𝐃𝐀𝐃𝐃𝐘 #𝟏 |njh| ©

By AllfEdwardS

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❝ Dicen que la mejor manera de librarnos de la tentación es caer en ella.❞ LIBRO 1 | SERIE OSCURIDAD More

DADDY
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XLVIII
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EXTRA (4)
LIII
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EXTRA (5)
ANUNCIO
LX
EXTRA | NIALL
LXI
LXII
EPÍLOGO
NOTA FINAL
ESPECIAL 90K
H. BIRTHDAY

Final Verdadero | Dificultades

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By AllfEdwardS

En un mundo donde Elijah, Shane, Efraín, Amira, Luciano, los villanos y la organización no existieron.
Donde Maxim era el problema pero no el principal villano.
En un mundo donde para Grace y Niall no todo era perfecto pero si mejor.
Este es el final verdadero, el primer final que iba a tener este fanfic. Algo menos fuerte aunque por su parte algo doloroso pero de igual manera justo.

En un mundo de tulipanes eternos

Disfruten su lectura <3

• • •

PARTE 1/2

Maxim

Había estado meditando toda la semana en las indirectas que Nancy intentaba esclarecerme. Catherine por su parte había notado la cercanía de la esposa de Niall más inapropiada que de costumbre. Presentía que sabía algo que yo no y tenia que descubrirlo. Nancy había mencionado que tenía algo muy importante que decirme, no tenía mi teléfono pero yo si tenía el numero de su agencia del Managment.

Consideré la opción unos cuantos segundos rascándome la barbilla hasta que decidí descolgar el teléfono y sacar la tarjeta del cajón del escritorio.

A los cinco pitidos finalmente atendieron.

—Habla Maxim Ballard... —repiqueteó los dedos sobre el escritorio—, quisiera hablar con Nancy Warren... Claro, por favor dígale que he solicitado una cita, que acuda a mi oficina lo más pronto que pueda. Gracias, buena tarde.

Y colgó.

Tenía leves sospechas, pero no quería indagar de más. El que busca encuentra y sabía que después de una extensa conversación con Nancy, la perspectiva cambiaría de cero a cien.

Suspiré pesadamente y decidí mantener la mente ocupada con trabajo mientras esperaba que Nancy atravesara esa puerta. Pedí a mi asistente una bandeja la cual trajo en cuestión de minutos. Sobre ella había un cubo de cristal templado con hielos, una botella de whisky y dos vasos con una pinza.

Las horas se me hacían eternas y seguía sin saber porqué mi propia insistencia de hablar con esa mujer.

Jenell, mi asistente tocó a la puerta y en cuanto escuché su nombre salir de su boca me puse de pié.

Nancy apareció a los pocos segundos retirándose las gafas de sol y guardandolas en el bolso negro que colgaba de su antebrazo.

Jenell desapareció mientras la invitaba a tomar asiento.

—Al fin. Catherine no deja de merodear cuando intento hablar contigo.

—Al grano Nancy. ¿Qué tienes para decir?

Sus facciones se endurecieron casi al instante y su postura se tornó rígida. Estaba molesta. No iba a ser nada bueno.

—No sé como empezar Maxim. La verdad es que estoy sin palabras.

—¿Es sobre la empresa?

—No.

—¿La agencia?

—Tampoco.

—¿Entonces que es? Escucha, no tengo mucho tiempo Nancy y después de...

—Es sobre Grace.

Me detuve en seco mirando fijamente aquellos ojos verdes agua que parecían estar al borde del llanto.

—¿Grace? ¿Qué ocurre con ella?

—Maxim, solo te pido que lo tomes con calma.

Este se puso de pié inmediatamente.

—¿Le ha pasado algo? —silencio— ¡Responde Nancy!

—No... pero ojalá fuera eso.

—¿Disculpa?

—Lo siento, ¿vale? No tengo otra manera de reaccionar cuando...

—¿Cuando qué? —me estaba irritando.

¿Cómo se atrevía a hablar de esa forma en el nombre de mi hija?

