Lord and Lady Devonshire

By CristalyFaV

370K 29.4K 1.3K

La primera temporada de toda joven inglesa es lo más importante. El primer baile en presencia de la sociedad... More

Capítulo 1.
Capítulo 3.
Capitulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capitulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13
Capitulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22
Capítulo 23
Epílogo
Nota de la Autora.
LORD AND LADY TOWNSHEND IS HERE!!

Capítulo 2.

20.8K 1.6K 63
By CristalyFaV

Las tres últimas semanas habían sido agotadoras y extenuantes para todo el mundo en Devonshire Manor. Tras la muerte, el funeral y el entierro del anterior duque, la casa estaba completamente silenciosa y oscura las veinticuatro horas del día. No dejaba de llegar gente que ofrecía sus vacías condolencias por la muerte del padre de Annabela, buscando, no solo crear vínculos con la protegida del nuevo duque, que todavía no había aparecido, sino que también llegaban buscando un compromiso rápido con ella para forzar una boda y acceder al dinero del ducado.

La vida de Anna se había visto reducida a apartar a esos molestos moscardones que su querido padre tanto habría odiado. Pero lo que más le molestaba era que ella estaba haciendo el trabajo que tendría que estar haciendo su protector: quitarle a los caza fortunas de encima y buscarle un buen partido. Por desgracia, los pretendientes que su padre había encontrado para ella desaparecieron como el humo en cuanto se enteraron de la muerte del padre de la muchacha. Si, las cosas eran nefastas en Londres, pero la temporada ya había acabado y al día siguiente marcharía con su doncella a Chatsworth, la propiedad que su familia poseía en los páramos ingleses desde hacía doce generaciones, donde se reunirían con el nuevo duque. El ducado, por lo que sabía Anna, había sido heredado por el hijo del mejor amigo de su padre y, aunque ella no tenía constancia de que tal amigo existiera, era un soplo de aire fresco en plena sequía. El duque de Sutherland había decidido hacerse cargo del ducado Devonshire, pero quien lo culparía, que caiga un regalo como ese del cielo no se ve todos los días. El nuevo duque llegaría acompañado por su madre y su hermano pequeño, al que le faltaba todavía un año para poder ir al colegio. Para Anna, pasar de ser si padre y ella contra el mundo, a encontrarse conviviendo con una familia de tres miembros era cuanto menos aterrador. Siempre había pensado que cuando su padre muriera, ella ya estaría casada y con un marido que cuidara de ella y de sus hijos, si los tenía. No había contado con el ataque al corazón que había diagnosticado el doctor Hartwell.

••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Chatsworth tenía el mismo aspecto que ella recordaba del verano anterior. Solo que traspasar sus puertas sin estar cogida del brazo de su padre le resultó más doloroso de lo que pudo haber imaginado. Los muros y columnas blancos estaban cubiertos de altas enredaderas pobladas de flores de todos los colores. Recordaba con claridad un día en especial: el cumpleaños de su madre se avecinaba y ella trepó a todo lo alto de la enredadera, bajo la atenta mirada de su padre, para conseguir el mejor regalo. Un jazmín que su madre siempre admiraba daba las mejores flores y también las de mejor aroma. Anna todavía recordaba la sonrisa de su madre aquel día. Se obligó a apartar la mirada del jazmín, ahora reseco y sin flores que su madre tanto había adorado.

Glenda llegó a su lado con su bolsa de viaje y la dejó en la escalinata. Algo llamó su atención y era que en la entrada, que solía estar perfectamente pulcra y arreglada había una mancha oscura, a medio metro del suelo circular y peculiarmente parecida a algo que rondaba en los límites de su memoria.

-Esa mancha no estaba cuando vine la semana pasada, señorita. Me aseguraré de que la limpien en cuanto usted éste instalada- se apresuró a decir la doncella, viendo la clara censura en los ojos de su señora-.

-Gracias, Glenda. Llama a la puerta, me quiero dar un baño cuanto antes, el viaje ha sido agotador.

El viejo señor Gayham abrió la puerta antes de que Glenda pisara el primer escalón del pórtico.

-Buenas tardes, Lady Annabela. Me alegra ver que han llegado, el señor solicita verla- comentó estoico.

-Señor... ¿Señor?- pregunto, totalmente fuera de su elemento.

-Sí, señorita. El nuevo duque y protector de la señorita. Siento mucho su perdida - añadió el mayordomo, como si acabara de acordarse-, su padre era un gran hombre.

