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¿CON LA ALIANZA O CON LOS TRAIDORES?
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JESSICA FAVRE
—¡Esto es inaceptable!— Vocifera Antonella, la esposa de Raphaël, mi hermano mayor. —Atacar así a cualquier Favre es un delito que se castiga con muerte.
El rubio me mira con ojos lastimosos, mientras su madre le colocaba hielo en la herida. Al no encontrar en mí, un ápice de piedad, baja la cabeza avergonzado.
—Jace tampoco es inocente, Antonella—Suelto. —Según los testigos, él empezó.
La castaña se torna roja de rabia, y acaricia el rostro de su hijo.
—¡Exijo que lo expulse del castillo! Hoy es mi hijo, mañana podría ser usted— Gruñe. —¿Y la mordida que contenía? ¡Es un monstruo! ¿Como estará en la ceremonia, ahora? ¡Mire como le dejo el rostro!
Carlos fingía curar las heridas de Cyprian que ya habían sanado gracias a su lado demoniaco, para que no sospecharan.
—Lo que importa es que ya sanó—Dije. —Y creeme que Cyprian recibirá un castigo acorde a la situación, al igual que Jace.
Cyprian me da una mirada fría.
—Pero mi hijo es un Favre de sangre, hijo de su hermano, Alfa Suprema—Repitió con más calma.
—Cyprian hace una contribución significativa a la alianza. —Contesto. —Cuando Jace inicie su trabajo como alfa, podre considerarlo igual o más Favre que Cyprian.
—Cuidado, Alfa, él es hijo de brujos malignos y fue criado por dos traidoras, Amina Belanger y Diana Ayleen...—La interrumpí.
Escuchar el nombre de esa bastarda junto a Diana me hace hervir la sangre.
—Les sugiero que se arreglen, porque la ceremonia empieza en veinte minutos. —Digo. —Póngale maquillaje en los moretones.
Antonella aprieta los labios para no decir más. Y sale con su hijo, sin antes fulminar con la mirada a Cyprian. Carlos suelta un suspiro, y una risita se le escapa de los labios.
—Debes enseñarle a Raphaël como controlar a Antonella—Bromea.
Al ver mi rostro, se torna serio. Le ordeno que me deje a solas con el niño. Cyprian me mira, no tenía remordimiento de nada, y solo se mantuvo en el sillón a la espera de su castigo. Pase mi mano por la mandíbula, haciendo un intento de calmarme.
—Quiero saber por qué tan de repente te llaman traidor—Le ordeno.
Niega con la cabeza. —¿Les crees a ellos? ¡Yo no hice nada!
—Golpear a un Favre es traición, niño— Len recuerdo. — Sabías que Jace tiene a su luna, si le hubieras llegado a tocar un solo cabello de ella, tendría que haberte matado.
—Yo jamás tocaría a una luna.
—Estabas tan sumergido en tu ira que no viste que la luna de Jace estaba intentando separarte de él— Explique.
Él frunció el ceño.
—Estás tan raro, Cyprian, desde que volviste de lo de tu profesor— Digo. —Me estás ocultando algo. Y estoy segura de que se trata de Belanger.
Enderezó su postura, y su respiración se vuelve tensa.
—Escuchame, niño— Comienzo. — Las traiciones me tiene harta, perdone a Carlos, a Nikolas y a ti porque sé que jamás harían nada contra la alianza.— asiente. — Y estoy dispuesta a perdonar a tu madre, a dejar que viva aquí contigo si cooperas. Pero Amina Belanger me las tiene que pagar, ella mató a un beta de alto rango y amenazó a mi familia.
Levanta nuevamente la mirada hacia mí, confundido.
—¿Estas con la Alianza o con esa traidora de mierda? —Pregunté. Se mantiene callado. —Bien. Arregla tus putas cosas y te largas del castillo.
Salgo del estudio. Carlos aparece detrás de mí, seguramente estuvo escuchando todo. Trataba de seguirme el paso, con la respiración agitada.
