8 DE FEBRERO DE 2040
ORDEN MUNDIAL
BUENOS AIRES, ARGENTINA
Uh, que mierda de malestar.
Me removí sobre la cama buscando un poco de la sábana, hacía frío y pensaba dormir un poco más.
-Debes despertar, Jauregui.
Abrí los ojos y me topé con una vista excepcional y de total admiración. Camila estaba frente a mí, mirándome con una sonrisa encantadora.
Intenté sonreír, pero no me sentía totalmente dispuesta ni siquiera para hacer ese gesto tan mundano.
-Dinah ha estado como una desquiciada durante toda la mañana.
Su voz me llegaba como un susurro. Un susurro muy excitante a decir verdad. Logré sonreír. Me volví a remover y fue en ese momento cuando sentí el contacto de la sábana con mi piel desnuda.
-¿Qué... Carajo?
Miré bajo la tela y pude ver mi piel expuesta. Avergonzada miré a Camila quien no quitaba la mirada de mi rostro.
-¿Tú...?
-Fue Dinah cuando llegamos. No tenía a quién más recurrir y tú habías quedado totalmente muerta.
Suspiré suavemente. Puse la tela hasta mi cuello y solo saqué mis manos para extenderlas y bajar la sábana de Camila.
-¿Tú te cubres, pero me intentas descubrir a mí?
Sonreí y negué.
-Solo quiero ver de quién es esa camisa que cargas.
-Vendían muchas en el centro comercial, me fue imposible no comprarme una.
-Si pasaras una noche conmigo, Camz, no deberías comprarte más camisas...
-¡Lauren Jauregui! Levanta ese culo de la cama y apresúrate que tu padre nos está esperando desde hace una hora en la reunión.
¡Mierda y más mierda!
Me senté sobre la cama sin soltar la sábana. La escuché reír detrás de mí y la miré.
-Ya te he visto desnuda, Jauregui. ¿De qué podrías avergonzarte?
-Más bien es qué tú podrías asustarte.
Entré al cuarto de baño sin mostrarme, suspiré y dejé caer la sábana. Había sido una tortura, tenía una erección dolorosa y gracias a haber despertado con Camila a mi lado.
Hice mi rutina lo más rápido que pude. Salí con el atuendo del día puesto, gracias a Dinah que lo había dejado preparado. Me topé con ella en la sala jugando con el control del auto, sonreí culpable.
-Comerás cuando salgamos.
Salió del piso con rapidez, estaba muy enojada. Camila salía de la cocina con una taza de café para ella misma. Sonreí un poco.
-Nos vemos en unas horas, ¿sí? No hagas nada de lo que podrías arrepentirte.
Salí del piso y cerré la puerta detrás de mí. Corrí hasta alcanzar a Dinah y después ambas subimos al auto, el cual era de ella.
Miraba por la ventana mientras Dinah manejaba a una velocidad alta. Sentí mi celular vibrar con un mensaje, para entretenerme lo revisé y noté que era Normani.
MANI
¿Qué le haz hecho a Dinah? No responde mis mensajes.
[11:27 A.M.]
¿Por qué razón pensaba que yo tendría la culpa? Su relación no tenía nada que ver conmigo y si Dinah se comportaba de esa manera con ella cuando discutía conmigo, ¿qué problemas tenía yo? Eran de ellas dos0000.
LAUREN
No tengo nada que ver con ustedes dos.
[11:30 A.M.]
Deje el celular sobre mi regazo. Vi el edificio donde estaría dándose la reunión, había poco tránsito por lo que supuse aún estaban todos dentro.
Con algo de suerte podría escabullirse dentro sin que mi padre se diera cuenta.
Para mi suerte, pasó. Todos las sillas estaban a espaldas de la puerta. Entrando en silencio logré situarme cerca de mi padre sin que muchos me vieran. Saqué una hoja y apunte las últimas cosas que escuché para parecer que si estuve presente toda la reunión.
Cuando todo acabó, aproximadamente una hora después, me acerqué a mi padre y despedimos a cada persona del gabinete argentino. No pude pasar desapercibida la mirada confusa de mi padre, solo le sonreí tranquila.
En la salida del edificio, dónde el toma su dirección y yo la mía, me detuvo.
-Tu compañía me dijo que tuviste un accidente, por eso no pudiste llegar a tiempo.
Intenté parecer que eso no me haya tomado por sorpresa. Aclaré mi garganta y asentí lentamente.
-Recuerda que debes mantenerte estable físicamente y mentalmente, ¿bien?
Volví a asentir. El golpeó mi hombro y paso por mi lado, yéndose. Seguí su cuerpo hasta que desapareció en un auto.
Tragué grueso.
Dinah me había salvado de esta y debía agradecerle. Me acerqué al auto donde ella me esperaba, parecía estar hablando con alguien por celular. Supuse que sería Normani, por lo que entré.
-No puedes hacer eso cada vez que...
-Lauren llegó, debo finalizar la llamada.
-Claro porque siempre es ella primero y yo después, ¿verdad?
Fruncí el ceño mirando a Dinah, tenía la llamada en altavoz, ni siquiera había logrado cerrar la puerta.
