Derek conducía a toda velocidad rumbó a la mansión de su hermano. Minutos atrás le habían informado que Jaydan había escapado de la prisión en la que lo habían puesto, no sabían cómo, pero él ya tenía sus sospechas.
Roy le dijo que Jaydan se había ido caminando hacia el bosque, ellos intentaron detenerlo, pero su hermano les ignoro y caminó apresuradamente perdiéndose entre los árboles.
Y ahora en la mente de Derek estaba saturada, desde la desaparición de Jackson, la huida de su hermano gemelo, Alfred teniendo esos ataques, el problema de la policía y hasta la destrucción de la mansión familiar.
¿Así que así se sentía preocuparse por las cosas?
Afortunadamente parecía ser que Jaydan seguía bajo los efectos del hechizo de Lucas, y si su cuñado era tan bueno en la magia como había oído, su hechizo sería algo durarero, o al menos lo suficientemente para dejar a su hermano sin magia hasta que lograra aclarar su mente.
Aceleró a fondo cuando logro tomar la carretera rumbo a Stilzar, de pronto su teléfono comenzó a sonar, por lo que rápidamente contestó usando el teclado del volante.
—Dame buenas noticias Roy...
—Ya lo encontramos —dijo el Beta al otro lado del teléfono—, está en el centro del bosque.
—¿Ha intentado destruir el árbol o algo por el estilo?
—No, solo lo ha estado mirando.
—Esta bien, ya voy para allá —exclamó Derek mientras buscaba un lugar donde estacionar el auto, usaría un hechizo de teletransportación, así llegaría más rápido.
Cuando por fin encontro un buen lugar, estacionó el lujoso auto y caminó un poco hacia el bosque; debía encontrar un buen lugar para realizar el hechizo, pues desde que Alfred lo había traído de vuelta su poder no se sentía como antes. Aunque no estaba muy seguro, tal vez era normal, pues había sido un Vampiro durante más de tres siglos.
Cuando por fin encontro un claro, enfocó su vista al norte, en dirección al árbol ancestral que había en el centro del bosque; tomó un pequeño alfiler pinchandose el dedo en el proceso, evocó su poder en el recuerdo de su hermano y dejo que su poder fluyera a través de el.
Varios segundos después, una fría corriente de aire le envolvió, haciendo que los copos de nieve le cubrieran por completo, desapareciendo instantáneamente.
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Aldair sé encontraba mirando una enorme esfera de cristal que flotaba en medio de aquella habitación. La esfera resplandecía en un tono rojizo, uno muy parecido al color de la sangre, y de ella salían pequeños hilos rojos que danzaban y se enredaban unos con otros.
Frente a él se encontraba la inmensidad del destino, aquel que podía imponerse a todo pronóstico, a todo designio. Una fuerza tan grande que ni siquiera él podía ejercer en su totalidad.
Sus ojos azules se enfocaban en uno muy peculiar, uno que se diferenciaba de los otros. Uno que brillaba en un tono dorado.
—No parece haber gran cambio, el destino sigue siendo el mismo —habló Ernesto de pronto, sorprendiendo un poco al joven Brujo.
—Él sigue con vida, todavía hay esperanza...
—Estas apostando todo por él, aún cuando Morgana y yo te dijimos que no es su destino acabar con la oscuridad.
Aldair posó sus fríos ojos en aquel ente que aparentaba tener la edad de un niño.
—Es que ustedes siguen sin ver su potencial.
—Morirá muy pronto, ¿de que te servirá una estrella muerta contra la inmensa oscuridad que tiene ese Ente?
—Me aseguraré de mantenerlo con vida...
—¿Y cómo piensas hacer eso? Su muerte está predicha, no puedes alargar más su vida, es imposible.
Aldair apretó sus puños y enfocó su vista en el lazo blanco que se distinguía del resto al igual que el de Jackson.
—Hay muchas formas de burlar a la muerte...
Ernesto posó su vista en dirección a la enorme esfera.
—Libérame, y prometo ayudarte en lo que sea que estés planeando.
Aldair tomó el reloj de su bolsillo tentado por las palabras del chico, pero conocía lo despiadado que podía ser ese ser, por lo que solo usó el reloj para obligarlo a estar de nuevo a su prisión.
Tenía que acelerar un poco las cosas, solo era cuestión de tiempo para que la oscuridad hiciera su movimiento.
**********
Darío estacionó el auto afuera del hospital, a su lado estaban Alfred, Jade y Ester. Los cuatro chicos estaban por entrar al segundo lugar más vigilado de toda la ciudad.
—¿Tienes la sangre? —preguntó el mayor de los Omne.
