Izuku
Siempre supo lo bonito de los labios de Shoto. No había nada que le pareciera feo en él, pero justo en ese instante sus labios destacaron...Se preguntó qué tan suaves eran, si sabían a lo que se imaginaba y qué se sentiría acariciarlos con su boca. Quería saber. Quería besarlos...
Fue entonces que se estiró levemente para besar la punta de su nariz. Fue tierno y tímido, y cuando volvió a mirar a Todoroki este lo veía con ojos resplandecientes y una hermosa sonrisa se formó en sus labios. Despacio, el semialbino se levantó para posicionarse entre sus piernas y recargase sobre una de sus manos mientras la otra comenzaba a trazar caricias sobre su mejilla. Estaba tan cerca que su aliento rozaba sus labios.
Lo que fue apenas el rose de sus bocas fue subiendo de intensidad hasta que los besos se volviesen desordenados, hambrientos. Shoto atrajo el cuerpo del peliverde para invertir la posición y que este fuese quien estuviese a horcajadas sobre él. Sentía todo su cuerpo temblar de excitación que subía desde el inferior de su cuerpo hasta su lo más profundo de su pecho. Se sentía pesado, a él y Shoto. Con prisa, fue quitando las prendas pesadas de sus cuerpos y, tan solo se deshizo de la última camisa, regresó al cumulo de besos que lo esperaba. Movía sus caderas para frotarse contra el bicolor y este mordisqueaba su cuello de una manera tan desenfrenada que parecía irreal.
- Tómame- jadeó
La respuesta del mayor fue confusa gracias a que el sonido de su voz se perdía en las desastrosas exhalaciones.
De nuevo Todoroki invirtió las posiciones y sujetó al peliverde de las piernas y las colocó a cada lado de su cintura; inmediatamente las enredó tras su espalda y se prensó del cuello del bicolor. Este lo besó desenfrenado, bajando cada vez más por su garganta hasta la curva entre su hombro y el cuello para morder con fuerza, provocando que gimiera de placer. Shoto tomó el camino de vuelta a su cuello y al besar su oreja susurró:
- Izuku
Pegó un brinco en la cama de la impresión. Su cuerpo estaba húmedo y tembloroso, el aire entraba y salía de sus pulmones con fuerza tratando de recuperase y le dolía una parte de su cuerpo.
Comenzó a tocarse desenfrenado por todo su cuello buscando una marca de mordida, buscaba que estuviese vestido, buscó la inflamación de sus labios, pero nada de eso estaba. Todo había sido una pesadilla. Eso lo tranquilizó.
No lo había besado. Nada de eso ocurrió en realidad.
¿Por qué no se sintió bien que eso no fuera así?
Una punzada evitó que siguiera con ese hilo de pensamientos. Se deshizo de la manta que cubría su cuerpo solo para descubrir el origen de su dolor: estaba... erecto.
Su cara ardía de vergüenza. ¿Por qué estaba así? ¿Qué le pasaba?
Y si no se encargaba de su asuntito terminaría doliendo más. Trató de concentrarse en deshacerse de su problema, pero este crecía más a cada rose, pues su sueño evidenciaba la razón de sus conflictos.
.
.
.
Horas más tarde el sol que se colaba por los pliegos de sus cortinas pasando más allá del horizonte, indicando su retraso. Un asistente había venido a vestirlo y Midoriya no podía estar más cansado.
Apenas lo terminaron de vestir alguien llamó a su puerta. Su corazón dió un brinco al pensar que podía tratarse del bicolor; él siempre iba a por él para caminar juntos al desayuno, no quería verlo. Sin embargo, la cabellera azabache de Momo dejó en claro que no era necesario alarmarse.
Venía con un vestido sencillo que solía usar cuando no estaba en servicio. El joven que había ido a ayudarlo a vestir se retiró un tanto sonrojado al pasar a un lado de la pelinegra.
- Buenos días, mi... Midoriya- se corrigió antes de volverlo a llamar "mi príncipe"- Shoto me pidió que viniese por tí. Él estará ocupado toda la mañana y quería disculparse.
Que alivio tan decepcionante, pensó.
- Buenos días Momo, gracias.