—No puedes echarlo— Ruega. —Es un niño, Jessica, por favor. Te juro que no sabemos nada de Amina. Reconcidera tu decisión, por el amor de la Diosa Luna.
Lo ignoré.
—¡Diana jamás te perdonaría esto!
Doy media vuelta para verlo. Su rostro estaba pálido, y sus ojos llorosos me suplicaban que cambiara de opinión.
—Ya no me importa Diana— Aseguro. — Estoy cansada de lamentarme por alguien que no valía un carajo.
—Te estás dejando llevar por la rabia, Jess—Saltó con confianza— Ella es el amor de tu vida, tu alma gemela... tu luna.
Suelto una sonrisa amarga.
—No — Dije. — ¡Ella no es nada, porque esta muerta!
Me mira con el ceño fruncido, hace el patético intento de ocultar que mis palabras le duele y contrae el rostro para no llorar.
—De verdad espero que Diana elija a Amina esta vez.— Regresa al estudio.
Calme mi respiración. Y me encamino al salón, hacia la ceremonia. Me siento en la primera fila, donde se encontraba mi beta Vicente, su familia y mis padres. Alexa y los de elite cuidan el escenario. Junto a mí, estaba Adara.
—Leí el libro que me recomendó, Alfa—Me susurra la pelirroja.
La miro, lucía un hermoso vestido morado y su cabello lo tenía recogido, dejando ver un cuello delgado y delicado. Me sonríe, con sus mejillas levemente rojas.
—¿Qué te pareció?
—Excepcional—Responde. —Me gustaría mucho que habláramos de él luego de la ceremonia, si le parece, Alfa.
Asiento. Mi madre inicia la ceremonia. Escucho la puerta abrirse, sin embargo eso no detuvo a la Luna Ravena. Cyprian se sienta a mi lado, con la mirada al frente.
—Amina Belanger se encuentra en Lyon, Alfa Suprema, en el bosque cerca del límite—Dice sin titubear. —Logan los puede guiar a su cabaña.
Una sonrisa de satisfacción se expande en mi rostro. Mi mirada van directo a Alexa, que espera una orden ante lo dicho por Cyprian. Asentí con la cabeza, ella le hace una seña a los soldados que rodeaban el salón y comienzan a salir.
—Es momento de que nuestra Alfa Suprema le otorgue el distrito de Sudamérica al alfa...—Dice mamá— Edik Favre, hijo de Alessa y Victoria Favre y a su Luna Roth Shell, quien se encargara de traer más descendencia pura a nuestra familia.
Comienza una ovación ante los elegidos. Subo al escenario junto a los chicos. En el podium, mientras mi elite salía a prepararse para ir a Lyon, Carlos entra y rápidamente entiende lo que pasa, levanta una mirada asustada hacia mí.
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AMINA BELANGER
—¿Me vas a dejar en este basurero?—Exclama Giselle, con indignación.
Ajusto las cadenas en sus muñecas.
—Calladita te ves menos fea—Le dije.
—Disculpa, pero soy la mujer más bonita que conoces—Asegura con una sonrisa.
Solté a reír.
—La mujer más bonita que conozco soy...
—Ya sé, ya sé—Hace una mueca de desagrado. —Diana Ayleen.
Saca su lengua y hace un sonido como si vomitara.
—Sí. Iba a nombrar a Diana—Suelto.
Al tener las cadenas bien apretadas de pies y manos, me levanto. Esta celda esta ubicada en el ala oeste de subterráneo de Ziah, no era parte de el límite y por esos mis híbridos salvajes no podrán llegar a tocarla, por ahora.
—Así que, hibrida oxigenada—Rueda los ojos. —¿Mikaela Shan? ¿En serio?
—¿Qué? ¿Celosa?
—Solo conozco los celos hacia Diana Ayleen, lo siento.
—Admito que no me vengo como con Ziah, pero al menos me trata como un ser vivo con sentimiento, no como ella y la insensible de la Alfa Suprema, aunque, extraño tanto que me follen.
—Eso me pasa por preguntar.
