La melodía de la lluvia

By cristinaamrf

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Beck un día perdió la inspiración, cada vez que intenta componer su mente se bloquea y necesita desesperadame... More

sinopsis
personajes
prólogo
01| Vivir experiencias
02| Dear subway girl
03| No era una canción acústica.
05| Creí que no volverías
06| Llamar a su puerta
07| El primer combate de Rue
08|Un videoclip, un reencuentro y un español
09| We got lost in Brick Lane
10| Una patata asesina, una fiesta de pijamas y un sofá
11| A veces hay que ser malvada
12| Confesiones a las tres de la mañana

04| Una Hufflepuff y una Slytherin

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By cristinaamrf

tw: ansiedad

pd: usad si queréis 🌧️ como posit para marcar lo que os guste (quiero q sea el simbolito de la historia)

votad e id comentando que me ayuda mucho!

(Beck)

- ¿No es indignante? ¡Yo ahí, desnuda en su cama y él hablando por teléfono con su ex pidiéndole volver!

Megan remueve su café con rabia mientras explica el horrible fin de semana que ha pasado. El mío se ha basado en trabajos de la universidad, comida basura y ver series malas.

- Pero ¿volvieron? -pregunta Winnie, intrigada por la historia.

- ¡Si! -suelta un resoplido, exasperada- Se mudan juntos y su madre va a hacer lasaña para celebrarlo.

Contengo una sonrisa llevando la taza a mis labios.

- ¡El amor ha triunfado! -exclama Winnie, con una sonrisa.

- ¡Pero no lo celebres! -Megan la señala con el dedo mientras la mira con seriedad.

En ese momento, Louis se incorpora en la silla para rodear los hombros de su novia con el brazo. Es una advertencia a Megan, "como le quites la sonrisa, te mato". Megan suspira mientras se echa hacia atrás, apoyándose en el respaldo.

- He llamado a Bryce -dice, finalmente.

El silencio en la mesa es instantáneo. Winnie me mira, la miro, miramos a Louis, que mira a Megan mientras niega con la cabeza.

- Eres gilipollas -sentencia, el pelinegro.

Bryce fue su única relación seria, no fue especialmente sana, de hecho, la toxicidad que desprenden es asfixiante. Él la engañaba con muchas chicas, con todas las que podía, para ser concretas, y ella...cuando están juntos pierde toda su esencia, es como si Bryce la consumiera completamente. Nos costó mucho que tomara la decisión de dejarlo, pero sin duda, fue lo mejor para ella.

- ¿Qué? No vamos a volver, es solo para echar un polvo -aparta la mirada, molesta al ver nuestra reacción.

- Hay mil personas con las que hacerlo, Megan -intento que entre en razón.

- Pues quiero que sea con Bryce, no le deis más importancia, ¿vale?

- ¿Cuándo habéis quedado? -pregunta Winnie.

- Y dinos donde -dice Louis, no como una pregunta, es más bien una exigencia.

Sé por qué lo hacen, no quieren dejarlos solos, no se fían de él. Yo tampoco lo hago, es un capullo arrogante de manual, siempre me he preguntado qué tiene que enganche tanto a Megan. Es el único chico con el que repite a pesar de que siempre acaba dolida.

- Esta noche, en el Dowers, así vemos a Beckita actuar.

Pongo una mueca. No me apasiona la idea de verlo, la verdad, pero por otro lado...cuanto más vigilados estén, mejor.

- Allí nos veremos -pongo una leve sonrisa, algo forzada.

- Y tú, ¿vas a volver a quedar con la chica del metro?

Winnie se ha enganchado a la historia, todo es culpa de Megan, que se lo ha contado como si se tratara de una novela de romance juvenil, y claro, ahora está impaciente por saber si terminaremos juntas o con un doloroso final que abrirá paso a una segunda parte aún más dolorosa.

- No, no creo, ni siquiera tengo su número.

Es cierto que he estado pensando más de lo normal en ella, pero no tengo forma de encontrarla, solo sé su nombre, que tiene una moto y el gimnasio al que va.