—No fue nada sencillo convencer a Freddie, pero si, aquí está —respondió Darío dándole un frasco con unas cuantas gotas de sangre.
Alfred la abrió y mojó si dedo en ella, dibujo unos símbolos en su frente; susurró un hechizo en una lengua extraña y espero.
Segundos más tarde todo su cuerpo comenzó a doler, sus huesos crujieron, y varios gemidos de dolor se escucharon, mientras su cuerpo y rostro cambiaban.
Su aspecto cambió, ahora era idéntico a su compañero de preparatoria, solo hacían falta unas gafas.
—Esto es asombroso —exclamó Jade al ver el enorme cambio de Alfred.
—Si, pero no durará mucho tiempo, así que hay que darnos prisa...
Los cuatro chicos bajaron del auto y entraron al enorme hospital.
Dentro había un enorme cantidad de policías, no había personas en la sala de espera, todos los familiares se encontraban peleando con los doctores de la recepción.
No había espacio para más pacientes, el rumor del milagro del hospital había causado que muchos de los enfermeros de los otros hospitales de la zona quisieran ser atendidos ahí. Cosa que colapsó el ya de por sí frágil sistema del hospital.
Darío los guío en medio de aquel desastre. Salieron de la multitud rumbo al piso de cuidados intensivos. Ahí verían al padre de Lucas, él era el único que les podría decir a dónde se habían llevado a su amigo.
Sin embargo, en cuanto cruzaron la puerta fueron detenidos por un par de policías, quienes no se miraban con intención de dejarlos pasar.
—¿Qué hacen ustedes aquí?, este piso esta custodiado por el departamento de policía.
—Venimos a ver a alguien, el doctor nos indicó que podíamos pasar.
—¿Y qué doctor les dijo eso?, no hay pacientes en este piso —inquirió el otro policía.
Darío estaba a punto de contestar, pero Alfred se adelantó, levantó sus manos y dijo:
Profunda dormo
En seguida ambos policías cayeron al piso inconscientes.
—¡Ay no! ¡Se murieron! —exclamó Jade horrorizada.
Alfred le miró pero no dijo nada, solo siguió caminando junto con Darío.
—Tranquila, solo los puso a dormir. —dijo Ester mientras le ayudo a seguir, tenían que llegar a la habitación.
Un par de metro máa y varias habitaciones después, encontraron al padre de Lucas, estaba inconsciente.
—¿Puedes despertarlo? —Le preguntó el castaño a Alfred.
—Supongo que sí, pero podría hacerle daño...
—¿Qué tal si usas un hechizo de curación? Su cuerpo procesaría la anestesia más rápido, y podría ayudarnos a buscar.
Alfred la miró, la idea de Ester era muy buena, pero él no se encontraba en condiciones de curar a nadie, aún sentía la oscuridad arañar su conciencia, se podría salir de control si usaba más poder del que debía.
—Tal vez esto pueda servir...
Alfred observó el dije en forma de estrella que Jade sostenía en su mano. Pudo sentir la calida magia de Lucas en él.
—Lucas me dijo que el dije me protegería de cualquier peligro...
Darío volteó a ver a su novia, la pareja se había esforzado en mantener en secreto la relación que Lucas había tenido con la chica, no obstante al parecer Alfred ya sabía, así que se sientieron un poco más tranquilos.
—Seguramente servirá.
Alfred puso el dije sobre el pecho del padre de Lucas y comenzó a usar su poder.
Una luz plateada comenzó a emanar de sus manos, su poder solía manifestarse como una oscuridad muy densa, pero había ocasiones que podía sentir que esta irradiaba la misma calidez que la de Jackson.
Alfred hizo todo lo posible por no usar el inmenso poder que tenía dentro, de alguna manera él no lograba sentir los límites de su poder y el dónde empezaba esa magia oscura que había en su interior.
Las heridas en el cuerpo del padre de Lucas comenzaron a sanar, solo era cuestión de tiempo para que despertara.
Lastimosamente el destino no parecía estar de su lado, pues al cabo de unos minutos escucharon como un grupo de policías corrían por el pasillo, estaban en problemas.
—¿Puedes dormirlos?
—Son demasiados, perdería el control.
El padre de Lucas abrió los ojos, algo desorientado, se sentía bien, no sentía ningún tipo de dolor.
—Al fin despertó —dijo Darío acercándose a él hombre.
Los ojos oscuros del hombre reconocieron al castaño de inmediato, ¿dónde estaba?, ¿qué hacía el amigo de su hijo ahí?
