Ximena se marchó, Lucia y Arturo se subieron a su auto.
Lucia agarró su teléfono y buscó en las noticias más recientes el escándalo de la constructora, entre las imágenes logró reconocer a Ximena.
Lucia: entonces es verdad, esta mujer es la que le ha hecho la vida de cuadritos a Regina.
Arturo: arranca de una vez, ya me quiero ir a mi casa.
Lucia: ya voy. - dijo guardando su teléfono-
Ximena regresó al hotel donde se escondía.
Ximena: ¿será verdad que esa mujer también odia a la Familia de Regina? Porque si es así una alianza con ella me vendría muy bien.
Regina y Daniel le leyeron un cuento a Miranda, esta se quedó dormida.
Daniel: voy a llamar a mi mamá. -le dijo a Regina mientras ella arropaba a la niña-
Regina: está bien.
Daniel habló un buen rato con su mamá, le contó sobre su viaje y el plan de la auditoria, pero charla se extendió tanto que cuando regreso a su habitación su esposa ya estaba dormida, la arropó, puso su libro en la mesa de noche, le dio un beso en la frente y se acostó a su lado.
Daniel: buenas noches mi amor.
Al día siguiente Ximena estaba muy impaciente, sus cuentas en el banco estaban congeladas y el efectivo que tenía en el momento no iba a durarle mucho tiempo.
Ximena: necesito dinero, con esto no voy a poder sobrevivir por mucho tiempo, tengo que echarle mano a mis joyas, es lo único que me queda.
Ximena tomó su celular y se citó con alguien en algún lugar cerca.
Regina y Daniel dejaron a su hija en el kínder, luego llegaron a la constructora, donde todos los empleados los saludaron muy emocionados, luego ella pidió al contador que fuera a su oficina en unos minutos.
Arturo despertó con un fuerte dolor de cabeza, y con mucha sed, agarró una jarra de jugo de naranja y bebió de allí.
Lucia entró a la cocina.
Lucia: al menos usa un vaso como todo el mundo.
Arturo: tengo mucha sed.
Lucia: ¿y cómo no? Si ayer te caías de borracho, tuviste suerte en que pudiera dar con tu paradero.
Arturo: ¿suerte? ¡me hubieras dejado ahí!
Lucia: por supuesto que no, pudieron robarte o lastimarte.
Arturo: mejor para ti.
Lucia: no digas estupideces, si no me importaras no habría ido a buscarte.
Arturo: la próxima vez, ni te molestes, yo puedo arreglármelas solo.
Lucia: ¡qué mal agradecido eres!
Arturo: no empieces con tus insultos que mi cabeza esta que explota.
Lucia: pues entonces tomate algo para la resaca y llama a tu trabajo porque ni loca te vuelvo a cubrir.
Arturo: después, cuando este dolor de cabeza se me pase, y no te daré gusto de perder ese trabajo.
Lucia salió de la cocina, luego de la casa, se subió a su auto y se marchó.
Regina y Daniel estaban en la oficina con el contador.
Contador: ¿necesita los libros de los últimos 6 años?
Regina: sí.
Contador: es que no se pueda dárselos, tengo que pedirle autorización a su padre.
Regina: él esta con mucho trabajo como para estar pendiente de esos permisos, además necesito esa información con suma urgencia.
Contador: no quiero problemas arquitecta.
Regina: no los tendrá, soy la hija del dueño de la constructora no una aparecida.
Daniel: mire, si llega a tener problemas que no creo dice que fue una orden de nosotros dos, así no será usted el responsable de lo que pueda pasar.
Contador: ¿y cómo para que necesitan esa información?
Regina: entre menos sepa mejor.
Daniel: es para un asunto muy importante, le repito nosotros nos haremos responsables de todo.
Regina: le prometo que no es para nada malo.
Contador: bueno, pues ustedes dos me parecen buenas personas, y no creo que tengan malas intenciones, voy a buscar en el archivo.
Regina: gracias.
Contador: permiso.
El hombre, aunque un poco nervioso salió de la oficina.
Daniel: es un hombre desconfiado.
Regina: es que solo mi papà tiene acceso a esa información.
Daniel: cómo su hija y mano derecha tienes la misma autoridad, ¿no crees?
Regina: no del todo, cuando quiero hacer algo por mi propia cuenta le pido autorización o mínimamente le aviso, según sea el caso, pero esta vez no puede ser posible.
Daniel: gracias por lo que haces, porque con esto te expones a tener algún problema con él.
Regina: necesitamos saber la verdad, y si eso llega a pasar, estoy segura de que valdrá la pena.
Los dos se sonrieron.
Arturo tomó un baño y desayuno, el rechazo de los papás de Regina le había dolido mucho, sabía que lo merecía, pero necesitaba verla, ofrecerle de nuevo una disculpa por todo el daño que le había hecho y ponerse a sus órdenes.
