6 - Imbécil

1.7K 144 0
                                    

ATHENA ENTRÓ en la escuela con un libro nuevo y un álbum recién lanzado sonando en sus oídos. Ella había conducido ese día, dado el aguacero (que se aclaró casi tan pronto como encendió el auto). Trató de evitar conducir todo lo que pudo, dado el daño que había causado en el planeta y lo incómodo que se sentía al conducir. Además, si la detuvieron, no tenía licencia. Ese tipo de documentos legales eran difíciles de conseguir y requerían mucho esfuerzo que ella no sentía que fuera tan importante. Si la detuvieran, podría 'persuadirlos' de que no lo hicieran, como la otra vez que la arrestaron injustamente. Caminó hacia su primera clase, sin prestar mucha atención hasta que tuvo que esquivar a otro estudiante que venía en la misma dirección que ella caminaba. El rápido movimiento había roto su atención, así que miró hacia arriba y encontró a Alice, Luna y Jasper hablando en medio del pasillo. Sus ojos se abrieron cuando notó a Edward, parado allí como si no se hubiera ido en días. Justo cuando Alice se volvió para mirarla, Athena entró en su salón de clases y se sentó en la parte de atrás como de costumbre. Ella solo guardó su libro esa lección porque estaban haciendo una práctica en química y nunca se volvieron aburridos, especialmente cuando Eric casi se derramó un químico tóxico sobre sí mismo; logró atraparlo antes.

Después de lavarse bien las manos en el baño para deshacerse del olor químico que tanto detestaba, Athena llegó tarde a la historia, pero usó cierto truco para asegurarse de que nadie más que Jasper se diera cuenta. Ninguna cabeza aparte de la de él se giró mientras ella aceleraba a través de la habitación, tomando asiento y actuando como si siempre hubiera estado allí. Hacia el final de la lección, la curiosidad se apoderó de ella. -No me dijiste que Edward había vuelto-, susurró, moviendo la cabeza para quedar detrás de la chica frente a ella con la esperanza de que la maestra no viera sus labios moverse. Athena siempre tuvo la regla de hablar a la velocidad humana cuando estaba en presencia de mortales, en caso de que uno de ellos accidentalmente captará una palabra (lo creas o no, ya había sucedido antes).

-Llegó esta mañana, ¿se suponía que debía correr a tu casa y entregar el mensaje?- susurró de vuelta, luchando contra la sonrisa que mostraba claramente su diversión.

-Sí, se supone-, bromeó, riendo para sí misma mientras pasaba a la página del libro de texto que él tenía abierto. La lluvia comenzó a martillar contra las ventanas nuevamente, creando corrientes por las ventanas que bloquearon parte de la charla de la maestra de su mente.

-No soy una paloma mensajera-, medio sonrió, girando la cabeza en ángulo para mirarla. La mirada de Jasper revoloteó hacia abajo, tratando de atrapar su mirada y bajando a su pierna, que hizo saltar como si estuviera nerviosa. Se preguntó si era algo humano falso o si ella realmente estaba nerviosa, para estar seguro en ambas apuestas, hizo que el aire a su alrededor fuera más relajante y frío. Athena sonrió suavemente, dejando que sus hombros se relajaran mientras la repentina calma se apoderaba de sus pensamientos. Le encantaba el cambio de pensamientos inquietantes y arremolinados a pensamientos tranquilos. Él sonrió suavemente cuando su pie se detuvo.

-¿Sabes lo que también funciona? Teléfonos. Mágico, lo sé- fingió jadear, finalmente girando la cabeza para mirarlo con una sonrisa divertida en los labios. Sus ojos se posaron en la lluvia por solo un segundo, observando cómo dos gotas corrían por el vidrio y luego volvían a ella cuando la de la derecha llegaba primero al fondo.

-No tengo tu número.

-Alice lo tiene, podrías habérselo preguntado-, se encogió de hombros, mirando hacia la pizarra mientras fingía prestar atención.

Jasper levantó una ceja, -¿Le diste tu número a Alice y no a mí?

-¡Ella preguntó!- Athena se rió, luchando por amortiguar el sonido con la manga de su jersey. Se las arregló para girar una o dos cabezas humanas, pero afortunadamente la maestra estaba demasiado ocupada recitando mentiras completas sobre la Inglaterra del siglo XIX. Dios, lo que daría ella por decirle que estaba equivocado.

WRITER IN THE DARK • JASPER HALE - TRADUCCIÓNUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum