MIJAIL VOLKOV (+21) Terminada...

By renliescritora

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Mijail siendo un mafioso secuestró a Victoria Jones, ella logró huir de él, pero su vida ya estaba marcada po... More

🔞ADVERTENCIA🔞
✨PRÓLOGO✨
✨1. EL INICIO DEL MAL✨
✨2. UN ACOSADOR✨
✨3. LA PRIMERA MUERTE✨
✨4. SECUESTRADOR✨
✨5. TE AYUDARÉ A ESCAPAR✨
✨7. Pesadillas ✨
✨8. TE ENCONTRÉ✨
✨9. ¿Tu jefe? o ¿Tu novio?✨
✨10. Mijail Volkov está loco✨
✨11. No lo amo✨
✨12. Nathan y Ethan✨
✨13. Haré que me ames✨
14. Hay cosas que me interesan de tu familia, Volkov
15. Mata a Mijail por mí
16. Ella no me puede dejar...
17. Italianos
18. Jhon está aquí
19. ¿Por qué Francis me quiere a mí?
20. Una desgracia
21. Di que eres mía, por favor
22. No te separes de mí
23. Mijail te va a matar
24. ¿Por qué hiciste esto, Mijail?
25. ¡Sí, la la perra está viva, y quiere matar a Victoria!
26. Arruinarás el plan
27.
28. La mafia italiana
29. Mi pedazo de cielo
30. Podemos hablar
31. Karen
32. No sé que voy a hacer
33. Por qué no
34. Mi mujer
35. Tienes que calmarte
36. El accidente
Final
Epilogo
EXTRA

✨ 6. Nunca huirás de mí ✨

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By renliescritora

CAPÍTULO 6

—¡Quédate quieta! —me dice Lorren, tratando de levantar el cierre de mi vestido. Suspiro, frustrada pensando que no fue buena idea haber comido tanto antes de vestirme.

—¡Aush! — me quejo al sentir presión en mis costillas.

—¡Mijail está loco! este vestido es muy pequeño, ¿no pudo haber escogido otro? — ella tenía razón, el vestido era de color rojo, ceñido totalmente a mi cuerpo con un escote que me dejaba ver hasta el alma.

—Creo que mejor uso otro, — agrego ya agotada.

—¡No! — grita asustada—, No quiero morir por haber desobedecido un capricho de ese hombre, ¡Tienes que ponértelo ahora!

Aguanto el aire lo máximo que puedo, hasta que por fin levanta la cremallera cerrándola completamente.

—¡Por fin! — grita Nathan, ¿desde cuándo estaban allí?

—¡Ves que si es Fiona! —le habla divertido Ethan a Nathan, me lleno de ira.

—Sí, está como gorda—, ahora si los mató a los dos. Les tiro los tacones que me tenía que colocar para la fiesta del ruso, haciendo que el par de dioses griegos huyan despavoridos.

Estoy en la primera planta mirando como entran y salen personas, veo en el fondo del salón a un grupo de mujeres murmurando, y no tengo que ser adivina para saber qué son las mujeres de los mafiosos que vinieron a la fiesta de hoy, todas están llenas de joyas y vestidos ostentosos. Una de aquellas chicas me queda mirando, es una joven con ojos claros, con cuerpo de infarto y de seguro operado, unos rasgos finos y cabellera larga negra. Veo cómo camina hacia mí.

—¿Eres Victoria Volkov? — y siguen molestando con ese apellido.

Depende para que sea—, le digo a aquella mujer. Ella sonríe.

—Ahora que serás la máxima autoridad para nosotras—, mira hacia atrás— Nos preguntábamos si querías ir a tomar el té mañana—bufé.

—¿Es ella? — pregunta una mujer rubia que parece sacada de una revista de súper modelos, la pelinegra asiente. —Pensé que Mijail tendría mejor gusto, —masculla la chiquilla mirándome con sorna.

—¿Y tú eres...? —le pregunto con indiferencia.

—La amante de Mijail. — sentí un frío recorrer mi cuerpo.

—¡Oh! —me llevo una mano al pecho—, ¿Y te dejaron salir de la perrera? —las mujeres que estaban con ella, se rieron por mis palabras.

—Eres una...—la pelinegra la detuvo antes de que intentara pegarme.