-Hablamos luego.
Sin más, acabó la discusión. Ella no me miró, abrochó su cinturón y puso en marcha el auto en cuanto cerré la puerta.
-Gracias por haber hablado con mi padre antes.
-Me debes una.
-Lo sé, pídeme lo que quieras cuándo deseas.
Esta fue la conversación más corta y incómoda que tuve con Dinah. Pude suponer que su enojo hacia mí y la reciente y evidente discusión con su prometida, la tenía de muy mal humor.
Preferí callar y dejarla que se estabilizará sola. Como siempre pedía hacerlo cuando intenté ayudarle.
En la piso Camila nos recibió con algo para almorzar. Dinah pasó directo a su habitación y se encerró allí.
-¿Qué le pasó?
-Discutió con Normani por mi culpa.
Respondí dejando mis cosas sobre la mesita de la sala para sentarme en la barra donde ella se encontraba.
-¿Qué tienes tú que ver allí?
-Dice que siempre soy yo primero y luego ella.
-¿Está celosa? ¿De ti?
Pude distinguir su voz burlona, además tenía una sonrisa mientras ponía el plato frente a mí. Le miré desafiante, pero recibí el platillo.
-¿Qué es esto?
-¿Sinceramente? No lo sé, solo busqué una receta en Internet y salió esto.
-¿Y dices que me lo coma sin ser probado antes?
Asiente sin mucha preocupación.
-Si te pasa algo a ti, me pasará a mí.
-Solo hay un cuarto de baño en la habitación.
Rió y empezó a comer. Le seguí. Mire la comida frente a mí y me sorprendí. Sabía muy bien para cómo lucia.
-¡Viste, está buenísimo!
-Supongo que no te quedó tan mal...
Hizo mala cara antes de seguir comiendo. Minutos después ambas habíamos terminado de comer y estábamos totalmente saciadas.
-Te toca limpiar todo.
Murmuró mirándome. Elevé la mirada de mis pantalones para verla.
-¿Qué?
-¿Qué de qué? ¿No escuchas bien?
Suspiré y me llene de paz.
-Eres muy infantil a veces.
Le digo inclinándome sobre la mesa.
-Tengo diecisiete, ¿qué te puedo decir?
-No me lo recuerdes.
Me puse de pies y tomé todo para ponerlo en el fregadero. Ella rió detrás de mí.
-¿Aún sigues pensando en qué casi te follas a una menor?
-No quisieras pasar tu primera vez con una persona como yo, Camila.
Ella se apoyó justo al lado de mí, donde estaba fregando.
-¿Por qué no?
-Te habría olvidado en segundos, como a las demás.
-¿Y?
-Escucha, conozco a las mujeres con coño como sistema reproductor y ellas piensan que con quién tienen su primera vez es la persona con quién pasarán su vida de monogamía.
-Sin embargo, tú te metes con muchas vírgenes.
-Porque ellas así lo desean y están conscientes de su decisión. A ti, te ofrecieron como un postre.
-Pero, te conocía.
Sonreí de medio lado.
-Apenas lo hacías por Internet. Nada de lo que sale allí es cierto, Camila.
-¿Cómo qué no? La receta quedó estupenda.
Le miré y negué.
-¿Siempre tienes una respuesta para todo?
-No me cambies de tema, Jauregui.
-No lo hago.
-Quiero que seas mi primera vez, Lauren.
Apreté con fuerza la esponja y el vaso que tenía entre mis manos.
¿Cómo pensaba decir eso y qué no reaccionara?
-Tenemos un trato, Camila. Tú obtienes lo que quieras de mí y yo obtengo información de tu familia. Pero, no pienso tomar tu virginidad porque no quiero que pienses cosas que no son junto a mí.
-¿Tienes miedo a qué me enamoré de ti?
Tengo miedo de lo que yo estoy sintiendo contigo, justo ahora.
-Solo... Solo no quiero que te arrepientas cuando nuestro trato acabe.
-¿Arrepentirme?
-De darme tu virginidad en cambio de dárselo a tu pareja de por vida.
-No lo haré...
-Escucha...
Detuve la presión de agua y con manos llenas de jabón le hable.
-Fui obligada a perder mi virginidad con doce años de edad, siempre me he arrepentido de hacerlo con una desconocida a no haberlo hecho con quién yo hubiera querido. Si en mis manos está evitarlo en otras personas, lo haré.
Seguí lavando las vajillas como si nada. Había confesado algo muy profundo de mi vida, pero debía entender porqué temía que se acostara conmigo a su tan corta edad.
-¿Doce años? ¿Quién te hizo eso?
-Para ser una verdadera Jauregui, debía hacerlo. Todos mis antepasados lo hicieron, no podía ser la excepción.
-Lauren...
-¡Normani ha roto conmigo!
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Nota de la autora:
Mi Lauren...
Pequeños detalles de nuestra líder mundial están saliendo a la luz. Cada vez conoceremos más de ellas.
¿Qué tal piensan de lo que se ha estado dando hasta ahora?
Pueden comentar con libertad.
No olviden dejar su votación.
Sin más que añadir,
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