Nancy también se puso de pié molesta. Me miró a los ojos y supe que todo se iría al carajo cuando sus lágrimas le mojaron el rostro con rabia.

—No se tiene otra manera de reaccionar cuando descubres que tu marido... —soltó el aire de sus pulmones antes de continuar—... que tu marido se acuesta con la hija de su mejor amigo.

El frío incandescente que corrió por mi espalda no era normal.

—¿Qué?

—Sí Maxim. Oíste clarito. Grace y Niall, MI ESPOSO Y TU HIJA se han estado revolcando en secreto desde que llegamos a esta maldita ciudad.

—¿De qué estás...?

—No son conspiraciones. Son hechos, evidencias Maxim. Tengo putas evidencias. Los ví con mis propios ojos.
Tenía leves sospechas pero no quería creer en ellas. No quería culpar a nadie sin estar segura. En la cena de cumpleaños de Grace... los vi. En uno de los almacenes del restaurante. Estaban juntos. —sollozó—. ¿Cómo esperas que me sienta? Después de ver como mi marido se cogía a tu hija y ella no parecía forzada, créeme. Parecía todo menos eso. —se secó las mejillas—. Y creo que el menor de los problemas es la notoria diferencia de edad. ¡Se llevan catorce años y tu hija se metió con un hombre casado!

—¡Y tu marido con una menor de edad!

—Grace tiene dieciocho años...

—Estamos en Irlanda. Piensa un poco Nancy, ella no es mayor de edad aún sino hasta los veintiuno en este país.
Y sabes lo que eso significa...

—Maxim...

—Ese hijo de puta me las va a pagar.

—¡Maxim!

Malnacido.

Mil veces malnacido. ¿Qué pasaba por su cabeza?

Tantas mujeres, tantos millones de prospectos de mujer con quien pudo ponerle los cuernos a la esposa y precisamente tenía que ser Grace.

Me cago en la puta que lo parió.

Abandoné la oficina con Nancy siguiéndome la espalda.

La asistente casi tembló cuando pedí amablemente y con cortesía las llaves de mi auto. Sus manos estaban temblorosas y no había cosa que me cabreara más que la gente lenta. ¿Tenía un retraso mental o qué?

—Maxim espera...

—¡Muévete! —empujé al guardia de seguridad.

—¡Maxim, carajo!

Ignoré frivolamente a la mujer que sin invitación ocupó el asiento del copiloto. Era el menor de mis problemas ahora. No podía imaginarme a Grace, mi propia hija... y al sujeto que dice ser mi amigo sobre una misma cama haciendo sabrá dios que.

—¿Qué vas a hacer?

No respondí.

Mi cabeza daba demasiadas vueltas. Mi sangre hervía, tan caliente como la lava bajo mi piel, casi podía sentir como mis propias venas se derretían y Nancy sacando el celular en un semáforo no ayudaba. Tenia imágenes, capturas de pantalla, conversaciones con una tal "babydanny" en una aplicación que supongo es Instagram. Y eso no era todo. Imágenes y un maldito video de ellos teniendo sexo en el auto de Niall después de aquella noche donde todos decidimos salir de fiesta. Recuerdo poco pero sé que no volví a saber de ellos hasta después de horas.

Apreté el volante con tanta fuerza que mis nudillos se estaban tornando blancos.

Estaba a dos minutos de llegar y en cuanto el semáforo se puso en verde, arranqué con fuerza tanto que llegamos en menos de lo esperado. Estacioné el auto frente al edificio y me quité el cinturón con Nancy imitando mi acción.

—No cometas una estupidez. Necesitabas saberlo... y ¡Ella merece pagar!

—Ese bastardo también.

Bajé del auto sin esperar respuesta. Ella me seguía y todos aquí me conocían lo suficiente como para no ponerme peros a la hora de dejarme entrar.

—Licenciado, un placer tenerlo de vuel...

