Orígenes 1 Cristhian

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Fue en una fría noche de invierno, la nieve caía sin intención de detenerse, cubriendo así el blanco pelaje de una Loba que caminaba agotada.

Llevaba varios días caminando hacia el sur: le habían dicho que esa era la única ruta segura para ella. No había más manadas en el camino, o al menos ninguna que pudiera dañarla o al cachorro que crecía en su vientre.

Su esposo había muerto meses atrás, su familia le había dado la espalda, y su manada la había abandonado por casarse con un Alfa rival, ahora solo quedaba el exilio.
         Todo hubiera sido más fácil si hubiera decidido no tener a su bebé, pero el destino le hizo ver qué esa no era la mejor opción. Había algo en su embarazo que le hacía querer seguir adelante.

Ella lucharía por su bebé, aún si tenía que empezar de cero y ser padre y madre al mismo tiempo.

El frío no era un problema, los de su especie podían soportar bajas temperaturas a la perfección, y su linaje en especial, estaba adaptado al frío extremo.

Los Lobos blancos eran nativos del norte de aquel país, era muy raro ver a un Licántropo con ese color en otra parte. Eran una raza fuerte y orgullosa, mucho más que sus parientes de climas más cálidos, acostumbrados a la poca caza y largos períodos de inviernos, rudos por naturaleza, y de carácter volátil.

Caminó hasta llegar a los límites de un territorio que parecía estar  abandonado, aunque el bosque aún guardaba esa esencia característica de su especie, como si de un viejo recuerdo se tratase.
         Las manadas no salían abandonar sus territorios así como así, su instinto le gritaba que rodeara aquel lugar, que no entrara por ningún motivo, sin embargo, eso significaría soportar más días sin comer algo más que carne cruda y algunas raíces comestibles.
Además, ella necesitaba ir al médico, revisar todo lo relacionado con su embarazo, tomar las vitaminas prenatales, y tal vez saber el sexo del bebé.

Por lo que, a pesar de que todo le decía que no lo hiciera, decidió entrar en aquel lugar.

Horas más tarde había encontrado donde pasar la noche, era una pequeña cueva casi en la cima de una montaña; en su hocico llevaba una mochila con las pocas pertenencias que tenía, unos cuantos cambios de ropa, artículos de aseo personal y un poco de ropa de bebé. Esta última la había tomado de una tienda días atrás, no fue difícil evadir a los guardias de seguridad.

Estaba feliz, había logrado llegar a un lugar al sur, al amanecer iría al doctor, luego intentaría conseguir un trabajo, tal vez algo con poca paga, solo para empezar, quería construir un futuro para su familia.
          Ya imaginaba a su bebé corriendo por los pasillos de una enorme casa, jugando y riendo mientras ella lo vigilaba.
Y fuese lo que fuese, ella le enseñaría las costumbres de su gente, a controlar sus cambios en luna llena, a convivir con su otra mitad, y a pasar desapercibido frente a los humanos.

Y fue así, mientras ella imaginaba su futuro, que se quedó dormida en aquella oscura cueva.

La mañana llegó, y la mujer procuró guardar todo en un rincón de aquella cueva, ese sería su hogar hasta encontrar un hogar decente para tener a su bebé.

La pequeña Loba caminó hasta casi llegar a la ciudad, la cuál tenía un nombre extraño a su parecer.

En Stilzar, las personas ya se encontraban saliendo de sus hogares.

CAOS Libro 2Where stories live. Discover now