12 DE MARZO DE 2040
ORDEN MUNDIAL
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA
Las premiaciones habían finalizado. Muchos famosos actores habían recibido sus merecidos premios.
Igualmente, muchos se acercaron a saludar y a mostrar respeto como normalmente era requerido ante mi presencia. Apenas había visto a mi padre y era porque le fue otorgado la responsabilidad de iniciar el evento.
Camila había permanecido a mi lado de manera tranquila hasta cuando coloque mi mano sobre su regazo. Se entretuvo jugando con mis dedos durante toda la gala.
-¿Nos podremos ir, Jauregui?
Su susurró en mi oído me hizo mirarla. Entrecerré los ojos, su voz había salido diferente. Muy diferente.
Cuando iba a responderle, un camarero se acercó y me extendiendo un sobre de color negro. Fruncí el ceño recibiéndolo.
-Sra. Jauregui, una persona anónima le manda este sobre.
-No quiero una persona anónima, quiero saber quién lo mando.
-Lo siento, Sra. Jauregui, no logré distinguir quién era.
Apreté mi mandíbula y lo abrí con algo de dureza. Odiaba esto. Muchas amenazas llegaban de esta manera y no saber quién fue me dejaba en desventaja.
"SRA. JAUREGUI, es un gusto poder comunicarme con usted directamente.
Habría querido hacerlo cara a cara, pero me reconocería de inmediato.
Le hago entregada de esta carta por medio de un camarero que no tiene nada que ver conmigo. Por favor, no le haga daño.
Necesito poder tener una reunión con usted, a solas. Prometo no llevar armas y espero usted tampoco.
De lo contrario, su nueva compañía sentimental será quién cobre las consecuencias.
A continuación la ubicación y fecha.
Londres, XXX.
31 de Marzo a las 10:30 P.M.
Nos vemos, Sra. Jauregui. Ya sabe que podría pasar si no obedece."
Arruge la hoja en mi puño. Me puse de pies y tomé a Camila, ella estaba un poco aturdida porque había leído lo mismo.
-Debemos salir de aquí.
Tomé su bolsa y la guíe hacia la puerta del evento. Aún, estaban las mismas cámaras de hace unas horas atrás.
Dinah se encontraba cerca y no demoró nada en acercarse para ver que ocurría. Le entregue la carta arrugada.
-Tenemos que irnos, Jane.
Ella leyó lo máximo que pudo antes de asentir y guiarnos por una puerta de emergencia al costado del edificio. Allí no se encontraba nadie más que seguridad rondando la zona.
-Llamaré el auto.
Se alejó brevemente para hacer el llamado. Me concentré en Camila quién estaba un poco asustada con todo.
-Tranquila, lo resolveré. Nada te pasará a ti estando conmigo.
-Fue papá, Lauren. Estoy segura. Me quiere de vuelta.
-No lo logrará porque yo te cuidaré, ¿bien? Confía en mí.
-No quiero volver... Quiero seguir aquí, contigo.
-No pienses en eso, seguirás conmigo.
Dinah se acercó mientras yo abrazaba y hablaba con Camila.
-Estará aquí en poco.
-Sra, Jauregui.
Una voz masculina gruesa se hizo notar en medio del silencio. Los de seguridad se pusieron alerta y apuntaron a diferente parte de la oscuridad.
-Camila.
La susodicha tembló entre mis brazos. Ella sabía quién hablaba. La sujete con fuerza y fije mi mirada en la oscuridad.
-Debes volver antes que tu padre arme un caos.
-No quiero.
Su voz salió en un susurro apenas audible para mí. Estaba sumamente asustada y lo entendía. No podía hacer más que mantenerla a mi lado y darle algo de mi fuerza.
-¿Quién eres? Hazte ver.
Él lo hizo de manera confiada con las manos arriba. Los de seguridad apuntaron hacia él.
-Oscar Andersson.
Dinah lo identificó de manera eficaz. Él sonrío hasta que notó a Camila entre mis brazos.
-No la mereces, Jauregui.
Bajo sus brazos, pero no dio indicio de sacar alguna arma.
-Su ex-prometido, Lauren.
Dinah lo describió. Era un tipo alto y fornido, una espesa barba bien mantenida y un buen porte. Su vestimenta era casual, ajustada al momento. Pude notar unos cuantos tatuajes subiendo por su cuello y en sus dedos. Era todo un tipo malo del bajo mundo. Mi mirada lo recorrió varias veces, grabándolo.
-Lo dice quién la estaba obligando.
Mostró un poco de enojo ante mi afirmación. Su cuerpo se tenso y su mandíbula se apretó. Se veía que era un tipo que daba lucha y que dejaba a muchas personas sin aliento con su presencia. Aún así, sabía que estaba en desventaja entre nosotros. No era tonto y sabía que cualquier movimiento haría que se ganará una bala en la cabeza.
-Por el bien de su legado.
Su respuesta me pareció de lo más tonta y simple. No tenía ningún tipo de sentimiento por mi Camz, solo quería aprovecharse de ella y sentirse más hombre por tener a una mujer como Camila en su casa. Eso me enojo.
-El legado se puede ir al demonio. Ninguna mujer debe ser encarcelada a un matrimonio arreglado.
-¿Y tú que le darás, Jauregui?
-Le daré el mundo si ella lo quiere. Mi legado me importa poco. Solo me importa ella.