Suficiente para casarnos con ella.

Solo de pensar en el matrimonio me inunda el terror. No es una idea que me guste especialmente, suena muy...permanente, ¿no?

Existe el divorcio, lo sabes, ¿no?

Eso no es romántico.

Decir que no te quieres casar porque es algo permanente tampoco lo es.

Cállate.

- ¿Qué te parece, Beck?

Parpadeo varias veces, mierda, he vuelto a quedarme conversando conmigo misma.

Soy muy interesante, ¿qué le vamos a hacer?

- ¿Podéis repetirlo? -pregunto, un poco avergonzada.

Comparten una mirada de diversión.

- Megan dice que sabes donde entrena, podríamos ir.

Mi frente se arruga mientras niego con la cabeza.

- Eso no es muy discreto.

- ¿Escribirle una canción sí? -Megan se cruza de brazos mientras su ceja se arquea.

Qué bien me cae esta chica.

- Decidido -dice Winnie mientras se levanta.

Megan la imita mientras se cuelga el bolso. Las miro confundida, aun no tienen que irse a clase.

- ¿A qué estás esperando? -pregunta Megan- ¡Levanta!

- Pero ¿a dónde vamos?

Vuelven a mirarse, esta vez parecen desesperadas.

- ¡Al gimnasio! – Winnie agarra mi brazo y tira de mi para que no pueda negarme.

Forcejeo intentando que me suelte, pero es imposible, de verdad, no sé de donde saca la fuerza de sus pequeños brazos.

- Ni siquiera sabemos si estará allí -trato de hacerlas entrar en razón.

- ¡Claro que estará! Es el interés romántico de la protagonista, tiene que aparecer para que pueda continuar la historia -argumenta Winnie, con una exagerada emoción.

Miro directamente a Megan, es la culpable de todo, me responde con una sonrisa angelical llena de inocencia. Maldita traidora.

- Tengo clases.

En momentos desesperados hay que usar la artillería pesada. Winnie es la persona más responsable que conozco, no se salta las clases nunca.

- Bueno, tenemos otras prioridades.

Al escucharla, Megan suelta un gritito de ilusión mientras que yo, me limito a poner mala cara y a dejarme llevar hasta su coche.

Muerdo mis uñas con ansia, rezo mentalmente una y otra vez para que no esté.

Mi mente imagina todas las situaciones posibles.

Llegar, y que no esté. Es sin duda, mi favorita.

Otra opción, llegar, que esté y terminemos haciéndolo en las duchas del vestuario, no me quejo si ocurre.

La tercera, llegar, que esté y se ría de mí por ir como una psicópata a verla de sorpresa, esa opción es la más probable.

La última es que al llegar se cree un número musical improvisado entre los deportistas y trabajadores del gimnasio, no lo veo posible, no tienen pinta de bailarines.

- Esto es una idea horrible -digo, mirando la puerta principal.

- Confía en nosotras -noto las manos de mis amigas sobre mis hombros.

Cojo aire, llenando mis pulmones, siento que no lo consigo completamente. Creo que me estoy ahogando.

Entran delante de mí y van directas al mostrador.

- ¿Está Rue? -pregunta Megan, sin cortarse.

El hombre del mostrador levanta la cabeza, arquea la ceja mientras nos mira con cansancio. No parece muy feliz, de hecho, tiene cara de amargado.

- ¿Quién? -pregunta, lentamente, arrastrando las palabras.

- Una pelinegra muy sexy -aclara, Winnie, como si sirviera de algo.

Suelta un largo suspiro mientras teclea en el ordenador, despacio, muy despacio. Me está desesperando un poco.

- ¿Rue Scott?

- Depende, ¿es pelinegra y sexy? -pregunta Megan.

Vuelve a mirarnos, parece irritado, pero le da pereza mostrarlo.

- No está, los boxeadores vienen por las tardes.

- ¿Boxeadores? -intervengo por primera vez en la conversación.

Pone los ojos en blanco mientras resopla sin disimulo.

- Es la boxeadora que entrena Matthew Bennet.

Nos miramos entre las tres.

- Es boxeadora -dice, en un suspiro, Megan-, ahora me gusta más.

- Bueno, no está aquí, vámonos.

Parecen desanimadas cuando volvemos al coche, al contrario que yo, que siento un inmenso alivio.

Termino volviendo a mi apartamento con Winnie y Megan que, se autoinvitan a comer.

- Lo siento, está todo hecho un desastre -murmuro mientras me agacho para recoger la ropa que hay tirada por el suelo.

- Tranquila, Beckie, estamos acostumbradas a tu caos -dice Megan, dejándose caer en el pequeño sofá.

Mi apartamento es una amplia habitación en la que está el salón, la cocina y el dormitorio. El baño es el único cuarto independiente. No hay mucha privacidad, pero tampoco es necesario, vivo sola.

Winnie abre la nevera, pone una mueca que trata rápidamente de disimular con una sonrisa. Está vacía.

- ¿Sabes? No es necesario que nos pongamos a cocinar, pedimos algo de comer, invito yo.

Una sonrisa, algo melancólica se forma en mis labios. No he tenido suerte en muchos aspectos de mi vida, pero si hablamos de amistades... entonces soy la más afortunada.

Terminamos pidiendo unas pizzas, mientras esperamos, reviso las ultimas anotaciones de mi libreta.

- ¿Sigues componiendo? -pregunta Winnie, dejándose caer en la cama, a mi lado.

- Si, una canción de desamor.

Una sonrisa aparece en sus labios, es una que dice, "vaya, que sorpresa"

- ¿Qué? -pregunto algo inquieta, por como me mira- Es un tema válido.

- Lo sé, es un tema bueno, no digo lo contrario.

- Pero... -añado, por ella.

- Pero deberías de probar otro sentimiento, como el amor.

- La última canción trata sobre eso -le recuerdo, sintiendo una corriente eléctrica por mi cuerpo al pensar en Rue.

- Y ha sido increíble -me recuerda, ella a mí-. Tal vez estés en ese momento de tu vida en el que nuevas sensaciones aparecen y no es algo malo.

- Sé que te gusta pensar en la historia de amor entre Rue y yo, pero no existe, no hay amor.

Pone una mueca. No me gusta disgustarla, pero siendo honesta, en mi vida no cabe el amor más allá de usarlo como tema para mis canciones.

Me gusta leer sobre el amor, componer sobre el amor, ver películas sobre el amor. Pero yo no estoy preparada para él.

Me rompieron el corazón una vez. Di cada parte de mí a una persona que no lo merecía, me quitó mi esencia, perdí todo lo que tenía solo porque mi corazón empezó a latir con velocidad por una persona.

Me había costado mucho llegar hasta donde estoy, estudiar, tener un trabajo, un apartamento y todo eso... completamente sola.

Yo no soy una protagonista de libro a la que todo le sale bien y enamora al coprotagonista aparentemente inalcanzable solo con su personalidad y con su sonrisa. Todo eso no está hecho para mí.

Me da la sensación de que te estás autoconvenciendo de eso.

Os estoy convenciendo a vosotras, románticas empedernidas.

A mí no me convences.

A ellas sí.

Lo dudo.

Resoplo haciendo que, Winnie, la cual, sigue a mi lado, se sobresalte un poco. Tengo que dejar de tener conversaciones conmigo misma si tengo compañía en el mundo real.

- Estoy segura, de que conocerás a alguien genial, mírame a mí.

Las ganas de replicarle y explicarle que no hay un amor para todo el mundo me tientan, pero, ver como sus ojos se iluminan cuando piensa en Louis, hace que cierre la boca y asuma, que hay personas que se merecen creer en el amor.

Al menos seguiré usándolo para mis canciones.

- Seguiré esperando a que el amor de mi vida toque mi puerta -respondo, haciéndola sonreír.

- A mi el amor solo me sirve si me provoca orgasmos -interviene Megan, desde el sofá.

Winnie pone los ojos en blanco.

- Hay cosas más importantes.

- ¿Cómo qué?

