En Las Profundidades

By yassTj

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SEGUNDO LIBRO DE LA BIOLOGIA "CORRIENTES DEL DESTINO" CONTINUACIÓN DE "MAS ALLÁ DE LAS OLAS " More

Dedicatoria
Introducción
Cuento del espejo
CAP1 [conociendo otros corazones]
capítulo 2
capítulo 3
capítulo 4
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
Actualidad Cap 1
capítulo 2
capítulo 3
capítulo 5
capítulo 6
capítulo 7
capítulo 8
capítulo 9
capítulo 10
capítulo 11
capítulo 12
capítulo 13
capítulo 14
capítulo 15
Capítulo 16
capítulo 17
capítulo 18
capítulo 19
capítulo 20
capítulo 21
capítulo 22
capítulo 23
capítulo 24
capítulo 25
capítulo 26
capítulo 27
capítulo 28
capítulo 29
capítulo 30
capítulo 31
capítulo 32
capítulo 33
capítulo 34
capítulo 35
capítulo 36
Capítulo 37
capítulo 38
capítulo 39
capítulo 40: Final
Epílogo
❗️Noticia Importante❗️

capítulo 4

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By yassTj

Festival

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Astrid

No puedo creer que me hayan obligado a salir tan temprano. El sol ni siquiera ha salido y, para empeorar las cosas, tengo que compartir transporte con el rey.

No voy a mentir, lo que pasó ayer fue... no sé qué palabra usar. No esperaba eso, en realidad, no esperaba nada. Cuando Carlies me comentó que podía asistir al festival de verano, casi no le creí, ya que me habían desterrado y según investigué, eso es para siempre. Volver a Conall me trajo recuerdos de aquella noche en la que le supliqué que me permitiera estar aquí, pero no lo permitió, y su comportamiento de ayer solo me altera aún más.

Volver a tocar sus labios fue increíble. No debería haberme gustado ese beso, pero me encantó y me regaño a mí misma por dejarme hechizar por él.

Todos estos pensamientos me invaden mientras vamos en camino. No hemos desayunado y no sé si eso es lo que causa el revuelo en mi estómago o si es porque compartimos el mismo espacio. Un espacio demasiado pequeño para tanta tensión acumulada.

Al menos no estoy sudando. Hace mucho calor, pero el aire frío del auto mantiene una temperatura fresca. Siguiendo su consejo, opté por usar un vestido corto de telas frescas y suaves, junto con sandalias bajas para el clima caluroso. Lo malo de mi ropa es que se nota cuando muevo los pies nerviosa, y trato de controlarlo lo mejor que puedo. Como siempre, meter las manos en mis bolsillos es la mejor opción.

Apenas son las cinco de la mañana y he tratado de mantenerme despierta, pero el sueño es cada vez más fuerte. Recuesto mi cabeza en la ventana del auto y cierro los ojos, tratando de dormir, pero siento que mi cabeza se resbala cada vez que estoy a punto de quedarme dormida. Es imposible dormir de esta forma, y suspiro derrotada al comprender que no podré conciliar el sueño.

Darek está tranquilo en su lado del auto, y me pregunto qué pasará por su mente que se ve tan sereno. Por mi parte, opto por mirar al techo y empiezo a contar números e imaginar cosas para intentar distraer mi mente del sueño. Pareciera que soy un gusano por la forma en que me muevo tratando de evitar quedarme dormida.

No sé si tendré delirios debido al hambre y la falta de sueño, pero siento cómo Darek pasa su brazo por mis hombros y al rodearme, empuja con su mano la parte superior de mi cuerpo hasta que choco contra su hombro.

Esta acción me toma por sorpresa, pero es una buena posición para dormir, así que no me quejo, y mi cabeza busca la comodidad de su pecho mientras que él baja su brazo y lo posa sobre el mío para sujetar mi cuerpo y evitar que resbale cuando el sueño me invada. Odio admitir que dormir entre sus pectorales es muy cómodo.

Siento que mi cuerpo se relaja y mi respiración se vuelve más tranquila, así pasan varios minutos hasta que...

—Despierta —escucho una voz a lo lejos— despierta o voy a besarte.

Sigo escuchando una voz, pero no entiendo lo que dicen. Ignoro el llamado, pues solo quiero seguir durmiendo, pero el sueño me abandona cuando me sacuden como si fuera una matraca y despierto algo desorientada.

—Hay que desayunar.

No me siento en mis cinco sentidos, miro a mi alrededor y veo que estoy en el auto y recuerdo a dónde vamos. Veo por la ventanilla a Darek que va en camino al interior de lo que parece ser un restaurante de la época medieval por los colores y el diseño antiguo pero elegante.

—A desayunar —dice el conductor.