Lo ignoré caminando apresuradamente mientras los tacones de Nancy resonaban por el suelo del corporativo. Estaba corriendo detrás de mi.

El maldito ascensor no parecía una opción factible con el tumulto de gente que esperaba afuera. Escuché a Nancy maldecir cuando tuvo que seguirme por las escaleras hasta el piso catorce. Estaba agitada y yo también, pero el enojo me tenía con el cerebro nublado. Me topé a la recepcionista quien intentó restringirme la entrada.

—¿Licenciado Ba...?

Abrí la puerta de la oficina pero estaba vacía. Entonces recordé y me dirigí a la sala de juntas con las dos mujeres intentando seguirme el paso.

—El Licenciado Horan está en una reunión... ¡Señor Ballard!

Abrí sin importarme los canturreos de la godín que apenas media uno cincuenta y pico. Ahí estaba él, dirigiendo la reunión a la cabeza de la mesa. Me miró y se giró deteniéndose en seco pues estaba explicando algo a las seis personas que ocupaban sus lugares de pié. Todos me miraron enseguida y no me importó.

—¿Maxim...?

Mi puño se estrelló contra su rostro antes de que pudiera terminar de formular la pregunta.

Y no me detuve pero Niall era bueno en esto.

Solía meterse en muchas peleas cuando estábamos en el instituto aún así no perdiera la maldita habilidad. Esquivó los siguientes golpes sin entender que rayos estaba pasando. Miró un segundo a Nancy y entonces lo supo. Su distracción para mi fué el pase libre que me permitió estampar el puño esta vez en su mandíbula pero él se defendió propinandome uno en el ojo mientras intentaban separarnos.

—¡Ya está, ya está joder, sueltalo!

El tal Harry estaba intentando zafarme pero terminó siendo empujado cuando el maldito bastardo se me subió encima propinandome la tunda de golpes que estaban haciendo borrosa mi visión. Tenia la camisa manchada de sangre, el labio roto, la nariz y la ceja. Mientras yo probablemente tendría un ojo morado y una nariz rota. Le habría ido peor de no ser porque lograron separarnos.

—¡¿Cómo pudiste hijo de perra?!

Silencio. —¿Ya lo sabes? Espero que así sea. Espero que disfrutes de la infraestructura de una prisión porque ahí es donde permanecerás.

Niall se estaba limpiando la sangre del labio que no dejaba de brotar. —¡Es mi hija, imbécil!

—¿Qué demonios sucede?

John, el padre de Lena conocía perfectamente la relación familiar que había entre los Horan y los Ballard. Esto estaba siendo demasiado confuso incluso para él.

—La embaucaste. La seduciste, ¡Te acostaste con mi hija!

Todos estaban atónitos. —Y ella... ¿Qué estaba pensando? Actuando como una...

—Maxim, cállate... —advirtió el irlandés dedicándole la peor de sus miradas.

—Así que era eso lo que estabas escondiendo. Mientras todos pensábamos que tus viajes y desapariciones repentinas se debían al trabajo, lo único que estabas haciendo era cogerte a mi hija y mintiendonos a todos. —Niall endureció la mandíbula y apretó los puños. Quería golpearlo hasta dejarlo inconsciente... —Pero claro. Conozco perfectamente lo que tengo en casa y sé que no es tan inocente como parece.

—Esto no es culpa de ella. Así que deja de hablar y lárgate de una vez.

—¿Tienes el cinismo de enojarte? ¡Hablo lo que es! —elevó el tono— ¡Eras mi puto mejor amigo!

—¡No cuando de ella se trataba!

Otro silencio sepulcral. —¿Crees que yo quería esto? ¿Te crees que yo pedí enamorarme de Grace? ¡Esto no se trata de algo físico! Porque de haber sido así la habría botado al primer polvo y sin embargo no lo hice y ¿Sabes porqué? —la escaza paciencia que tenía estaba a punto de explotar— Porque me gustó. Me encantó y no me arrepiento de absolutamente nada. Y lo volvería a hacer, todas esas veces, volvería a repetir todas y cada una de ellas sin pensar.

