18 DE FEBRERO DE 2040
ORDEN MUNDIAL
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA
Había transcurrido una semana entera y no había señales de Camila por ninguna parte.
Mi padre había notado mis movimientos inquietos durante las reuniones y a su alrededor. Aquello hizo llamarme la atención.
-¿Qué ocurre contigo?
Puso delante de mí un vaso de vidrio con whisky. Lo rechacé sin siquiera mirarlo.
-Además, rechazas el alcohol.
Risueño se sentó sobre el escritorio en el borde. Tomó el vaso que me había brindado para sí mismo.
-Estás inquieta, tú jamás lo estás. ¿Se trata de la chica con la que cargabas contigo?
Le miré fijamente.
-¿Cómo lo sabes?
-Nada pasa en el mundo sin que yo sea notificado. Es una Cabello, heredera del bajo mundo, ¿qué haces metida con alguien como ella?
-¿Sabes del bajo mundo? ¿Por qué no haz hecho nada para atacar?
Él sonrío de mala manera.
-Nunca, Lauren, se puede tener a una sola persona como monarca. Yo tengo lo mío y Cabello tiene lo suyo. Estamos bien como estamos y nadie se mete con nadie.
Apreté los brazos del sofá donde estaba.
-¿Es ella la que te tiene así, hija?
Su cambio de tema fue rápido logrando sacarme de mis pensamientos. Debía saber más acerca de su relación con los Cabello.
-Tenemos un trato.
-¿Trato? ¿Eres tan tonta para creer en ella?
-¿Cómo podría decirte algo cuando ni tú eres capaz de contarme lo qué pasó entre tú y Alejandro Cabello?
Rió sin gracia. Se sentó correctamente sobre su silla.
-Te contó sobre nosotros.
-Tuvo mucho más agallas que tú.
-Escúchame bien, Lauren, esas personas no son de fiar.
-No sé en quién confiar cuando mi padre me oculta información importante.
-Te lo contaré en el momento adecuado.
-¿O sea, nunca?
Tomó una bocanada de aire fuertemente antes de buscar otro vaso de whisky.
-¿Por lo menos es razonable?
-¿Quién ella o el trato?
-Ambos.
-El trato es justo. Ella... Ella es buena.
-¿Buena?
-Mejor, cuéntame de cómo te enamoraste de mi progenitora.
Volvió a reír sin gracia y tomó el vaso completo de whisky.
-Mi mayor y más estúpido error que haya cometido en mi vida. Y mira que he cometido muchos.
-Solo cuéntame.
-¿Por qué quieres saberlo? ¿Acaso... Estás enamorada de ella?
-Eso..., eso no lo sé.
-Clara, tu madre, solo quiso tener protagonismo y casarse con alguien con mucho poder, como lo logró.
-¿Por eso siempre haz estado dolido con ella?
-La he olvidado hace mucho, Lauren.
Reí, me puse de pies, pero antes quise volver a hablar.
-¿Nunca haz mostrado algo de cariño hacia mí por parecerme a ella?
-¿Haz tenido mucho tiempo libre, no?
-Sí. Contesta.
-No. Te pareces a ella y es un recordatorio constate de mi pasado, pero no te he mostrado cariño porque así he querido. Mírate, eres lo que el mundo necesita.
Di media vuelta y tomé el pomo de la puerta.
-Pero no es lo que yo hubiera querido.
Sin más, salí.
Fuera, me esperaba Dinah en el auto. Como había predicho se reconcilió con Normani y el plan de la boda seguía en pies. Pensé que no me habrían querido aún como madrina, pero sí lo hicieron.
-¿Para qué fue?
Cuestionó, poniendo en marcha el auto.
-¿Tienes señales de ella?
-Sí, se comunicó a mi celular hace poco.
-¿Dónde está?
Tiró su celular sobre mí, allí había una ubicación.
-No me lo dijo con exactitud, pero logré rastrear la señal móvil. Está en Suecia, nuevamente.
-Manda un Jet.
-Ya lo hice, estará aquí a la medianoche.
Asentí y le devolví el celular.
No sé de qué manera había logrado encontrar el rastreador que había colocado sobre ella. Todo lo que le había entregado, tenía un rastreador. No era tonta y sabía que podía mentirme respecto al trato. Pensé que lo había hecho al ver todos los rastreadores desconectados y que haya desaparecido por tanto tiempo, pero parece que estaba equivocada.
Cuando el reloj marcó las doce de la medianoche, Dinah iba entrando con ella a la habitación. La pude ver con un vestuario gastado de algun tiempo y con rasguños en su rostro.
Mi cuerpo quiso conmoverse, pero se lo impedí. Tenía muchas respuestas que darme.
-Lauren...