Estiro mi cuerpo y bajo del auto algo confundida y adormilada mientras meto mis manos en los bolsillos del vestido y sigo a Carlies que está esperando en la entrada del local. Por lo que logro apreciar, es un lugar exclusivo para las personas de la monarquía y poseedores de títulos. Si no estuviera con tanto sueño encima, posiblemente me detendría a apreciar la estructura y la decoración, pero por ahora volver a dormir es más importante.

Al llegar, ambos tomamos asiento en la misma mesa, mientras que Carlies ocupa un puesto individual en la barra. Darek me cede la carta del menú, pero yo solo quiero seguir durmiendo.

—No haremos otra parada, come y ve al baño, porque no pararemos hasta llegar al lugar del festival.

No digo nada, solo quiero continuar durmiendo, por lo cual elijo algo simple del menú y él hace lo mismo. Tardamos menos de media hora y volvemos al interior del auto.

—¿Tienes agua? —pregunto con duda.

—No.

—Señor conductor —el hombre voltea—, ¿tiene agua?

—Lo lamento, señorita, no tengo.

—Acabamos de estar en un restaurante, ¿por qué no pediste agua?

—En ese momento no tenía sed —digo algo avergonzada.

Darek baja del auto y regresa al restaurante. Al volver, trae una botella de agua fría en sus manos y me la ofrece, dándole la orden al conductor de arrancar para seguir nuestro camino.

—El clima está caluroso, ten la botella siempre contigo y bebe agua constantemente. La deshidratación provoca mareos y dolor de cabeza —advierte.

—¿De dónde sacaste la botella?

No es una de plástico ordinario, es transparente, pero está hecha de un material más fuerte que el plástico y tiene una pequeña correa y tapa verde. Es casi del verde que me gusta, Mars Green.

—La encontré tirada.

—Espero que la hayas lavado.

—¿Crees que soy alguien de poca higiene? —menciona irritado.

Nadie puede ser capaz de pensar eso de él. Siempre camina impecable, sus trajes sin un rastro de arrugas, la corona pulida, las uñas limpias, el cabello bien lavado, peinado y siempre huele espléndido.

—Nunca terminas de conocer a una persona.

—No soy alguien sucio —dice ofendido.

—Es broma, no te esponjes —tomo un sorbo del líquido— gracias por el agua.

Quiero volver a dormir, pero no sé si él me permitirá recostarme en su cuerpo.

—¿Puedo volver a recostarme? —susurro.

No responde y solo empuja mi cabeza con fuerza y acomoda sus brazos quedando en la misma posición de antes.

—Qué delicado —digo irónica y solo resopla.

Vuelvo a dormir por una hora más hasta que llegamos al lugar donde se llevará a cabo el festival. Es muy hermoso. Nunca había visto colores tan vivos en mi vida.

Tomo mis pertenencias y busco a Elliott y a su padre, que también han venido al festival. Carlies invitó a Josefett y ambos están aquí, incluyendo a mi abuela. Que, por cierto, desde que está siendo pareja de Carlies II, no tiene ojos para nada más, ni siquiera para mí. Ambos quieren recuperar el tiempo que estuvieron separados y están casi todo el rato juntos; de seguir así, mi abuela se convertirá en consejera de Leo.

Lo primero que hacemos es buscar nuestras cabañas, donde pasaremos el día de hoy y de mañana. Carlies da las indicaciones y me congelo al ver que mi habitación está en la cabaña de Darek.

Siempre que estamos solos en un espacio cerrado, las cosas no terminan bien, pero quizás esta vez llevemos la fiesta en paz, ¿verdad?

Al entrar a la cabaña observo que él no está presente, lo más probable es qie este supervisando los puestos de las actividades y cada detalle, por lo cual dejo mis cosas en la habitación y saco una cámara fotográfica que compré hace unos días para tomar algunas fotografías de este viaje. El paisaje es precioso y sería un pecado no fotografiar estas bellas tierras.

Tengo una afición por sentarme en rocas gigantes y mientras paseo por el lugar diviso una a lo lejos, lo que me hace guardar la cámara en mi bolso y caminar hacia esa enorme piedra. Está algo alta, pero llego a ella sin problemas. Debido a mi vestimenta, siempre cargo un pañuelo grande que cubra mis piernas cuando me siento. Coloco la tela sobre la piedra para sentarme y disfrutar de la vista.

Observar es mi pasatiempo favorito y disfrutar de las vistas me relaja en gran manera. Siempre lo he dicho y, si la reencarnación existe, me gustaría volver a nacer como una nube y admirar a todos desde el inmenso cielo.

—¿Cómo subiste ahí? —volteo.

—Mis pies me trajeron hasta acá —digo con obviedad.

—Escalar rocas usando vestido es peligroso, baja —regaña Darek.

—Estoy bien —retorno mis ojos al paisaje.

—Baja —ordena.

—La vista es muy linda.

—Baja —repite.

—Sube.

Para mi sorpresa, en tres pasos está sobre la inmensa piedra.