Maxim forcejeó entre los brazos de uno de los inversionistas quien le redoblaba el peso intentando llegar a Niall una vez más. Fué en vano. Harry sostenía fuertemente al castaño mientras este sacaba un pañuelo de su saco y lo colocaba bajo su nariz.

—Ya desquitaste tu enojo. Ahora lárgate de mi empresa, y a ti —señaló a Nancy—, no te quiero volver a ver.

Ella iba a responderle pero los guardias llegaron inmediatamente a sacarlos por orden de Niall. Los mantuvieron alejados uno del otro hasta que abandonaron las instalaciones. Pidió que lo dejaran solo, sin embargo Harry había desistido de la petición.

—¿Qué pasará ahora?

—No lo sé. Necesito... —se masajeó las sienes—... necesito ponerme en contacto con ella. Si Maxim le hace algo...

—No creo que se atreva a hacerle daño. Es su padre Niall. Digo, tu paliza es justificada pero...

Guardó silencio abruptamente cuando Niall lo miró como si quisiera asesinarlo.

—Vale, me callo. No existo. Soy decoración.

Niall suspiró.

Estaba muy preocupado por Grace.

Sacó su móvil y llamó un par de veces pero esta no respondía. Desconocía que podría estar haciendo pero necesitaba ponerse en contacto con ella lo más rápido posible.

—Mierda. —suspiró.

—Llamaré a alguien para que te cure esas...

—Estoy bien.

—Estás sangrando. Tu ropa está entintado en color rojo y ya no se si es tu sangre o la de Maxim. No era pregunta.

Harry abandonó la sala de juntas en busca de un botiquín y alguien que supiera de primeros auxilios. Niall no tenía los ánimos para seguirlo o refutar. Claro que le dolía, pero dolía más imaginar lo que Maxim pudiera hacerle a ella. Si se atrevía a tocarle un pelo...

Aquí no podría hacer mucho, después de todo había quedado como un abusador tanto que comenzaba a creer que así era realmente. Pensar en la diferencia de edades... en todo lo que había pasado con Grace le frustraba.

Lo primero jamás les importó. No podía alejarse de ella, era un hecho. Mucho menos olvidarla porque ya lo había intentado.

Y había fracasado.

Entonces, ¿Qué quedaba?

Harry volvió a los pocos minutos con un botiquín y una mujer que aclaró haber sido enfermera antes de trabajar para él. Dejó que curara las heridas a como pudo sin quejarse. Seguía pensativo.

Tenia que idear una manera de llegar a ella, incluso plantearse la idea de acudir a su último recurso. Estaba cada vez más seguro que eso sería lo mejor para los dos.

• • •

—... no estaba muy contento que digamos. Bueno, lo estaba, pero no muy convencido al respecto.

¿Quién no quisiera tener bebés contigo? Eres lindísima.

—Lo sé. También una engreída pero eso no es importante. Dijo que... que algún día me llevaría lejos de esta ciudad. Que conoceríamos muchos países juntos y... bueno...

—¡¿Y qué?! No me dejes en ascuas...

—Que nos casaríamos. En cuanto consiga que Nancy le dé el divorcio, claro.

—Owwwww. Admito que no tenía muchas esperanzas puestas sobre el señorito amargado pero... me ha sorprendido. Aunque eso del divorcio sigue sin convencerme del todo.

—Lena...

—¡Es lo que pienso! Pero si lo hace, le pongo un altar, seguro.

—Confío en él. —Grace jugaba nerviosa con el teléfono pegado a la oreja y la cadenita que Niall le había obsequiado la noche anterior recordando cada palabra que este le había dicho—. Confío en... que algún día marchemos lejos de todo. De mi padre en especial. Se ha vuelto tan insoportable últimamente. No me deja salir, me cuestiona cada cosa que hago y eso significa que he visto a Niall muy pocas veces. Ayer... ayer estuvimos juntos, ¿Sabes?