—Solo faltarías tú para hacer mi top 3 de bestias sin sentimientos— Sonríe con picardía. —Te advierto que será muy difícil sacar a mi Jess preciosa del número uno.
—Me quiero volver heterosexual.— Suelta una carcajada. —Volveré mañana para seguir esta encantadora platica.
—¿Eso es todo? ¿Esposas en un cuarto oscuro y tortura física?— Dice. —¿Olvidaste que tuve una relación con Jessica Favre por tres años?
Yo sí, pero al parecer ella es físicamente imposible de olvidar esa relación. Me pongo en cuclillas frente a ella y me recorre completa con sus ojos azules.
—¿Alguna vez sentiste el alivio después de la asfixia? —Asiente. —Sabes que me encanta crear artefactos de tortura y siento que en este me lucí.
—¿Qué?
—Goza ese pequeño momento de alivio.
Me levanta y voy hacia la puerta.
—¡Amina!—Me grita.
Cierro la puerta. Las ventilas comienzan a expulsar hacia afuera todo el oxígeno de dentro de la habitación, y cada diez minutos, estas dejarán entrar el aire por cinco segundo.
Salgo del subterráneo, encontrándome con el bosque iluminado por una luna menguante. Comienzo a caminar hacia la cabaña, pero me desvió hacia el claro donde está tallado el nombre de Abel.
A punto de llegar, me detengo en seco. Mis oídos empiezan a percibir un ruido a mis espaldas, luego arriba en los árboles, a mis costados. Logro identificar su próximo movimiento, y voy contra ella, la tomé del cuello y la estampo contra un árbol.
Lo primero que veo son unos ojos pardos brillantes por una liguera capa de lágrimas. Mi cuerpo se adormece levemente al reconocerla y debilito mi agarre.
—¿Diana Ayleen?—Cuestiono incrédula.
Una sonrisa dulce se expande. Mi pulso se acelera de sobre manera, aun sin creerlo. No es ella, Amina. Se levanta de puntillas y siento como sus manos tibias se meten dentro de mi camiseta, tocando mi abdomen.
Cuando sus labios estaban un roce de tocar los míos, salgo del trance y aprieto con más brusquedad su cuello.
—Me delato el cabello liso ¿Verdad?—Dice apenas.
—¿Qué haces aquí?—Espete de mala gana.—Eckvan.
—Diana Eckvan, pero te lo perdono porque lo dijiste mirándome con esos ojitos preciosos—Corrige.— Aunque también podrías llamarme rulitos, mi amor, mi vida...
Quitó sus manos cuando quiso ir más arriba. Soltó una risita divertida ante mi enojo.
—Te recomiendo que me sueltes, si no quieres morir—Dice, señalando detrás de mí.
Giro mi rostro, de detrás de los árboles, unas sombras negras de distinto tamaño y forma se asomaban para verme. La suelto de mala gana.
—¿Qué haces aquí?—Repito.
—Siempre voy con aquellos que me buscan.
Noto su vestido rojo y abrigo negro, sin rastro de ninguna florecita o estampado llamativo.
—Que curioso, no recuerdo haber dibujado un pentagrama de sal y recitar el padre nuestro al revés.
Suelta una sonrisa, las sombras desaparecen cuando ella me rodea, con intenciones de ella acorralarme contra el árbol.
—Quieres entrar al parlamento, extorsionar a John Magnios para que te diga una forma de traer a la patética Diana Ayleen de vuelta—Dice. —Lo que me hace pensar que de alguna forma conseguiste la invitación, y las dos sabemos que el tratado triqueta no invitaría a la enemiga número uno de la Alianza.
Me crucé de brazos, y eso parece gustarle, porque me recorrió completa con un brillo intenso, sin una pizca de pudor. Muerde levemente su labio inferior. Sin duda, ella no tiene ninguna similitud aparte de lo físico con Diana Ayleen.
—Que deliciosa eres—Susurra.
—¿Vienes a matarme?—Espeto fríamente.
— Jamás haría tal cosa
—¿Entonces?—Pregunto bruscamente.
