Yizhan.

Bởi MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... Xem Thêm

Prólogo.
Promesa.
Feroz.
Deuda.
Destinados.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Solo Mio.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Paseo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
Batalla.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

¿Un adios o un hasta luego?

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Bởi MichiLugo



El emperador Wang no podía salir de su estupor al ver aquella imagen tan atroz y sangrienta ante sus ojos. Si bien había presenciado castigos e incluso sentencias de muertes las cuales podían llegar a ser un tanto cuestionable ante los ojos de los demás, entendía que esto se salía de los limites de su tolerancia.

Se preguntaba quien podía ser tan cruel y despiadado para cometer este tipo de actos y sobre todo regodearse ante ello. Lejos estaba de imaginar que aquel a quien empezaba a considerar un monstruo no era nadie más que su amado primogenito y principe de la corona.

Los remanentes de la familia Feng había sido reducidos a cenizas y todo bajo las ordenes del que alguna vez fue visto como la peonia más hermosa del reino. Había empezado el derramamiento de sangre que dibujaría el camino hasta su objetivo.

- La señora Feng y su hijo fueron decapitados por el grupo de rebeldes.- El guardía explicó.- Dicen que ingresaron a su mansión y a quien tomaron primero fue a la señora. La asesinaron en el acto. Luego de torturar al Gobernador Feng por unas horas tambien acabaron con su vida y su hombre de confianza murió tratando de protegerlos.

- Maldita sea.- Yibo llevó sus manos a su rostro. No podía creer lo que estaba escuchando.

- Esto no lo puede saber la Emperetriz.- Zhan se apresuró.- Si esto llegase a sus oidos podría afectarle de gran manera.

- Lamentablemente la Emperatriz aún no ha despertado.- Se giró hacía su omega y lo tomó de los hombros.- Por un lado es bueno pero por otro me preocupa ese detalle y el hecho de que cuando despierte esta historia terminará afectandole.- Cerró sus ojos.- ¿Por qué demonios está pasando todo esto?

- Dame la autorización para partir a la frontera.- Tomó sus manos.- Soy tu general, soy quien debe dar su vida por protegerte y a la nación. Prometo que resolveré esto.

- No creo que sea sencillo.- Negó.- La mayoría de nuestros hombres se han unido a la revuelta.- Negó.- Si vas hasta allá y te sucede algo yo me muero Zhan.

- No sucederá nada.- Sonrió.- Solo confía en mí  y en mi capacidad, tal y como siempre lo hiciste.

- Hay un problema.- El hombre que los observaba interrumpió.

- ¿Otro?.- Yibo preguntó mostrando irritación.

- Los rebeldes dicen que solo se detendrían si el Emperador mismo va a la frontera.

- ¿Qué?.- Zhan se agitó. Sus ojos se encontraron rapidamente con los de su alfa.- De ninguna manera.

- Su lider dice que tienen algunas inconformidades y que solo si el Emperador decide resolverlas se van a detener. Si no lo hace avanzarán hacía la Ciudad y destruirán todo a su paso.

- Mi Emperador.- Se aferró al brazo de su alfa.- Yibo.- Susurró con voz temblorosa.

- ¿Tienes una idea de lo que exigen?.- Sin vacilar Yibo le preguntó al hombre ante él.

- Entre las diferentes exigencias está que algunos soldados exigen la liberación de sus familiares. Como sabe muchos o la mayoría de ellos están trabajando como esclavos o dentro dentro de Palacio. Los esclavos son aquellos que han cometido delitos y los demás se dividen entre doncellas, eunucos y otros.

- ¿Solo eso?

- Tambien exigen tomar esa parte de la frontera como suya. Quieren ser libres e independizarse de este reino. Sobre todo su lider.- Le dio una rapida mirada a Zhan y luego con nerviosismo bajó la cabeza.- Dice que está inconforme con aquel que llaman...Rey Consorte.

- ¿Qué?.- Yibo sonrió con enojo.

- ¡Disculpe su majestad!.- Se arrodilló.- Solo estoy transmitiendo el mensaje. No tengo intenciones de rebelarme , mucho menos de morir.

- ¿Inconforme con mi esposo?.- Volvió a sonreir mientras sus ojos se enrojecian de la ira.- ¿Acaso se volvieron locos?

- Majestad.- El hombre temblaba ante la ira del Emperador.- Perdoneme, solo estoy repitiendo lo que se dijo.