—¿Cómo? ¿No dices que el diputado del drama no deja que salgas?

—Escapé por mi ventana. Lo he hecho unas tres veces, aunque me sigue dando miedo. Niall me llevó a un claro cerca del bosque y charlamos un par de horas.

Escuchó a Lena silbar.

—Estoy segura que hicieron de todo menos charlar. —bromeó.

Grace sonrió divertida.

Quizá tenga razón.

—Vale. También lo hicimos. Sobre una manta muy suave y había llevado una cesta con comida. Hacerlo con el sonido del claro, el agua y las rocas es... mágico. Deberías intentarlo.

Estoy harta de ser espectadora. —casi la escuchó suspirar.

—Yo...

Pero entonces dejó de hablar abruptamente cuando escuchó los pasos huecos de alguien subiendo las escaleras. Primero dedujo que se trataba de su madre, pero aquella teoría se esfumó cuando su puerta fue prácticamente estrellada contra la pared. Dió un respingo asustada y sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo cuando reparó en el aspecto de su padre.

Los golpes, la sangre, la cara de asesino en serie.

—¿Grace? ¿Qué ha sido eso?

—Lena, ahora te lla...

Soltó un chillido cuando Maxim la tomó por los hombros arrebatandole el móvil. Lo aventó contra el suelo y lo aplastó con todas sus fuerzas erradicando toda señal de funcionamiento en el aparato.

—¡¿Qué demonios te pasa?!

Maxim aún la sujetaba tan fuerte que comenzaba a lastimarla y su madre asustada los miraba sin saber que hacer desde la puerta.

—Maxim, por el amor de dios... suéltala...

—¿Te ha parecido gracioso? —masculló completamente colérico en la cara de Grace.

—Papá...

—¡RESPÓNDEME!

—¡¿De qué estás hablando?!

—Burlarte de mi. Burlarte de tu familia, dejar en ridículo nuestro apellido.

—Maxim... —intervino Catherine—, por favor sueltala, hablemos como lo hace la gente coherente...

—Gente coherente —soltó una risita despectiva ejerciendo más fuerza en el agarre haciendo que Grace se quejara de dolor—, ¿Te parece coherente que tu hija se comporte como una prostituta?

Grace palideció.

Mierda.

Mierda, mierda, mierda.

—¿De qué hablas?

—Se ha estado revolcando con Niall todo este maldito tiempo, mintiendo y engañando. ¿Te parece jodidamente coherente que una chica de dieciocho se meta a la cama con un tipo que tiene casi la misma edad que su padre?
¡¿ESO ES COHERENTE?!

—Papá... puedo explicarlo...

Los ojos comenzaron a escuecerle. Sabía que tarde o temprano esto se sabría pero no creía que fuese tan pronto.

—¡Me importan una mierda tus explicaciones! —le dedicó una mirada que fácilmente habría congelado el infierno—. Te pongo en un pedestal con todo el mundo y no haces más que decepcionarme. ¡¿Porqué Grace?!

Ella ya estaba llorando.

¿Porqué? Porque no podía alejarse de él. Ambos sabían que estaba mal... pero ninguno era capaz de respirar, comer o pensar sin el otro.

—Porque me enamoré de él.

Y aquello fué casi como una sentencia de muerte. —Uno no elige a quien amar y yo lo amo a él.

—¿Te estás escuchando? ¡Es un hombre casado! Y por si eso no fuera suficiente te redobla exageradamente la edad.
¿Te crees en serio que él siente lo mismo por ti?

—No lo creo. Lo sé. Y perdón si te decepcioné, ¿vale? Lo siento... pero no lamento haber tomado la desición que tomé.

A Maxim casi se le torció el rostro. No sabía que carajos decir, ni como actuar. Solo sabía que el enojo estaba subiendole a la cabeza cada vez más.

—¿Desde cuándo te acuestas con él? —Grace estaba temblando—, ¡Habla! Y si no me dices la verdad lo sabré y créeme... no te gustarán las consecuencias.

