La melodía de la lluvia

By cristinaamrf

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Beck un día perdió la inspiración, cada vez que intenta componer su mente se bloquea y necesita desesperadame... More

sinopsis
personajes
prólogo
01| Vivir experiencias
02| Dear subway girl
03| No era una canción acústica.
04| Una Hufflepuff y una Slytherin
05| Creí que no volverías
06| Llamar a su puerta
07| El primer combate de Rue
08|Un videoclip, un reencuentro y un español
09| We got lost in Brick Lane
11| A veces hay que ser malvada
12| Confesiones a las tres de la mañana

10| Una patata asesina, una fiesta de pijamas y un sofá

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By cristinaamrf

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Beck.

Rue no deja de reírse mientras trato de no quemarme con el aceite.

- Baja el fuego -me recomienda la pelinegra por sexta vez.

- ¡Si hago eso se cocinarán más lento! -me quejo.

Vuelvo a dar un salto hacia atrás cuando una gota de aceite trata de atacarme.

- Déjame a mí -coloca sus manos en mi cadera, al notarlo, no rechisto, no me quejo y simplemente permito que me aparte con suavidad.

A pesar de llevar casi un año viviendo sola, la cocina no es mi fuerte, siempre que trato de hacer algo más elaborado, temo por mi integridad física.

La menos exagerada.

Rue mantiene su característica tranquilidad mientras termina de freír las patatas.

- Cada vez que como algo contigo, me salto la dieta -comenta, fingiendo desesperación.

- No sé comer sano, lo siento -me llevo la mano al pecho con dramatismo-, soy fiel a la comida basura.

Me observa durante unos segundos.

- Se acabó, la próxima vez te acompaño a la compra.

- Ni de broma, me niego a que me llenes la nevera de cosas verdes.

- "Cosas verdes" -repite lentamente-, cuando creo que no puedes sorprenderme más llegas con las "cosas verdes".

- Me gusta superarme -respondo con orgullo.

Sirve la comida en los platos.

- Disfrútalo, a partir de hoy, pienso cambiar tu alimentación.

Frunzo el ceño mientras llevo una patata a mi boca.

- Me caes fatal -murmuro, solo consigo arrancarle una sonrisa.

- Haré que te creo.

Le lanzo una patata que impacta directamente en su cara. Rue abre su boca, sorprendida. Doy pasos hacia atrás, con cautela.

- Vas a morir -dice, justo antes de comenzar a perseguirme por todo el apartamento.

- ¡Solo ha sido una broma tonta! -chillo sin poder dejar de reír.

Termina alcanzándome, sus brazos rodean con firmeza mi cuerpo, me eleva durante unos segundos antes de lanzarme sobre la cama. Antes de poder esquivarla, Rue está sobre mi haciéndome cosquillas que me sacan carcajadas sin control.

- ¡No...no puedo respirar! -las palabras se mezclan con la risa.

- ¡Discúlpate por tu ofensa! -exige sin dejar de torturarme.

Me remuevo por la cama tratando de liberarme, Rue me sujeta con la fuerza suficiente para impedirlo, cuando quiero darme cuenta, su rostro se encuentra a centímetros del mío, nuestras respiraciones, ambas aceleradas, se sincronizan y poco a poco, se van relajando.

- Siento haberte lanzado una patata a la cara -mis ojos recorren su rostro, trato de fijarme lo máximo posible en esos detalles que no se perciben a simple vista.

-Has comenzado una guerra -susurra antes de apartarse.

Quedamos tendidas en la cama, una al lado de la otra mirando al techo.

Estoy a punto de hablar cuando mi móvil empieza a sonar. Rue se levanta para alcanzarlo.

- Megan -me informa, leyendo la pantalla.

Me reincorporo con rapidez y estiro el brazo para que me de el teléfono, no tardo en descolgar.

- ¡Meg! ¡Por fin sé algo de ti!

- Hola Beckie -no suena muy animada-, te llamaba porque necesito un favor.