- Tranquilo.- Zhan caminó hacía el hombre y lo tomó de los hombros.- Levantate. No tienes que temer.

- Lo siento mucho Majestad.- Se dirigió a Zhan.- Sé muy bien quien es usted, los méritos que ha traido al reino y lo mucho que nuestro Emperador lo ama. Incluso yo siendo mayor que usted lo admiro. No fue mi intención ofenderlo.

- Lo sé muy bien.- Le sonrió dandole alguna palmadas en la espalda.

- De acuerdo.- Yibo estaba iracundo.- ¿Quieren una reunión conmigo? Bien, la van a tener.- Observó a su omega.- Puedo aceptar cualquier condición que me pongan menos algo que le provoque daño a mi hombre.- Observó la sonrisa de su omega y pudo sentir la calma en su corazón.- Zhan, escribe una carta a tu padre. Dile que necesitaré de su ayuda. Ya que mis hombres...mejor dicho...ese grupo de traidores decidió rebelarse. Necesitaré refuerzos para reducirlos.

- La escribiré de inmediato.- Se acercó a toda prisa al escritorio.- Mi padre no se negará y nos enviará refuerzos.

- Llevanse eso de aquí.- Apuntó a la gran bandeja ante sus ojos.- Brindenle un funeral digno. Aunque ninguno lo merecía, aún siguen siendo la familia de la Emperatriz y mi hijo.- Se quedó viendo como alejaban las tres cabezas.- Si quieren guerra...la van a tener.

............

- ¡No me importa lo que me digas!.- El joven principe le gritaba a su alfa quien yacía frente a él y en silencio.- ¡No pienso deshacerme de mi bebé! Es nuestro y es algo que he anhelado.

-.......

- No pierdas tu tiempo intentando convencerme porque no lo vas a lograr.

- ¿Podrías dejar que hable?.- El Persa habló con voz calmada.

- ¡No! Se muy bien lo que dirás asi que no.- Cubrió sus oidos.

- Ya llevamos tiempo de casados.- Se acercó a él y con delicadeza alejó las manos que cubrían sus oidos.- Pero todavía pareces un niño.- Con su pulgar limpió una de las lagrimas que corrían por su mejilla.

- No me pidas que lo aborte.- Sollozó.- Por favor, es nuestro. Es algo nuestro.

- No importa lo que diga, aún así seguiras adelante ¿Cierto?.- Sus ojos se tornaron cristalinos.

- No me ocurrirá nada, estaremos bien. Lo prometo.

- Lo mismo le dijo mi madre a mi padre y hoy ya no está aqui.- Acunó su rostro entre sus manos.- Entiende, no te quiero perder.

- Yo no soy tu madre. No soy Él. Te aseguro que estaremos bien.

- Eres tan terco.- Acercó sus labios a su frente.- Aunque esa fue una de las razones por las que me enamoré de tí.

- Por favor, por favor.- Rogó con sus ojos cerrados.

- Tienes que prometerme algo.- Alejó su rostro para admirarlo.- Debes mantener tu palabra de que estarás bien y de que juntos cuidaremos de nuestro hijo.

- Lo juro.- Sonrió.- Puedo jurarlo mil veces.

- Y tú.- Se colocó de rodillas ante su omega para luego reposar su cabeza en su vientre.- Debes ser buen niño y debes cuidar de tu madre. Si no lo haces te las verás conmigo.- Alfa y omega sonrieron.

Era la primera vez que Shaham experimentaba el miedo en sí y había descubierto que esta sensación era sumamente desagradable.

Temía que la historia de su madre se repitiera una vez más y que al final su hijo al igual que él terminara perdiendo a uno de los seres más importante de su vida. Le aterraba la idea de que su principe acabara de la misma manera que su madre pero no había nada que pudiera hacer.

Este estaba empeñado en cumplir aquel sueño que tanto anhelaba y no podía mentir, una parte de él se emocionaba al pensar que dentro de aquel vientre se estaba gestando el fruto de su amor.

No podían controlar el destino, no sabía que podía ocurrir mañana. Shaham solo se limitó a aceptar los designios que la vida había preparado para él.

- ¡General!.- Una doncella entró a toda prisa.

- ¿Qué sucede?.- Se levantó.

