Un dรบo sin mรกs (ONC 2023)

By NoeliaMoras

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0. Corazรณn roto
1. La flor eterna
2. Choque de colmillos

3. El juego de Virna

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By NoeliaMoras



―No creo que exista nadie "ideal" para mí. Por lo menos, no vivo.

Mis palabras contenían un nombre oculto, escondido en los recuerdos, y Virna supo encontrarlo con facilidad. Su sonrisa se amplió.

―¿Y crees que entre los muertos sí se encuentre tu otra mitad? ―preguntó, más como una afirmación. O al menos así sonó para mí, una verdad peligrosa por la mortal mordida de sus colmillos―. Fascinante la forma en la que te aferras al recuerdo de ese chico a pesar de pertenecer a mundos opuestos.

―¿No es ese el dicho popular? Los opuestos se atraen y los iguales se repelen.

―Pero de un mismo orden, Jorjia. Y tú y ese chico no lo eráis.

―Thobias está muerto, lleva dos años muerto. ¿Por qué mencionarlo ahora? ―cuestioné, terminando la copa de vino de un solo trago. Si mi madre me viera, estaría gritando por mi comportamiento frente al jefe del clan. Por suerte para mí, y para divertimento de Virna, estábamos solos. Él y yo, nadie más―. Es la Cacería de los Desechos, la fiesta de Año Nuevo. ¿Qué papel juega en todo esto?

Virna no se alejó.

Al contrario, volvió a acercarse. Las yemas de sus dedos tocaron una vez más la piel de mis mejillas y siguieron un camino descendente hacia mi cuello. Fue un toque cuidadoso, mucho más que el anterior. Y eso me sorprendió. Habría esperado que me hiciera daño ante mi atrevimiento.

Nuestras miradas se encontraron en medio de ese silencio.

―Es importante tener presente a ese chico, porque será por él que intentes matarme, ¿no es así? ―Hablaba de mi deseo de venganza como si fuera cómico y vulgar.

―No soy tan estúpida. Sé que es imposible ir contra ti.

Pero no pierdo la fe, aunque tenga que jugarme la vida.

―Lo fuiste al pensar que era buena idea escaparte con un humano en mi propio territorio, aún sabiendo que no me quedaría de brazos cruzados y actuaría para proteger a los míos de elecciones de las que se lamentarían en un futuro. ―Su atención se dirigió hasta mi cabello colocando un mechón detrás de mi oreja―. Un buen jefe siempre mira por el bien de todos los miembros de su clan, incluso por los intereses de una adolescente que pasa por su etapa rebelde.

―Dile eso a mi padre. Según él, todavía sigo atrapada en esa fase.

―Archivald conoce bien a sus hijos, incluso diría que a quién mejor entiende es a ti más que a cualquiera de tus hermanos ―comentó abiertamente, sin abandonar esa sonrisa arrogante que me desafía a hablar―. Un padre está condenado a sentir debilidad por su única hija. Por eso, aunque te trate de forma tan dura, eres la favorita a sus ojos.

―Yo no quiero ningún favoritismo...

Mi vista se tornó borrosa de repente. Coloqué una mano en la estantería y dejé que mi peso recayera en ella. Si fuera eso lo único, pensaría que se trataba de un producto secundario del estado de nervios en el que me encontraba. Pero cuando la ceguera temporal fue seguida de unas nauseabundas ganas de vomitar, una alarma se encendió en mí.

Y las palabras de Virna sentenciaron mi teoría.

―Tranquila, pasará en unos minutos. El krezar actúa con rapidez a pesar de haber ingerido poca cantidad. Es un tipo de veneno muy raro, capaz de matar a un vampiro con la cantidad adecuada. Importado desde Asia, ni más ni menos. Me costó una fortuna conseguirlo para ti.

―¿Me envenenaste? Si era tu cop...

Los ojos rojos de Virna centellearon con diversión.