-El duque ya está aquí- afirmó -. Pero si llegaba en tres días. ¿Cómo es posible?

-Si fuera tan amable de acompañarme a su despacho, podría preguntarle usted misma.

-¿Su despacho? El de mi padre, querrás decir.

Sin volver a abrir la boca, se encaminó iracunda hacia la estancia de esa casa que más le gustaba. Había pasado allí veranos enteros leyendo en el sillón mientras su padre trabajaba y su madre remendaba alguno de los vestidos que ella había roto sin querer. Esa estancia era la única en la que nadie había entrado desde la muerte de su padre a orden suya, porque quería ser la primera en despedirse de sus recuerdos.

A demás, ¿quién se creía que era el nuevo duque para entrar en su casa sin siquiera avisarla de que llegaba antes y encima hacer caso omiso de la expresa orden de que el despacho se mantuviera intacto?

Entró en el despacho sin llamar y se encaminó hacia el escritorio, que fue de su padre, ahora ocupado por alguien desconocido para ella.

-Que yo recuerde, ordené que nadie me molestara, señorita...- dijo el desconocido dejando espacio en el incómodo silencio de la habitación para que ella dijera su nombre.

Ella, como era natural, debido a su estado de ánimo, lo ignoro y plantó ambas manos en el escritorio de roble.

-¡Que yo recuerde- dijo furiosa-, di orden de que nadie entrara por esa puerta hasta que yo llegara!

El que, supuso era el nuevo duque, maldijo por lo bajo y se levantó rápidamente del escritorio.

-Lo siento muchísimo, lady Cavendish, pero necesitaba revisar unos papeles que...

-Si tan urgentemente necesitaba esos escritos, me habría avisado de que venía antes y no tendría que haber quebrantado una orden.

-Pero, señorita, no había otro sitio...

- No me venga con esas, señor. Ambos sabemos que la biblioteca, que se encuentra cruzando el recibidor, habría servido para los mismos menesteres.

-Me podría dejar...

- No, no pienso dejarlo acabar hasta que me haya desahogado. Usted no sabe lo que su ausencia ha supuesto en Devonshire Manor y encima se apropia del despacho de mi padre en Chatsworth.

-Técnicamente, es mi despacho ahora- dijo el duque con tanto desatino que desató el infierno.

-¡Qué desfachatez, habrase visto! ¡En mi propia casa, y el que era el despacho de mi padre, se atreve a decirme que ya lo ha sustituido! ¡Pues déjeme decirle una cosa, señor Sutherland, usted jamás será tan buen duque como lo fue mi padre! Ni siquiera piense que podrá.

••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••••

Anna llevaba dando vueltas en su habitación desde que salió del despacho. No había bajado a la hora del té y se estaba planteando seriamente no bajar a cenar. El nuevo duque había resultado ser todo lo que ella no esperaba que fuese y eso la enervaba.

A la hora de la cena, se estaba dirigiendo hacia el cordon de tela que colgaba al lado de su cama para llamar a Glenda, pero alguien llamó a la puerta. Ella, exasperada, respiró profundamente y abrió la puerta. Si esperó encontrarse con algún sirviente o incluso con el duque, se llevó una increíble sorpresa al ver ante ella a un chiquillo de unos ocho o nueve años que ya estaba vestido para la cena y que llevaba su pequeño traje con más dignidad que muchos de los hombres con los que ella había tenido que tratar.

El joven carraspeo, llamando su atención y alzó la cabeza mientras hacía una reverencia.

-Lady Cavendish, es un placer conocerla. Me llamo James Mallory y me envía mi hermano para hacerla saber que la cena ya está servida y que sería un honor que nos acompañase.

Lo que surgió en ella no tenía otro nombre que ternura. El mal humor del que había sido presa durante todo el día se esfumó y Anna sonrió al pequeño hombrecito.

- Por supuesto, señor Mallory. Ya iba a bajar al comedor, si fuera tan amable de pasar mientras termino de coger mis cosas.

El chico entró en la habitación y se sentó en la cama de un salto. Sus pequeñas piernas quedaron colgando a medio metro del suelo y observó, curioso, como Annabela cogía sus pendientes se colocaba unos guantes de encaje negro.

-Señorita, ¿le puedo hacer una pregunta?

-Por supuesto, señor. ¿Que desea saber?

El joven sonrió, mostrando que había un hueco en su dentadura de niño pequeño. Anna se acordaba cuando ella estaba cambiando los dientes, cada vez que hablaba, un silbido chirriante escapaba de su boca y Elisabeth decía que parecía una locomotora avisando de su llegada.