- Si, claro, dime -me entristece saber que me llama para pedirme algo.

- ¿Podrías prestarme algo de dinero? Es urgente.

Parpadeo varias veces al escucharla, Rue parece darse cuenta, ladea su cabeza mirándome con curiosidad.

- ¿Para qué? -no sé por qué, pero algo me huele raro.

- Me mudo con Brice y no tengo mi parte del dinero, por favor, Beckie.

- ¿Con Brice? ¿Crees que es una buena idea? Apenas ha pasado tiempo desde que volvisteis y puede que sea un poco precipita...

- Beck, ¿vas a dejármelo o no? No tengo tiempo que perder.

Un silencio tenso domina la llamada, no estoy acostumbrada a que me trate con tanta frialdad, no me gusta.

- No sé, Megan, no tengo dinero para acabar el mes.

- ¿Y tus ahorros? -pregunta con rapidez, como si fuera algo premeditado.

- Bueno, sabes perfectamente que es para poder producir un disco y es algo por lo que llevo trabajando mucho tiempo...

- ¡Te lo devolveré! ¡Lo prometo!

Mi silencio le confirma que estoy dudando. No debería, llevo mucho tiempo trabajando para acumular ese dinero, si no me lo devuelve, habría tirado casi un año entero a la basura.

- Está bien -me escucho decir-, mándame la cantidad y te la ingreso.

- ¡Si! Gracias, tesoro, te quiero, te quiero, te quiero.

No me da tiempo a contestar, ya ha colgado. Paso la mano por mi nuca, la froto contra ella mientras dejo escapar un suspiro.

En la pantalla aparece un mensaje de Megan con la cantidad. Es mucho dinero, casi todo lo que llevo ahorrado.

- ¿Va todo bien?

Levanto la cabeza al escucharla, por un segundo había olvidado su presencia.

- Si, claro, era Megan, necesita un poco de dinero.

- ¿Y eso te preocupa? No quiero meterme donde no me llaman -aclara-, te has puesto pálida y eso no suele ser señal de algo bueno.

- No, no pasa nada, solo tengo que cogerlo de mis ahorros, me lo devolverá -trato de autoconvencerme.

Pone una leve mueca, su mano se posa en mi hombro para reconfortarme.

- Si crees que no te lo va a devolver...

- Lo hará -la corto, con suavidad.

No parece muy convencida mientras asiente con la cabeza. Observa como le envío el dinero a Megan, trago saliva al ver los números de mi cuenta descender.

- Me lo devolverá -murmuro.


*

Rue.

- ¿Seguro que no prefieres recogerme cuando acabe? Vas a aburrirte.

Pongo una media sonrisa mientras camino hasta el bar, donde actúa esta noche.

- Beck, quiero estar aquí. -le aseguro.

Arruga su frente no muy convencida de mis palabras.

Mi mano en su cintura la acompaña hasta el interior, su jefe se acerca a nosotras nada más verla.

- Al escenario, tengo a clientes ansiosos por escucharte y van a pedir su segunda ronda.

Huele a imbécil a kilómetros, sé que a ella no le cae bien, no necesito que me lo diga, percibo la incomodidad que le produce tenerlo cerca, como respuesta la atraigo más a mí para darle seguridad.

Me dedica una cálida sonrisa de agradecimiento.

- Nos vemos después -dice en voz baja antes de alejarse de mí para ir hacia el pequeño escenario.

Su jefe me observa, paso por su lado chocando "accidentalmente" mi hombro contra el suyo. Me coloco en la barra, el camarero amigo de Beck se acerca con una cerveza.

- Gracias -formo una leve sonrisa al ver que recuerda lo que pido.

- No sabía que os conocíais -se apoya en la barra, ambos la miramos a ella.

- Bueno, estamos en proceso de hacerlo.

- Es genial, me alegro de que la gente empiece a darse cuenta de su talento -suena realmente orgulloso cuando habla de Beck.

- Está llenando el bar -menciono, observando a la multitud-, espero que le suban el sueldo.

Una risa sarcástica sale de su garganta.

- Ni lo sueñes, Bruce es un capullo, no aceptaría que toda esta gente está aquí por Beck ni en un millón de años.

Mi ceño se frunce al escucharlo.

- Ojalá pueda largarse de aquí, merece unas condiciones mejores -me cruzo de brazos y llevo el botellín a mis labios.

- No creo que tarden mucho en ofrecerle propuestas de trabajo en otros sitios.

Giro mi cuerpo para mirarlo directamente, me fijo en la pequeña placa con su nombre.

- Adam, ¿por qué no buscas otro trabajo?

Niega con la cabeza, cuando va a responder el sonido de la guitarra de Beck por los altavoces hace que nuestra conversación se dé por finalizada.

- Buenas noches a todos -comienza a decir, se ve obligada a parar unos segundos por los aplausos de bienvenida que le dedica el público, sonríe con timidez. -, hoy quiero comenzar con mi nueva canción, "we got lost in Brick Lane".

Vuelven a aplaudir, evidentemente yo me uno. Beck carraspea mientras coloca los dedos sobre la guitarra.

Cuando el bar está en silencio, comienza a cantar, juraría que durante los tres minutos que dura la canción, todos contienen la respiración, puede que no sea así, sé que yo lo hago, no quiero escuchar otro sonido que no sea el de su voz acompañado de la guitarra.

De repente, volvemos a estar en su casa, ella me canta solo a mí, no hay nadie más, solo somos ella y yo disfrutando de la música, la intimidad que sentimos esa noche vuelve a instalarse en mi pecho, a pesar de encontrarnos en una situación totalmente distinta, ahora estamos a varios metros de distancia, rodeadas de desconocidos que solo la miran a ella, y, aún así, siento que solo estamos nosotras, al menos, es lo único que importa.

Creo que las palmas de mis manos enrojecen por la efusividad de mis aplausos cuando finaliza la canción. Beck da las gracias al público varias veces antes de comenzar la siguiente.

El resto del concierto lo paso bebiendo cerveza y comentando las canciones con Adam, es un tío agradable, a pesar de que por su aspecto, juraría que es una persona seria y reservada. Supongo que las apariencias engañan.

Beck termina su actuación, trata de llegar hasta la barra, pero varias personas la paran por el camino para hablar con ella, le dedica varios minutos a cada una, no quita la sonrisa, incluso la veo haciéndose fotos.

- Es toda una superstar -comenta Adam.

La rubia se acerca, desprende una alegría contagiosa.

- ¿Os ha gustado? -pregunta, sentándose en el taburete que se encuentra a mi lado- Ya veo que os habéis presentado.

Adam deja sobre la barra una cerveza sin alcohol que Beck no tarda en agradecerle.

- Nos ha encantado -le aseguro.

Su expresión se relaja notablemente al escucharlo, deja de dar golpecitos en él botellín y se permite beber con tranquilidad, parece que se ha quitado un peso de encima.

- Me gusta el contraste entre tus dos últimas canciones, ha sido una grandísima idea.

No lo ha planeado, lo sé nada más ver como sus cejas se levantan al escuchar a su compañero.

- Eso mismo le dije yo cuando me lo contó -intervengo.

Beck me sonríe con agradecimiento mientras se encoge de hombros.

- Es solo el principio.

Sé que no lo piensa cuando lo dice, pero yo sí, estoy cien por cien segura de que hará cosas grandes, solo hay que ver la luz que desprende para saber que llegará el día en el que todos la quieran ver brillar.

Caminamos por la calle, apenas hay personas y la única luz que nos alumbra es la de las farolas, llevo en el hombro la guitarra de Beck, cuando insistí en hacerlo me suplicó varias veces que tuviera cuidado con ella.

Mi móvil vibra varias veces, lo saco del bolsillo, trato de disimular la mueca que inevitablemente se forma en mi rostro al leer el nombre de Shannon.

- ¿Tita Rue? -escucho al descolgar.

- Emma, pequeña, ¿necesitas algo? Es muy tarde para que estés despierta.

Nombrarla capta la atención de la rubia que camina a mi lado.

- Papá y mamá se han ido -al terminar la frase escucho un sollozo que me parte el corazón.

- Vale, cariño, no te preocupes, voy para allá, ¿vale?

Mis ojos van hacia mi acompañante.

- ¿En qué parada nos tenemos que bajar? -pregunta.

Nos tenemos que bajar. Las dos.

- Yo te aviso -murmuro con la mirada fija en el suelo.

No trata de sacar conversación durante el trayecto, y lo agradezco, estoy demasiado alterada ahora mismo, solo quiero llegar y llevarme a la pequeña.

Noto unos golpecitos en mi hombro, mis ojos se encuentran con Beck, que me tiende un auricular. Lo acepto, una vez colocado en mi oreja comienzo a escuchar una canción que desconozco, pero me gusta, al menos consigue relajarme un poco, creo que esa era su intención.

Llegamos a la parada, una vez Beck ha guardado sus auriculares, agarro su muñeca y salgo disparada hacia la salida. Ella se deja llevar, siguiendo mi ritmo.

- Es cerca de aquí -informo, sin bajar la velocidad de mis pasos.

- Ya llegamos, tranquila Rue.

Aprieto mis labios para contener el nudo que se forma en mi garganta. No estoy tranquila, no puedo estarlo cuando mi sobrina está sola en su casa en mitad de la noche. Aumento el ritmo, esta vez creo escuchar a Beck jadear por el cansancio.

- Me sé de alguien que necesita aumentar esa resistencia -mi intento de broma se ve arruinado por la brusquedad en mi voz.

Por unos segundos pienso que se va a molestar.

- Lo dice la que no aguanta ni el ataque de una patata -corresponde a mi broma con la voz algo agitada.

Freno delante del edificio.

- Espera aquí, vengo enseguida -dudo unos segundos antes de agarrar su rostro con mis manos y dejar un beso en su cabeza-, gracias.

No miro hacia atrás mientras subo las escaleras con rapidez.

Abro la puerta, despacio.

- ¿Emma? -alzo la voz para que me escuche.

Una pequeña silueta aparece a hurtadillas, al verla me agacho para estar a su altura, al darse cuenta de quien soy se abalanza sobre mí. Rodeo su cuerpo con fuerza.

- Nos vamos, ¿vale? -le acaricio el pelo.

Ella asiente, se esconde en mi pecho buscando protección. Con un brazo la sujeto, mientras que con el otro guardo su ropa en una mochila.

Noto como sus manos se cierran aferrándose a mi sudadera.

- Estoy aquí -repito varias veces en voz baja.

La dejo en el suelo para ponerle el abrigo. Nada más terminar de abrochárselo vuelve a aferrarse a mí.

Salimos del edificio, la estrecho contra mi cuerpo, tratando de refugiarla del frío. Beck se acerca con las manos en los bolsillos.

- Emma, ¿te acuerdas de Beck? La conociste en el combate.

Saca la cabeza de su pecho nada más escuchar su nombre, sus ojos se abren como si tuviera delante a un ángel.

- ¡Hola Beck! -inclina su cuerpo hacia delante, estira sus brazos reclamando la atención de la rubia.

- No hace falta que... -antes de terminar la frase, Beck ya la tiene entre sus brazos- Venga, es hora de volver a casa -murmuro, volviendo a caminar.

La desilusión con la que lo digo es evidente, llevo varios días sin dormir en mi apartamento y francamente, no quiero volver a dormir en la misma cama que Grace.

Observo de reojo como Beck y Emma hablan en voz baja, mientras me miran de forma no muy discreta.

- Tita Ruuueeee... -comienza a decir mi sobrina, sé perfectamente por donde va.

Mis cejas se levantan esperando a que continúe.

- ¡Podríamos hacer una fiesta de pijamas en casa de Beck! -suelta apresuradamente.

Mis ojos se desvían hasta la rubia, la cual tiene una sonrisa inocente en su rostro.

- ¿Y qué opina Beck sobre esto? -le pregunto a Emma, sin apartar la vista de Beck.

- ¡Ella quiere! -exclama, ilusionada.

Espero a que la dueña del apartamento intervenga en la conversación.

- Emma y yo queremos hacer una fiesta de pijamas -comenta, veo la diversión en sus ojos.

- ¿Yo no estoy invitada? -finjo indignación.

Comparten una mirada cómplice.

- No -sentencian, a la vez.

Llevo la mano hacia mi corazón.

- Dormid con un ojo abierto -les amenazo, señalándolas con el índice.

Se empiezan a reír de mí, con descaro, una sensación de alivio se instala en mí al verlas así. Emma nunca se había llegado a entender con Grace, eran demasiado distintas y, de alguna forma, necesitaba que se llevara bien con Beck.

Es solo una prueba más de que ella es distinta.

Volvemos al metro, tenemos el vagón para nosotras, me dejo caer en el asiento, agotada. Emma, de un salto, se coloca sobre mis piernas. Beck se sienta a mi lado, nuestras manos quedan peligrosamente junta.

Tras unos minutos de trayecto, noto sobre mi pecho el cuerpo de Emma acompañado de su respiración calmada. No necesito más para saber que se ha dormido. Beck se deja caer hacia mí, apoyándose en mi hombro, puedo ver como sus ojos comienzan a pesarle, no se resiste mucho, termina cerrándolos.

Puede parecer extraño, pero nunca me había sentido tan en paz.

Tan a salvo.

Tan en casa.

*

- Venga, bella durmiente, hemos llegado -anuncio sacudiendo suavemente el cuerpo de Beck.

Emma se engancha a mí, es su forma de decirme, "no pienso despertarme, llévame tú". La rubia, sin embargo, frota sus ojos y se reincorpora lentamente. Hace todo lo posible por no mirarme, parece algo avergonzada.

- Ni una palabra -me advierte, cuando ve mis intenciones de molestarla.

Contengo una sonrisa mientras asiento con la cabeza.

- No sé si dormirte en el hombro de alguien es la mejor manera de conquistarle, pero buen intento.

Sus mejillas no tardan en teñirse de rosado, es satisfactoria la facilidad con la que consigo avergonzarla.

- Menos mal que esa no era mi intención -replica, cruzándose de brazos.

- Ya, no sé como he podido creer que la chica que ha compuesto dos canciones sobre mí quiere conquistarme.

Sus ojos se abren excesivamente, esta vez no contengo la sonrisa.

- Vete a la mierda -da por finalizada nuestra conversación avanzando el ritmo de sus pasos.

Tengo que retener en mi garganta una sonora carcajada para no molestar a la pequeña.

Una vez dentro del apartamento, Beck deja su guitarra a buen recaudo y yo, tumbo a Emma en la cama.

Escucho la puerta del baño cerrarse cuando Beck se mete para cambiarse. A su vez saco el uniforme del colegio de la pequeña y lo dejo colocado.

Uso de pijama la misma camiseta de la noche anterior, justo cuando voy a tumbarme, la rubia abre la puerta y arruga la frente.

- No, las graciosas duermen en el sofá.

Arqueo la ceja, la sigo con la mirada mientras agarra una almohada y me la lanza, la atrapo al aire.

- Buenas noches -se tumba en la cama, dándome la espalda.

Sonrío mientras niego con la cabeza.

- Buenas noches, Beck

QUE OS HA PARECIDO?

cada día q pasa estoy mas orgullosa de esta historia y necesito tenerla algún día entre mis manos.

ya sabeis, nos vemos en mi ig para comentarlo (@cristinaamrf)

feliz semanita<3333

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