―Esperaba que hicieras eso ―me interrumpió―. Así que, técnicamente, fuiste tú la que elegiste la copa con krezar. Dicho esto, no morirás con esa cantidad. Pero si consumes cuatro dosis más en las siguientes doce horas, sí será tu final. Y no será bonito.

―¿Porqué?

―¿Pensaste que no haría de esta cacería algo interesante para ti? Te conozco bien, Jorjia. Quizás no tanto como tu padre, pero lo suficiente para saber que necesitabas un incentivo para esta noche. Si no hacía algo como esto, te habrías quedado escondida en algún lugar para no tener que tomar ninguna vida. Aunque muchas de las presas merezcan morir...

―Hace mucho tiempo que dejaste de limitarte a la hora de elegir a tus presas ―salté. A pesar del mareo, no podía quedarme callada con una mentira tan descarada. Y mi intensidad al hablar solo hacía que divertirlo más―. Lo sabe todo el clan, también aquellos que aún no participamos en la cacería. Solo permanece el nombre por tradición.

―Incluso con el krezar, sigues pensando en lo que es correcto para tu moralidad.

―Nuestra existencia ya va en contra de las reglas, ¿por qué no equilibrarlas?

Virna inclinó la cabeza hacia un lado, completamente intrigado.

―Simplemente fascinante ―murmuró. Tomó la copa que había contenido el veneno, la misma que mis labios tocaron. Todavía quedaba algo del contenido. Mi primera reacción fue alejarme, pero mi espalda chocó con la librería. Los dedos de Virna tomaron mi mentón, ahora sí con fuerza, y me instó a abrir la boca mientras inclinaba su arma contra mí―. Sé una niña buena y acábatelo, Jorjia. No puedes derramar ni una sola gota, no con todo lo que tengo planeado para ti en esta magnífica velada.

El líquido se filtró entre mis colmillos. Intenté escupirlo. Sin embargo, Virna fue más rápido y me tapó la boca para que no tuviera ninguna otra posibilidad y tragara el veneno. No tuve reparos en morderlo, clavando mis dientes en su piel y deseando con todas mis fuerzas de que eso bastara para que me soltara. Me equivoqué, por supuesto.

Solo conseguí su carcajada, más no mi libertad.

―Trágalo, Jorjia. Sé una buena niña por una vez.

No...yo no...

Las lágrimas brotaron cuando el veneno golpeó mi garganta.

―Si sobrevives a esta noche, te prometo que aprenderás a utilizar bien esos hermosos colmillos. Sería una pena que continuaras tu inmortalidad sin saber utilizarlos correctamente. Hay tantos usos que desconoces ―habló, y apartó la mano al conseguir lo que quería. Mi garganta ardió, y juraría que mi maquillaje se había visto afectado por las lágrimas que se deslizaron por mis mejillas. Yo no fui quién las recogió, sí Virna―. Tengo tantas ganas de ver de lo que eres capaz, más allá de ser la favorita de Archivald.

Tosí cuando me liberó.

―Has dicho que...―murmuré―. Cuatro dosis más y fin del juego, ¿no?

―Así es.

―¿Dónde están las demás?

Virna amplió su sonrisa con sus afilados caninos a la vista.

―En cualquier parte, literalmente ―contestó―. Para que lo entiendas mejor, todos y cada uno de los vampiros y humanos que se encuentran reunidos en esta mansión pueden ser un portador de la siguiente dosis. Es decir, todos son tus enemigos. Cuando menos te lo esperes, alguien podría apuñalarte por la espalda e inyectarte el veneno. Tus padres, tus hermanos, tus amigos... Ya sabes que, cuando eres el jefe, hay muchos que buscan tu favor y son capaces de cualquier cosa para conseguirlo.

Si estaba en lo cierto, si de verdad había distribuido las dosis entre los participantes de la cacería, no solo debería tener cuidado con las presas violentas sino también con cada vampiro con el que me cruzaba. Cualquiera aceptaría ser el verdugo con tal de tener el favor del jefe. Ahí Virna no estaba equivocado.

Podría ser cualquier persona...incluso Jorghe.

Sacudí la cabeza.

Él no haría eso.

