SUNFLOWER | Harry Potter

By etrnaldream

311K 25.3K 45.3K

γ…€βͺ π—¦π—¨π—‘π—™π—Ÿπ—’π—ͺπ—˜π—₯. γ…€π’˜π’Šπ’•π’‰ 𝒍𝒐𝒗𝒆, etrnaldream.❜❜ El girasol simboliza el amor y la admiraciΓ³n, y es... More

──── π•»π–—π–”π–‘π–”π–Œπ–šπ–Š.
Chapter one.
Chapter two.
Chapter three.
Chapter four.
Chapter five.
Chapter six.
Chapter seven.
Chapter eight.
Chapter nine.
Chapter ten.
Chapter eleven.
Chapter twelve.
Chapter thirteen.
Chapter fourteen.
Chapter fifteen.
Chapter sixteen.
Chapter seventeen.
Chapter eighteen.
Chapter nineteen.
Chapter twenty.
Chapter twenty-one.
Chapter twenty-two.
Chapter twenty-three.
Chapter twenty-four.
Chapter twenty-five.
Chapter twenty-six.
Chapter twenty-seven.
Chapter twenty-eight.
Chapter twenty-nine.
Chapter thirty.
Chapter thirty-one.
Chapter thirty-two.
Chapter thirty-three.
Chapter thirty-four.
Chapter thirty-five.
Chapter thirty-six.
Chapter thirty-seven.
Chapter thirty-nine.

Chapter thirty-eight.

3K 233 251
By etrnaldream

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐎𝐂𝐇𝐎
───────────────
Amortentia.

.

LOLA WINDSOR.

No era consciente de la hora que era cuando me había despertado, sólo me encontré con un lugar no tan oscuro y un ruido constante de fondo.

Yo estaba boca abajo, vestida únicamente con una camisa blanca y fue ahí cuando supe lo que había sucedido ayer.

Estaba en la cama de Harry... una vez más.

Solté un quejido a medida que me estiraba para colocarme en una posición cómoda, cubriendo mi boca cuando bostecé.

El ruido ya no se escuchaba cuando detuve todas mis acciones y sólo me quedé recostada, preguntándome por qué Harry no estaba junto a mí, pero suponiendo que se trataba de él.

Y así fue.

A los pocos minutos se apareció por la puerta de la habitación que anteriormente estaba cerrada, provocando que me atragantara gracias a lo que presenciaba.

Harry vestía sólo una toalla blanca que rodeaba sus caderas, dejando el resto del cuerpo al desnudo y revelando unas cuantas cicatrices.

Por sus hombros se deslizaban gotas que se estrellaban en el suelo; todo en él brillaba, y su pelo empapado bastó para hacer que volteara en la cama con el propósito de no verlo.

No podría observarlo un segundo más o mis mejillas en un rojo vivo delatarían mis pensamientos.

Pensamientos obscenos que a toda costa deseaba eliminar por si él lo adivinaba.

—Buenos días. —saludó en voz baja.

Tragué saliva, girando pocos centímetros mi cabeza para hablar por encima del hombro. —Buenos días.

—¿Dormiste bien, cariño?

Luego de su pregunta sus pasos comenzaron a resonar por la habitación, cajones y muebles se abrían, suponiendo que sólo buscaba ropa para ponerse. Respetaría aquella privacidad, aunque fuera un poco absurdo por todas las cosas que hemos hecho.

Me avergonzaba sentir vergüenza todavía, valga la redundancia, más cuando Harry ya me había dado la confianza suficiente.

—Sabes que siempre duermo bien contigo. —contesté con un suspiro, jugando con un mechón de cabello— ¿Y tú?

—Puedo decir lo mismo. —opinó— Se siente tan bien poder dormir abrazado a ti después de una larga noche de sexo.

Directamente me atraganté con mi saliva, impulsándome con ayuda de mis manos para poder posicionarme sobre mis rodillas en el colchón, todavía dándole la espalda. Mi mano en forma de puño golpeó el centro de mi pecho, pero unas ajenas detuvieron mis acciones.

—Creo que debo dejar de hablar de esa forma. —se lamentó, sobando mi espalda de arriba hacia abajo— Respira, cariño. Sólo bromeaba.

Le lancé una mirada mortal en el momento en que mi tos se fue desvaneciendo, brindándole un ligero empujón con mi costado y tomando una posición más cómoda en la cama, agradeciendo que su cuerpo por lo menos era cubierto por la ropa interior.

