Harumi se trago sus lágrimas mientras abrazaba a Naruto, él sí estaba llorando.
—No te preocupes, Naruto-kun, volveré.
Pasó a abrazar a Sakura, ella fingió que no estaba al borde del llanto.
—Cuídate —susurro la ojiverde.
—Tu también, Sakura-chan...
Y llegó a Sai, lo abrazó con fuerza y él a ella.
—Aún puedes quedarte ¿No podemos simplemente sacar esas flores de contrabando como antes? —murmuró el azabache.
Harumi soltó una leve risilla, habían escuchado de Kakashi que esas plantas usualmente Konoha las robaba, pero ahora ya no era posible.
—Lo siento... — acarició la mejilla del chico antes de alejarse de él, pero tomándola por sorpresa, la besó de manera rápida.
—Asegúrate de volver.
—Por favor, visitenme cuando les sea posible —pidió la peliblanca sonriendo suavemente.
—Lo haremos.
—Vámonos ya, Aki-sama, tenemos que salir de aquí antes de que amanezca —musito Tadashi.
La aludida asintió, lentamente se alejó de Sai.
—Hasta pronto...