—Desde... —tragó duro tratando de mantener la calma pero le parecía una tarea casi imposible. No lo recordaba bien. Cuando estaba con él, el tiempo parecía volar —... quizá dos semanas después de su llegada. Yo... no lo recuerdo bien.

Grace dirigió la mirada hacia su madre quien la observaba con una mezcla de temor y compasión. Asintió para que ella siguiera hablando y esto no fuera peor.

—Yo creí que solo sería cuestión de... algo físico. No esperábamos que llegara a más. Pero a medida que pasábamos tiempo juntos, los sentimientos se afloraban y sin esperarlo, sin buscarlo... nos enamoramos. Él me hace sentir como nunca nadie lo había hecho y no espero que lo entiendas, padre, solo... solo es amor. Y el amor no es un delito ni algo que deba penalizarse por que me lleve un par de años. La edad no importa, ni el género, ni nada cuando se quiere a alguien. Y cada vez que estábamos juntos me reiteraba el porqué pensar que era el hombre que siempre quise.

Grace suspiró. Solo esperaba que Maxim la entendiera y...

El picor en su mejilla y el que en cuestión de segundos ya se encontrara tumbada en el suelo hizo que borrara los últimos pensamientos cuando colocó su mano sobre su ardiente mejilla.

La había abofeteado.

Maxim la miraba con asco.

—¡Maxim!

Catherine corrió a socorrerla arrodillandose en el suelo mientras revisaba a su hija. Las lágrimas de  Grace chorreaban silenciosas mientras ella lo miraba con odio.

—Después de todo Nancy tenía razón. Mi pequeña hija solo actuaba como una asquerosa prostituta. La puta de alguien. —sonrió lobunamente—. Catherine, levántatedel suelo ahora mismo.

—Le has desangra...

—¡Dije ahora mismo!

No tuvo más remedio que obedecer plantándose a la espalda del marido.

Grace reparó en su aspecto una última vez y fué entonces cuando el miedo se apoderó de ella.

—¿Qué le hiciste? —preguntó asustada—, ¡¿Qué mierda le hiciste?!

—Debí matar a ese hijo de puta. Por meterse con una menor, por traicionarme y por cabrón.
Ahora los dos... atenganse a las consecuencias.

Grace sacudió la cabeza en busca de respuestas. Impotente, solo escuchaba lo que salía de la boca de Maxim como si se tratasen de las instrucciones para cabar el propio foso donde colocaría su cuerpo.

—No voy a permitir que sigas viéndote con ese malnacido, ¿me escuchaste?
Ni que tu amiguita que seguramente ha sido tu tapadera todo este tiempo venga con visitas ni peliculitas de arrepentimiento.

—Papá...

Maxim salió a prisa empujando a Catherine mientras Grace se levantaba  únicamente para chocarse contra la puerta que el pelinegro ya había cerrado bajo llave. El cerrojo no cedía y ella desesperada empezó a golpear la puerta como si él fuese a compadecerse de ella.

—Vas a salir hasta que yo lo disponga. Sin comunicación y esta puerta únicamente se abrirá para que tu madre traiga comida. Cuidadito con tramar algo porque en esta ya hay más seguridad que en la puta Casa Blanca. Estarás vigilada las veinticuatro horas del día y te lo advierto, como me enteré que intentes algo, atente a las consecuencias Grace Ballard.

—¡Te detesto! ¡No puedes encerrarme aquí hijo de puta!

—Ya lo hice.

—¡Abre la maldita puerta! —dejó de escuchar pasos—, ¡MAXIM!—siguió golpeando con todas sus fuerzas mientras las lágrimas caían y las palabras de su padre resonaban en su cabeza tan dolorosamente —¡Mierda!

Se dejó caer en el piso con la espalda pegada a la puerta mientras lloraba y rezaba porque no le hiciera nada malo a Niall. Estaba claro que lo había golpeado pero... ¿Qué más quería?
A ella podía hacerle lo que se le viniera en gana pero no a él.

Nunca a él.

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