- Como... encontrar a una persona con la que hablar hasta la madrugada sin cansarte

- ¿Las conversaciones te provocan orgasmos?

- No, pero...

- ¡Entonces no me vale!

Winnie pierde la paciencia y le lanza un cojín, que estampa directamente en su cara, haciéndola reír.

- Lo que crea es una conexión, no hay nada más bonito que conectar con alguien.

- ¿Cómo se sabe si has conectado con alguien? -me escucho preguntar.

- Cuando solo necesitas mirarla a los ojos para entenderlo todo.

Mi mirada baja hacia mis manos, mis dedos se enlazan y desenlazan con nerviosismo.

Anoto en la libreta, mientras Winnie le abre la puerta al repartidor.

"Conexión".

Se han quedado dormidas en mi cama.

Nada más terminar de comer se tumbaron y en apenas unos minutos ya estaban durmiendo plácidamente.

Yo no he podido. He agarrado la libreta y he seguido dándole vueltas a la conversación con Winnie y a la "conexión". Esa que yo quería sentir y me negaba a admitir. Así que, lo he visto como un buen tema para una canción.

Tengo que ir a actuar por la noche, he estado recibiendo mensajes por mis redes sociales preguntándome donde actúo para ir a verme cantar, ¿no es una pasada? Aún así, no quiero hacerme ilusiones, solo se me ha hecho conocida una canción. No es para tanto.

Reviso en el móvil, el Instagram de "Stone Bones", la otra banda que toca en el Dowers. Todas sus fotos son de ellos sin camiseta, son cuatro, tienen el cuerpo lleno de tatuajes, sobre todo, el vocalista, que casualmente, es un idiota. Veo los videos de la última actuación, tienen mucho más público, son, en su mayoría, niñas que chillan cada vez que ellos respiran.

Básicamente lo que yo haría si estuviera en un concierto de Harry Styles.

Harry tiene talento.

No debería de machacarme tanto mentalmente, pero a veces se me hace inevitable compararme. Algo en mí me recuerda constantemente que no soy lo suficientemente buena y que, cuando me descuide, Bruce me echará del bar para darles toda la semana a ellos. Puede que me lo merezca, puede que solo esté teniendo un golpe de suerte.

Noto la presión en el pecho que cada vez es más molesta. Mis ojos se cierran mientras trato de controlar la respiración, que comienza a volverse irregular.

Decido meterme en el baño para no molestar a mis amigas. Abro el grifo de la ducha, a veces me ayuda a calmarme. Me observo en el espejo, desnuda. He adelgazado en estas últimas semanas, mis costillas se marcan más de lo que me gustaría. Solo consigo que la presión aumente.

Mientras siento el agua caer sobre mi cabeza repaso las melodías de mis canciones. Me ayuda a mantener la mente ocupada, para no dejarme pensar.

Eso estaría bien, ¿no? Poder dejar la mente en blanco y que, por unos instantes, nada importe.

La presión en el pecho no desaparece, pero al menos mientras me preparo para ir a trabajar, consigo fingir que no está, que todo está bien.

- Que guapa estás -escucho que dice Megan desde la cama, aun tiene la voz adormilada.

Una camiseta ancha blanca, me llega por los muslos. Unos vaqueros anchos, verde militar y unos botines negros.

- Gracias -murmuro concentrada, mientras me hago el eyeliner.

- ¿Me dejas tu vestido negro ajustado? Quiero estar sexy para Bryce.

- Claro, todo tuyo.

Mi armario es una mezcla de mi ropa y la ropa de Megan, pasa tanto tiempo en mi apartamento que suele dejar sus cosas aquí.

Sobre todo, esas prendas que no quiere que su madre o su padre vean. Si soy más específica, la lencería.

Desperezándose, Megan se levanta de la cama, veo como agarra la almohada mientras se forma una sonrisa malévola en su rostro. Capto rápidamente que me quiere decir, así que, camino de puntillas hasta el sofá para agarrar un cojín. Ambas nos acercamos a Winnie con sigilo, duerme profundamente, como un angelito.