—Debemos irnos... —soltó Ester mientras que ella y Jade se esforzaban en cubrir la ventana de aquella sala.
—Señor Athens, necesitamos saber a dónde se llevaron a Lucas —dijo Alfred aún con la apariencia de Freddie.
El hombre se confundió aún más, ¿cómo que dónde estaba su hijo? Él no comprendía por qué le preguntaban eso.
—¡Salgan con las manos en alto!
Se escuchó del otro lado de la puerta.
Darío miró a Alfred, estaba seguro que esto terminaría mal.
—Lucas desapareció está mañana, su esposa fue la última en tener contacto con él, pero no sabemos dónde se encuentra. —La apariencia de Alfred comenzo a cambiar, en cuestión de segundos volvió a su aspecto normal, sorprendiendo al ya de por sí desorientado padre de Lucas.
—Yo no sé dónde está mi hijo —respondió el hombre mientras hacía el intento por levantarse de la camilla.
—No se levante...
—Mi hijo está desaparecido, Darío, no voy a quedarme aquí mientras él podría estar en peligro.
El hombre se desconecto todos los aparatos y se quitó las agujas que le había puesto, él encontraría a su hijo.
—¿Puedes llevarnos a todos? —preguntó Darío algo dudoso.
Alfred asintió no muy convencido, no dudaba por su capacidad, sino por la posibilidad de perder otra vez el control.
—¡Esta es su última oportunidad, salgan de ahí con las manos en alto!
—Es ahora o nunca...
Dicho esto, Alfred chasqueo los dedos y todos fueron envueltos en un manto de oscuridad, justo a tiempo: pues los policías entraron a la habitación con toda la intención de arrestar a los individuos que habían traspasado el perímetro.
—Sargento, ellos escaparon...
**********
Derek tardó en llegar más tiempo del que hubiera querido, sus poderes estaba fallando.
—¿Ha hecho o dicho algo en este tiempo? —pregunto el Brujo mientras intentaba acercarse más a su hermano.
—No, él solo ha estado mirando al árbol, estamos listos por si hay que intervenir.
Derek asintió mientras se acercaba más a su hermano. El sol ya se había ocultado, y la noche había comenzado, apenas y alcanzaba a distinguir la silueta de su hermano entre toda la nieve.
—Jaydan, está helando, ¿qué haces aquí afuera?
Pero no obtuvo respuesta.
—Llevate a todos Roy, yo me encargo de él...
—¿Estas seguro, Derek?
—Sí, yo me haré responsable de cualquier cosa que pase.
El Beta obedeció la petición, pues se suponía que él no debería estar ahí.
Derek espero hasta que todos se fueron, y luego se acercó a Jaydan. Cuando por fin logro acercarse observó que si hermano no apartaba de vista del árbol mágico.
—Jaydan debemos regresar a la mansión, a este paso morirás congelado —dijo el mayor mientras se quitaba el abrigo, sin embargo Jaydan ni siquiera volteó a verlo.
—Pasé un siglo buscando la manera de traerla de vuelta, —comenzó a hablar el menor— busque cada hechizo, conjuro y ritual, y la solución siempre estuvo frente a mis narices...
Derek guardó silencio, él ya sabía a que se refería su hermano.
—Decadas de espera, para que al final resultará ser que un simple árbol fuera capaz de revivirla...
—La magia de este árbol no es gratuita, Jaydan, hay que pagar un precio...
Fue entonces que su hermano volteó a verlo.
—Debo encontrar a Jackson, él debe tener algo que podamos sacrificar...
Derek se quedó en silencio, ahí estaba la parte oscura de su hermano, la que siempre obtenía lo que quería, la que lo empujaba a olvidarse de su familia.
—Jackson usó la única parte que tenía del alma de Elías, ya no queda nada de él...
—Pero seguramente tiene otro tesoro escondido, tú y yo sabemos lo sentimental que es, si él tiene algo...
—No deberíamos obligarlo a hacer algo así.
Jaydan enfureció al escuchar eso.
—¡Pero tú si pudiste valerte de él!, ¿cierto?, tú si conseguiste volver...
—No fui yo quien le engañó para que lo hiciera, —respondió Derek apenado.
Y fue ahí que Jaydan entró en razón, ¿que estaba diciendo? Como era posible que él dijera eso.
—Yo no...
Derek observó como su hermano luchaba en su mente, su lado egoísta luchaba por tomar el control.
—Sé cómo te sientes, yo también lo viví —dijo el mayor mientras se arrodillaba frente a su hermano—, pero te prometo que haré todo lo posible por ayudarte a que ella vuelva, encontraremos la manera de revivirla sin que Jackson tenga que invocarse.
