La policía se escondió de la sirvienta, en cuanto ella salió de la casa y tomo un taxi empezaron a seguirla discretamente.
Ximena ya aguardaba en el lugar de encuentro, estaba algo impaciente, pues se la pasaba viendo cada minuto su reloj.
Ximena: como se tarda esta, espero que llegue rápido.
El contador le llevò a Regina los libros.
Contador: aquí están los libros que me pidió.
Regina: muchas gracias y no se preocupe que nada malo va a pasar.
El señor, aunque un poco desconfiado asintió y se retiró de la oficina.
Regina le avisó a Daniel, en menos de 5 minutos él ya estaba con ella.
Daniel: ¿Cómo voy a sacarlos sin que tu papà se dé cuenta?
Regina: no te preocupes yo voy a distraer a la recepcionista para que puedas salir sin problema, después te alcanzo en el estacionamiento.
Daniel: muy bien, allá te veo.
Regina: suerte- dijo al darle un beso y salir de la oficina-
Regina: Hola.
Recepcionista: arquitecta que bueno volver a verla por acá.
Regina: gracias, vine porque quería traerte estos chocolates.
Recepcionista: ¿para mí?
Regina: ¡claro! Siempre te has portado bien linda conmigo y quiero agradecértelo.
Recepcionista: pues muchas gracias, yo solo cumplo con mi trabajo.
Regina: eres muy buena onda, mira son los más populares de estados Unidos.
Mientras ellas platicaban Daniel aprovechó para salir con los libros.
Recepcionista: he escuchado que son muy ricos y caros.
Regina: si, pero te van a encantar.
Recepcionista: ¿y cómo le fue en su viaje de bodas?
Regina: de maravilla.
Recepcionista: que bueno, aquí la echamos de menos, bueno a usted y su esposo.
Daniel llegó al auto, guardó los libros lo más rápido que pudo y se sentó a esperar a su esposa.
Regina: bueno, yo ya me voy, que los disfrutes.
Recepcionista: gracias, ojala y pueda verse con su papà.
Regina: por suerte lo veré en la noche.
Recepcionista: que bueno arquitecta.
Regina: hasta mañana.
Recepcionista: hasta mañana y gracias por los chocolates.
Regina le sonrió y se fue, corrió hasta el estacionamiento, entró a su auto.
Regina: lo logramos.
Daniel:¡ sí! Somos el mejor equipo de todos.
Chocaron sus manos, el auto entró en marcha.
Después de conducir por unos 15 minutos Daniel se detuvo en un edificio, entró y se los dio en mano propia a un importante auditor.
Daniel: aquí están.
Auditor: bien, mañana mismo empezare a estudiarlos.
Daniel: ¿Cómo cuánto tiempo va a tardar?
Auditor: tres o 4 semanas.
Daniel: es mucho tiempo.
Auditor: es un trabajo complicado, son varios años los que hay que estudiar minuciosamente, pero le prometo hacerlo lo más rápido que pueda.
Daniel: muchas gracias.
Los dos hombres estrecharon sus manos.
Daniel Regresò con su esposa al auto.
Por otro lado la sirvienta de Ximena llegó a un lugar poco transitado, y algo feo, era un barrio de muy mala calaña.
Hasta que apareces- dijo asustando a la pobre mujer que pegó un brinco-
Sirvienta: aquí esta lo que me pidió, eso si por poco y no puedo abrirla.
Ximena: pero si tenías la combinación- dijo mientras iba guardando en su bolsa-
Sirvienta: pos sí, pero yo no sé de esas cosas, por suerte el comandante me ayudó.
Ximena: ¿el comandante? -Dijo aterrada-
El comandante y sus acompañantes estaban muy cerca viendo a las dos mujeres.
Sirvienta: si, él fue a su casa.
Ximena: dime exactamente que te dijo.
Sirvienta: pues dijo que tenía una orden, revisaron toda su casa, cada rincón, abrió su caja fuerte, me dijo que le trajera las joyas y el dinero, como usted me pidió, es retebuena gente.