- Una...dos... -dice Megan, en un susurro.

- ¡Tres! -gritamos al unísono antes de empezar a golpearla con el cojín.

Un fuerte grito sale de Winnie, sobresaltándonos a las dos, pero no nos detiene. Seguimos con nuestro ataque hasta que se ríe tanto que creemos que va a quedarse sin aire.

- ¡Ni dormir tranquila puedo con vosotras cerca! -se queja riendo mientras le arrebata la almohada a Megan y comienza a golpearnos.

- ¡Teníamos que despertarse! -intenta excusarse Megan mientras se cubre con los brazos.

- Pienso decírselo a Louis -dice con maldad mientras detiene los golpes.

Ambas la miramos aterradas, volviendo a hacerla reír.

- No, por favor, todo menos eso -suplico con dramatismo, mientras junto las palmas de mis manos.

- ¡No se lo digas a Drácula!

Winnie se queda en silencio unos segundos.

- ¿Lo has llamado Drácula?

Por un instante, creo que está molesta, pero su sonrisa vuelve a aparecer.

- Es pálido, con el pelo oscuro y huye de todo lo alegre, es un vampiro.

- ¡No huye de todo lo alegre! Solo es reservado.

- Terrorífico -le corrige Megan-. Pero está como un tren, tienes mi respeto, conquistar al señor de las tinieblas tuvo que ser complicado.

Conozco la historia de su relación a la perfección, en ese entonces, Winnie y yo ya éramos amigas. Megan apareció unos meses después, pero se unió a nosotras con facilidad, fue como si estuviera hecha para ser nuestra amiga.

- Lamento interrumpir vuestra conversación... pero tenéis que prepararos, os recuerdo que yo trabajo.

Uno de los talentos de Winnie, es el maquillaje. Se encarga de ayudar a Megan a prepararse mientras que yo dejo lista la guitarra para llevármela al bar.

Terminamos yendo en coche hasta el Dowers.

- Louis llegará enseguida -anuncia Winnie, mirando el móvil.

- ¡Bryce también! -exclama Megan.

Se ha arreglado mucho y está guapísima, lástima que sea para un idiota como Bryce.

Una vez dentro, Winnie y Megan van hacia una mesa después de desearme suerte y asegurarme que todo va a ir bien. Me fijo unos instantes en el interior del local. Está bastante más lleno que de costumbre, una parte de mí se ilusiona rápidamente, la otra, le recuerda, que es sumamente imposible que tantas personas estén aquí por mí.

Por una canción.

Por la canción.

- Monada, sube al escenario, hay clientes esperándote -nunca había visto a Bruce tan ansioso por verme actuar.

Pero no está así por mí, lo está por el dinero.

Durante gran parte de la actuación, todo es como siempre. La gente mueve la cabeza al ritmo de la música, aplauden cuando termino una canción y algunos me graban mientras actúo.

La noche transcurre con normalidad, hasta que llega el momento de actuar "Dear Subway Girl". Comienzo por cantar, noto más móviles grabando en comparación al resto de canciones, pero no le doy importancia. Pero, llega el estribillo y, ocurre algo que me deja paralizada durante unos segundos.

Están cantándola. Mi canción. El estribillo de mí canción.

Necesito un momento para volver a reaccionar y seguir cantando, sin poder quitar la sonrisa de mi rostro. Es una sensación que nunca había sentido, poder apuntar con el micrófono y que se escuchen sus voces cantando, me acelera el corazón.

Hay muchas más personas jóvenes que de costumbre, cuando termino de actuar, se acercan a felicitarme por la actuación.

- Mi hija pone tu canción a todas horas, nos ha hecho recorrer toda la ciudad para venir a verte -me dice, una madre que rodea los hombros de una niña de unos quince años.

Me siento como si estuviera en una nube, no consigo asimilar lo que está sucediendo.

- Tus primeros fans -Megan se lleva la mano al pecho con una sonrisa llena de orgullo.

Observo a Bryce, su pelo rubio engominado, su polo de marca cara que en mi vida me voy a poder permitir y su arrogante expresión que nunca quita de su rostro.

