DANDELION !
Mi labio templó al oír como Shoupe nos echaba de su oficina. Agarré la mano de JJ, sabría que si lo hacia tal vez dejaría de atacarlo de forma verbal.
Kie fue la primera en salir, yo fui la última.
—No hay razón para que no la analices, la trajimos...—comencé a decir, pero me interrumpió.
—Ve con ellos, Dandelion.
—Shoupe...
—Ve con tus amigos.
Relamí mis labios y asentí.
—O—
Pope y Kie se fueron juntos.
Suspiré bajo la ducha, aún siento que huelo a mierda.
-¿JJ?
-¿Mmh?
-Nada. Sólo quería saber sí aún estabas aquí-expliqué. No dijo nada-. ¿Me darías una toalla? Por favor.
Corrí la cortina y él me extendió una toalla, no me miraba, sólo veía un punto fijo en cerca de puerta. Fruncí mis labios, creo que quiere irse.
Agarré la toalla y sequé un poco las puntas de mi cabello para después enrollar mi cuerpo con ella.
Salí de la ducha, no quitaba sus ojos de esa parte de la habitación.
Me sequé un poco más y salí del baño para ir tras mi pijama.
Él no se movía aún.
Después de vestirme, volví a llevar la toalla a mi cabello y secar un poco más.
—Tengo hambre...—murmuré, desvió su vista hasta mí y eso me hizo sonreír, me aproximé a la puerta, pero él negó.
—Primero debes secarte el cabello—dijo. Fruncí el ceño divertida, se acercó a mí y tiró de mi muñeca devuelta al baño. Metió su mano al bolsillo y me dio la mitad de una barra de chocolate—. Comételo, me comí la mitad hace un rato, ya no quiero más—sé que miente, es su favorito, asentí extrañada—. ¿Dónde está el secador?—preguntó en voz baja, como hablando consigo mismo. Se agachó y abrió el mueble debajo del lavamanos, y lo encontró. Lo conectó a la corriente—. Y bueno, cómo te decía, si no te lo secas y te vas a dormir con el cabello mojado; te enfermarás.
—Oh, ¿en serio?—pregunté interesada, mordí el chocolate y el encendió el aparato.
—Sip. Es en serio, Dandelion—respondió.
Wow, siento que sacaré mejor nota que Pope.
Sunn lo ha hecho demasiado fácil, dejo mi lápiz a un lado y miro a mi amigo.
Carajo. Mierda.
Se me ve afligido. Si él está así, ay, me irá peor.
Un hombre entra y pide hablar con mi amigo.
Giro mi cabeza y JJ me está mirando, alza sus cejas y me encojo de hombros. Señala con su lápiz su examen y levanta cinco dedos de su mano derecha, le hago una cara de afligida y niego con la cabeza.
Pateo ligeramente la silla de Kie, gira un poco y levanto cinco dedos, vuelve a ver su hoja y después de unos segundos se vuelve a girar y hace una C con su mano, le hago a saber a JJ cual es la respuesta, asiente y veo que mueve su lápiz. Miro mi examen, al menos esa la tengo buena.
Pope entra, le sonrío, pero mi sonrisa cae al ver su rostro, se veía sorprendido y su cara parecía la misma que le hice a Maybank cuando preguntó sobre algo del examen.
—¿Qué fue eso?—le preguntó Kie. Él sólo se giró y mostró un sobre—. ¿Es el símbolo del trigo?
—Sí.
—¿Qué cara---?—murmuro, para mi sorpresa JJ decía lo mismo, el Sr, Sunn se giró hacia nosotros.
—Caramelo. Caramelo—dijo completando lo que queríamos decir.
Cuando Sunn se volvió a girar a la pizarra, extendí mi mano hacia atrás para que la chocara y lo hizo.
El timbre sonó y Pope se paró y salió rápido, entregamos nuestros exámenes y lo seguimos.
—¿A qué estamos jugando?—preguntó JJ después de pasar el detector de metales de la biblioteca.
—No lo sé.
Me acerqué a Conccetta, la bibliotecaria, calló a mis amigos y me apoyé en su escritorio.
—Hola, Connie. ¿Cómo te fue en tu cita de ayer con el Sr. Sunn?—pregunté. Extendí mi brazo y saqué un dulce de uno de sus frascos junto al teclado—. Los vi salir juntos—comenté. Y me eché a la boca el dulce, tenía como un saber chocolate y manjar. Rodó los ojos.