No respondí, solo la vi acercarse hasta el punto de abrazarme. Miré a Dinah y hice que saliera del piso. Necesitaba estar a solas con ella, para lo que sea que pasara a continuación.
-¿Por qué desapareciste?
Alejé sus brazos de mi alrededor.
¿Cómo era capaz de acercarse después de tanto?
Pude ver el dolor en sus ojos marrones. Me vi en la necesidad de tragar con dureza para dejar pasar el nudo que allí se estaba formando.
-¿No te preocupas por como estuve?
-Pareces haberla pasado bien.
-Sigues siendo la misma idiota después de una semana.
-Y tú sigues sin responder a mis preguntas.
Se cruzó de brazos y quiso parecer que no respondería mis respuestas.
Me acerqué a ella a grandes pasos y la tomé por el cuello de su camiseta con fuerza, supe que le hice daño al escuchar un quejido, pero no afloje.
-Estoy harta de qué pienses pasarte mi título por donde sea, pero hoy no será así, Camila. Hoy responderás a mis preguntas a las buenas o a las malas.
La empujé hasta sentarla en el sofá más cercano. Cayó rebotando ligeramente y con un claro miedo en sus ojos.
-¿Qué te hizo desaparecer?
-Mi padre me despojó de todo, ¿cómo querías que me contactará? Me mantuvo encerrada cuatro días hasta que finalmente "desocupó su agenda".
-¿Qué más?
-No dijo nada que no supiera. Debía volver a quedarme para siempre bajos sus órdenes para tener el poder.
-¿Cuándo te lo pasaría?
-¿Estás pensando mandarme nuevamente con él? ¿Haz escuchado que me mantuvo cautiva durante cuatro días?
-Era obvio que no confiará en ti de inmediato, sería idiota si lo hiciera.
-Aún así fuiste capaz de mandarme.
Parecía haber recuperado un poco de valentía, pero aún seguía muy cohibida frente a mis ojos.
-Quería ver sus reacciones.
-¿Fui tu rata de laboratorio?
No respondí y caminé hasta la habitación donde estaría. Dormiría en el mismo piso que Dinah. Pude sentir sus pasos detrás de mí.
-Dúchate y ten un cambio de ropa.
Escuché la puerta cerrarse con fuerza, giré mis ojos. Sabía que estaría enojada conmigo por haberla tratado de esa manera, pero también sabía que era el único método de hacerla hablar.
Sus brazos me dieron media vuelta antes de tomar mi camisa entre sus manos y empujarme hasta lograr hacer contacto entre nuestros labios. Gruñí cuando sentí el duro golpe de nuestras bocas, pero no me negué.
Muy en el fondo, sabía, que había extrañado a su testarudez.
Sus manos se deslizaron a través de los botones de mi camisa y empezó a desabrocharlos con fuerza y rapidez. Intenté tocarla para detenerla, pero ella con un golpe me detuvo. Abrí mis ojos, ella aún no se separaba de mí y estaba muy concentrada en su tarea.
A la fuerza, logré alejarme de ella, pero no de sus manos.
-¿Qué haces?
Volví a intentar alejar sus manos, pero ya tenía parte de mi top a su vista. Su mirada estaba puesta en mí, era muy desafiante.
¿Qué se creía?
-¿No es obvio, Sra. Jauregui?
-No pienso hacerlo contigo, Camila.
Rió sin gracia y terminó de desabrochar mi camisa. Relamió sus labios al ver mi torso desnudo a su total disposición. Tragué grueso al ver sus ojos deseosos.
-Tendré que obligarte.
Y volvió a besarme con fuerza y ansias.
Bajo sus besos por mi mejilla y mandíbula hasta llegar a mi cuello y clavícula donde dejaba besos y mordidas marcándome.
-Camila, espera.
-Te he esperado durante mucho tiempo, Lauren.
-¿De qué hablas?
-Para ser mujer eres igual de idiota que cualquier hombre.
-¿Qué?
Tomó una bocanada de aire, alejándose de mi cuello.
-¿Siempre hablas cuando vas a tener sexo?
-No tendré sexo contigo.
-¿Sigues negándote?
-Eres menor...
-A la mierda mi edad, estoy muy segura de lo qué quiero hacer.
-Te arrepentirás.
Pellizco mi abdomen, me quejé mirándola mal.
-Haz que no sea así, entonces.
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Nota de la autora:
Puf, este dúo. Les rezo.
¿Qué esperan que haya hecho Camila fuera del cuidado de Lauren durante una semana?
Se vienen cositas en la historia que son interesantes.
Comenten qué les gusta y qué no les gusta. Sé que nada es color de oro.
No olviden votar.
Saluditos de mi parte <3
Sin más que decir,
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