TE AMO TANTO QUE NO ME PERMITO ODIARTE
acto dos, capítulo tres
NETEYAM HABÍA LLEGADO hace no menos de unas horas a su casa, donde lo esperaba su madre y su hermana menor.
- ¿Sucede algo, Neteyam?- Preguntó la madre al verlo tan decaído.
Neteyam se volteo a ver a su madre y asintió.
- Tuk cariño, déjanos hablar en privado un momento.
Tuk agarró sus muñecas de madera y salió de la carpa sin rechistar.
- Dime, ¿es por Roma?
Neteyam asintió, reteniendo las ganas de llorar.
- Ella... ella me hizo pensar que gustaba de mi.- Soltó secamente.- Pero en realidad se apareo con Spider.
Neytiri sonrió levemente al confirmar que su hijo estaba enamorado de Athenea.
- ¿Como lo sabes?
- Él me lo dijo.
- ¿Él?
- Spider.
Neytiri gruñó furiosa al pensar en lo egoísta y desubicado que fue el niño simio.
- ¿Le preguntaste a ella?
Neteyam trago en seco, nervioso.
- No.- Respondió dándose cuenta de su error.
Neytiri iba a responder, pero su atención se dirigió al ver como un avatar entraba a su casa.
- Neytiri, no encuentro a Neteyam, estábamos en el bosque y de la nada...- Frenó al verlo junto a su madre.-... desapareció.- Terminó furiosa.
Al no tener un ikran la pelinegra tuvo que caminar todo el recorrido, tropezando múltiples veces. Hasta cayendo en barro.
Neytiri sonrió, sabiendo que era momento de dejarlos solos.
Cuando la chica se aseguró que Neytiri estuviera lejos comenzó a gritar.
- ¿Acaso eres idiota?- Soltó furiosa mientras se acercaba a este, comenzando a revisarlo.- ¿Sucedió algo?, ¿estás bien?
El na'vi la alejó delicadamente con una sonrisa en su cara.
- Athenea...
- ¿Si?- Preguntó sentándose a su lado.
- ¿Tú te has... apareado con Spider?- Preguntó directamente.
La mujer casi se atraganta con su propia saliva.
- ¿Que mierda dices?- Preguntó entre confundida y furiosa.
- Responde la pregunta.
- ¿Por eso has estado enojado los últimos días?
- Responde la maldita pregunta.
La mujer se levantó furiosa, al igual que Neteyam.
- No Neteyam, no me he apareado con Spider, idiota...- Comenzó furiosa.-... de hecho no he tenido sexo con nadie, soy virgen Neteyam, por dios.
- ¿Virgen?
- Si, es un término humano.
- ¿Eso significa que no has tenido relaciones con Spider?
El avatar estaba a punto de estallar.
- No.- Grito furiosa.- No he fornicado, no he tenido sexo, no me he acostado con alguien, no me he revolcado, no he follado. ¿De que otro modo debo decírtelo para que entiendas?
Parecía que Neteyam le estaba tomando el pelo al ver cómo sonreía.
- Él dijo que si.
- ¿Él?
- Spider.
A la morocha le iba a agarrar un colapso.
- ¿Y no pensaste en preguntarme a mi?- Grito enojada.
- No... Athenea yo...- Comenzó nervioso.
- Vete a la mierda. Me han estado tratando por el culo solo por ¿celos?- Hablo saliendo de la carpa, pero a mitad de camino se desmayó.
Había colapsado.
- Sáquenla de la camilla. Ahora.- Grito Norm.
Los doctores tocaron el botón de emergencia, haciendo que la camilla se abriera rápidamente, donde se encontraba Athenea respirando con dificultad.
- Carajo.- Grito furiosa. Saliendo de la camilla mientras rompía una pantalla. Necesitaba ir a la habitación del pánico.
- Agárrenla.- Grito una doctora.
Entre tres lograron contenerla y la llevaron a una habitación cerrada, igual a la que solía tener en la unidad de su madre.
Athenea comenzó a gritar mientras que por impulso Neteyam ya estaba volando en su ikran en dirección a la unidad.
- Hijo de puta.- Grito golpeando la puerta. Su fuerza se estaba desbordando.
Terminó pateando la puerta mientras huía. Saliendo al bosque con su confiable encendedor.
Sin poder controlarse incendio cada parte de la naturaleza que se le cruzaba. Sea pasto, sea una hoja o sea lo que sea. Dejando un camino de fuego.
Estaba a punto de incendiar una bella flor, hasta que unos brazos la envolvieron.
- Suéltame.- Le grito al reconocerlos.
- No lo haré. Perdóname Athena, por favor.
La humana no podía. Cuando por fin se liberó de su agarre habló.
- ¿Ves esto?- Preguntó mostrando su hombro, el cual ahora tenía sangre seca.- Fue porque me dejaste arriba de un maldito dinosaurio volador. ¡Solo por tus celos!- Grito al borde del llanto.
- Perdóname. Perdóname. Perdóname.- Hablo abrazando la delicada cintura de la humana, procurando no tocar sus heridas.
La morocha se rindió y lo abrazó, aferrándose a él.
- Te amo tanto que no me permito odiarte.- Le susurró frustrada mientras sollozaba en su hombro.
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(03/03/23)