—Soy Mrs. Ross, te lo recuerdo. Y él...—pareció quedarse en blanco mirando hacia la nada y sonrió. Él está soltero y ella igual, me parece una buena idea que ellos sean pareja. Además Sunn parece un buen hombre, fue a la escuela con mi tío Austin y siempre me habló bien de él, como tenía un viejo amigo que trabajaba en la escuela ahora y cómo se ayudaron mutuamente en la secundaria—. Él no está interesado en mí, como tu dices en realidad—suspiró.
Fruncí el ceño. Iba a contradecirla, pero alguien me tocó el hombro y me guió hasta los chicos, alcé mi mano en forma de despedida.
—¿Qué pasa?—pregunté cansada—. Estaba siendo cupido allá. ¿Sabían que Connie y Sunn tienen una química radiante?... Uh, no les interesa, cierto. ¿Qué pasa?
Pope le entregó la carta a JJ, pero él frunció el ceño.
—No sé leer cursiva—murmuró casi avergonzado. Le quité el papel.
—"Querido señor Heyward, me comunico porque tengo pruebas que podrían exonerar a John B. Routledge—dejé de leer y miré a Pope, se movía de un lado para otro—. Es de vital importancia que venga a verme en persona, está noche en la calle King 27, Charleston a las 8:00pm, en punto.
Por favor, ven solo. C. Limbrey."
—Tardaría ocho horas en auto y ferry.
—Podría limpiar el nombre de John B.
—Mierda, vamos a Charleston.
Frunzo el ceño.
Tecleo el apellido Limbrey, es que me parece haberlo leído alguna vez.
—Creo que tiene que ver con el Capitán del Royal Merchant—comenté, señalé la pantalla.
—o—
Asentí. JJ tenía razón, parece que se lo están tomando bien.
—¿Cómo conseguiste la camioneta?—pregunté. Siempre me gustó. Pasé mis manos por el tablero.
—Eso iba a preguntar, sabemos que no te la prestan.
—Abrí la válvula de admisión del carburador. Y empezó a fallar—explicó, giré mi cuerpo y mi miré divertida a JJ.
—Ahora la llevaras a la casa de tu primo y él la arreglará, y pasarás ahí la noche—continuó JJ, me guiñó un ojo—. Creo que te estoy contagiando. Mentir a tu padre y robarle la camioneta.
—Me suena familiar—susurré. Me volví a girar hacia el frente.
Mi moreno amigo se giró y lo miró con el ceño fruncido, sonreí levemente divertida.
—Es un tema delicado. Lo siento.
—Tenemos 18 horas para devolverla antes de que se vuelva loco.
—No te preocupes, mientras la devolvamos antes, estaremos bien—dije restándole importancia al asunto.
Mamá Carrera gritó algo sobre un internado. Hice una mueca. ¿Habrá hablado con mi abuela sobre esto antes del accidente? Porque suena como si fuera su idea.
—¡No son mi gente!—gritó Kie. Alcé mi puño.
Me bajé junto a JJ y mantuvo abierta la puerta. Les sonreí a los padres de Kie.
—¡Mira tu vida ahora! ¡Mira tu vida!—gritó su padre esta vez.
—¡Un gusto, señor y señora Carrera!—saludó y alzó su mano mientras sonreía de labios.
—Hola, señora, señor. Prometo traerla a una hora razonable y a salvo—habló Pope esta vez.
—¿Que haces?—preguntó entre dientes Kiara. Hice una mueca disimuladamente.
Me turno de intervenir, di un paso al frente y me apoyé un poco de la puerta.
—Hola, mamá y papá Carrera—me decidí por comenzar, suavizaron sus expresiones—, ay, los quiero—murmuré, me acerqué y los abracé—. No griten, lo sé, nos sacará canas verdes. Pero es una adolescente.
—La cuidarás—dijo la madre de mi amiga, me miró a los ojos, pero parecía una pregunta, asentí.
—Dani, vuelvan temprano.
Les sonreí y asentí.
—¡Kiara! ¿Sabes que? ¡Si quieres ir--- !
Negué con la cabeza y le hice una seña para que bajara un poco el volumen.
—Si quieres ir, ve. Pero debes volver a una hora razonable.
Me miró y asentí.
—Tenemos que conversar sobre Kiara—les dije, les volví a decir que los quiero y di media vuelta.
Bajé de forma rápida las escaleras y me subí a la camioneta, Kie quedó entremedio de Pope y JJ y yo.
—¿Cómo es que los padres te adoran? Heyward, los Carreras...
—¿De qué hablaron?—preguntó mi amiga.
Me encogí de hombros.
—Nada importante, pero quedamos en seguir hablando, nos juntaremos y hablaremos sobre tu ida a un internado. No te preocupes. Los convenceré.