—Es... —inhalé, cerrando los ojos por breves instantes— Es complicado adaptarme a ese tipo de humor, en especial contigo.

Se sentó en un costado, con su diestra apoyada en mi muslo. —Seré más cuidadoso con los próximos comentarios de ese tipo.

—Gracias.

Su cuerpo se inclinó un poco hasta que sus labios se apoyaron en mi frente, emitiendo un ruido al separarse. Luego caminó al armario, abriendo ambas puertas de éste y observando en el interior lo que sería toda su ropa.

—¿Te piensas arreglar tan temprano? —abracé mis piernas.

—Es lo que siempre hago.

Me encogí de hombros.

—Pero creí que hoy sería la excepción. —murmuré— Y que te quedarías aquí conmigo. Es domingo.

Sí, se podía decir que era una especie de manipulación.

No sabía si era una ventaja o desventaja tener un padre que se manejaba a la perfección con ese tema.

Mantuvo su mirada puesta en mis ojos por segundos que parecieron ser minutos, los cuales aproveché para dedicarle una sonrisa enorme a labios apretados, inclinando la cabeza a un costado y golpeteando el colchón a mi lado izquierdo.

Sólo se limitó a sonreír entre negaciones, cerrando las puertas del armario para dirigirse a la cama, tirar las colchas hacia atrás y meterse dentro.

No tardé en llegar a su lado, pasando un brazo por encima de su torso y apoyar mi cabeza en su pecho, sintiendo el latido sereno de su corazón que hizo que fuera al mismo ritmo que el mío, al unísono y formando un solo ruido.

Pasar tiempo con Harry en la privacidad de su oficina se había vuelto mi cosa favorita, y si no fuera por obstáculos, pasaría la mayor parte del tiempo aquí.

—Eres muy fácil de convencer. —dije en un tono victorioso, riendo cuando pellizcó mi costado.

—Cállate, aun estoy a tiempo para cambiar de opinión.

Eso me hizo abrazarlo con más fuerza, subiendo una pierna para encajarla también por encima de él, recibiendo así el toque de su mano en mi muslo.

Acariciándolo con tanta posesión que me arrancó un ruido de satisfacción, cerrando los ojos.

—Quisiera poder quedarme así para siempre. —formé una mueca— Solos, tranquilos, sin preocuparnos del que dirán, de los prejuicios...

—Es algo que se puede hacer si tan solo nos sintiéramos capaces de exponerlo al mundo. —sentí sus dedos enterrarse en mi cabello para acariciarlo.

Apreté los labios. —Y ese es el problema... no somos capaces.

Simplemente negué con la cabeza para intentar aliviar el momento tan profundo, subiendo la mirada hacia él y apoyando el mentón sobre su pectoral, admirando cada uno de sus rasgos faciales que causaban que me perdiera en ellos.

Harry hizo lo mismo, pero marcando la diferencia cuando su dedo pulgar se deslizó constantemente por mi pómulo, provocándome un lindo cosquilleo.

—Gracias. —solté.

Arrugó el ceño, mostrando su confusión.

—¿Gracias por qué, cariño?

—Por enseñarme lo que es querer a alguien de una manera tan intensa como lo hago contigo.

Su sonrisa se agrandó mucho más, ahora acunando mi rostro con sus dos manos.

—En ese caso yo debería agradecerte a ti, porque había olvidado lo que se sentía estar consumido por alguien más que no puedes aguantar mucho tiempo lejos de esa persona.

El calor subió a mis mejillas. —¿Yo te consumo?

—Y de la mejor manera posible.

Entonces nuestros labios se sellaron al ritmo de costumbre, arrancándonos un suspiro que pronto nos hizo sonreír por la casualidad.

Y hablando de casualidades... podía decir que Harry lo había sido al llegar a mi vida.

[ . . . ]

El día lunes, Némesis y yo nos levantamos un poco más temprano de lo normal, siendo conscientes de que este día era importante, ya que nos tocaría realizar la preparación de Amortentia.

La poción que como grupo habíamos decidido trabajar en el informe.

Ella fue la primera en ingresar al baño como de costumbre, mientras que yo alisaba un poco el uniforme sobre la cama para luego ir colocando prenda por prenda.

Subí la falda por mis piernas hasta acomodarla perfectamente en mi cintura, tratando de abrochar el botón a medida que caminaba al espejo y así poder analizar mi aspecto.