Mis hombros se ensancharon mostrando mi superioridad.

—Cuida tus palabras Mariah, ¡No querrás que Mijail se enoje! — la mujer se dio media vuelta y se marchó, las demás imitaron su acción dejándome ahora completamente sola.

Veo que todos están entretenidos en la reunión de hombres poderosos, tengo más de una hora sin ver a Mijail, trato de tomar aire ya que llevo mucho tiempo con personas preguntándome tonterías, ofreciéndome comida o solo se colocan al lado mío quizás para intentar agradarles a su futuro jefe.

Giro la perilla de la puerta principal que da hacia un gran jardín; observo una multitud esparcidas por todo el patio trasero, la mayoría ya están borrachos, así que no se dan cuenta de mi presencia. Con sutileza trato de llegar al camino que da a la parte baja de la colina por donde el coche que me trajo hasta aquí entró el día que llegué a este infierno.

Acomodo mi cabello en una coleta alta, me subo un poco el vestido y me vuelo el barandal que da hacia el bosque que vi cuando llegué, caigo sentada haciendo que mis caderas duelan, pero estoy decidida a salir de aquí.

Corro lo más rápido que puedo, el sudor cae por mis mejillas y la desesperación me invade. Mis tacones se entierran en la arena así que decido dejarlos tirados en la mitad del bosque. Mis pies están cansados, porque estoy corriendo cuesta abajo, veo al final la reja por donde hace un par de días el carro donde me traían entró a la residencia Volkov. Al llegar intento abrir las rejas, pero se encuentran cerradas con una enorme y gruesa cadena que me es imposible romperla. Busco desesperadamente algo para quebrar el hierro. Encuentro una piedra y comienzo a pegarle lo más fuerte que puedo, mis manos pequeñas me duelen y las uñas largas no me dejan hacer bien mi trabajo, sin embargo, me esfuerzo hasta que logro quebrarlo.

Siento el placer de la libertad, que termina durando muy poco, cuando escucho un sonido intenso de una alarma retumbar por toda la zona. Comienzo a buscar de donde mierda viene ese maldito sonido, hasta que recuerdo el brazalete electrónico que Mijail me obligó a colocarme.

¡He salido del perímetro y por eso se activó!

Mis ojos se abren asustada, para cuando regrese, Mijail ya se daría cuenta que intenté escapar y estaría en serios problemas. Esta vez nada me salvaría.

Trato de darme la vuelta para regresar, pero es demasiado tarde, Mijail se encuentra con la mirada seria, está vestido con un traje Armani que lo hace ver tan ardiente, se quita el saco en señal de frustración, la cólera que siente, la paga el árbol que está justo al lado de él, porque lo comienza a patear con violencia hasta destruirlo por completo. Al menos agradezco que no soy yo.

—Puedo explicarlo—, musito cuando veo que viene hacia mí como un tigre hambriento, no obstante, solo pasa por encima de mí y me ignora para darle un par de órdenes a sus hombres.

—Llévenla a que se cambie—, le comunica a uno de sus hombres calmadamente y sin mirarme. Esta actitud me da mucho miedo, porque las aguas tranquilas, traen consigo la muerte; solo quiero que todo esto acabe, quiero ser libre.

Los sujetos me dejaron dentro de la habitación poco tiempo después, escuché cuando Mijail les dijo que no se separaran de mí ni un instante.

Eres una idiota—susurra Lorren apenas entra a la habitación en donde me dejaron encerrada.

—Lo siento—, me excusé cabizbaja.

Un suspiro largo se escapó de mis labios.

—Vas a arruinar todo el plan, niña, sino es que ya lo arruinaste...— ella tenía razón.

—Tengo miedo, tengo miedo de Mijail, no sé qué hará conmigo ahora, él es malo—, hago una pausa—Mijail me va a matar cuando se canse de mí, me ha secuestrado... solo quiero mi vida normal, la vida que tenía antes de que él se cruzara en ella—Lorren me miró con lastima.

Las manos pálidas de la mujer secaron con cuidado mis mejillas húmedas.