- El Emperador y el Rey consorte lo han llamado.- Lucía agitada.- Debe ir pronto.

- ¿Sucede algo?.- El principe An preguntó.

- Es qué...- La joven dudó.

- Puedes hablar.- Shaham ordenó.- No hay nada que le oculte a mi principe.

- Muchos de nuestros soldados se han levantado en armas.-Sus ojos se llenaron de lágrimas.- Y están pidiendo la cabeza del Rey Consorte.

...........

En la habitación de la Emperatriz, esta se encontraba aún sumida en aquel letargo involuntario mientras que a su alrededor un grupo de personas hablaba en voz baja.

Uno de ellos era el principe heredero quien en compañia de la doncella de su madre y el Médico Imperial, se encargaban de algunos detalles. 

Afortunadamente para el principe MuDa, no fue tan dificil el conseguir aliados  y personas que sin miedo alguno le dieran la espalda tanto al Emperador como al Rey Consorte. Quizas muchos no lo sabían pero el palacio era un lugar el cual estaba plagado de viboras y traición desde tiempos antiguos.

Nunca faltaban aquellos inconforme los cuales escondían detras de una sonrisa y palabras llenas de falsas adulaciones sus verdaderas y venenosas intenciones. Personas que para el principe heredero quien llevaba tiempo elaborando su plan, no fueron tan dificiles de reconocer.

Si algo agradecía de las malas enseñanzas de su abuela y su tio eran los trucos sucios, las jugarretas y la forma más fácil de llegar a un corazón corrompido, el soborno. Fue así que mediante a estas tecnicas, un sinnumero de promesas como tambien utilizando su valía, Mu Da logró hacerse de un gran público el cúal había decidido seguirlo ciegamente.

- Necesito que mi madre se mantenga en ese estado hasta que todo pase. No quiero que vaya a arruinar mis planes.

- Puede estar tranquilo Alteza.- El médico sonrió.- Su madre no será afectada por esto.

- Yo cuidaré de ella Alteza.- La joven doncella sonrió.

- Cuando todo se desate, asegurence de resguardarse en este lugar. Mis hombres los protegerán.

- Gracias Alteza.- El médico se apresuró a reverenciarse.

- ¿Puedo confiar en que mi madre estará fuera de peligro con este medicamento?

- Puede estar tranquilo.- Sacó un pequeño papel. - Aquí están los ingredientes, puede asegurarse con otro médico de que ninguna es letal. Esto solo es un somnifero.

- Bien.- Sonrió.- Mi padre ya nos dio la orden. Él marchará al frente así que yo me quedaré en el palacio. Esta será mi oportunidad.- Soltó una carcajada.- Hubiera querido ver el rostro del Emperador al ver las cabezas de su suegra y su cuñado.- Frotó su barbilla.- Lastima que las mandó a enterrar, hubiera disfrutado el quemarlas en una hoguera.- Soltó otra carcajada.

- Su plan va por buen camino.- El médico sonrió con nerviosismo. Aún no podía creer la crueldad de aquel principe el cúal se mostraba tan gentíl, sin dudas era alguien de cuidado.

- Pronto la gloria llegará a mis manos y el orden de las cosas volverá a la normalidad.

- Por cierto Majestad.- El médico dudó en preguntar.- ¿Qué sucedió con aquel que siempre lo acompañaba? ¿Qué sucede si el Emperador lo encuentra en la frontera junto a los rebeldes?

- Eso no sucederá.- Su sonrisa se desencajó.- Bueno, solo puede ocurrir si mi padre tiene la capacidad de ver fantasmas.- Soltó otra carcajada.- Ese maldito, pensó que solo porque era mi perro me olvidaría de lo que su estupido padre me hizo.- Se quedó viendo al médico.- Nunca perdono una traición y cuando la cobro me aseguro de no solo borrar al culpable sino tambien a su generación. Así me evito futuros problemas.

- Hablando de futuras generaciones.- El hombre sonrió con nerviosismo.- Sus hermanos...- Sus palabras quedaron estancadas en su boca cuando la mano del joven alfa apresó su cuello.

- Si alguien se atreve a tocarle un solo pelo a uno de mis hermanos...se muere.- Gruñó.

- Si...si...- Temblaba.

- Así que no los vuelvas a mencionar.- Lo empujó.- Solo limitate a hacer tu trabajo y a refugiarte cuando todo estalle.- Sonrió.- Pronto habrá mucho ruido.

