamente. Después tiró la botella de agua al bote de basura, luego tomó de la muñeca a Zhanghao y lo arrastró con él. Se veía enojado, lo sostenía fuertemente que estaba seguro de que dejaría una marca en su muñeca.
Llegaron hasta la parte de atrás de la facultad, Hanbin lo empujó a la pared haciendo que chocara contra ella.
—¿Qué quieres? Habla rápido o voy a golpearte.
Sacó su celular con la feroz mirada de Hanbin encima de él y rápidamente abrió la foto y se la mostró.
El rostro de Hanbin era literalmente un poema, sus ojos estaban abiertos y su ceño fruncido. En menos de segundos le arrebató el celular y lo acorraló contra la pared.
—¿Qué carajos es esto?
—¿No es obvio?, ¿Necesitas lentes? Yo soy el que debería preguntarte eso.
—Si se lo muestras a tu hermana...
—Se lo mostraré. – le interrumpió —. Si sigues molestándome se lo mostraré. – lo amenazó.
Por primera vez sentía que podía controlar a Hanbin como lo hacía con él, sentía que podía hacerle el mismo daño que él le hacía.
—Hagamos un trato. – dijo Hanbin después de estar en silencio un tiempo.
—Te escucho.
—Si tú borras esta foto y prometes no decirle nada a Eunchae, yo dejaré de molestarte.
—No soy tonto, no la borraré.
—Sí lo harás.
—No.
—Sí.
—Que no.
—Si te pago, ¿Lo harías?
—Trato.
Hanbin sacó un poco de dinero de su bolsillo y se lo entregó, Zhanghao lo contó y después lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
—¿Entonces? – le preguntó señalando el celular de Zhanghao aún en su mano.
—Bien, bórrala tú.
No dudo ni un segundo en presionar el botón de "eliminar", después le devolvió el celular.
—Bueno, es un trato, de ahora en adelante no te molestaré más. – dijo siendo totalmente sincero.
Zhanghao solamente esperaba que cumpliera su palabra.
Pasó otro mes y está vez podía decir que fue como un sueño, totalmente hermoso. Hanbin ya no lo molestaba, incluso le hablaba amablemente, cuando iba a su casa lo trataba bien, hablaban como si realmente fueran amigos. Fue un cambio demasiado drástico.
No sabía en qué momento pasó, pero se sentía feliz con eso.
Parecía que la vida por fin le sonreía, tampoco sabía si Hanbin lo hacía porque realmente quería, o solamente porque no quería que le dijera algo a Eunchae, sinceramente, estaba confundido. Había ocasiones en las que lo trataba tan bien que sentía que había algo detrás de ese trato amable.
No le gustaba pensar mucho en eso porque llegaba a conclusiones extrañas que definitivamente nunca pasarán. Aunque de vez en cuando se preguntaba si Hanbin también sentía esa necesidad de sonreír cuando lo veía, ¿Su corazón también se aceleraba cuando le da pequeñas palmadas en su espalda?, ¿También se sentía confundido con sus sentimientos?
La respuesta era sí. Aunque no lo pensaba mucho, había una atracción fuerte que sentía hacia Zhanghao. Pero según él, esa atracción desaparecía cuando estaba con Eunchae.
Que mentira tan grande.
—¿Qué sabor quieres? – preguntó a Zhanghao cuando llegaron al puesto de helados en el parque.
—Vainilla.
Luego pidió los tres helados, el de Eunchae de fresa, y el de Zhanghao y el suyo de vainilla.
Ya era casi normal que Zhanghao estuviera con ellos en sus citas, ninguno sabía la razón, pero a Zhanghao de cierta forma le reconfortaba estar con ellos, no quería ni podía imaginarse a Hanbin y a su hermana besándose en algún callejón, o comportándose dulcemente tomados de la mano, se sentía enojado y triste de sólo pensar eso.
Ya tenía suficiente con aguantar ese sentimiento con la relación de Hanbin y Eunchae. Tan pronto como los dos hicieron el trato, Hanbin le pidió a la chica que fuera su novia y esta sin dudar aceptó.
—¿Qué te pasa?, ¿Estás bien? – escuchó la voz de Hanbin preguntarle.
Y ahí estaba otra vez ese acelero de su corazón al escuchar su voz.
—Nada.
—Estás muy callado, normalmente no eres así.
¿Por qué tenía que interesarse tanto en él? Mierda, se estaba poniendo nervioso.
—Sólo me duele un poco la cabeza.
—¿Estás bien?, ¿Quieres irte?
Y ahí estaba otra vez esa maldita preocupación que tenía por él, ¿Por qué no podía simplemente no importarle? No necesitaba ser tan atento.
—No es nada.
—¿Seguro? – Zhanghao asintió.
Después les entregaron los helados, Hanbin pagó y luego ambos fueron hasta la banca donde se encontraban con Eunchae antes.
—Chicos, tengo que irme, mi compañera de clases me llamó para reunirnos en su casa para hacer un proyecto. ¿Está bien si los dejo solos? – dijo la chica cuando ambos regresaron.
—No te preocupes, ¿Quieres que te lleve? – preguntó Hanbin y ella negó.
—Su casa está cerca de aquí, iré caminando. Por favor lleva a Zhanghao a casa, nos vemos luego. – la chica tomó su helado y se despidió de su hermano con un abrazo y de su novio con un pequeño beso en los labios.
Zhanghao sintió cierta molestia e incomodidad cuando pasó eso.
Eunchae se fue del parque dejando a los dos chicos solos. Ambos se sentaron y comían su helado tranquilamente aún sin hablar.
—¿Hay algo que quieras hacer? – preguntó Hanbin.