Caminó a su lado por lo largos de los pasillos. Las platicas con la pelinegra siempre eran amenas, era muy amable y no temía decir lo que pensaba y la admiraba por ello. A decir verdad, le recordaba mucho a su mejor amiga Ochaco con quien solía hablar de cualquier cosa; por un momento pensó en compartir su inquietante sueño con Yaomomo -claro, sin mencionar de quien o que se trataba- sin embargo, la vergüenza se le subía al rostro y evitaba que abriese la boca. Izuku necesitaba que alguien le dijera qué sucedía con él y por qué de pronto esos pensamientos intrusivos tenían la cara de Todoroki Shoto, su único y mejor amigo en el castillo.
Momo hablaba sobre las arduas labores que tendría esa semana debido a la "visitas" cuando Midoriya no pudo resistir preguntar.
- ¿Y... estarás en el servicio de Todoroki?
- ¿Qué Todoroki?
- Sh- Shoto- decir el nombre del bicolor le causó escalofríos.
- Aun no lo sé. - respondió pensativa- se supone que lo estaría, pero la princesa me solicitó y depende de Shoto con quien me quedo.
Midoriya se limitó a asentir. Habían llegado ya a la entrada del comedor percatándose de dos cosas. Uno: la mesa increíblemente amplia, por primera vez para él, estaba llena de señoritas. Y dos: Todoroki no estaba.
La pelinegra lo notó y se apresuró a explicarle que, a diferencia del esmeralda, la urgencia de contraer matrimonio recaía en Shoto, por lo que no debía sorprenderse de dejar de verlo, pues estaría bastante ocupado con citas.
- ¿Eso no es un poco...
- ¿Tedioso?
- ¿Horrible? – dijeron a la vez.
- Bueno, no tiene muchas opciones.
No quiero casarme... creo que los amigos también pueden escapar.
Amigos.
Todoroki tenía una cita con una chica y tendría más.
Algo se asentaba en su pecho y no era muy agradable que digamos. Volvió a echar un vistazo al interior del comedor. Él no quería entrar si no estaba su amigo, pero al mismo tiempo no quería topárselo. Tampoco quería ver a su madre o a Toshinori para que le preguntaran en dónde se metido anoche. Solo quería hablar con alguien y no se sentía con tanta confianza para hablar de ello con Yaomomo.
Había una persona con la que nunca le daría vergüenza hablar.
- Momo, ¿podrías llevarme a los establos? - se apresuró a decir- necesito ir a un lugar.
- ¿Pero... no vas a desayunar?
- Luego.
- Bien. Iré por mi armadura para...
- Necesito ir solo.
- No puedo dejarte ir solo, está prohibido que estés sin escolta fuera del castillo.
Lo había olvidado. Todas esas veces que salió con Todoroki era a hurtadillas.
Solo vio una manera para hacer que la pelinegra lo dejara ir y no le gustaba para nada, sin embargo, de vedad necesitaba hablar con Ochaco a solas.
- ¿Y si te lo ordenara? - preguntó tímidamente. La azabache lo pensó y lanzó un suspiro de resignación.
- No tendría de otra. Pero te van a buscar.
- Por favor.
Fue imposible para Momo negarse si el príncipe usaba esos enormes ojos verdes y brillantes suplicando por ayuda.
- Puedo cubrirte dos horas.
- Gracias.
Se apresuraron a bajar a los establos, cuidando de no ser vistos por casi nadie. Y mientras la caballero enlistaba a Neri, Izuku se deshacía de lo ostentoso de su atuendo hasta quedar en camisa y pantalón.
Momo se encargaba de esconder las prendas del príncipe cuando un carruaje llegó a los establos. Al salir, Shinso desataba a los corceles y los guiaba dentro de su respectivo lugar. Se acercó al carruaje al momento que Todoroki apareció desde el interior con la ropa un poco sucia.
- Yaoyorozu- dijo sorprendido de encontrarla ahí. Se recuperó de inmediato y le preguntó: - ¿hiciste lo que te pedí?
- Por supuesto.
- De acuerdo. ¿sabes si sigue en el comedor?
- ¿Qué le pasó al carruaje? - momo no pudo evitar ver al pobre transporte lleno de lodo y con una de las rudas apunto de salirse de su lugar.
Escuchó el comienzo de una risa a sus espaldas, pero al girar Shinso la disimuló con una muy falsa tos y desvió la mirada a uno de los postes como si fuese lo más interesante del mundo.
Del otro lado de los muros se escucharon gritos de una mujer que lloriqueaba horrorizada y de forma berrinchuda. No logró saber que decía, pero, sin duda no estaba feliz. Sin embrago, cuando quiso buscar una explicación de aquel escándalo la obtuvo con facilidad pues el príncipe tenía un leve rubor en las mejillas y evitaba la mirada.
- Nunca había tenido una cita- dijo a la defensiva. – y no creo que vaya a tener otra el día de hoy.... no importa, hablaré con Midoriya.
Todoroki ya se encaminaba dentro del castillo al momento que la pelinegra lo detuvo.
- Él... amm... sigue dormido. Estaba muy cansado así que mejor no lo molestes.
- ¿No bajo a desayunar?
- Estaba muy cansado – repitió- y me pidió que, en su lugar, bajara a ver a Neri.
El mayor se asomó a los establos y evidentemente no estaba la yegua.
- ¿Y dónde esta?
- La mande a pasear con un jinete.
Ambos quedaron en silencio. Tal vez porque Shoto analizaba si lo que había dicho era verdad o no.
- Entonces le llevaré el desayuno.
- Ya lo hice. - dios, era buena mintiendo... bueno, eso esperaba. - solo dale un par de horas, ¿sí?
Pareció ser que el príncipe ya se había resignado. Suspiró y siguió caminando hasta las profundidades del castillo.
La pelinegra soltó un aire de alivio cuando lo perdió de vista.
Era buena mentirosa.
Tan pronto dejó a Neri atada en la casa de la castaña, tocó a la puerta para ser recibido por su amiga con una agradable sonrisa; todo lo contrario a su estado.
- Necesito hablar sobre algo que pasó- dijo adentrándose a la casa. – es que siento que de no hacerlo vomitaré y eres la única persona que puede saber esto, porque eres mi mejor amiga y porque yo no sé qué hacer o pensar y si alguien se entera de esto moriré...
- Ammm, bien. Entonces salgam-
- Casi hago algo horrible ayer...
- Deku
- Casi beso a Todoroki- soltó sin más y supo que no se detendría al hablar porque así era él; necesitaba sacarlo de su sistema o explotaría. - nunca había pensado en él de esa manera y de pronto ayer estamos acostados viendo el cielo, y no es como que no hagamos cosas parecidas todo el tiempo, pero fue diferente. Estamos observando las estrellas y hablábamos y...
- Deku
- ... pensé "que lindo es", me refiero a Todoroki- aclaró- pero no es raro, ¿o sí? Siempre he pensado que es una persona agraciada, pero luego tuve unas ganas enormes de besarlo y huí, pensé que todo estaría bien al día siguiente. Y entonces pasó lo peor...
- Yo creo que no deb-
- Soñé con él... Que nos besábamos y que decía mi nombre. ¡Fue horrible! O mas bien no lo fue. Fue bueno. Muy bueno y eso es malo ¿no?
Izuku trataba de recuperar el aire después de hablar sin descanso. Esperaba la respuesta de Uraraka, sin embargo esta permanecía en silencio con cara de preocupación y cubría su boca con la mano como gesto de lastima.
Lo que le había confesado era malo, pero ¿tanto?
Los ojos de Ochaco viajaron hasta las espaldas del peliverde donde se produjo el sonido de un cristal caer.
Fue un horror para Midoriya voltear y encontrarse con Kaminari, Sero, Mina y Tsuyu con su ojos a punto de salirse de las cuencas. El rubio con la mano abierta indicando que había dejado caer su vaso de la impresión.
Maldición
El sol rebasaba el medio día cuando la puerta de la recamara de Midoriya se abrió.
El peliverde entró sin darse cuenta aun de su presencia. Dejó caer un par de prendas sobre una silla y suspiró agitado. Su cara estaba enrojecida con el sol y sus cabellos aun despeinados por el viento. Shoto seguía esperando a que voltease a ver en dirección a su cama, pero en lugar de eso el menor comenzó a deshacerse de su camisa.
El bicolor iba a decir algo para hacerse notar, sin embargo nada salió de su boca al abrirla. El esmeralda se daba su tiempo para desatarse los cordones de las mangas y los botones del pecho, revelando poco a poco la piel ligeramente bronceada y llena de pecas. Su cuerpo se veía tan fuerte como el suyo solo que era de un ver más agradable.
Justo cuando llegaba al último botón se giró.
- ¡¿Todoroki?! - gritó asustado.
Rápidamente le dió la espada para abotonarse la camisa de nuevo. Su cara se puso mas roja que un atardecer.
- Esto no me puede estar pasando- se quejó en voz baja- ¡¿qu-qué haces aquí?!
- Yaoyorozu es una pésima mentirosa. - respondió en calma.
Cuando por fin terminó de atarse la camisa lo volteó ver. Comenzó a caminar hacia él hasta estar a pocos pasos de la cama, dudando si sentarse con él o no.
- Eso no responde exactamente a mi pregunta- rio tímido. – no es que no esté feliz de verte. Creí que no te vería, de hecho, y eso no es malo, quiero decir que no es bueno ni malo, está bien porque tienes citas supongo, per...
- Midoriya
- ¿Sí?
- Quería hablar contigo sobre eso.
- ¿Eso? - El peliverde estaba asustado. Shoto podía ver que estaba nervioso, pero no entendía por qué. El menor tragó con dificultad y asintió dudoso. - yo... lo siento no quise ser grosero. Estaba cansado y creí que lo mejor sería descansar, porque...
- ¿de qué hablas?
silencio
- ¿Tú de que hablas?
- Bueno es que... nunca he tenido una cita y lo arruiné hoy. Quería pedirte ayuda- los ojos verdes del menor pestañaron confundidos y por segunda ocasión se sonrojó emitiendo un decepcionado "oh"- espera, ¿tú de que hablas?
- D-de nada.
- Tú también eres mal mentiroso.
- Eso no importa- se sentó a su lado hundiendo ligeramente las mantas; todo su torso le prestó atención a Todoroki. - dime... ¿qué quieres saber? No soy un experto, pero tengo una amiga que te gustan las citas.
A Shoto no se le olvidaría lo que dijo Midoriya, pero lo mejor sería dejarlo tranquilo por ahora y hablar de aquello después.
- Fuyumi me dijo que pasear por el lago era buena idea, pero... - la horrible imagen de su primera cita lo abrumó. Lo mejor sería guardarse la vergüenza- no importa, en realidad no sé qué es tener una cita.
- Pues, es técnicamente pasar el rato con una persona "especial"- explicó haciendo un ademan con los dedos. - no tiene que ser la gran cosa. Pueden ir a caminar por el campo mientras comparten sus gustos e intereses, lo que le gusta, lo que te gusta. Busquen un tema agradable. Luego se suele comer juntos, no tiene que ser la gran cosa... por ejemplo...
Midoriya golpeteó sus labios con el dedo índice y miró al techo buscando un ejemplo acerca de lo que había descrito. Y Todoroki supo que ejemplo era bueno.
- Como nosotros- se sintió orgulloso de poder ayudar.
- ¡no, así no! - sacudió las manos. Sin embargo, su cara se descompuso en una analítica y resignado suspiró- sí. Justo como nosotros... solo trata de no mencionárselo a nadie... además hay cosas que nosotros no hacemos que sí suelen pasar en las citas.
- ¿Como cuáles?
El ambiente de pronto se volvió extraño. No un extraño malo, solo... extraño. Los ojos esmeraldas de Izuku parpadearon para revelar ese brillo que tanto le gustaba a Shoto. La mano pecosa del menor viajó lento por las mantas de la cama hasta colocarse encima de la suya.
Ahí estaba de nuevo. Esa sensación tan particular que sentía cada que entraba en contacto con el peliverde. cada vez más fuerte, más agradable.
- ¿Tomarse de las manos?
No es algo que no hubieran hecho, y pese a que odiaba el contacto físico, no odiaba el de Midoriya.
Este, por otro lado, reaccionó ante sus acciones y retiró la mano con velocidad, lista para esconderla tras suyo, no obstante, Shoto fue más rápido y la atrapó a medio camino y lentamente recorrió sus dedos por palma del contrario hasta estar a la misma altura, o algo así. Luego, con la misma velocidad enredó sus dedos esperando a ser correspondido.
- ¿Así está bien? - no podían quitar sus miradas ante la imagen de ver sus manos juntas.
- Si- dijo casi inaudible el menor poco después de aceptar la mano del semialbino.
- ¿Qué más?
Shoto quería... no, necesitaba saber que más haría Midoriya con él.
Nunca sintió tal satisfacción como ahora. Tomar la mano del menor sería algo insuperable.