.............

El omega pelinegro llevaba un lagro tiempo admirando desde la distancia la figura que se reflejaba claramente a traves de las finas cortinas gracias a la tenue luz de las pocas velas que iluminaban aquella habitación.

La noche era fresca, sumamente silenciosa y pacifica. Daba la sensación de una extraña e inquietante calma.

Su alfa yacía recostado sobre el comodo divan con sus ojos cerrados. La negra tela de ceda que cubría su cuerpo y su larga cabellera reposando sobre uno de sus hombros le brindaba a aquel hombre un aire atractivo e irreal.

Mientras sus dedos se paseaban lentamente sobre las cuerdas de aquel Guqin, sus ojos seguían pegados a la hermosa imagen de aquel que era su hombre. En aquel momento no podía describir lo que en realidad sentía pues sus emociones y sentimientos se mezclaron formando un enorme y voraz torbellino.

Emoción, angustía, orgullo, preocupación, eran una de las tantas cosas que lo embragaban provocando que su cabeza se aturdiera y que su pecho se agobiara. Su alfa, el hombre que había decidido adueárse de su ser...su gran y unico destinado, estaba a punto de embarcarse en una peligrosa misión.

Mentiría al decir que no sentía miedo pero tambien mentiría si dijera que no se sentía emocionado. Aquel hombre estaba dispuesto a enfrentar a todos solo para protegerlo.

No le importaba poner su vida en la linea de fuego y dejar que mil flechas encendidas atravesaran su corazón solo por él. Al igual que él, estaba cumpliendo aquella promesa que ambos se hicieron el día que decidieron tomarse de las manos.

Se habían prometido entregar sus vidas si era necesario solo para proteger al otro.

Quizas estaba exagerando al sentirse nervioso pues conocía la capacidad y virtud de su amado esposo. No era cualquier alfa, era el guerrero más poderoso y único monarca de Yang.

El sol que brillaba resplandecientemente sobre todas las cabezas. El imponente dragón quien con solo un rugido hacía temblar toda la tierra.

Su esposo era grande...Era único.

- ¿En qué piensas?.- El sonido de la voz de su alfa lo hizo salir de sus pensamientos.

- Solo estoy pensando en como me haré para no volverme loco en tu ausencia.- Detuvo la tonada y se levantó de su lugar.

- Prometo que este viaje será corto.- Extendió su mano para invitarlo a acercarse.

- ¿No puedo ir contigo?.- Se sentó en el regazo de su alfa.

- Zhan...- Suspiró.- Ya lo hablamos. No puedes. Ademas, necesito que tu y Shaham se queden protegiendo el Palacio y a nuestra familia. Sin la presencia de un Monarca las cosas pueden salirse de control. Lian Hua ni siquiera está consciente, solo estás tu.

- Nuestra Peonia es el principe heredero. Es tiempo que tome las riendas. Si se queda a cargo yo podré ir.

- Sé que nuestro hijo es capaz pero no creo que pueda manejar la situación.- Recostó su cabeza del hombro de su omega.- Hagamos lo siguiente, si la situación empeora, enviaré por tí y el principe se quedará a cargo pero solo si empeora.

- Bien.- Sonrió.- Sé que todo saldrá bien pero no puedo dejar de preocuparme.

- Confia en tu esposo.- Sonrió.- No son un guerrero tan excepcional como tú pero soy muy bueno.

- Es cierto.- Arrugó su nariz.- No eres tan bueno como yo.

- Eso dolió.- Llevó su mano a su pecho.

- Eres mucho mejor.- Rodeó su cuello con sus brazos.- ¿Podría hacerle una petición al Emperador?

- La que desees.

- ¿Podría el gran sol hacerle el amor esta noche a la pequeña luna?

- Eso es algo que no necesitas pedir.- Lo tomó en sus brazos y se levantó en dirección a la cama.- Lo iba a hacer de todas formas.- Detuvo sus pasos a unos pocos metros de la cama al sentir una fuerte punzada en su cabeza.

- ¿Qué sucede?.- Se preocupó.

- Demasiado estres.- Sonrió para luego proseguir con sus pasos.- Siempre que estoy sobre cargado me sucede. Lo sabes.

- Si quieres podemos dejarlo para despues.- Se quejó al ser lanzado a la cama.