Por alguna extraña razón me sentía ansiosa, es decir, era buena en pociones, pero me preocupaba cómo podían salir las cosas.

En especial luego de la última vez, donde preparé algo nada que ver a lo que se pidió en clase.

Esperaba que ahora todo saliera bien, y teniendo a los chicos sólo existían dos opciones.

O salía bien y recibíamos una alta calificación, o probablemente todo sale horrible y seremos la nueva humillación.

—¿Necesitas ayuda?

Suspiré con un asentimiento, soltando el broche de la falda para que Némesis se encargara de ello, aprovechando para abotonar mi blusa, que era lo único que faltaba además de los zapatos.

—¿Qué tal las cosas con el señor Potter? —quiso saber, subiendo el cierre de la prenda.

Me encogí de hombros. —Va todo bien, ¿por qué?

—Sólo quería saber, ¿no te dijo nada por haberte aparecido en su oficina en la madrugada?

—Dijo que pudo ser riesgoso, pero me conoces y logro convencer a la gente de que todo irá bien. —sonreí con orgullo.

Némesis rodó los ojos divertida, situándose a mi lado para también darse una mirada al espejo cuando acabó conmigo.

—Espero que la poción nos funcione. —formó una mueca— Y hay una cosa en particular que me preocupa.

Fui hasta mi cama, sentándome en el borde para colocarme los zapatos, abrochándolos en el mismo momento que se acomodaban a mis pies.

—¿Qué cosa?

Se quedó de pie en el lugar, pero ahora en vez de verse a ella en el espejo, se giró para poder crear contacto visual que interrumpí algunas veces debido a estar ocupada con mis zapatos.

—Estás olvidando un gran detalle de esta poción y es que cada uno podrá percibir un aroma distinto proveniente de ella. —soltó, colocándome en la realidad— Lola, si de tu boca llega a salir los olores que sientes, estás jodida.

Mis pies cayeron al suelo una vez estuvieron cubiertos por mis zapatos, arrancándome un largo suspiro que terminó conmigo cayendo sobre el colchón de espaldas, enterrando los dedos en mi cabello.

Por supuesto que lo había olvidado, nunca lo pensé a la hora de aceptar la propuesta de los chicos porque no lo vi como una preocupación.

Pero ahora sí lo era y entendía la misma preocupación que Némesis estaba sintiendo. Yo era una persona muy torpe la mayor parte del tiempo, una persona que muchas veces no podía mantener la boca cerrada, menos cuando se trataba de Harry, el hombre que podría oler en esa poción.

—Tendré que mentir. —simplemente dije con cierta duda, a lo que ella alzó una ceja.

—¿Y qué vas a decir?

—No sé, mentiré con los aromas o directamente omitiré ese paso si llega a preguntarme.

La vi apretar los labios, continuando su recorrido por la habitación para así poder tener listas sus cosas. A mí me faltaba un poco todavía, pero estábamos a tiempo todavía como para ponernos a correr.

—Además... —continué hablando, siguiéndola con la mirada desde mi lugar— no creo que todos sepan a qué huele Harry, ¿no? Es decir, eso es algo muy abierto como para lograr identificar a una sola persona.

—¿Y qué hay de Albus? —alzó la cabeza cuando metía las cosas en su bolso— Es el que mejor lo conoce de todos aquí.

—No me estás ayudando, Némesis.

Me hizo una mueca como disculpa, volviendo al espejo para tomar su cabello en una coleta alta y amarrarla, de tal forma que su rostro quedó completamente despejado, sin ni un mechón interviniendo en su vista.

—Te ayudaré allá si te preguntan, tranquila. —aseguró, cambiando la expresión de su rostro a una más suave— Si tú mientes, puedo seguir una mentira por ti sin problema. Ahora tratemos de relajarnos, recuerda que la primera clase es con el señor Potter, así que tenemos tiempo para planear algo. ¿De acuerdo?

Asentí en respuesta, dando por terminado el enorme debate en mi cabeza para continuar con lo que debía hacer.

La clase de Harry, a comparación de las que hemos tenido, fue bastante distinta. Hoy no hubo prácticas con hechizos, ni mucho menos enfrentamientos de prueba con otros compañeros. Sólo nos pidió, a la hora de entrar, que realizáramos un trabajo escrito e individual.