—No lo sé, creo que me gustaría ir a los columpios. – señaló los juegos en donde no había nada más que unos niños pequeños con sus padres.
—Entonces vamos.
Se levantó de la banca, tomó a Zhanghao de la muñeca ligeramente y tiró suavemente de ella. En el camino tiraron su helado que estaba ya casi acabado y después llegaron a los columpios. Con un poco de duda Zhanghao se sentó y cuando estaba a punto de darse impulso él solo, sintió unas manos en su espalda.
—¿Q-qué haces?
—¿No es obvio? Te doy impulso. – le respondió con una pequeña sonrisa.
—¿Pero, por qué?
—¿Tiene que haber una razón para querer darte impulso?
—No realmente.
—Bien, agárrate fuerte.
Se sujetó con un poco de fuerza de las cadenas y luego Hanbin empujó suavemente su espalda haciendo que el columpio empezara a balancearse. Fue aumentando los empujes con el tiempo, disfrutando de las risas risueñas que Zhanghao emitía.
Iba pidiendo más impulso cada vez. Llegaba tan alto que sentía que podía tocar el cielo. Varias personas que pasaban por el lugar los vieron y pensaban que eran una linda pareja. Ambos reían animadamente por los gritos y maldiciones que lanzaba Zhanghao cada que subía.
De repente, Hanbin detuvo con fuerza el columpio haciendo que Zhanghao emitiera un quejido.
Volteo su rostro hacia Hanbin, cuando él le sonrió alzando sus cejas se dio cuenta de lo cerca que estaban sus caras.
—¿P-por qué? – ni siquiera pudo terminar de formular la pregunta por lo nervioso que estaba.
Sentía su corazón salirse de su pecho cuando le respondió y su aliento chocó contra sus labios haciendo que deseara estar aún más cerca.
—Nos tenemos que ir.
Y se alejó esperando a que se bajara del juego.
Mierda, por un lado le molestó que se alejara, mientras que por el otro lo agradeció profundamente, se sentiría muy mal si sus labios hubieran chocado, hace tan sólo unos minutos esos labios habían chocado con los de su hermana.
Unos minutos después ya estaba en el auto de Hanbin dirigiéndose a su casa. Cuando pararon en un semáforo en rojo, una ambulancia pasó justo a lado junto con su característica sirena.
Incluso antes de que Zhanghao pudiera encogerse en el asiento, Hanbin se acercó y tapó sus oídos con sus manos y lo acercó a su pecho dándole cierto tipo de protección, transmitiéndole tranquilidad.
—¿Estás bien?
—Sí, sí, gracias. – se alejó de él cuando la ambulancia pasó.
Tan sólo hace un mes le parecía raro y hasta sentía que se burlaba de su miedo a los ruidos fuertes, y ahora él mismo se encarga de limpiar las lágrimas de sus ojos con sus manos frías.
Quería golpearlo en ese momento por hacer que se confundiera más y que sus sentimientos hacia él crecieran.
Esto no estaba bien, no estaba nada bien.
—Oye, dale esto a tus padres, es un buen vino. – le pasó la botella de aquella bebida antes de que bajara del carro.
—Está bien, gracias.
—Asegúrate de no tomarlo. No es para niños. – dijo burlón.
—Idiota, tú eres el niño. – respondió con una sonrisa.
—Sí, claro, nos vemos pequeño.
Se despidió con un ligero movimiento de cabeza, sonrojado por el apodo que había usado para llamarlo.
Después entró a su casa, vio a su padre sentado en la sala quien estaba revisando su celular.
—¿Por qué vienes sólo?, ¿Y tu hermana?, ¿No habías salido con ella y Hanbin? – le preguntó.
—Fue a casa de una compañera de su clase para hacer un proyecto, pensé que te había avisado.
—¿Y te quedaste con él? – asintió —. ¿Y también te trajo?
—Sí, por cierto. Les trajo esto a ti y a mamá, dice que es bueno. – le pasó la botella de vino y el señor la tomó.
—¿Y por qué no se lo dio a Eunchae?
—Yo que sé papá, si quieres pregúntale a él.
Su papá lo miró con una mirada que no pudo descifrar, se veía como si le estuviera reprochando algo o lo estuviera regañando, pero también con algo de lástima o comprensión, no sabía exactamente lo que quería dar a entender con esa mirada.
—¡Oh, Zhanghao! Ya llegaste, ¿Y tú hermana? – bajó su mamá de las escaleras recibiéndolo con un abrazo.
—Con una compañera haciendo un proyecto.
—¿Y Hanbin?
—Ya se fue, vino a dejar a Zhanghao y nos trajo esto. – le enseñó la botella de vino.
—¡Qué considerado! – exclamó emocionada tomando la botella en sus manos —. Es un buen chico, ¿Verdad Zhanghao? Me alegra que él y Eunchae sean pareja, se ve que la quiere mucho.
Pudo claramente sentir como su corazón se encogía ocasionándole gran dolor al escuchar a su mamá tan emocionada por su relación.
—Sí, supongo – respondió sin ganas —. Voy a mi cuarto. Que lo disfruten.
Se despidió y subió rápidamente a su habitación, en donde se lanzó a la cama. Comenzó a llorar en su almohada, se sentía horrible por tener sentimientos hacia alguien que siempre lo había tratado de la manera más horrible, por alguien que claramente nunca se interesaría en él, por dos razones. La primera, porque ni siquiera lo trataba bien por gusto, y la segunda, porque era novio de su hermana, de su perfecta y hermosa hermana.
Se odiaba a sí mismo más de lo que imaginaba.
¡gracias por leer!