- Ya quisieras.- Se lanzó sobre él.- Hoy voy a empaparme de tí hasta los huesos.- Depositó un beso en sus labios.-  Mañana quiero ir bien motivado al frente para así obtener la victoria con rapidez.

- Espero que no te moleste desvelarte toda la noche.- Soltó una risilla.

- Si mi desvelo es de esta manera, con gusto lo haré. Ya dormiré en camino a mi viaje.- Bromeó.

En aquel momento Wang Yibo decidió ignorar las preocupaciones que agobiaban su mente, así como aquella fuerte punzada en su cabeza provocada por el estres. Decidió dedicarse a explorar una vez más el cuerpo de su omega, a probar la dulzura de su piel y a absorver aquel aroma el cúal para él resultaba ser decilicioso.

Le hizo el amor de forma lenta y delicada, amando desde la punta de sus pies hasta la hebra más pequeña de su largo y negro pelo. Provocó sus gemidos y se deleitó escuchando como su nombre se escapaba de sus temblorosos y gimientes labios.

Allí, dentro de aquella habitación, no existía altercado, amenaza o algún tipo de situación que pudiera perturbarlos. Solo estaban ellos dos en su pequeño y tranquilo mundo.

Hacían el amor hasta agotar sus cuerpos, hasta que las sabanas se habían empapado con sus sudor. Hicieron el amor como si se tratara de la última vez.

............

- No quiero que mi padre se marche.- El pequeño principe omega tenía los ojos llorosos.

- Es su deber.- El principe heredero consolaba a su hermano mayor.- En lugar de estar triste deberías de estar orgulloso.

- Mi padre regresará victorioso.- El pequeño principe alfa habló rebosante de orgullo.- Yo no me preocupo porque sé que nuestro león se los va a devorar a todos.

- Así se habla.- El principe heredero revoloteó el pelo de su otro pequeño hermano.

- ¿Y si le sucede algo?.- La voz del pequeño omega se quebró.- Sabes que si a nuestro padre le sucede algo nuestra mamá se muere ¿Cierto?.- Sollozó.- Y yo no me quiero quedar sin mis padres. Los amo.

- A ver.- Mu Da se colocó en cuclillas frente a su hermano y tomó sus pequeñas manos.- Nada les sucederá a nuestros padres. Sabes que ellos son poderosos y si en dado caso que dudo mucho y pase, no vas a estar solo.- Picó su nariz.- Porque nuestra madre real y yo estamos aquí. Yo los protejeré con mi vida.

- ¿En verdad vas a cuidar de mi hermano?.- Limpió sus lagrimas.

- Daré todo de mí para ello.- Sonrió.

- No hay necesidad de preocuparse.- Shaham llegaba de repente junto a su joven esposo.- Usted bien lo dijo. El Emperador y el Rey Consorte estarán bien, son poderosos. De todas formas...- Se quedó viendo al pequeño omega que seguía sollozando.- Los principes no estarán solos. Yo estaré para ellos. Los protegeré de la misma forma en que protejo a mi amo.

- Eso está bien.- Mu Da sonrió.- Es por eso que te admiro.

- Debemos ir a despedir a su padre.- El principe Li'An se acercó a sus tres sobrinos.- Muestren sus más lindas sonrisas para que se llene de animos e inspiración.

- Yo hice que prepararan unos bocadillos para que lleve con él y me recuerde.- El pequeño omega apuntó una cesta que sostenía una de las doncellas.

- Y yo le daré mi libro favorito, así piensa tambien en mí.- El pequeño alfa sonrió.

- ¿Y tú?.- Li'An se dirigió hacía su sobrino mayor.- ¿Preparaste algo de recuerdo para tu padre?

- Si...- Sonrió.- Tengo el presente perfecto para que me recuerde en su viaje.- Sus palabras atrajeron la atención de Shaham.

- Bueno. Vamos a despedirlo.- El principe tomó las manos de los sobrinos más pequeños.

- Adelantense.- Mu Da agitó levemente su mano.- Ya los alcanzo. Debo arreglar el presente para mi padre.

Volvió a sonreir al notar la mirada de Shaham sobre él, sabía que el alfa Persa era muy intuitivo así que tomó una pequeña caja de su escritorio y sacó de ella y hermoso jade azúl finamente tallado en forma de león y se los mostró.

- Quiero envoverlo.