Del resto de mi familia no podía estar tan segura. Tampoco del clan.

―Entiendo que el veneno fue para mantenerme entretenida en la cacería, asegurarte de que no iba más lejos de los límites que tú creaste para mí... ¿Y si sobrevivo? Si amanece y no recibí todo el veneno, ¿qué pasará conmigo? ¿Quién será mi prometido? ―pregunté―. A lo mejor me compensa morir, porque preferiría estarlo a tener que soportar una eternidad atada a un monstruo como tú.

―Hay monstruos de los que no se escapa ni muriendo, Jorjia. Pero es curioso que lo preguntes, porque... ―Virna me observó fijamente, y cuando desvíe mi atención, me sujetó del mentón y redirigió el camino de mi mirada de vuelta a él―. Tu futuro quedó decidido esa noche hace dos años. El único hombre que puede casarse con una fiera rebelde como tú es aquel capaz de domarte. Tu futuro marido...soy yo. Tu futuro será el mío. Tan solo tienes que sobrevivir hasta el amanecer y el matrimonio se hará público.

Mi piel se tornó más pálida de lo normal, incluso con el veneno ya haciendo efecto. Cada palabra que asimilaba era más dura que los mareos y las ganas de vomitar, porque esas golpeaban directamente en mi alma, no en mi cuerpo.

―Tú ya estás casado ―susurré, aferrándome a ese único salvavidas―. No puedes tener otra esposa según tus propias reglas.

―Lamentablemente, mi mujer murió en un viaje en carretera mientras volvía a casa para la cacería. Todavía no hice pública la noticia porque tenía muchas cosas pendientes, entre ellas tú.

―¿Accidente de coche? No me hagas reír. Un vampiro no muere tan fácil.

―Si es posible, si hay fuego cerca. Y su coche explotó. ―Virna se encogió de hombros―. Una pena.

―¿Mi padre sabe de esto? De tu intención en desposarte conmigo.

―Me dio su visto bueno...hace dos años.

¿Qué?

Recordé la expresión de Archivald y sus palabras en el coche. Él sabía lo que ocurriría, realmente me entregó al monstruo que controlaba todas mis pesadillas.

Creí que mi encierro era una forma efectiva de escapar de la mirada controladora de Virna, pero él ya me tenía en su poder mucho antes de que mis hermanos y mis padres me mantuvieran aislada de todo y de todos. Virna había sido mi dueño desde esa noche, consiguiendo el título cuando sus colmillos perforaron la garganta de Thobias y sus ensangrentados ojos me encontraron llorando por la pérdida.

Solo tuvo que esperar. Y lo hizo.

―Debes de haberte divertido mucho en estos dos años.

―Siéndote sincero, no había disfrutado tanto en siglos. Gracias, Jorjia.

―Eres un...

―A ver qué dices sobre tu futuro marido, querida. No estás en tu mejor momento.

Me callé.

Estaba atrapada en un juego superior a mí. El fuego de Virna, algo mucho peor que la Cacería de los Desechos. Este era el verdadero espectáculo.

Había dicho que la muerte era un futuro mejor que estar atrapada en un matrimonio con un monstruo, pero no era diferente a cualquier otro y tenía miedo de morir. Después de ver cómo Thobias se desangraba frente a mí, cómo su sangre se quedaba impregnada en mi piel con las acaricias de Diana en un intento suyo por consolarme, sentía el toque esquelético de la Muerte en mi rostro, imitando cada movimiento que hizo mi madre en ese momento. Y temía encontrarme de frente con ella.

No quería tener que decidir entre su abrazo o la mordida de Virna.

Mi jaula parece más bonita ahora...

Ya no era capaz de volver a ella, estaba bajo el influjo del veneno y atrapada en un juego del que no tenía una escapatoria satisfactoria. La vida o la muerte, no había otro camino para mi desgraciada suerte. Virna me había quitado cualquier otra posibilidad.

En la muerte podía estar la libertad.

En la vida podía estar la condena.

