Before we fall; n.h.

By galesbrenhines

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Lo nuestro no fue amor a primera vista, jamas hubiera imaginado en que nos convertiriamos. Precuela de I cou... More

PrΓ³logo
Cast
Nice to meet ya
On my own
Everywhere
Dancing in the moonlight
Small talk
San francisco
New angel
Cross your mind
No judgement
On the loose
I could fall in love
So long
Seeing blind
Heartbreak weather
Dress
Fire away
The tide
Dear patience
You and me
Slow hands
Put a little love on me

Champange lovers

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By galesbrenhines

"'Cause you got a hold of me, baby, enough to pull me back in deep."

Abril 2018 

Han sido dos semanas de mierda, aquella noche Amelia se fue a casa de Julia y para la tarde siguiente yo tomé un vuelo para retomar la gira así que no hablamos, no contestó mis llamadas ni mis mensajes y no tuve el valor de ir a casa de su amiga para buscar que regresara a mi lado.

Habíamos intercambiado un par de mensajes cuando a mitad de la primera semana me aviso que estaba buscando departamento y se iría lo más pronto que le fuera posible, mi corazón se quebró y le llame tantas veces que perdí la noción hasta que me rendí y le conteste diciendo que no se preocupara y que si quería hacerlo lo hiciera regresando del viaje, al menos eso me daría tiempo de arreglar las cosas.

Mi humor era tan insoportable que Tara me hablaba para lo esencial pero cada vez me miraba como si quisiera matarme, seguramente lo sabía todo.

—Te vez estresado —Lucía apareció de algún lugar, ni siquiera me inmute, mis manos tomaban mi cabeza y mis ojos estaban cerrados hacia el piso—. Déjame ayudarte.

No tuve tiempo de negarme, sus manos ya estaban en mis hombros haciendo un masaje, me tensé.

—No es necesario, gracias —tire mi cuerpo al frente haciendo que me soltara, pero sus manos ya estaban de nuevo en mis hombros y me jalo contra el sillón.

—Tranquilo —murmuró, tenía más valor para pasar el límite que muchos en el staff porque eran amiga de la hija de alguien, algo así me dijo Tara.

—Lucía, ve a buscar el cambio de ropa —Tara apareció, le dio una dura mirada y después a mí, suspiré de alivio cuando me soltó.

Vi salir a la chica y Tara me dio un golpe en el hombro.

—¡Oye! —me queje.

—Deja de hacerte el tonto —en la mesa frente a mi coloco algunas bolsas y saco lo que había en el interior.

—¿Disculpa?

—¿Estas listo para regresar a Londres? —cambio el tema y me di cuenta de que ella realmente sabia todo lo que paso.

—No —admití y era una tontería no decir lo que realmente sentía—. Tengo miedo de llegar y que ya no esté, se supone que haríamos este viaje para conocer a su familia, ir a su graduación...

—¿Iras? —me miro con cautela.

—Si, incluso si ella ya no está, iré, no voy a dejarla ir tan fácil —admití y una suave sonrisa se formó en su rostro.

Estos últimos días había sido un caos para mi mente, la idea de quedarme en Londres los días que viajaría con ella fue una opción, pero quería arreglar lo que paso, quera estar ahí con ella y no me importaba si tenía que cruzar el océano por su perdón.

Llegue a Londres la noche antes del día que tenía previsto llegar, solo en caso de que quisiera irse antes de que llegara.

Entre por las puertas principales de la recepción, saludando al personal y con mi corazón latiendo a todo lo que daba.

—Oh, mire que coincidencia, la señorita Amelia está llegando —aprete la mandíbula al verla bajar un auto, el chico salió al mismo tiempo que ella y la detuvo en la acera.

—Si... —murmure mirando aquella escena—. No le digas que he llegado, es una sorpresa —le di la mejor gran sonrisa que pude y me dirigí al ascensor.

Los celos surgieron, ese no era Oliver y no supe si eso aumentó o disminuyó el coraje que sentía. Entre al departamento y me apresure a dejar mis maletas en la habitación, no pude contenerme y revise el armario sintiendo alivio al ver sus cosas dentro.

Camine a la sala donde tendría una completa vista de cuando ella llegara. Mi atención se centró en el sonido de la puerta a punto de abrirse, tardó tres minutos en subir.

—Oh por Dios —dio un pequeño salto al verme, se llevó la mano contra el pecho y me acerque a ella.

—Amelia —la sorpresa en su rostro y los nervios en sus ojos me hizo hablar con cautela—. ¿Dónde estabas?

—Salí con algunos compañeros, tuvimos nuestra última clase y guardia, fuimos a festejar —miro detrás de mí.

—¿Quién te trajo? —me acerque a ella cuando camino a la mesa dejando una pequeña bolsa que seguramente era de comida—. ¿Por qué no usas el auto?

—Por favor, Niall —quiso pasar a mi lado y la acorrale en la mesa.

—Contéstame —me acerque peligrosamente a ella, los celos y las ganas que tenía de besarla por extrañarla se combinaban de manera peligrosa.

—No —un brillo oscuro cruzo sus ojos debido a mi acción y se me puso dura, su respiración estaba siendo superficial y la forma en que tomaba su falda entre sus dedos la delataba.

—Estas saliendo con el —gruñí y pasó saliva, sus ojos viajaban de mis labios a mis ojos y yo sabia perfectamente que no, pero la sola idea me molestaba tanto.

—Niall, no... —no la deje terminar, tome su cintura y con rapidez la moví.

—¿Quién es el? —tenía su cuerpo contra la mesa del comedor, una de mis manos tomaba la suyas mientras que otra despuntaba mis pantalones.

—Ni siquiera debería importarte, terminamos —forcejeo buscando liberarse, pero quería esto tanto como yo porque si realmente quisiera que la soltara lo haría con más fuerza, es más fuerte que este pobre movimiento que hace y la forma en que separo sus caderas para dejarme subir su falda lo comprobaba.

—Hace dos semanas —sisee al tiempo en que frotaba la cabeza de mi pene contra sus bragas ya húmedas, jadeo—. Voy a arruinarte, no dejaré nada para el siguiente.

Tiro su trasero contra mí y baje sus bragas mientras intentaba recuperar un poco de mi cordura, pero era imposible, no mientras me hundía en ella tan crudo y la escuchaba gemir mi nombre.

—Me molesta tanto la idea de que tengas a otro después de mi —golpee mi cadera contra su trasero y tiro su cabeza hacia atrás soltando un quejido, seguramente por el dolor de no haberla preparado—. Contéstame.

—Por favor, Niall, solo follame —movió sus caderas contra las mías y me pegue con fuerza a ella, evitando cualquier movimiento, enterrándome hasta el fondo—. Es solo un amigo, no tendré a nadie después de ti, siempre serás tú —hablo en un hilo de voz.

—Promételo —comencé con estocadas lentas y los suspiros salían de sus labios.

—Lo prometo, lo prometo —balbuceo seguido de más gemidos y mi nombre.

—Estas tan apretada, tan caliente —mi mano bajo hasta su cuello, presione y la jale contra mi acelerando mis embestidas—. ¿Me extrañaste amor? —bese detrás de su oreja y me miro, sus labios estaban hinchados y las lágrimas en sus ojos comenzaron a bajar—. Porque yo te extrañe cada maldito segundo.

—Te extrañe mucho —su voz se quebró y me dejo quitarle la blusa y el sostén, tome sus pechos entre mis manos y la escuche suspirar ante mi toque—. Quítate la ropa por favor, quiero sentirte.

No lo dude, me mantuve dentro de ella mientras quitaba mi camisa y terminaba de bajar mis pantalones.

La voltee subiéndola a la mesa y volviendo a enterrarme, sus ojos estaban fijos en donde nos unimos, mi polla entrando y saliendo con facilidad y su bonito coño húmedo apretándose a mi alrededor.

—Por favor, Niall —jadeo, estaba cerca y la forma en que me apretaba lo confirmaba, tomé de su cuello y por fin uní sus labios a los mis en un intenso beso, se corrió y nos separamos por el fuerte gemido que soltó, su cuerpo se estremecía y tiro su cabeza hacia atrás cuando llevé mi dedo a su clítoris y comencé a estimularla aún más—. Así, te sientes tan bien dentro de mi —balbuceo con sus manos en mi espalda y moviendo sus caderas con desespero.

