AL DÍA SIGUIENTE, después de que Athena hubiera pasado la mayor parte de la mañana convenciendo a Sam para que viniera al entrenamiento/práctica de batalla que los Vampiros habían planeado. Pensó que sería una buena idea, para que pudieran obtener la información necesaria sobre los recién nacidos que ella simplemente no sabía de Jasper, así que después de preguntar si eso estaría bien, extendió la invitación. Tomó mucho convencimiento, grandes cantidades de convencimiento en realidad, pero cuando terminó su cuarto discurso persuasivo, Sam estaba lo suficientemente convencida como para que la manada viniera.
Athena condujo a los lobos a regañadientes al lugar decidido para la práctica, eligiendo ignorar todas las otras llamadas de preocupación y en su lugar escuchar el hilarante monólogo interior de Embry sobre algo que le había sucedido en el bosque antes. Involucraba un arbusto espinoso y un par de pinzas, la hizo reír aún más cuando notó la leve ligereza de una de sus patas. Primero caminó sobre la colina, entrando en la colección de vampiros y la vista de Bella mientras los lobos la seguían lentamente. –No confían lo suficiente como para estar en su forma humana–, explicó mientras saltaba sobre el tronco al pie de la colina.
–Vinieron, eso es lo que importa–, respondió Carlise mientras caminaba hacia adelante para encontrarse con los lobos. Rápidamente se movió para pararse junto a Jasper, entrelazando su mano con la de él al notar la tensión que causaba que se formaran pequeñas líneas en su frente. –Bienvenidos... Jasper tiene experiencia con neófitos. Él nos enseñará cómo derrotarlos–, continuó Carlisle, sonriendo a los lobos como si no fueran su enemigo natural. Athena ya le había explicado esas cosas, junto con cómo los recién nacidos se diferenciaban de ella a pedido de Embry, por lo que las preguntas de los lobos ya estaban respondidas. Con un suave apretón de su mano, Jasper caminó hacia Carlisle, sin signos de una sonrisa en su rostro. Esto era, por supuesto, un asunto muy serio. Vida o muerte en realidad.
–Ahora, las dos cosas más importantes para recordar son, primero: nunca dejes que te rodeen con sus brazos. Te aplastarán instantáneamente. Y segundo: nunca vayas por el asesinato obvio. Ellos estarán esperando eso y perderán–. Jasper habló lentamente, agregando tal énfasis a sus palabras que compró aún más miedo en los que ya lo sentían. Pero, de nuevo, ese era el efecto deseado, alarmismo pero por una razón perfectamente buena.
–Él es intenso–, el pensamiento de Embry hizo eco en su mente, alejándola de la intensa mirada a Jasper. No sabía qué era, pero hoy se veía particularmente hermoso, tal vez fue la iluminación o algo así, pero se encontró incapaz de mirar en ninguna dirección que no fuera la de él.
Athena asintió, sin darse cuenta realmente de lo que estaba aceptando mientras observaba cómo comenzaba la primera pelea entre Jasper y Emmett. Luego, una vez que sus palabras se asimilaron, ella se alejó de la pelea y lo miró fijamente con los ojos entrecerrados. –¿En el buen sentido o en el mal?– preguntó ella, inundando las palabras a través de su mente para no perturbar los tejemanejes a su alrededor.
Escuchó los muchos pensamientos que pasaban por su cabeza, tratando de descifrar si era algo bueno o malo. Parecía que a medida que pasaba el tiempo, él solo se confundió más y ella tuvo que tratar desesperadamente de no reírse. –No lo sé–, respondió él con un suspiro exasperado que solo aumentó su necesidad de reír. En cuestión de segundos, la risa se escapó de sus labios, saliendo en risitas silenciosas que escondió detrás de la manga de su suéter. No funcionó. Sin embargo, con los vampiros, cada uno de ellos se volvió para mirar en su dirección con pura confusión escrita en sus rostros mientras ella trataba de controlar su risa. En este punto, Embry también se rió, en su mente, y solo aumentó el dolor. en su estómago Ni siquiera sabía qué era tan divertido pero no podía controlarse.
–Nunca pierdas el enfoque–, la voz de Jasper resonó en sus oídos mientras fruncía el ceño a Emmett, quien había sido arrojado al suelo unos segundos antes. Él la miró y sonrió al ver cómo el consejo también se aplicaba a ella en ese momento. A partir de ahí, Athena dejó la cabeza de Embry (definitivamente no porque se estuviera burlando de ella o algo así) y prestó toda su atención cuando Eddie y Carlisle comenzaron su pelea.