Ambas eran elecciones que no estaría dispuesta a tomar si no fuera por las garras de Virna en mi garganta, amenazándome con sus planes para esta "magnífica" noche.

No debí haber salido nunca de mi habitación...

―Volvamos con el resto ―dijo el dueño de mi futuro, sujetándome del brazo para que le acompañara en su andar―. Nos hemos entretenido mucho aquí. Ya es hora de que dé inicio al banquete, o la Cacería de los Desechos tardará más tiempo en comenzar.

Debería haberme resistido un poco más, al menos patalear o gritar hasta que Virna se viese obligado a usar su fuerza para controlarme. En cambio, no hice nada porque mi cuerpo no respondía a las plegarias que rebotaban en el interior de mi mente, atrapadas y deseosas de salir.

Y simplemente, cual marioneta sin alma, seguí los deseos del titiritero.

Al momento en el que las voces llegaron hasta nosotros, cuando empecé a ver el ligero movimiento del portón deslizándose por el empuje de un sirviente desde el interior, Virna consideró oportuno inclinarse sobre mí hasta que dejó su boca a la altura de mi oído y pude sentir su respiración golpeando contra ese punto.

Su voz se escuchó como un susurro lleno de malicia y diversión.

―Una cosa más, futura esposa. Podría decirse que tu regalo de bocas se encuentra entre las presas de esta noche. Fui muy atento en la elección, porque consideré que este era un momento especial para ti. Estoy seguro de que te suenan los nombres de Igvor y Gabi, ¿no es así? ―Si tuve cualquier posibilidad de escapar con mi muerte, esa elección se esfumó al desenterrar esos nombres de mi memoria―. Por supuesto que los conoces, ¿a que sí? Igvor era el primo de Thobias, también su mejor amigo, y el hermano mayor de la dulce Gabi. Hasta me atrevo a sopesar la posibilidad de que vuestros caminos ya se hayan juntado en el pasado con todas tus escapadas con el difunto amor de tu vida, ¿no es así?

―No fuiste capaz de...

―¿Por qué no? ―Virna se separó un poco, lo suficiente para que pudiese ver el brillo de sus ojos proclamando su victoria sobre mí―. Te lo dije. Tengo muchas sorpresas preparadas para ti, esta entre otras.

―Si me entrego a las dosis y muero, ellos también lo harán. Si me entrego a ti y vivo, ellos también lo harán. ¿Lo entendí bien? ―Él asintió con la cabeza―. Con los primos de Thobias bastaba para que me tuvieras entretenida, ¿por qué envenenarme?

―El krezar es el castigo que no recibiste hace dos años. En ese momento fui indulgente porque eras joven, pero no olvido una traición. Y tu intento de huida lo fue. También es una muestra de poder, y en especial de fuerzas, porque quiero que veas quién te es fiel dentro de tu propia jaula. Feliz cacería, Jorjia.

"Feliz descenso al Infierno" habría sido una mejor elección de palabras.

Al mirar al frente, el clan quedó a la vista y todos fueron testigos de los hilos que Virna había trazado en torno a mi cuello. Una clara muestra de que estaba en su poder, ahora más que nunca. Un claro mensaje que reforzaba con la posición de sus manos en mis caderas y sus ojos en mí, probándome y castigándome al mismo tiempo.

«Es mía», decían sus gestos. «Mía para matarla...o para salvarla».

Distinguí a Jorghe entre el grupo más próximo a nosotros. Y sentí mi propio miedo reflejado en él.

No me traiciones, por favor. Tú no.

―Bienvenidos una vez más a la mejor noche del año, mis queridos amigos ―dijo Virna con una amplia sonrisa, dirigiéndose hacia sus invitados―. ¡Bienvenidos a la Cacería de los Desechos!

Y a mi fin.



En LRDI está el juego de Blood

En VNM está el juego de Hela.

En Caos está el juego de Agnes... 

En esta ocasión es Virna quién controla el tablero, el titiritero del destino de Jorjia. ¿Podrá escapar de él o sucumbirá al veneno? Ahora todos son el enemigo.

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