El peliverde titubeó acerca de hacer lo siguiente, pero parecía que aquel debate mental tenía cierta ventaja para el bicolor. Cuando la pelea en Izuku pareció terminar, su bella cara se acaloró, pero eso no lo detuvo para inclinarse lo suficiente y depositan un, nada corto, beso en la mejilla de Todoroki, casi al ras de su cicatriz.
Después de todo tomar la mano de Midoriya sí fue fácil de superar.
El pecoso ya había retirado los labios de su piel y el semialbino no reaccionaba. Tenía los ojos ligeramente más abiertos de lo común.
Se sintió... ¿Qué era eso?
No es como si no lo hubieran besado antes, o le hubieran tomado la mano. Fuyumi le gustaba el contacto físico y siempre que podía le plantaba un beso en la cien o en su mano si se llagaba a lastimar con la espada; su madre también lo hacía, le besaba la frente, tomaba mano cuando era un infante. Sin embargo si lo hacía Izuku se sentía completamente diferente.
Seguramente porque no era su familia.
Puede que no lo supiera, pero de lo que estaba seguro es que le agradaban esas sensaciones y no quería que fuera la última vez que se sintiera así.
- ¿To-todoroki?
- Hazlo otra vez- soltó sin más.
- ¡¿Qué?!
- Bueno... si no te molesta... ¿lo harías de nuevo?
Fue inevitable que a Izuku se le escapara una sonrisa. Claro que no le molesta. Por lo que, con más confianza, depositó otro tierno beso en la mejilla contraria del mayor.
Al mirarse a los ojos, fue ver de nuevo al cielo estrellado de la noche anterior. Las pupilas en los sus ojos esmeraldas estaban dilatadas de la emoción y Todoroki era capaz de mirarse atreves del reflejo y rostro sutilmente rosado.
- ¿Puedo intentarlo?
Espero la respuesta de su amigo y tan pronto asintió. Besó con gentileza su parte favorita del pecoso.
Midoriya rio por el hormigueo de los labios sobre la punta de su nariz.
Era imposible no sonreír ante la alegría del menor.
¿Así es como Todoroki debía sentirse en una cita?
Volvió a acercase para darle otro beso, pero mitad del camino, los enormes ojos esmeraldas brillaron con deseo y Shoto no supo que hacer. ¿estaría bien si trataba de besar en otro lugar?
No lo sabría. Por lo menos ese día no, pues la puerta de la habitación se abrió dejando congelados a ambos chicos de la impresión.
- Midoriya, ¿has vuelt-?- momo se interrumpió al verlos- ¿que hacen?
- Nada- dijeron al unísono.
Se separaron como si el otro tuviese una enfermedad. Sus manos se soltaron y Todoroki sintió como si le hubieran arrancado una extremidad.
¿Por qué reaccionó así? No hacían nada malo ¿cierto?
- ¿Que se te ofreces momo?- peguntó Midoriya, tratando de recuperar la compostura.
- Aamm- la pelinegra sin saber que pasaba logró hablar.- tu madre quiere hablar contigo.
- S-si, claro.- el pecoso se giró a verlo para hacerle entender- nosotros ya terminamos. Eso era todo.
El semi albino, aun desorientado se levantó tambaleante, pero listo para irse. Yaoyorozu le dejó espacio para que pasara y se retiró no sin antes de saludar a la madre del menor.
Ella siempre amable como su hijo.
Después que las puertas se cerraran y momo y shoto quedaran solos en el pasillo, ella trató de averiguar qué había pasado, porque si no se lo aclaraban pensaría que se iban a besar.
- Shoto...
- Yo me iré por acá- señaló el lado contrario del pasillo y no se detuvo una vez empezó a andar.
Por lo menos ya sabía que hacer mañana. Por ahora, trataría de dejar de sonreír como estúpido.
uuuuuuf actualización rapida. estoy orgullosa de mi jaja. Y ADEMAS HAY NUEVOS SEPARADORES Y REHICE LA PORTADA (con la ilustracion anterior, jiji. es que me gusto mucho)
no, ya. perdón... estoy tratando de escribir mas seguido, y no saben las ganas que le tenia este capítulo. espero les haya gustado
¿Lo sintieron bien? ¿les gustó? ojalá y sí, los leo.
de aquí en adelante ya se vendrá lo ... ya saben. AHHHH QUE EMOCIÓN
gracias por leer. LQM, no se olviden de tomar awita.
❣️