—La señora Volkov está al tanto de todo, hasta de ese detalle— señala el brazalete—, a media noche y cuando todos estén borrachos, incluyendo al joven Mijail, vendrá alguien y te sacará esa cosa, en medio de la confusión por la fiesta te sacaremos de aquí—. terminó de decir y se marcha dejándome sola y con miles de dudas dentro de mi cabeza.

Bajé de nuevo en donde se encontraba la gran fiesta del mafioso ruso, ahora usando un vestido negro floreado, sin duda es hermoso, que logró captar la atención de todos los hombres presentes.

Observo al fondo del salón a Mijail muy a gusto con un par de gemelas que se encuentran sentadas sobre sus piernas, y que prácticamente se le están restregando encima. Alrededor del pelinegro se halla un grupo de hombres que notoriamente también son delincuentes como él.

Cuando por fin entro al campo de visión de mi captor, este sonríe haciendo que mis pies se detengan. Muerdo mi mejilla interna para que el deseo que tengo de tomar un cuchillo ahora mismo y clavárselo en el pecho, desaparezca. Las gemelas me miran y se retiran.

—Te ves bellísima—, musita Mijail y confirmo que este hombre es bipolar.

Gracias—, respondo secamente y apartándome lo máximo que puedo de él.

Un mesero me extiende una copa de vino, la cual me tomo de golpe, ganándome la mirada de reproche por parte de Mijail, Lorren está al fondo haciéndome señas para que me comporte y no me embriague y empeore la situación. Cuarenta minutos después Mijail, está tan alcoholizado que anda diciendo tonterías a todos los invitados.

—¿Ya les dije que yo seré el primero en entrar en ella? — esta es la cuarta vez que lo dice durante toda la fiesta. Los señores me miran con pena, de seguro se dan cuenta que soy una adolescente y él alguien mucho mayor que yo.

—¡Mijail basta! —suplico tratando de callar su imprudencia, intento agarrarlo del brazo para bajarlo de la mesa en donde se encuentra de pie, pero se zafa inmediatamente.

—¡Te amo victoria jones! — confiesa delante de todos, ahora subiéndose a la barra donde están sirviendo el alcohol, los asistentes lo miran con expectativa.

—¡Bájate de allí! — le grito.

—Shuuu— susurra llevándose un dedo a la boca— Yo...— se señala— le quitaré la virginidad a ella— me señala— ¡Yo le di su primer orgasmo ayer mientras ella se masturbaba sola en el baño pensado en mí! —comienza a reír como loco.

Ahora si trágame tierra...

Me cubro la cara con ambas manos, Lorren junto a los hermanos Nathan y Ethan bajan a Mijail de ese lugar, el reloj marca las doce de la media noche. Es hora de huir.

—Ya es hora, niña... — susurra Lorren, caminando justo a mi lado.

Mijail, hace entrar a los jefes de los carteles hacia su oficina, Lorren me toma del brazo, y me obliga a bajar por unas escaleras que dan hacia un lugar que parece más como una bóveda. Al entrar veo a una mujer como de cincuenta años, sentada sobre una silla de madera y cuero fino.

Es la madre de Mijail...

—Eres más hermosa de lo que pensé—, dice al verme.

—¡Gracias por ayudarme! — la abrazo sin dudar a mi salvadora.

La señora Volkov me señala el sofá junto a ella para que me siente, un hombre llega repentinamente asustándome un poco, el sujeto lleva en sus manos una enorme maleta negra, de la cual saca algunos implementos, y en un par de segundos, retiran el brazalete electrónico dejando tirando el GPS en esa habitación dentro de la mansión de Mijail, para así poder darle falsas pistas de mi paradero.

—Hay que dejarlo aquí, para que Mijail no se dé cuenta que has salido del lugar.

Agrega la madre de mi captor.

Lorren me tomó de la mano y salimos junto a Marcela, la madre de Mijail, hacia la salida. Siento un frio recorrer mi cuerpo cuando veo uno de los matones del mafioso ruso, armando junto a la puerta trasera donde deberíamos salir.

Todo mi cuerpo se tensó cuando de la nada un par de guardias doblegaron a los tipejos dejando la zona libre para nosotros.

Marcela me envía con Camilo, el chico que me quitó el brazalete, dentro una camioneta brindada, me coloco el cinturón, asustada, y deseando ya salir de esta pesadilla, me giro sobre mi asiento para ver por última vez a Lorren y Marcela y despedirme así de ellas, pero palidezco al ver a Mijail salir de la mansión vuelto una bestia irreconocible.