Ximena: ¡eres una estúpida! – dijo empujándola al suelo-
Sirvienta: pero señora, cumplí con lo que me ordeno, revise y verá que no falta nada.
Ximena: ¿acaso no te das cuenta que pudieron seguirte?. - dijo muy alterada-
Sirvienta: no, yo vine sola- dijo mientras se levantaba del suelo muy asustada-
Ximena: tengo que irme rápido de aquí, pásame los documentos que estaban en la caja fuerte- dijo mientras seguía metiendo cosas en su bolsa-
Sirvienta: ¿ los papeles?
Ximena: si. ¿ donde están?
Sirvienta: pos el comandante se quedó con ellos.
Ximena: ¡no puedo creer que seas una buena para nada! - se escucharon las sirenas-
Ximena guardo lo que le faltaba como pudo, dejando caer algunas joyas y dinero por su afán.
El comandante estaba cerca con refuerzos.
Ximena: esto es tu culpa, dijo al empujarla nuevamente, la mujer se dio un fuerte golpe en la cabeza.
Ximena: no me van a atrapar. - dijo al salir corriendo-
La policía se acercó a la sirvienta quien por el golpe estaba algo desorientada, uno de los hombres la ayudò a levantarse mientras el resto buscaba por los alrededores.
Comandante: ¡busquen cada rincón de este lugar!
Ximena corrió tanto como pudo, se alejó bastante de ese lugar, tomo un uber y regresò al hotel.
Regina y Daniel regresaron al departamento, su pequeña ya estaba esperándolos.
Esperanza: es una lástima que no vinieron a comer.
Regina: la verdad es que con lo del viaje teníamos mucho trabajo pendiente.
Esperanza: bueno, pues tu mama llamó hace rato para invitarnos a cenar.
Regina: que bien, de hecho, pensábamos ir a visitarlos para llevarles unos regalitos.
Miranda: ¿pero mañana si comeremos juntos?
Daniel: si princesa, hoy no pudimos porque teníamos un asunto muy importante por resolver y apenas nos daba el tiempo.
Esperanza: ¿quieren tomar un cafecito?
Regina: si por favor.
Daniel: si gracias.
Esperanza: bien, ya se los traigo.
Miranda: yo quiero probar el café.
Regina: no puedes.
Miranda: ¿por qué?
Regina: es algo que no deben tomar los niños.
Miranda. ¿Sabe feo?
Regina: no, es delicioso.
Miranda: ¿entonces?
Daniel: es que todavía estas muy chiquita para tomarlo.
Miranda: ¿me va a doler la barriga?
Daniel: es posible.
Esperanza regresò con dos tacitas de café.
Esperanza: aquí tienen.
Regina / Daniel: gracias.
Miranda: quiero probar, solo un poquito. ¿ si?
Regina: está bien, pero solo un sorbo.
Daniel: no creo que te guste.
Regina le pasò su taza a Miranda, la pequeña muy emocionada bebió un poco.
Regina, Daniel y Esperanza estaban a la expectativa de su reacción.
Cuando la niña trago su cara fue muy graciosa, por lo que todos se empezaron a reír.
Regina: ¿te gusto?
Miranda negó con su cabeza.
Miranda: sabe horrible.
Daniel: te dije que no era para niños.
Esperanza: voy a traerte un vasito de leche, mi niña.
Regina y Daniel le echaron azúcar a su café y se lo tomaron mientras no paraban de reír al ver su hija.
Comandante: ¿y? tuvieron suerte.
Policía: no señor, la mujer se escapó.
Comandante:¡ No puede ser! Estuvimos tan cerca.
Ximena llegó a su hotel furiosa.
Ximena: este dinero no va a ser suficiente para irme lejos de aquí.
Ximena recordó las palabras de Lucia.
Ximena: ¿Dónde deje esa tarjeta?
Cuando encontró la tarjeta de Lucia no dudò en llamarla.
Ximena: ¿Lucia? Soy Ximena, quisiera hablar contigo.
Cada vez màs cerca del final de esta historia...😙