—¿Me obligarás a bajar? ¿O me desterrarás de esta roca para no volver a subir? —digo con voz resentida.

—¿Vas a perdonarme algún día? —se sienta sobre la piedra a mi lado.

—Si te esfuerzas por mi perdón, quizás.

—Lo lamento —dice casi inaudible.

—¿Disculpa?

—Sé que me has oído.

—Estaba viendo un pajarito y me distraje. Podrías repetirlo —bufa.

—Lo siento —dice más claro.

—¿Estás bien? —pregunto algo confundida porque él jamás se disculpa.

—No voy a repetirlo de nuevo, señorita pintora.

—¿Por qué lo hiciste?

—Porque un día tendrías que irte y dejar todo aquí. Era injusto para aquellos que deseaban que te quedaras.

—Lo dices como si tú fueras uno de ellos.

El silencio se posa entre los dos, pero no es incómodo, es una sensación nueva. Ambos fijamos la vista en el paisaje.

—Hay que irnos —se levanta—. Baja.

Recojo la tela y comienzo a descender con cuidado de que no se vea nada por debajo de mi vestido. Él bajó sin problemas, tiene grandes piernas y usa pantalón, claro que es más fácil de esa forma. Darek Sigue su camino cuando ve que he bajado y se retira. ¿A dónde irá?

Por mi parte me desvío a otro sendero encontrando muchos árboles de rosas de distintos colores. Es difícil de creer que existan tantos colores en un solo lugar.

Camino entre los pequeños árboles y decido cortar una de sus flores, cuidando mis manos de las espinas. Sin embargo, mi cautela no es suficiente, pues una se termina incrustando en mi mano, haciendo que me aleje de forma abrupta de la planta.

Entro en pánico cuando la espina se ha metido muy adentro y empieza a doler. Solo hay unas cuantas gotas de sangre, pero la espina parece haberse enterrado por la forma en que sacudí mi mano al sentir el pinchazo.

Trato de buscar una espina en el árbol para sacar la que tengo enterrada pero están unas sobre otras, haciendo que sea imposible cortar una sin pincharse.
Ante esta situación, no tengo más remedio que regresar a la cabaña con la esperanza de que haya algo afilado que me ayude a sacar la espina.

Al llegar, veo a Darek en la cabaña, sentado en la mesa con algunos papeles alrededor y observa cómo reviso los cajones buscando algo. La tarea se hace más complicada cuando la espina punza haciéndome utilizar solo la mano que está intacta para buscar una aguja o algo puntiagudo.

—¿Necesitas algo? —pregunta cuando termino de revisar todos los cajones.

—¿Tienes una aguja?

—No soy un sastre.

—Sastre —repito mientras pienso— ¡eso es! Joseffett debe tener alguna. ¿Sabes dónde está?

—¿Para qué deseas una aguja?

—Quise cortar una flor, pero había muchas espinas —le muestro la palma de mi mano que se ha hinchado.

—¿Llegaste al sendero de los árboles de rosas?

—Sí.

—¿No podías solo observar?

—¿Vas a ayudarme o no? —no quiero sus regaños.

Darek se retira del escritorio para poder abrir el único cajón que me faltaba revisar, y dentro de este hay una pequeña cesta hecha de paja con hilos de varios colores y agujas de diferentes tamaños.

Al sacar el objeto, pone una silla frente a él para que pueda sentarme, y hago caso a su petición sin reproches. Pensé que me daría la aguja, pero el pánico me invade cuando veo sus intenciones de sacar la espina por sí solo. Él no es alguien delicado.

—Puedo hacerlo yo —quiero quitarle la aguja, pero no me deja—. Por favor, sé delicado.

Empiezo a sudar frío, en el auto estrelló mi cabeza sobre su pecho para recostarme, y él con una diminuta aguja sobre mi mano no luce tan bien. El pequeño objeto casi ni está a la vista por lo grande que son sus dedos.

Contengo el aire cuando toma mi mano e introduce la aguja; sin embargo, me relajo al no sentir dolor, lo está haciendo bien.

Vaya, ¿quién diría que sí puede ser delicado?

Saca la espina después de varios minutos de concentración y no permite que aleje la mano. Veo cómo busca en los mismos cajones un spray para después rociarlo en la herida. Es frío y arde un poco, pero puedo soportarlo.

Para finalizar, saca un pañuelo negro de uno de sus bolsillos y lo amarra en la herida, dando por terminado el proceso.

—Puedes entregarlo después —dice refiriéndose al pañuelo, para después levantarse y marcharse.

Cuando entra a su habitación veo los detalles dorados que lo adornan en los extremos, es negro, y tiene el escudo de su reino bordado en el costado derecho. Es lindo.

Observo fijamente la puerta de su habitación y pienso cosas que no debería, Darek es impredecible, pero sin duda hay un lado de él que, aunque no quiera admitir en voz alta, me fascina.

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