Según él, quería saber si las clases teóricas y prácticas nos han servido para recolectar la información necesaria en caso de un enfrentamiento real; no nos servía de nada la práctica si no teníamos el conocimiento.

Era algo que odiaba. Realizar informes nunca fue mi mayor especialidad, aunque nunca tuve bajas calificaciones con ellos, pero aún así, yo prefería darle uso a mi varita.

Se había vuelto una costumbre tras tantas batallas de prueba que tuve con mi padre a lo largo de toda la vida. Él siempre me pillaba en alguna parte desprevenida y me hacía ir hasta el jardín trasero de casa, donde el espacio era más que grande para incluso buscar escondites.

Como todo un enfrentamiento real.

Némesis se sentó a mi lado, ambas teníamos a los chicos ubicados a nuestro lado izquierdo, puesto a que una pareja había sido más rápida y utilizó los que estaban atrás de nosotras.

Eso molestó a Albus y tuve que darle una advertencia visual para que no hiciera un escándalo por unos asientos.

Todo el salón estaba en completo silencio mientras escribíamos y leíamos en nuestros libros algo que nos sirviera como una ayuda menor. Nuestros ojos iban del libro hacia el pergamino y viceversa, pero en mi caso, los míos paraban en algo más.

O mejor dicho, en alguien más.

Harry y yo no nos habíamos visto desde ayer en la mañana, cuando ambos nos despertamos luego de la increíble noche que tuvimos. Pasé el resto del día con los chicos de allá para acá, tratando de darle un buen uso a ese día domingo.

Y aunque sólo fueron unas horas, estar lejos de él lo hacía parecer como si fueran días y días. Lo había extrañado bastante y ahora se veía mejor que nunca sentado en esa silla detrás del escritorio.

Su tobillo derecho estaba por encima de la rodilla contraria, su codo apoyado en la silla mientras acariciaba sus labios con los dedos, totalmente pensativo y con la mirada puesta en los papeles que tenía en la superficie de la mesa. Él también se mantuvo en silencio desde que comenzamos a trabajar, se notaba que no era el único con asuntos pendientes.

Pero entonces levantó la cabeza cuando mis ojos se quedaron en él por más de un minuto si es que era posible.

Los dos nos mantuvimos así, casi perdidos en la mirada del otro mientras una pequeña sonrisa se formaba en nuestros labios. Sé que Némesis me había advertido muchas veces con que fuera discreta por el asunto, pero mierda, cuando tenía a Harry de frente lo que menos podía hacer era actuar indiferente.

Hasta que la sentí moverse a mi lado, apretando el agarre de su pluma. Eso me hizo retomar mi postura, fingiendo leer una línea en el libro abierto que tenía, siguiendo ésta con el dedo índice.

Y pese a eso, todavía podía sentir a Harry mirándome, comiéndome con la mirada tan intensa y penetrante que tenía. Me hacía temblar, que mis manos comenzaran a sudar y mis pies golpetearan el suelo constantemente en señal de nervios.

Lo hacía a propósito, pero si él podía jugar a molestarme, yo sabría jugar peor.

—Señor Potter. —un estudiante habló a unos metros de distancia detrás de nosotras, provocando que varios alzáramos la cabeza.

—Dígame, señor Leblanc. —respondió con voz firme.

Ahora sus ojos estaban puestos en el Gryffindor.

—Tengo una pequeña duda. —se levantó de su asiento, caminando hasta el escritorio.

Luego de eso sus voces fueron bajas, dándole la oportunidad al resto para hablar entre ellos en susurros.

Albus se inclinó sobre la mesa para mirarnos, sólo para realizar muecas graciosas y burlonas que me arrancaron una risa baja, en especial cuando Némesis le devolvió las burlas con su dedo corazón en alto.

—Idiota. —formuló con sus labios a distancia, entrecerrando los ojos.

—¿Cómo van? —preguntó Scorpius, cruzándose de brazos sobre la mesa y agitando su pluma.

La pelinegra y yo nos encogimos de hombros, pero yo hablé por ambas. —Hacemos lo mejor que podemos.

Se volteó a verme. —De seguro ya tienes más de una plana escrita.

Rodando los ojos le enseñé lo que había en mi hoja; no más de un párrafo de seis líneas.

Toda mi concentración se la había llevado Harry, quien aclaró su garganta cuando la duda del chico fue resuelta en brevedad.