Arturo: quizás si voy a su departamento y pregunto cuando regresa de su viaje pueda verla. - pensó-
Ximena: ¿esto es todo lo que pudiste traer? - dijo al abrir una bolsa con joyas-
Sirvienta: pues eran las que estaban en su joyero, las demás usted me dijo que estaban en la caja fuerte y yo no sé dónde está y ni como abrirla.
Ximena: es verdad, te voy a pasar la combinación para que me saques el dinero que tengo allí y las otras joyas, pero si me doy cuenta de que te pasas de lista vas a tener serios problemas conmigo.
Sirvienta: no se preocupe señora, jamás la traicionaría.
Ximena: bien, te voy a anotar, necesito que esta misma noche me lo traigas.
Sirvienta: como usted diga.
Lucia fue a su trabajo, a cada rato tomaba su teléfono con la esperanza de que Ximena la llamara o al menos le dejara un mensaje, sabía que era la aliada que tanto estaba necesitando.
Lucia: debí pedirle su teléfono, ¿ahora como voy a dar con ella si no me llama?
Ximena esperaba ansiosa en el hotel que llegara la hora de encontrarse nuevamente con su empleada, mientras esta intentaba abrir la caja fuerte escuchó que llamaban a la puerta, se detuvo y fue a abrir.
Comandante: Buenas tardes, soy el comandante a cargo de la investigación contra la señora Ximena.
Sirvienta: mi patrona no está.
Comandante: lo sé, traigo una orden para registrar el lugar.
Sirvienta: pero es que...
Comandante: con permiso- dijo al entrar y hacerle señas a 3 de sus acompañantes-
La mujer estaba nerviosa, la hora del encuentro con Ximena estaba muy cerca y si no llegaba a tiempo sabía que podía tener problemas con ella, mientras su mente divagaba recordó que no había cerrado el escondite donde estaba la caja fuerte.
Sirviente: si seré bruta. Dijo colocándose sus manos sobre su cara-
Los policías registraron cada rincón de la casa, cuando la mujer entró al estudio se asustó al ver que uno de los policías había descubierto la caja fuerte.
Policía: señor, esto parece ser una caja fuerte.
Comandante: ábranla.
Sirvienta: ¡ No! a mi patrona no le gusta que agarren sus cosas sin permiso.
Comandante: le recuerdo que tengo una orden de registro y cualquier persona que quiera interferir se convierte de inmediato en cómplice, así que si usted sabe la combinación para abrirla le sugiero que la abra, porque allí deben estar muchos de las pruebas que estamos buscando.
Sirvienta: mire señor, yo no sé nada.
Policía: es evidente que cuando llegamos estaba por abrirla, seguro por ordenes de la señora.
Sirvienta: le juro que no se nada, mire por chichito lindo.
Comandante: entienda, que si su intención era llevarle todo esto a su patrona por que sus cuentas bancarias están congeladas, y seguro necesita el dinero usted se convierte automáticamente en cómplice y podrá ir a la cárcel.
La mujer estaba pálida, por lo que el comandante confirmo sus sospechas.
Comandante: ¿estoy en lo cierto?
Sirvienta: es que, pues mire, yo, yo no.
Comandante: si no colabora con nosotros será arrestada por cómplice.
Sirvienta: pero es que yo no he hecho nada, soy inocente.
Comandante: su nerviosismo me confirma que pensaba llevarle esto a su patrona, porque además de que la caja fuerte estaba a la vista, también esta esté maletín... eso quiere decir que sabe en donde se esconde.
Sirvienta: yo no quiero meterme en problemas.
Comandante: si habla le prometo que no le va a pasar nada.
Sirvienta: ¿está seguro?
Comandante: le doy mi palabra.
La mujer pasó saliva.
Sirvienta: es que hace mucho rato la señora me llamó y me pidió que le llevara un dinero y joyas que están en esa caja fuerte.
Comandante: ¿entonces tiene la combinación para abrirla?
Sirvienta: sí señor.
Comandante: ábrala por favor.
Sirvienta: es que no sé cómo, mire esta es la disque combinación- dijo entregándole un papel-
El comandante la leyó
Comandante: yo me encargo.
El hombre se acercó y en solo segundos logró abrirla, de allí sacó varios fajos de billetes, joyas y lo que más llamo su atención, unos documentos.
Comandante: estos se quedarán conmigo, lo demás lléveselo a su patrona.
Sirvienta: ¿de verdad? ¿Entonces dejaran de buscarla?
Comandante: así es.
La mujer empacó las joyas y el dinero en el maletín, la policía se fue.
Desde la patrulla y a unos pocos metros...
Policía: pero jefe, ¿la va a dejar ir así?
Comandante: claro que no, esa mujer nos llevarà con Ximena. - dijo con una sonrisa llena de satisfacción-