Seremos felices ✔

By FannyMR4578

110K 4.8K 42

Rebeca Walsh, es diseñadora de joyas y vuelve a su país natal después de pasar casi cinco años en Brasil. Iza... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capítulo 26
Capitulo Final
Epílogo.
Nota
Extra
Extra 2
Extra 3
Extra 4
¡Nueva historia!

Capitulo 7

3.9K 175 5
By FannyMR4578

Izan:

—Hey... te venía a avisar que ya vino quien te va a entregar los diseños —dijo Katia.

—Dile que pase —ella levanto la mirada hacia mi laptop, en la cual estaba escribiendo apresuradamente un informe.

—Bueno... está bien.

Salió de mi oficina, segundos después tocaron la puerta, y respondí  con un «adelante»  y abrió la puerta.

—Señor Roberts —escuche a Rebeca.

No pude evitar esbozar una media sonrisita, ¿cómo es que Ronald justo elige a ella para que venga a entregarme los diseños?

—Puedes decirme por mi nombre, si quieres —no me gusta que me llame así.

—¿No sería poco ético? —preguntó.

—No, mi empresa, mis reglas —ella no dijo más sobre ese tema, nos enfocamos en la explicación de los diseños, significados, materiales... etc.

Hasta que ella recibe una llamada.

—¿Puedo contestar? —pregunta.

—Por supuesto.

—Hola, señora Celeste, ¿qué pasa? —empeze a seguirla con la mirada cuando se levantó y empezó a caminar por la oficina—, ¿se cayó de las escaleras? pero... voy para allá.

—¿Estas bien? ¿le sucedió algo a Ada? —pregunté cuando terminó la llamada, parecía preocupada y nerviosa.

—No es mi padre, tuvo un accidente, me tengo que ir —recogió su bolso.

—Estas muy nerviosa, no puedes manejar así, ¿dejas que te lleve?

—No creo que...

—Es por tu seguridad, por favor, Rebeca.

Aceptó, y fuimos al primer piso, llegamos a mi auto y nos dirigimos al hospital que ella me indicó.

                                 °°°

—¡Hasta que contestan! —escucho a Rebeca exclamar a sus hermanos por telefono—, ¿ya están llegando?, no... le enyesaron el brazo... sí, solo eso —rueda los ojos—, diez minutos para que estén aquí —colgó.

—Parece como si tu fueras la mayor y ellos menores —le digo.

—Es como si lo fueran, siguen siendo un poco infantiles —hace una pausa—, oye, en serio te agradezco que me hayas traído pero no es necesario que te tomes tu hora de almuerzo para estar aquí.

—Tampoco es que tenga mucho apetito últimamente —murmuro—, además si no recuerdo mal en unos dos minutos es la hora de ir a recoger a Ada.

—¿Qué? —miró su teléfono—, no puede ser...

—¿Entonces...?

—Esta bien, solo déjame avisar a mis hermanos que voy a recoger a Ada.

—Bien —admito que quería sonreír, pero no lo hice porque no se lo tomaría muy bien que digamos.

                                           •••

Rebeca:

—¿En serio vas a entrar? —le pregunte a Izan cuando apenas habíamos entrado.

—Sí, a menos que tú no quieras.

—No es eso, es que nunca te imaginé entrando en una escuela para ir a recoger a una niña.

—Bueno, es que Ada no es cualquier niña —no dije nada, tiene razón, no es cualquier niña.

—Pensé que no te agradaban los niños —murmuré.

—Nunca dije que no me agradaban, lo que decía era que no quería tener hijos, y eso fue hace cinco años —preferí no decir nada, aunque sé que remarcó la última oración a propósito, además ya habíamos llegado a la entrada del aula donde estaba la maestra de Ada.

—Buenos días, señora Rebeca —me saludó, y luego miró a Izan—, oh, ¿usted es el padre de Ada?

—Yo... eh... —Izan no sabía que decir, y yo peor.

—Ya se lo había dicho a la señora Rebeca, Ada es muy diferente a los niños de su edad, pocos niños pueden hablar fluidamente y pronunciando correctamente todas las palabras a sus cuatro años.

Oh, no.

—¿Y Ada? —pregunto rápidamente.

—Fue a ver su mochila cuando los vio llegar,  aún no había guardado sus materiales.

Justo en ese momento sale Ada del aula.

—¡Mami! —vino como siempre corriendo, la levanté en brazos.

—Hola, mira quien vino conmigo —le digo en voz baja.

—¡Izan! —la volví a dejar en el suelo.

Ella lo abrazó cuando Izan se agachó y él le correspondió el abrazo.

—¿Cómo te va siendo un duende? —le preguntó cuando ella dejó de abrazarlo

—No está mal, sí vas a venir para la obra de  teatro, ¿verdad? —Izan me miró.

—Si a tu mamá le parece bien seguramente vendré.