—¿Ya han acabado que se pusieron a conversar? —imitó la postura en la que anteriormente estaba Scorpius, con una ceja alzada.

Todo pareció volver a como estaba antes, todos en silencio como si se tratara de un examen cuando sólo era un pequeño trabajo que ni siquiera sabíamos si llevaba calificación.

Y así fue como comenzó mi juego. Todavía viendo al libro y escribiendo sobre el pergamino, mis pies se movieron por cuenta propia a lados contrarios hasta conseguir un espacio notable entre mis piernas.

Volví a sentir el fuego de su mirada en mí, en lo que estaba enseñándole bajo mi falda que llegaba entre tres y cuatro dedos por encima de mis rodillas. Hoy no llevaba nada que cubriera mis bragas color rosa, por lo que fácilmente podrían identificarse a distancia.

Supe que Harry las notó cuando de reojo lo vi removerse en su asiento, aclarando la garganta.

Sonreí con los labios apretados, soltando la pluma por un momento para tomar mi cabello largo y rubio, posicionándolo sobre uno de mis hombros, así también enseñando parte de mi cuello que no ocultaba la blusa ni la túnica.

E introduje mi diestra en esa parte despejada para brindar masajes en la unión de mi cuello y hombros, suspirando suave a la vez que mis piernas se abrían un poco más.

Y quise comprobar cuales estaban siendo sus reacciones, me atreví a formar un nuevo contacto visual. Estaba siendo un completo desastre en sus lugar, aflojando el nudo de su corbata y su mano libre en forma de puño a un costado.

Ahora yo me burlé de él, esperando que entendiera el mensaje que tenía para darle con mis acciones.

Ambos podíamos jugar, sólo que uno lo hacía mejor que el otro.

No era por nada, pero la que sabía hacerlo mejor era yo.

Mi mano fue a parar a la tela de mi falda descansando en mis muslos, deslizando las uñas por mi piel hasta conseguir levantarla un poco más arriba de lo que solía estar siempre. Dejé expuestos mis muslos, por suerte, estábamos a un extremo del salón, por lo que a mi lado derecho sólo estaba una pared.

Me hice hacia adelante en la mesa para cubrirme de Némesis con la túnica, adentrando mayormente mi mano al interior de mis muslos, aplicando presión en la piel con mi dedo índice y el corazón, esperando poder tocarme a mí misma en cualquier segundo.

Pero no lo hice, porque aparté mi toque de inmediato y acomodé mi ropa, volviendo a la normalidad y dejándolo con la boca seca. Tragó visiblemente, entrecerrando los ojos hacia mí y recostándose sobre la silla, palmeando disimuladamente en su regazo.

Un pequeño gesto y lo entendí todo.

Él podía jugar mejor.

[ . . . ]

Había llegado la hora de realizar la poción. Todos estábamos en el salón de pociones en nuestras mesas correspondientes, mentalizándonos para poder conseguir algo bueno y beneficioso, lo que en este caso sería una buena calificación.

La otra parte ya estaba hecha, que era el informe en el que tanto batallamos. Ahora quedaba lo práctico, que era realizar paso por paso la famosa Amortentia, algo que jamás habíamos hecho. Pero a los chicos y a mí nos encantaba complicarnos la vida.

Albus estaba a mi lado, los otros dos frente a nosotros ya con todo listo sobre la mesa.

Yo tenía el libro con los pasos a seguir y el caldero para asegurarme de añadir en él las cantidades exactas. Claramente ayudaría con el resto de cosas, pero ellos habían decidido que supervisara todo lo que cayera en el caldero, puesto a que era una chica demasiado observadora a cada detalle que ocurriera.

Si alguien la cagaba, tendría que estar atenta a buscar una solución rápida.

—¿Nos hará olerla después? —quiso saber Albus, ajustando las gafas protectoras sobre sus ojos.

Solté una risa al verlo, ayudándolo. —Espero que no, esa sería la peor forma de exponer nuestros intereses amorosos.

—¿Acaso estás enamorada o algo parecido?

Resoplé, alejando mi toque de él cuando conseguimos ajustar las gafas.

—Por supuesto que no, sabes que ese no es mi interés ahora mismo. —respondí, esperando no titubear entre palabras— ¿Y tú?

—Nah, creo que eso no es para mí. —suspiró, apoyándose en la mesa— Bueno...