Jaydan se quedó en silencio por un momento y dijo:
“Derek necesito que hagas algo por mi...”
—Cualquier cosa, Jay...
—Ponme a dormir, no quiero hacerle daño a nadie.
Derek negó con la cabeza una y otra vez, no iba a hacer eso.
—Por supuesto que no.
—Por favor, Derek, no quiero dañar a alguien, mi mente no es lo que era antes.
—Todos estamos algo locos, pero eso no quiere decir que te tenga que dormir cada vez que algo suceda. —Lo abrazo y le ayudo a levantarse.— Sé que me alejé de ti, y lo lamento demasiado, pero desde ahora prometo estar para ti cada vez que lo necesites.
—Odio cuando te pones así de sentimental...
—Lo dice "Don sonrisas".
Ambos chicos sonrieron de manera triste, se dieron un abrazo tan fuerte como el que hacía mucho no se daban, y segundos después comenzaron a caminar de regreso a la mansión.
—Vas a perder un dedo, ¿por qué no te pusiste zapatos?
—Trata de evadir a una docena de Hombres Lobo mientras escapas por toda la casa y luego hablamos.
Derek rio mientras pronunciaba el hechizo teletransportador.
**********
Alfred los teletransportó al estacionamiento, ya ahí ayudaron al padre de Lucas a subir al auto.
Darío aceleró y los cinco salieron del lugar con la mayor discreción posible.
—La policía vendrá a buscarnos en cuanto vea las grabaciones de las cámaras de seguridad —dijo Ester preocupada.
Alfred maldijo por lo bajo, había olvidado sabotear las cámaras.
—Y que decir de cómo desaparecimos...
—Necesitamos volver, sé que puedo eliminar los videos...
—Es muy peligroso Alfred, si los policías te identifican estaremos perdidos —respondió Darío mientras daba vuelta en "u".
—Este no es el camino a mi casa —dijo el padre de Lucas.
—Usted desapareció sin dejar rastro, lo más lógico es que vaya a su casa.
—Pero Lucas...
—Ya buscamos en su casa, pero no hay señales de que Lucas haya estado ahí. —Esta vez fue Alfred quien respondió.
Pasaron unos segundos, en los que Darío llamó a su padre y le contó lo que había pasado, su padre le regaño, pero también le indicó a dónde tenía que ir.
—Iremos con los compañeros de mi padre —exclamó Darío estacionandose frente a una casa en los suburbios, les volteó a ver y con todo el auto control que tenía le dijo que bajarán.
Alfred le extendió el abrigo al padre de Lucas, quién venía aún con la bata del hospital.
—Ellos le darán algo de ropa.
El hombre acepto el abrigo y juntó a los cuatro chicos bajo del auto y entro a la casa.
Dentro estaba todo el departamento especialista de casos sobrenaturales, todos los policías y detectives que sabían de la existencia de la magia y seres sobrenaturales.
Nolan Toledo, o mejor conocido como "Toledo", fue quien los recibió, dentro todos se encontraban investigando el paradero de Lucas.
—Gracias por esto Nolan...
—No tienes que agradecer, Darío, haríamos cualquier cosa por ustedes.
El joven detective le dio una muda de ropa al padre de Lucas y guió a los otros hasta el tablero de operaciones, ahí estaba Esteban, el otro compañero del padre de Darío.
—¿Qué han averiguando? —inquirió Darío.
—No mucho, tu padre apenas y nos llamó, tal vez si nos hubieran avisado antes ya lo hubiéramos localizado. —El detective miró a Nolan detrás de ellos y le dio un abrazo.
Los chicos se miraron entre sí, y no comprendoeron mucho de lo que estaba pasando.
—Pensé que te irías hoy... —susurró Esteban avanzando más fuerte al menor.
—¿Y dejarte solo mientras esté barco se hunde? —sonrió el más joven.
Darío se aclaró la garganta mientras ese par se separaba abruptamente y se ponían nerviosos.
—Asi que por fin pasó... —dijo Darío con diversión.
—No es lo que tú piensas, Nolan y yo solo somos amigos.
—Exacto, Estaban y yo no hemos tenido contacto sexual de ningún tipo...
Esteban se llevó una mano a la cara mientras los chicos reían.
—Bueno, no era necesario saberlo, pero está bien. —Darío se divirtió un poco molestando a esa parejita mientras esperaban que el padre de Lucas volviera, ya después de eso harían hasta lo imposible por encontrar a su amigo.
★★★
Hola, ¿qué les pareció el capítulo?
Terminaré de editar los demás, y los subiré.