—¡Déjala ir! — logro escuchar lo que Marcela le dice tratando de detenerlo. Camilo solo sigue manejando a toda prisa y sin mirar atrás, un estruendo me hiela la sangre cuando observo con mis propios ojos a Mijail sacando un arma y disparándole sin piedad a Lorren entre las cejas, dejando su cadáver tirando en el suelo y sin vida. La desesperación se apoderó de mi cuerpo.

—Tranquila, trata de calmarte, saldremos de aquí— Camilo intenta tranquilizarme, pero no puedo, Mijail es una bestia sin piedad, si me encuentra no sé qué será de mí.

El terror se apodera de todo mi ser al ver un par de camionetas acercarse hacia nosotros. Comienzo a temblar. No quiero volver a las redes de Mijail, quiero a mis padres, quiero ver a Malka, quiero disculparme con Roberto porque por mi culpa lo mataron, aunque en el fondo se lo merecía.

Lloro desenfrenadamente, alentando a Camilo para que trate de alejarse de Mijail y sus hombres, hace maniobras, pero no logra esquivarlos; el auto de mi secuestrador se posesiona al lado de nosotros.

—¡Para ya, antes que empeore las cosas! — grita Mijail, pero mi libertador no le hace caso.

El auto que acompaña al ruso nos golpea fuerte, veo como el pelinegro aprieta el volante frustrado, los disparos no se hacen esperar.

—¡Agáchate! —Entona, Camilo, tocando mi cabeza.

Como puedo me paso para la parte de atrás del coche tratando de protegerme, de un momento a otro mi salvador pierde el control del auto.

—No tengo frenos— vocifera el castaño y yo palidezco.

Voy a morir en manos de Mijail Volkov...

—Todo estaba planeado—, confiesa y caigo en cuenta porque Mijail no me había dicho nada, cuando intenté escapar la primera vez. «Las aguas mansas, Victoria». Vuelvo de mis pensamientos, pero ya es muy tarde, el auto donde voy comienza a dar vueltas, veo como las ventanas comienzan a quebrarse haciendo que miles de cristales se incrusten en la mayor parte de mi cuerpo, mi cabeza se golpea fuerte con la puerta y algo cae en mi estómago, siento la sangre correr.

Abro mis ojos con dificultad.

—Hay que irnos Mijail, estoy escuchando las sirenas de la policía, recuerda que sigues en un proceso judicial por lo de la colombiana, — dice un hombre con voz rasposa—Déjala ir después la recuperaras— le manifiesta apresurado.

Mijail le hace caso y me da la última mirada antes de dejarme casi muerta—Volverás a mí, — sus manos acarician mis mejillas húmedas por mi propia sangre. —nunca podrás huir de mí, y cuando te mires al espejo todos los días, recordarás que solo eres mía, y la única forma que podrás liberarte, es muriendo y ni eso, porque aún después de muerta, también iría por ti...

(***)

Siento mi cuerpo arder, me duele la cabeza. Abro con dificultad mis ojos.

Doctor ya se levantó—, escucho a una mujer con voz dulce decir.

Hija...— es mi mamá. Parpadeo un par de veces y la veo, las lágrimas se resbalan por mis mejillas.

—Madre...— me duele demasiado el cuerpo.

—Calla hija... ya todo está bien.

El doctor entra observándome y apuntando algunas cosas.

Es un milagrodice con lágrimas en sus ojos—Paso mucho tiempo en coma.

—¿Coma? — abro los ojos y mi madre me mira.

—Hija... sufriste un accidente— está ansiosa—, llevas ocho meses en coma.

No puede ser...

—¿Mijail? —pronuncio su nombre y mi madre se tensa.

—No hay manera para que nos encuentre—Alega y trato de dejar el tema hasta allí, necesito descansar de todo esto.

—¿Mi padre dónde está? — el rostro de madre cambia.

—Hija, no sé cómo decirte esto, cuando Mijail te secuestró, tu padre cambió totalmente, todos los días discutíamos, ya él no era como antes y sencillamente un día decidimos divorciarnos— esto no me puede estar pasando.

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