Su tono bajo me dio curiosidad, haciéndome inclinar un poco más cerca de él para que esta conversación no se escuchara por el salón. Sabía que esos temas eran bastante privados para Albus, por lo menos hasta que su interés amoroso y él formaran algo serio. Pero mientras no fuera así, prefería dejarlo en secreto.

Decía que cuando conocías a alguien y se lo contabas a los demás, traía mala suerte y provocaba que no se llegara a nada formal.

Estaba de acuerdo, pero entre nosotros nunca fue así.

—¿Qué significa ese ''bueno'', Albus Potter?

Se rascó la nuca. —En la fiesta, el sábado... ¿recuerdas que invitamos a unos cuantos de Ravenclaw? Había una chica.

Mi boca se abrió con sorpresa, pero de inmediato empujó mi mentón hacia arriba para cerrarla.

—No te emociones antes de tiempo que te conozco, no pasó nada, no hay nada. Sólo una charla de cuánto, ¿dos minutos? Porque ella estaba con un grupo de amigos que conozco y... bueno, no sé. Era bonita.

—¿Y te sabes su nombre? —ladeé la cabeza.

—Priscila. —comentó, jugando distraído con sus manos— Creo que es la chica más bonita que he visto.

Sus palabras me hicieron sonreír con ternura. La versión enamorada de Albus era la mejor que podía tener y debían saber apreciarla de la mejor manera, pero nadie lo ha hecho hasta el momento y me entristecía que nadie lo admirara de la forma en que él estaba dispuesto a admirar.

Le di un suave empujón con el hombro para levantarle el ánimo; me respondió con una sonrisa también, divertido por mi gesto.

—Yo te recomiendo, si te parece bonita como dices, que la busques. —propuse como idea loca— Se acerca Halloween, podrías invitarla a la fiesta que se realiza todos los años.

—¿Conocerla en una fiesta con alcohol?

Rodé los ojos. —No te tienes que emborrachar precisamente, Potter. Sólo es una idea, sabes que ninguno de nosotros se entromete demasiado cuando nos gusta alguien.

—Creo que ahora estoy necesitando que todos ustedes se entrometan. —gimió con preocupación, dejando caer la cabeza sobre la mesa.

Suspiré, levantándolo cuando la profesora se levantó de su escritorio, dispuesta a comenzar con la clase.

—Hablaremos de esto después de hacer la poción. —susurré, dejando mi mano sobre la de él.

La profesora Carolyn brindó una enorme sonrisa a todos los que nos encontrábamos en el salón; ella siempre fue así de risueña, cercana a sus alumnos de la misma forma que el señor Longbottom. Para la mayoría, ellos eran como una familia más que nos brindaban esa confianza para contar los problemas, sabiendo que jamás saldría de sus bocas.

—Buenos días, niños. ¿Cómo están? —entrelazó sus manos por delante, apoyada en el escritorio— Como sabrán y podrán recordar, hoy comenzaremos a trabajar con sus pociones. Tengo sus informes aquí pero no he terminado de revisarlos todos, así que olvídense de eso por el momento y enfoquémonos en lo importante.

Dio unos cuantos pasos por el salón mientras continuaba hablando.

—Este es un trabajo que posiblemente nos tarde días, ya que ninguna de las pociones podrá estar lista en lo que termine esta hora, ¿ajá? —arqueó una ceja— Cabe recalcar que su uso o consumo está estrictamente prohibido. Una vez estén preparadas, serán analizadas por mí y conservadas lejos del alcance de cualquier estudiante o profesor por seguridad. ¿Tienen alguna duda de cómo funcionará esto?

Mi mano se alzó de inmediato, a lo que eso llamó su atención para darme la palabra con un asentimiento. 

—Bueno, ninguno de nosotros está especializado en pociones ni tiene la suficiente experiencia en esto de prepararlas. En el caso de que alguno cometa un error que haga fallar en la preparación, ¿perjudicará demasiado con la calificación?

Noté que Scorpius me daba una mirada. Me giré hacia él por cortos segundos, luego volviendo mi atención a la profesora.

—Claro que no, entiendo que realizar pociones no es tan fácil como suena y requiere de mucha práctica para poder conseguir la buena, por lo que no seré exigente en ese sentido, ¿bien? —carcajeó— No tengan miedo. De todas formas, saben que yo estaré aquí en caso de cualquier duda que tengan.