No es el estilo de Megan, puede que por eso ella esté tan enganchada.

Ni siquiera me mira, estoy segura de que me considera tan inferior que cree que no merezco recibir su mirada.

En la mesa de al lado, dejándoles intimidad, pero no la suficiente, están Louis y Winnie. El pelinegro no aparta la mirada de Bryce, a él no le gustan muchas personas, pero Bryce, mucho menos.

- Me voy a casa a descansar -aviso a mis amigos-. Mañana hablamos, pasadlo genial -pongo una leve sonrisa antes de salir del local.

Vuelvo en metro, la música en mis auriculares me hace compañía durante el camino hasta casa. El otoño estaba entrando en Londres y se notaba en el ambiente. Pronto llegaría la lluvia.

Pelo recogido en un moño algo despeinado, camiseta ancha de Harry Potter, en concreto de Hufflepuff, mi casa de Hogwarts.

Caliento en el microondas restos de comida de la semana y pongo en el portátil alguna serie con capítulos cortos, para no aburrirme.

Tocan a la puerta varias veces. Mi frente se arruga al no esperar a nadie. Me levanto para abrir.

Pantalón de chándal gris, top deportivo del mismo color. No necesito levantar más la cabeza. Es ella.

Aún así lo hago, me encuentro con su rostro que me mira con las cejas levantadas.

- Buenas, he traído cena -levanta una de las bolsas que tiene en su mano.

Parece ser consciente de las condiciones en las que me ha encontrado. Me revisa con los ojos de arriba abajo con descaro.

- Vale. Ya sé a qué hora venir.

- ¿Se puede saber como has entrado en el edificio? -pregunto, intentando ignorar su comentario.

- Tu vecina del tercero, una señora muy agradable. Le he dicho que soy tu novia y que quería sorprenderte. Me ha sorprendido que no me dijera que me iba a pudrir en el infierno o algo así.

Me quedo mirándola sin saber que decir.

- ¿Puedo entrar, pequeña Hufflepuff?

Es fan de Harry Potter, amén.

- No debería dejar pasar a una Slytherin.

Forma una media sonrisa que podría derretirme.

- Pillada -dice, entrando el apartamento como si estuviera en su casa.

Lo observa con detenimiento.

- ¿Qué has traído? -pregunto mientras cierro la puerta.

Deja la bolsa del gimnasio sobre mi cama, sigue curioseando con la mirada, parece realmente interesada en el interior de mi casa.

- Nuggets, muchos Nuggets. Bueno, bebidas y patatas también, menú completo.

- ¿Y si no me gustan los Nuggets? -pregunto, con curiosidad.

- No lo entiendes -suelta un suspiro mientras niega con la cabeza-. Esto es la prueba de oro, solo hay una respuesta correcta, ya he descubierto tu pésimo gusto para la música, no me falles con esto.

Consigue hacerme reír.

- Espero que traigas Ketchup.

*

- Me gustaría saber qué te ha traído hasta mi casa -digo, mientras llevo una patata a mi boca.

Ambas estamos sentadas en el sofá, frente a frente, nuestras rodillas se están rozando todo el tiempo. Esto me dificulta mantener la atención.

- Bueno, cuando me avisaron en el gimnasio de que tres chicas habían venido a preguntar por mí, no pude evitar pensar si se trataba de la misma que me compuso una canción.

Empiezo a notar los colores subiendo por mis mejillas.

- Fue todo idea de mis amigas, yo no quería.

- ¿Así qué no eres tú la que preguntó por una "pelinegra sexy"?

Definitivamente, estoy roja como un tomate.

- Fueron ellas -insisto, apartando la mirada avergonzada.

- Qué pena, me había hecho ilusiones.

- Ahora que sabes que no fui yo, puede que ya no quieras estar aquí.

Su cuerpo se inclina hacia delante, acercando un poco su rostro al mío.

- Estoy justo donde quiero estar.

comentamos y marujeamos en mi ig (cristinaamrf)
tened buena semana <33 osk

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