—Por años me he preguntado que es Diana Ayleen en verdad, porque es más que obvio que Nara me traicionó— Comienza. —Muchos brujos me dijeron que era un angel caído, alguien enviado por la Diosa Luna para detenerme.—Suelta una risa— Una vez un psicólogo humano me dijo que había desarrollado una segunda personalidad porque en el fondo estaba arrepentida de todas las matanzas que hice, y lo maté.
Se acerca a mí, y yo no retrocedo. Ella queda a un centímetro de mí, y tiene alzar la cabeza para poder mirarme fijamente.
—¿Cuál es tu punto?
—Todos creen que es la salvación—Sentencia. —Pero estoy segura de que ella es el mismísimo satán.
—No creo que entiendas...—Me interrumpe.
— Diana Ayleen fue creada para la alfa suprema, Amina.— Asegura. — Por más que diga que te ama y que quiere una vida contigo, siempre volverá a ella. Creeme que sí revive, tarde o temprano correrá a los brazos de su eterna dueña: Jessica Favre. Y tú no puedes competir contra su destino.—Su rostro se torna frío— Ya la ha elegido muchas veces ¿Quién te garantiza que esta vez será diferente?
Aprovecha el peso de sus palabras en mí para tomar mi muñeca y no puse resistencia, la da vuelta, para ver como ha sanado la marca del traidor en mi piel y la acaricia con delicadeza, antes de volver la mirada hacia mí
—Te quiero de mi lado. —Confiesa. —Podrás vengar la muerte de tu hermano y yo te convertiré en la Alfa Suprema.
—La supremacía viene de nacimiento.
—Un trono heredado no inspira tanto poder y respeto como uno forjado con la sangre del mismo heredero —Expreso con una escalofriante pasión. —Me causa una agonía tremenda que reprimas todo ese potencial maligno y majestuoso solo por una chica que no será tuya jamás.
Quito su mano de mí con brusquedad, y me inclino para quedar a su altura.
—No. —Frunció el ceño. — Prefiero escuchar las ofertas del otro lado del tablero antes de tomar una decisión, figura alta, con mucha presencia, pelirroja como tú...—Endurece sus facciones. —Admito que es intrigante ser asechada por dos Eckvans a la vez.
Le doy la espada y comienzo a caminar hacia la cabaña.
—Si crees que Rhea es un simple juego, eres una estúpida. —Dijo. —Mientras ella permanezca de este lado, aquellos que no tenga un ejército que los respalden están en el peldaño más bajo de su cadena alimenticia.
Ella se me atraviesa en frente con su tele trasportación demoniaca.
—¿La reina esta asustada?—Pregunto.
—No lo dije por mí, yo tengo a los seres más peligrosos de mi lado—Dice. — ¿Sabías que eres famosa dentro del limite?
—Te preocupa que me vaya de lado de Rhea—Aseguro con una sonrisa.—Ahora que soy una hibrida y no tengo nada que perder.
Sus ojos poco a poco se tornan negro y rojo, sacando a la luz su lado demoniaco.
—¿Segura que no tienes nada que perder? —Cuestiona roncamente. — Si estas con Rhea, estas contra la Alianza, contra a mí y cavarás la tumba de Diana Ayleen.
Abro la boca para responderle, pero un estruendo me detiene. Ese sonido yo lo conozco a la perfección. Fruncí el ceño y un mal presentimiento me recorre de pies a cabezas. Avanzo unos pasos, hasta el borde se una colina y logro ver como la cabaña se prende fuego.
Los encapuchados son de elite y Alexa los guía, dando la orden de ir al bosque.
Volteo a mirar a Eckvan. Sus demonios la envuelven completamente con esa neblina negra, y desaparece.
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Holaaa, señoras.
🩸Doble actualización x el domingo pasado, jsjsjs se me habia olvidado. Aun así soy una bala con las actualizaciones, hrmno.
🩸Espero que les haya gustado los capitulos.
🩸Pero diganme, ¿Estan con la Alianza (Jess, Cyprian, Alexa) o con los traidores (Mellizos Belanger)?
Siempre esta el equipo Diana Eckvan.