Hubo un silencio en que solo nos dedicamos a mover la cabeza de arriba hacia abajo, indicándole que todos estábamos de acuerdo con lo que decía.

Además, era probable que varios estuvieran ansiosos o nerviosos por lo que se venía.

—Entonces no les haré perder más tiempo y dejaré que comiencen. Iré pasando por sus lugares cada quince minutos, pero antes lo haré para preguntar sobre qué poción desean realizar o que implementos necesitan por si faltan. ¡A trabajar!

Cada estudiante comenzó a moverse por el salón en busca de los implementos. Los chicos y yo nos quedamos en nuestro lugar, asegurándonos de tener todo a mano para empezar lo antes posible y así no perder tiempo.

—¿Será buena idea hacer esto? —Némesis arrugó la nariz, poniéndose a mi lado para leer los pasos a seguir.

—Tú y Albus fueron los de la idea. —atacó Scorpius.

—Y ustedes los que estuvieron de acuerdo. —Albus entrecerró los ojos— Ya, no tengamos miedo, somos capaces de cualquier cosa. Y si sale mal, de seguro tenemos una nueva oportunidad, ¿cuánto tarda en prepararse esta cosa? ¿dos semanas?

Le di la razón. —Un poco más, tres semanas si no me equivoco.

Mi dedo como costumbre siguió las líneas que leía con bastante velocidad, analizando cada cosa que debíamos hacer al pie de la letra. Amortentia era una poción de nivel avanzado, una de las más difíciles de realizar, algo que nunca nos pusimos a pensar.

Pero quizás Albus tenía razón, somos capaces de cualquier cosa.

Y como dicen por ahí, de los errores se aprende.

Aunque ese dicho nunca servía para mí, porque mi padre decía que yo no debía cometer errores, yo no necesitaba aprender a causa de una equivocación, que para eso él me estaba enseñando desde mucho antes.

—Iré mencionando los ingredientes, díganme si tenemos todo, por favor. —hablé, cambiando la hoja.

Aclaré la garganta. —Asfódelo.

—Sí. —respondió Scorpius.

—Tisana.

—Sí. —volvió a responder.

—Semillas de anís verde.

Las cuatro miradas fueron a la mesa para comprobarlo.

—Acá. —Albus las alzó dentro de una bolsa, a lo que asentí.

—Raíz de Angélica, comino, hinojo, acónito. —mencioné rápidamente.

Fue turno de Némesis. —Está todo.

—Bien, y por último Ajenjo. —dejé el libro sobre la mesa, viendo yo misma aquel ingrediente sobre la mesa— Perfecto, tenemos todo. Será mejor empezar ahora.

—Oye, ¿por qué este libro está todo rayado? ¿No encontraste uno mejor?

Fruncí el ceño hacia Némesis, observando el libro con atención. Siempre solía dejar apuntes en cualquier hoja que encontraba, en este caso, solía hacerlo cada vez que la profesora daba datos importantes y que podrían servirnos.

Por ejemplo, en donde decía ''Asfódelo'', escribí en la parte superior que era necesario introducirlo al caldero en pedazos pequeños para un mayor efecto en vez de hacerlo molido.

—Es mío y no importa cómo esté.

—¿Todo en orden por aquí, niños?

La voz de la profesora nos dejó en silencio, tomando posturas firmes para no revelar nuestra duda sobre realizar la poción o no, pero pareció notarlo y nos sonrió astuta, cruzándose de brazos.

—El informe de ustedes fue uno de los primeros que revisé, prepararán Amortentia, ¿no es así? —asentimos— Son muy valientes para realizarla, no cualquiera se atrevería a realizar una poción de nivel avanzado sin tener la experiencia suficiente. ¿Necesitan ayuda con algo? ¿Les falta un ingrediente?

—No. —respondí por el grupo— Solamente estamos dudando un poco...

—Ustedes lo harán bien, son un grupo demasiado inteligente cuando se trata de trabajar juntos. —acarició la espalda de Scorpius, quien estaba a su lado— Asegúrense de ir revisando el vapor que bote a medida que la vayan preparando y además de su aspecto de un brillo nacarado. El vapor va en espirales, y si no es así sabrán que algo habrán hecho mal.

Estuvo dispuesta a alejarse, pero la interrumpí inmediatamente.

—¿Nos hará olerla cuando esté lista?

—Sería lo ideal, sí. O que alguno de sus compañeros también lo haga.