—Bueno, ya tenemos que irnos, Ada iremos a casa del abuelo —le tomó la mano para ir hacia la salida de la escuela.

—¿Por qué? —me preguntó, Izan nos seguía hacia la salida.

—Te lo explicaré en cuanto lleguemos.

—Okey —y lo que hizo Ada después, no solo sorprendió a Izan también a mí.

Ella lo tomó de la mano, por lo tanto Ada estaba en medio agarrando nuestras manos y los tres caminábamos hacia el auto.

Esta era la perfecta visión de lo que parecía una familia completa.

Y había algo que me hacía sentir mal.

Ada pudo haber tenido todo esto si tan solo yo hubiera llamado a Izan, si no le hubiera quitado la oportunidad de criar a su hija.

Y fue la primera vez que me sentí realmente culpable.

Ni siquiera me di cuenta que habíamos llegado al auto, ni que Ada ya estaba en el asiento trasero.

—¿Rebeca? ¿Be? —Izan me veía confundido.

—¿Decías? —reaccioné.

—¿Estas bien?

—Ah, eso, sí, estoy bien —mentí.

Y sé que el no me creyó, pero no preguntó más, abrió la puerta del auto para que entrara, luego rodeó el auto y empezó a conducir hacia la casa de mi papá donde ya se encontraban mis hermanos y él.

No presté ni un poco de atención de que decía Ada, solo sabía que hablaba con Izan.

Y por alguna razón me vino a la mente lo diferente que era el Izan de hace cinco años con el Izan actual.

Siempre fue respetuoso, pero era un poco... ¿frío? ¿demandante? Incluso diría un poco egocéntrico.

Pero, ¿ahora?

Algo tuvo que suceder en estos cinco años para que haya habido ese cambio en él.

—Mami, verdad que Izan sí puede ir a la obra de teatro.

Salí de mis pensamientos al escucharla.

—Sí, sí puede ir —Ada sonrió, parecía tan feliz.

Es feliz solo con que Izan vaya a verla, ¿cómo será cuando se entere que es su padre?

Ya no puedo mentir más tiempo, tengo que empezar a pensar como decirle a Izan la verdad, no importa si yo estoy o no preparada.

Cuando llegamos a la casa, Izan salió del auto para abrir la puerta de los asientos traseros, Ada se bajó, y yo estaba a punto de abrir la puerta cuando él lo hizo primero.

—Ya sabes que lo iba a hacer —me dice.

—Sí, siempre lo has hecho, pero no era necesario —salí del auto.

—Tal vez no, pero me gusta hacerlo, en especial si es para personas que me importan. —no sé si lo dijo a propósito pero sentí que mis mejillas se ponían rojas.

—Eh, Izan, tengo algo que decirte, pero es un poco complicado, ¿tienes tiempo uno de estos días? —aproveche para preguntar, y también para que no notara mis mejillas.

—El domingo no hay trabajo en la empresa, supongo que ese día está bien, y si te parece bien, tal vez podemos llevar a Ada a comer un helado.

—Sí, claro.

—Bueno, entonces te veo mañana.

Subió al auto y se fue.

Pensé en lo último que dijo y me doy cuenta de que me dio el resto de la tarde libre.

Creo que lo mencionó en el auto, no lo sé.

—Mami, ¿vamos a ir el domingo a comer helado con Izan? —me preguntó Ada quien estuvo todo el tiempo a mi lado.

—Eso parece, oye Ada, ¿por qué te agrada tanto Izan?

—No lo sé, me gusta su forma de contar un cuento, como el de la Blancanieves, y me compro un pastel, y ahora nos invito a comer helado, es muy bueno.

—Entiendo —Frank tiene razón, los niños se encariñan fácilmente con alguien que saben es de confianza y que es amable con ellos y tal vez también porque son padre e hija, aunque no lo sepan—, me alegra que te lleves bien con él.

—¿Van a entrar o qué? —Fred estaba en la ventana.

—Vamos Ada, qué tu tío molesta con sus gritos —ella se rió.

Necesitaba contarle a Frank lo que voy a hacer en dos días.

                                   

Continue Reading

You'll Also Like

225K 11.5K 21
Millán Caruso es un hombre de 28 años que ha vivido desde muy joven entre todas las comodidades que alguien puede soñar, esto gracias a sus padres. P...
48.9K 3.4K 36
El nunca quiso a la bebé desde que supo que su esposa estaba embarazada ella hizo todo lo que estaba en ella para tener a la bebé, cuando la amenaza...
La ofrenda By Mariam Orazal

Historical Fiction

342K 32.4K 33
El hermano de Lady Sarah de Rose ha desaparecido poco después de la muerte de su madre. Ante la apatía de su padre y la difícil situación de su clan...
107K 14K 173
Entra para obtener más información de la historia 💗