Soltó una risa amarga. Parecía que no le hacía gracia nada de mis palabras o frases. Aún así, yo sí sabía que deseaba con la mujer detrás de mí. Estaba orgullosa de tenerla a mi lado y no de tenerla como una incubadora en casa.
-La conoces de hace dos meses y dices que es lo más importante para ti. Que idiota.
-Con tan solo dos meses comprendí todo lo que ella importaba. ¿Cuánto tiempo tuviste tú, hijo de puta?
Sonrío intentando parecer tranquilo, pero sabía que estaba muy enojado. Relamió sus labios, estaba buscando que decir para no parecer más desesperado de lo que estaba. Estaba deseando llevarse a Camila y ganarse unos puntitos de buen chico con Alejadro. Parecía un perro bien entrenado.
-Ella me pertenece. Solo vine a anunciar lo que pasará si Camila no vuelve en una semana a Suecia.
-Solo recibirán una invitación a nuestra boda.
Intentó acercarse, pero los de seguridad hicieron sonar una bala justo al lado de él. Se detuvo mirándome con odio.
-Veremos si eso pasa.
Dio media vuelta y desapareció. Que hijo de puta.
-Búsquenlo y traigánmelo.
Ordene a los dejo seguridad. El auto había llegado justo a tiempo.
Subí al auto con Camila a mi lado y Dinah de copiloto.
-No te pasará nada, Camz. Respira.
-Él dice la verdad, Lauren. Mi padre acabará con todo si no me ve allí como él lo pidió.
-El mundo me pertenece, Camz. No sé acercará a ti.
Su cuerpo buscó mi protección y se lo dí hasta llegar a otro hotel donde sabía las cosas estarían en orden bajo mi control. Dinah mandó a buscar mis mejores seguridad y puso en orden de captura al tipo ese llamado Oscar y al mismísimo Alejandro Cabello.
Camila permaneció a mi lado un poco frenética. Podría pasarme alto mal si no se tranquilizaba pronto.
-Me encargaré de todo lo posible, Lauren. En todo cado, te pediré ayuda, ¿sí?
-Gracias, Dinah.
Ella asintió antes de salir de la habitación. Esperaba que Camila saliera del cuarto de baño luego de tomar una ducha. Por mi parte, me encontraba totalmente cambiada y en espera de poder hablar con ella un poco más relajada.
Tardó diez minutos más antes de salir en una pijama de dos piezas muy pequeña. Sacudí la cabeza sacando de mi mente todos nuestros últimos encuentros en la cama. Habían sido extraordinarios.
Acomodé las sábanas, lista para acostarnos y intentar descansar un poco. Eran pasadas las una de la mañana. Mi padre había sido informado de todo y sabía que lo tenía de mi lado. Él había aceptado completamente mi decisión de pasar lo máximo posible al lado de Camila.
Camila caminó despacio hasta sentarse al borde la cama con la cabeza gacha. Maldecí a Oscar y a Alejandro por tenerla tan abatida. Ella era quien le daba vida a nuestras noches. Si no era jugando algo ridículo, era teniendo una noche sexual. Ahora, no tenía ninguna de las dos.
Me moví sobre la cama hasta quedar detrás de ella con las piernas extendidas al lado de las suyas. Abracé su torso y dejé mi mentón sobre su hombro derecho.
-Debemos descansar, Camz.
-No creo poder hacerlo, Lauren. No cuando nos he puesto expuesta a todas y a tu padre también.
Besé su cuello con besos pequeños haciendo que le diera cosquillas. Se retorció entre mis brazos con una pequeña sonrisa.
Mi legado estaba más en peligro de lo que pensaba. Muchos países nos odiaban por ser simplemente líderes del mundo sin elecciones. No entendía que tanto deseaban hacer en el poder, estando aquí no era tan fácil como parecía.
-Te prometo que no logrará nada. Estaremos a salvo. Confía en mí.
-Lo hago.
-Entonces, descansemos. Ha sido una noche muy larga, ¿no crees?
Asintió lentamente. Dejé un último beso en su cuello antes de alejarme y darle espacio para que se acostará a mi lado.
Me dio la espalda y fui la encargada de cubrirla con la sábana y abrazarla como nunca antes. Debía darle todo de mí en este momento. Pasarle mi falsa confianza en mi poder. No sabía a qué me estaba enfrentado cuando hablaba del bajo mundo, pero no se lo haría fácil. Y sobretodo, no les daría a Camila.
Por lo menos, no tan fácilmente.
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Nota de la autora:
Dios mío, ¿cómo es posible este suceso?
Se viene lo chidoo.
Soy la mayor hater de Oscar, aún siendo la creadora de su personaje y personalidad.
¿Qué se cuentan? ¿Cómo están?
Tengo dos anuncios:
1). Mañana inicio nuevamente clases (que aburrido), por lo tanto puede ser que me desaparezca un poco. Es mi último trimestre para graduarme, yei!
2). Falta muuuuy poco para que se acabe la serie. Dos capítulos y la conclusión.
La verdad es que esta historia está creada para divirdirse en dos partes y ya estoy iniciando la segunda, por lo cual, no se preocupen mucho. Habrá más acerca de esta pareja y de este mundo alterno a nuestra realidad.
Eso es todo por mi parte.
Sin más que decir,
Nos leemos en el próximo.