Edward sonrió con aire de suficiencia al pensar que había ganado contra Carlisle. –Nunca le des la espalda a tu enemigo–, suspiró Jasper, dejando que su enfado se mostrará claramente cuando Carlisle se acercó sigilosamente a Edward y lo tiró al suelo. Athena sonrió ante ese final, encontrando muy entretenido ver el cambio de expresión de Edward.
Athena se acercó al suelo dedicada a luchar con una sonrisa en el rostro, emocionada por lo que estaba por venir. Luna recogió sus rizos en un moño desordenado mientras se miraban cara a cara, fingiendo rostros de pura ira mientras se miraban. Como se sospechaba, su pelea comenzó como una situación más de broma con Luna riéndose mientras Athena esquivaba sus intentos de golpe y viceversa. Solo cuando Athena finalmente impactó, los niveles de ira y competitividad en Luna aumentaron a niveles incómodos. Se lanzaron uno contra el otro, girando para salir del camino del otro y tratando desesperadamente de que el otro cayera al suelo. Athena se detuvo cuando Luan corrió hacia ella, ahondando en su mente y creando un escenario que sabía que la detendría de inmediato. Un pub irlandés tradicional que olía mucho a cerveza y cigarrillos. La imagen parpadeante solo duró unos segundos, pero cuando Luna volvió a la realidad, Athena la había tirado al suelo y sonreía con aire de suficiencia sobre ella.
–Eso no es justo– refunfuñó Luna cuando Athena le ofreció una mano para ayudarla a levantarse, una que ella no tomó.
–Nunca hubo una regla contra el uso de dones–, se encogió de hombros, tratando de no reírse como lo estaba haciendo Jasper tan discretamente. Athena estaba a punto de regresar a la roca desde la que había estado observando cuando él se acercó a la 'arena' como Embry había comenzado a llamarla. Se dio la vuelta y sonrió, sintiéndose extrañamente más emocionada por esta batalla que las que había visto antes.
–Sin dones–, advirtió mientras ella caminaba hacia ella, con la mirada fija en sus ojos.
–Claro, Whitlock–, se rió entre dientes y adoptó una postura de pelea en broma, lista para atacar por su movimiento repentino. El movimiento se produjo, pero ella ya se había apartado del camino, sonriendo mientras él agarraba nada en lugar de su brazo. El intento de agarrarla Ocurrió de nuevo y ella lo esquivó por segunda vez, nada del destello de competitividad detrás de sus ojos. Esta vez se abalanzó sobre ella, tratando de envolver sus brazos alrededor de sus hombros para que no pudiera moverse. Pero Athena se apartó del camino y aterrizó de pie a escasos centímetros detrás de él cuando él se dio la vuelta con el ceño profundamente fruncido, ella se rió entre dientes y esta vez no se movió ante su ataque, formando un plan mientras él sonreía con aire de suficiencia con las manos en sus brazos. Ella suavizó la mirada, luciendo derrotada lo que desencadenó una reacción en cadena en él. Se inclinó hacia adelante, tomando suavemente su barbilla entre sus dedos para poder levantar su cabeza cuando sus labios se encontraran. En cambio, Athena se apartó del camino y desapareció en la línea de árboles esperando unos segundos de que él mirara a su alrededor antes de mirar en dirección opuesta a ella. Salió corriendo de detrás de los árboles y se deslizó por el suelo, pasando sus piernas por las de él y retorciéndose para que él cayera al suelo en una maraña de miembros. Ella se puso de pie justo cuando él golpeó el suelo. –Pensé que habías dicho que nunca perdiera el enfoque–, se rió entre dientes cuando él se dio la vuelta, mirándola mientras él se reía suavemente. Esta vez, su brazo extendido para ayudarlo a levantarse fue aceptado y no se sintió tan mal por ganar la pelea como hacía antes. Ella sonrió cuando Jasper tomó un gran pedazo de escombros del suelo de su cabello, sonriendo con orgullo y algo asombrado.
Athena abandonó la sesión de entrenamiento momentos después de eso, porque necesitaba ir a encontrarse con Eric por algo que habían planeado semanas atrás. Era solo un viaje a la ciudad ya que él necesitaba ir y en este clima, ella no lo dejaría viajar fuera de la protección de los lobos solo. Así que ella fue con él, de buena gana, absorbiendo todo el tiempo que pudo con él antes de que él huyera a la universidad que finalmente decidiera, habiendo tenido múltiples ofertas e incluso algunas becas. Él bromeó diciendo que todo se debió a su ayuda con Química y todas las demás materias, pero ella sabía que eso era falso y se lo recordaba todo el tiempo.
Mientras conducía, pensó en todas las peores cosas que podrían surgir de esta inminente batalla y deseó que cualquier ser de otro mundo no se hiciera realidad. No sabía cómo viviría consigo misma si lo hicieran.
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