-Llámeme James, por favor. El señor es mi hermano- dijo con inocencia, sin saber que la sola mención del duque calentaba la sangre de Annabela-. Me preguntaba hasta cuando está pensando llevar luto.

El muchacho, pese a su corta edad, era mucho más inteligente de lo que ella creía.

-Mi padre acaba de morir, James. Voy a llevar el luto por un tiempo.

-Oh, es verdad.

James parecía decepcionado y Anna mentiría si dijera que no se le partió el alma al ver al niño cabizbajo y suspirado.

-James, ¿pasa algo?

El niño volvió a suspirar y extendió su mano vacilante hacia ella. Sin dudar, la cogió y se sentó en la cama a su lado.

-Cuando padre murió, madre me dijo que las mujeres de luto no van a fiestas, porque necesitan llorar a quien se ha ido.

-Y es verdad, James.

-Lo sé, Anthony no para de repetirme que la deje, pero mi cumpleaños se avecina y me muero de ganas de tener una fiesta aquí. No conozco a nadie y así podría hacer amigos nuevos antes de tener que ir al colegio.

-Tu puedes hacer esa fiesta, pero...

El muchacho la interrumpió, como quiso hacer su hermano antes, solo que él consiguió que Anna le prestara atención.

-Me encantaría que, aunque fuera solo ese día, usted viniera a mi fiesta. Es parte de la familia ahora y usted si conoce gente aquí. De verdad quiero que vaya.

Ella se quedó con la boca abierta de la impresión. Nunca nadie la había invitado a asistir a una fiesta de cumpleaños de manera suplicante. Y quiso hacer algo para que el muchacho se sintiera mejor.

-¿Cuándo es tu cumpleaños, James?

- En dos semanas, señorita. Cumplo nueve años.

Ella guardó silencio, la decisión estaba tomada. Sería un escándalo que tan solo un mes después de la muerte de su padre aliviara su luto, pero no iba a faltar a la fiesta de cumpleaños de su nuevo hermanito.

-Me encantará, James. ¿Crees que si llevo un vestido azul tu hermano se escandalizaría mucho?

James rio y la abrazó fuertemente. No paraba de darle las gracias y cuando saltó de la cama, saltando de punta a punta de la habitación, no dejaba de celebrar que Annabela iría a su fiesta.

Su puerta volvió a sonar y ella fue a abrir, con un estado de ánimo infinitamente mejor que el anterior.

Que esfumó en cuanto abrió la puerta.

-Buenas noches, señorita. Me... ¿James?- preguntó incrédulo y Anna supuso que el hermano mayor creía que el pequeño no le había hecho caso y no había llamado a la invitada.

-¿Anthony? ¡Anthony! -El pequeño se acercó corriendo a los adultos y cogió la mano de su hermano, que sonrió en cuanto el niño le tocó. Otro que no podía resistirse a los encantos de James-. La señorita Annabela ha accedido a venir a mi fiesta. Y se va a poner un vestido azul.

El duque la miró a los ojos y pareció verla por primera vez. No era la mujer egoísta que casi lo había echado de su despacho por la mañana. Era la clase de mujer que dejaba el luto para alegrar a un niño.

-Eso es genial, James. Ve a acompañar a madre mientras hablo con la señorita.

Una vez que el niño hubo hecho caso a su hermano, no sin antes volver a darle las gracias a Annabela, ambos adultos caminaron lentamente hacia la escalera. Ninguno quería empezar una conversación, así que se mantuvieron en silencio.

-Sería tan amable de acompañarme al jardín, me gustaría disculparme.


Continue Reading

You'll Also Like

5.1K 566 18
-Todo tiene un principio y un final. No todo acaba como comienza... ATT:Luna Hola! Si ya te leíste"¿ No me temes?" Puedes seguir leyendo esta.❤️ #...
11.9K 1.1K 39
Versión actualizada de «Mi ladrona». Esta es la misma historia, pero tiene arreglos y algunas pequeñas modificaciones. -------------------------- Su...
436K 29.3K 43
La leyenda proclamaba que el lobo de la paz renacería, uniendo así todas las manadas y liderándolas en una batalla sin precedentes. Lo que no contaba...
216K 15.1K 40
Ella una Híbrida,encerrada sin motivo.Él un futuro Alfa al que todos maltratan.La historia de dos seres muy diferentes, pero, con algo en común.... A...