—¿Te gusta preciosa? —asintió con efusividad, subiendo a su segundo orgasmo—. Vamos bebé, vente conmigo.

Me moví más fuerte, más rápido y acelere el movimiento de mis dedos haciéndola venirse, solo necesite un par de estocadas más para seguirla dejando todo dentro de ella.

—Joder, bebé —sisee contra su cuello dejando besos y mordidas, y nuestros cuerpos pegados.

—No debíamos hacer esto —su voz aun temblaba y me tense mientras la sentía tirar su cadera hacia atrás buscando que saliera de ella.

—No te muevas o harás un desastre en la mesa —subí a su boca volviendo a besarla y lo que decía era contrario a lo que hacía, dejándome meter mi lengua dentro de sus labios, correspondiéndome y jalando de mi cabello.

—Niall, por favor —tomé una inhalación y salí caminando a la cocina en busca de una toalla para limpiarla.

—Abre las piernas —cuando volví a la mesa ya estaba recostada, con las piernas apretadas y sus manos entre ellas intentando que nada saliera, me hizo caso y comencé a limpiar lo que brotaba y sus dedos manchados por la combinación de fluidos.

—Debemos hablar —murmuró, se enderezó y una expresión de dolor al ponerse de pie cruzó por su rostro.

—¿Fui muy rudo? ¿te duele mucho? —me acerque a ella y negó.

Mire a nuestro alrededor, el lío de ropa esparcido por el suelo, un desastre en la mesa y algunas manchas de fluidos.

—Estoy bien y si, fuiste muy rudo —se sonrojo mientras tomaba la ropa que le tendía—. Pero me gusto.

—No me gusta que toquen lo mío —murmure antes de tomarla por la cintura cuando ya tenía mi camisa sobre su cuerpo y yo el bóxer.

—Ya es suficiente de tu posesividad tóxica —me hizo soltarla y tome una profunda inhalación antes de decidir que la dejaría sola por un momento.

De alguna manera logré ocuparme una hora antes de caminar a la habitación y encontrarla en la cama, su celular en su mano y sus ojos entrecerrados, me detuve un segundo a contemplarla, recién duchada y en un bonito camisón de seda de un suave color rosa.

—Hablemos —murmure antes de deslizarme a su lado y quedar frente a ella—. Mi amor —busque llamar su atención.

—Dime —dejo el celular a un lado y puso su completa atención sobre mí.

—Lamento tanto aquel día, no quiero que terminemos y prometo que voy a trabajar en mi posesividad y mis celos —intenté mantener mis manos quietas, mi atención en sus ojos y sonar lo más sincero posible.

—Niall...

—Juro que te tengo confianza y sé que mis acciones podrían demostrar lo contrario, pero voy a trabajarlo y seré un buen novio.

—Está bien, yo también lo siento —murmuró antes de llevar su mano a mi mejilla y darme una cálida sonrisa que devolví al instante—. Lamento no haber contestado tus llamadas y evitarte, no es la forma de solucionar las cosas.

—Está bien amor, comprendo tu enojo —deje un beso sobre sus labios y la forma en que mi corazón latía tan desenfrenadamente por este momento hacía que me sintiera vivo.

Sus brazos rodearon mi torso y se acurrucó contra mí, dando el paso que no me había atrevido a dar, porque no sabía hasta donde podía llegar después de esta reconciliación.

—Abrázame, estamos bien —murmuró con su rostro enterrado en mi pecho y después de un segundo rodee su cuerpo soltando el aire que no sabía que había estado reteniendo.

[...]

La sensación de despertar con ella entre mis brazos fue más reconfortante que antes, tal vez por el sentimiento de que pude haberla perdido a pocos meses de haber logrado tenerla y la sola idea de que esto hubiera terminado tan pronto provocaba un sabor amargo en mi boca del cual no quería descubrir más.

Miré con atención la forma en que su pecho subía y bajaba con tranquilidad, la expresión en su rostro y su mano sobre mi pecho tome un mechón de su cabello que cubría su rostro y lo deje detrás de su oreja para apreciar con mayor atención sus rasgos que ya tenía grabados de memoria.

Busque levantarme con cuidado, tomaremos un vuelo en unas horas y quería que descansara ya que seguramente amanecería con dolor en su cuerpo y me debía encargar porque era mi completa culpa, la forma en que la tomé fue más allá de lo que antes habíamos hecho, pero me reconfortaba saber que podía ser tan sucia como yo.

Mientras preparaba el desayuno para ambos el sentimiento tan confuso de conocer a su familia volvía con fuerza, los nervios me revolvían el estómago y no sabía cómo manejarlo a pesar de no ser la primera vez que conocía a la familia de alguna pareja, había algo en esta relación que me hacía sentir como novato.

Sus brazos rodearon mi torso y su cuerpo se pegó al mío justo cuando estaba sirviendo todo en dos platos y su mejilla apoyada en mi espalda después de dejar un beso en mi hombro hizo acelerar mi corazón.

—Huele muy bien —su voz suave me indicó que recién se despertaba y no dude en dejar un beso sobre su frente antes de separarme e indicarle que me siguiera.

—Buenos días —la tome entre mis brazos una vez deje todo en la mesa, una gran sonrisa estaba sobre sus labios cuando la pegue a mi cuerpo y sus manos tomaron mis mejillas.

—Buenos días para ti —murmuró, aprecie el brillo de sus ojos y me asegure de guardarlo en mi memoria mientras que la seda de su camisón se sentía tan bien contra mis manos que quise tomarla ahí mismo.

—¿Tienes hambre? —le di una media sonrisa mientras mis manos la presionaban más contra mí, intentando que comprendiera lo que quería.

—Niall —soltó una risa cuando deje un beso su cuello—. Me duelen los muslos —sonreí y quise subir la tela, pero sus manos me detuvieron.

—Solo quiero ver, lo prometo, cuidare de ti —volví a intentar meter mis manos debajo de la tela y la sentí estremecerse, mis ojos captaron el par de chupetones que se asomaban en sus senos y mi sonrisa se hizo más amplia.

—Desayunemos, después puedes ver lo que quieras —me rendí y la deje tomar asiento.

Una hora después habíamos terminado y logrado ponernos al corriente con todo lo que había pasado en estas dos semanas que apenas y nos comunicamos y que me recordara lo mucho que me había extrañado hacía que me sintiera menos miserable por haberla extrañado tanto.

Nos movíamos dentro de la habitación terminando de empacar todo lo que necesitaríamos para los días que nos iríamos y cuando termine me dedique a verla moverse de un lado a otro cuando me aseguro de que ya casi terminaba y no necesitaba de mi ayuda.

—Tranquila —murmure cuando forcejeaba intentando cerrar una maleta y me acerque a ayudarla—. ¿Por qué estas tan nerviosa? —la detuve con mis manos en sus costados y suspiro.

—Vas a conocer a mis papás, es la primera vez que llevo un novio tan oficialmente a casa —lo sabía y eso aumentaba más los nervios que sentía, me limite a mover la cabeza en señal de comprensión—. Sé que van a amarte.

—Lo sé, tranquila, todo saldrá bien —cruzaba los dedos porque así fuera, realmente lo hacía.

—¿Has terminado tus maletas? —miré el desorden de la habitación y asentí—. ¿Puedes ayudarme con mi bolsa del baño?

No dude en tomar el neceser que me extendió y me dirigí al baño, me había asegurado de dejar en orden la estancia, la cocina y el comedor mientras ella había salido a comprar cosas de último momento lo que había atrasado nuestra preparación de maletas y ahora estábamos a contra reloj.

[...]

Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo y Amelia agradeció los privilegios de la primera clase desde el primer momento, dejó un beso sobre mis labios con sabor a licor una hora después del despegue mientras me recordaba cuanto me amaba y lo mucho que agradecía que aceptara acompañarla y estar con ella.

—Cierra la boca, deja de darme las gracias —murmuré antes de tomar sus labios entre los míos intensificando el beso, con mi mano en su nuca y la suya en mi hombro.

Era un vuelo largo pero los nervios lo hacían parecer aún más, no estaba seguro de querer llegar tan pronto y la forma en que Amelia jugaba con sus dedos demostraba que no era la única en esta situación.


Buenas, buenas. ¿Cómo estamos?

Lamento estar tardando tanto en actualizar pero esta pobre alma esta haciendo servicio social y apenas me da tiempo, prometo ser lo más constante que pueda, besitoooos.

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