Entonces se fue a otro grupo y yo aproveché de mirar a Némesis, quien sólo trató de suavizar el tema, tomando el libro y ahora leyéndolo en voz baja.

—Lo primero que va son los trozos pequeños de Asfódelo. —levantó la cabeza— Hay que cortarlos.

—¿Una cantidad exacta? —el rubio tomó el cuchillo, subiendo las mangas de su túnica hasta los codos.

—Una sola. —tomó la planta desde el tallo, dejándosela sobre la tabla para cortar— Esa debes cortarla en pedazos, trata de que sean bien pequeños, luego se introducen en el caldero.

Inmediatamente se puso a cortar dicha planta con concentración, mientras tanto, Albus tomó un recipiente que contenía un líquido caliente del cual podía verse el vapor salir. Lo acercó al caldero y lo tiró en el interior.

—Esto es Tisana, es una mezcla de hierbas y especias que debe introducirse hirviendo o caliente. —se inclinó un poco para susurrar— Papá se ofreció a ayudarme con eso, le comenté lo que haríamos y se dio cuenta de que nos faltaba ese ingrediente.

—¿Tu papá? —sonreí revelando mis dientes.

—Sí, dijo que no fue el mejor en pociones porque hizo trampa, pero recuerda un par de cosas.

Mi sonrisa debió ser completamente acusatoria, porque Némesis me brindó una pequeña patada en el pie, a lo que enderecé mi espalda para dar un poco de mi ayuda a lo que sería toda esta larga preparación.

[ . . . ]

Al terminar la clase, tuve que limpiar el sudor que se acumuló en mi frente tras el extenso trabajo.

Némesis estaba echada sobre la mesa, utilizando sus brazos como almohada. Albus apoyaba la cabeza en la palma de su mano que resbalaba un par de veces y a Scorpius se le cerraban los ojos cada cinco segundos, los abría rápidamente.

Nos ocupó hasta el último minuto en terminarla. Fue toda una satisfacción cuando comprobamos el brillo que había mencionado la profesora junto al vapor en espiral en un tono rosa muy pálido.

Según tengo entendido, iría tomando un rosa más oscuro con el pasar de los días.

—Chicos, hicieron un trabajo increíble. —la mujer se acercó a la mesa, notando nuestro agotamiento— Vayan a comer algo y después a descansar, yo guardaré la poción y la revisaremos junto a las demás una vez estén listas.

Con una pequeña sonrisa de orgullo se alejó, dándome la oportunidad para despertar a los demás y así poder irnos de una vez al comedor. Moría de hambre y de ser, la poción acabó hasta con la más mínima energía.

Y me dolían los ojos; por un momento la poción no estaba yendo bien, por lo que me incliné a revisar el caldero y expulsó un fuerte vapor que se introdujo en mí.

—Vamos. —moví a Albus, quien era el más dormido de los otros— Nos merecemos ese almuerzo.

En el comedor, devoramos la comida en completo silencio. Podíamos escuchar al resto de compañeros hablar sobre lo que tuvimos que hacer en esa clase, emocionados por el gran paso que habían dado, pero nosotros lucíamos como todo lo contrario.

Habíamos sido los únicos que eligieron una poción de nivel avanzado, algo que no volveré a repetir en mi vida.

Y durante el almuerzo, divisé a Harry en la mesa de profesores charlando con el señor Longbottom luego de haber terminado, con los antebrazos apoyados en la mesa, dándole un aspecto más que elegante y encantador que me hizo suspirar.

Quizás necesitaba ir a su oficina después de esto y descansar en su cama durante todo el día.

⊹──⊱✠⊰──⊹

I ALWAYS COME BACK.

Continue Reading

You'll Also Like

192K 10.9K 18
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ΒΏQuΓ© suce...
186K 15.7K 35
|π€π‘π“πˆπ’π“π’ π‹πŽπ•π„| Β«El amor es el arte de crear por la sensaciΓ³n misma, sin esperar nada a cambio,mΓ‘s allΓ‘ del placer mismo del acto creativo...
472K 7.1K 5
𝙃𝙀π™ͺπ™¨π™š π™Šπ™› π˜½π™‘π™–π™˜π™  || π’πšπ πš π‡πšπ«π«π² 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Madelyn siempre tuvo esos pensamientos al saber q...
378K 24.8K 96
Todas las personas se cansan. Junior lo sabΓ­a y aun asