Lauren pov
Entré a mi casa con Dave detrás de mi, me di la vuelta y lo encaré.
-Por qué le preguntaste esas cosas? Tenías que ser menos obvio- Me crucé de brazos esperando una respuesta por su parte, él estaba sonriendo.
-Por ser tan atrevido obtuvimos la respuesta que andábamos buscando, prácticamente ella confirmó que puede tener algo con una mujer, es tu oportunidad. Yo solo te puse el camino mas fácil, agradéceme-
Bufé y sonreí.
-Eres un maldito, pero mierda, tienes razón. No esperaba escuchar aquellas respuestas-
Palmeó mi hombro.
-Es tu oportunidad y no la desaproveches. Mujeres como esas con esos pensamientos tan abiertos no aparecen todos los días, y es la fantasía de cualquier adolescente; enrollarse con una mujer casada-
Asentí. -Bueno, no tengo nada que perder, a darle!-
Escuché la risa de Dave, cuando su risa cesó vió la hora en su reloj.
-Me tengo que ir, me llamas si necesitas algo-
Besó mi frente y luego se fue.
Subí a mi habitación y rápidamente me di una ducha para luego dormir, así mataba las horas en lo que llegaba mamá.
Camila pov
Ya pasaban de las diez de la noche y Arthur aún no llegaba, ya los niños estaban dormidos. Estaba sentada esperando su llegada mientras veía la televisión, más o menos veinte minutos después la puerta se abre despacio, como si él no quisiera ser descubierto. Entonces asoma su cabeza y se sorprendió cuando me vió.
-Adelante Arthur, bienvenido- Dije, con todo el sarcasmo del mundo.
Si mi tono de voz fuera un arma mortal ya él estuviera muerto.
Él entró, tiró el maletín a un lado y se quedó mirándome como si supiera lo que iba a decir a continuación.
-Es preocupante que llegues tan tarde cuando yo sé perfectamente a qué hora sales de trabajar-
Él rodó los ojos.
-Había mucho trabajo...-
Él se dirigió a las escaleras.
-Si estás con alguien más dímelo, pero no me veas la cara de idiota. Tú crees que me voy a creer eso?-
Él detuvo el paso, se puso tenso.
-Estás loca mujer, yo no tengo tiempo para estar con nadie-
Sonreí.
-Necesito un poco de ya sabes...- Hice un ademán con las manos. -Ha pasado mucho tiempo desde la última vez, qué dices?-
Ese es mi truco, veremos su reacción.
Y ahí lo noté. Él bufó, se rascó la nuca, y su mirada era nerviosa.
-Quisiera mi amor, créeme que si pero estoy muy cansado, no tengo energía para eso-
Fruncí los labios.
-Está bien Arthur-
-Ya me voy a dormir mi amor, no olvides que te amo- Sonrió y subió las escaleras.
Esperé por media hora para asegurarme de que él ya se ha dormido. Subí las escaleras y fui a mi habitación; efectivamente él ya estaba dormido. Entonces fui al cesto de ropa sucia y busqué la camisa blanca que hoy llevaba puesta. Cuando la vi la inspeccioné.
-Lo sabía-
La camisa olía a perfume de mujer, y tenía marcas de labial rojo. Ya está más que claro, Arthur está con otra mujer.
Suspiré derrotada. Aquí es donde me cuestiono; qué hice mal todo este tiempo?
Yo no quería que algo como esto a mi me pasara, nadie está listo para saber o darse cuenta de que tu pareja te está traicionando, por más jodido que esté el matrimonio o la relación.
Me he esforzado durante años para que él se sienta bien conmigo y que nunca llegara a ese extremo. Pero no sirvió de nada y aquí es cuando comprendo que por más bien que trates a un hombre, siempre termina traicionándote.
Tiré la camisa de regreso al cesto de ropa sucia, entonces me senté en la orilla de la cama, viéndolo dormir profundamente. Su respiración calmada y su semblante relajado.
Me sentía triste y decepcionada. Yo le entregué todo de mi a él, decidí que él fuera el padre de mis hijos, me casé con él, lo prioricé, y sobre todo; me privé de cumplir mis sueños solo por él. Eso es lo que más me duele!
A la mañana siguiente él se mostró más cariñoso de lo normal, lo cual ciertamente me puso incómoda. Y es que ya es una tarea imposible que pueda verlo como antes solía verlo, su muestra de afecto me repugna y más aún sabiendo las intenciones con que lo hace.
Arthur intentó besarme pero desvié la cara hacia otro lado.
-Qué pasa amor?- Su ceño estaba fruncido.
-No pasa nada, solo tengo dolor de cabeza-
terminé de empacar su almuerzo y salí de la cocina dejándolo solo. Como todos los días inspeccioné que los niños estuvieran debidamente arreglados, Arthur los llevó al instituto y aquí estaba yo; sola de nuevo. Pensando en todo y en nada a la vez.
Sentada en el sofá mirando al televisor apagado auto analizo mi vida.
Entonces llego a la conclusión de que no merezco vivir así, soy joven, sé que soy hermosa aunque aveces me lo cuestiono. Tengo sueños por cumplir, me hace falta un poco de romance y pasión... todo eso me lleva a recordar a Dinah y en lo mucho que ya necesito tenerla aquí. Aunque aún no decido qué mierda hacer con mi matrimonio, yo ya decidí dedicarme un poco más tiempo a mi misma.
No nací para ser esclava de nadie.
Aunque está de más decir que todo esto lo hago por mis hijos, Arthur se ha aprovechado de esa debilidad.
Aunque tenga esos pensamientos tan motivacionales y de empoderamiento, no quita que me sienta triste. Se trata de el hombre que me enamoré hace años atrás, de el padre de mis hijos...
Suspiré.
-Ya no pienses en eso- Me dije a mi misma.
Con el paso, de las horas recibí la llamada que tanto estaba esperando; DINAH!
-Creo que ya me perdí- La escuché decir a través de la línea.
No pude evitar reír.
-Eso significa que ya estás aquí?-
-Si Camila, si. Quería darte una sorpresa pero me perdí, no encuentro el camino ni de ir a mi casa-
-Pero no es la maldita primera vez que vienes aquí-
-Duré años sin venir... oh! Ya recordé!-
Entre risas colgué la llamada. Otras dos horas pasaron cuando Dinah volvió a llamarme.
-Creo que vivo muy cerca de tu casa, tardé mucho en llamarte porque estaba arreglando un poco mi casa, pero ya voy a verte nena-
Sonreí.
-Ya sabes llegar?-
-Eso creo, ya estoy caminando-
-Voy a salir para no complicarte mucho- Reí.
-Jaja muy graciosa-
Salí al porche, miré a las dos direcciones pero no lograba verla.
-No te veo por ningún lado, te perdiste otra vez?-
-Yo si te estoy viendo, a tu izquierda-
Miré a la izquierda y efectivamente vi a Dinah, venía caminando con el celular pegado a la oreja y caminando con tanta elegancia que haría que cualquier persona la mirara si o si.
La sonrisa que tenía en mi rostro era enorme, mi corazón parloteaba de alegría. Cuando Dinah estuvo en la entrada del porche me abalancé sobre ella y la abracé. Nuestros gritos hacían eco por todo el lugar y estoy segura que los vecinos nos escucharon.
-Cuánto te extrañé Mila!-
Ella se mecía de un lado a otro mientras me tenía abrazada a su cuerpo.
-Es tan bueno volver a verte-
Nos separamos del abrazo, Dinah me recorrió con la mirada.
-Estás hermosa aunque tengas todos esos trapos de ama de casa-
Yo debí molestarme por el comentario, pero con el paso de los años aprendí que Dinah no dice esas cosas demasiado en serio. Me reí al escucharla reír como una loca, y después de todo, ella tiene un poco de razón.
Yo misma miro mi atuendo y definitivamente deja mucho que desear, pero es algo que dentro de poco cambiaremos.
-No me vas a invitar a pasar o qué? No vine para hablar desde el porche-
Suspiré con una sonrisa.
-No cambias Dinah-
Ella negó y ondeó su pelo de un lado a otro con arrogancia.
Me hice a un lado para Dinah entrara. Mi día será menos triste y es por Dinah y todas las cosas que tiene que contarme. Eso me emociona.