- Bien, no adelantaremos.- El principe Li'An llevó junto a su esposo a los pequeños principes.

- Sal.- Ordenó una vez que se aseguró que no había nadie cerca.

Detrás de las cortinas, una figura vestida de negro de pies a cabeza se asomó. Su rostro estaba completamente cubierto, solo se podían ver aquellos ojos color plata que parecían brillar a la distancia.

- ¿Está todo listo?.- Habló dandole la espalda a aquel personaje.

- Si.- La respuesta fue corta.

- Hiciste un buen trabajo con las cabezas.- Su sonrisa se hizo maliciosa.- Pero creo que faltó una.- Se giró mostrando una expresión sombría.

- El hombre que trabajaba para usted intentó escapar así que nuestros hombre tuvieron que liquidarlo en medio de la persecusión. Mi mejor arquero atravesó su corazón dos veces pero su cuerpo cayó al acantilado.

-........

- Le puedo asegurar que está muerto. Solo alguien inmortal podría sobrevivir a dos flechas en el corazón y a una caida de cientos de pies.

- Es una lastima.- Cerró sus ojos y aspiró mientras se relamía los labios.- Era carne de primera.- Se encogió de hombros.- Pero eso no le quitaba el que me la debía al igual que su padre.- Tomó la pequeña caja en sus manos.- Sigue con el plan Recuerda deshacerte de la doncella de mi madre y del médico. No quiero cabo sueltos. Debo ir a despedir a mi padre.- Su sonrisa se volvió ladina.- Pronto Yang tendrá un nuevo Emperador.

...........

Antes de ponerse en marcha, Wang Yibo se tomó un poco de tiempo para estar en soledad junto a su omega. Estaban solo los dos en aquel enorme despacho, uno frente a otro y en completo silencio.

Sus ojos brillaban emitiendo una gran cantidad de emociones y sus sonrisas forzadas luchaban por mantenerse. Ninguno de los dos quería mostrar preocupación o miedo, solo querían alimentar la seguridad y tranquilidad del otro.

- Ya debo partir.- Tomó las manos del omega con fuerzas, no quería soltarlo.

- Vas a regresar victorioso.- Lo vio a los ojos y sonrió ampliamente tratando de brindarle ánimos al preocupado alfa.

- En mi ausencia eres quien está a cargo.-  Se acercó y besó su frente.- Nadie va a desobedecer la orden de su rey.

- Mi emperador puede estar tranquilo.- Rodeó la cintura del alfa con sus brazos.- Este rey esperará pacientemente por tu regreso y cuidará de tu reino.

- Se que sonará egoísta y que no son palabras que un monarca debe decir pero...- Acercó más el cuerpo del omega al suyo y dejó reposar su mentón en su hombro.- El reino no me preocupa, solo me preocupa alejarme de ti.

- Entonces déjame ir contigo.- Sonrió.- No sólo soy tu esposo y tu rey, también soy tu general.

- Ahora no eres mi general, mucho menos mi rey...- Apretó su abrazo.- Eres mi esposo, mi todo.

- Termina pronto tu tarea y regresa.- Besó su hombro.- Tus hijos, yo, tu emperatriz y tu reino te esperarán.- Sonrió.- Sobre todo yo.

- No olvides sentarte cada noche a mirar la luna, me encargaré que ella te diga lo mucho que estaré pensando en tí.

- Estaré esperando cada noche por ello.

- Zhan...- Cerró sus ojos.

- ¿Mnn?

- Justo ahora...nuestros corazones están latiendo juntos y al mismo tiempo.

- Y algún día dejaran de latir juntos y al mismo tiempo mi amado Emperador.- Ambos se quedaron en silencio envueltos en aquel abrazo y con sonrisas en sus labios.

.

.

.

.

.

Estamos en la recta final de la historia, así que preparense.

¿Como creen que esto acabará?

Pensaba traerles la conclusión junto con estos cap pero los calculos salieron mal ya que en lugar de ser los últimos 3 cap serían 4 jeje porque necesito abarcar bien la historia, así que las siguientes 2 actualizaciones serán las finales.

De nuevo rectifico el agradecimiento por haber esperado por la historia y por mi. 

Una vez termine este proyecto les dejaré las noticias sobre los dos One-Shot por venir. Hijo de la luna, El mago y el elfo.

Gracias por leer.







































































































































































































































































































































































































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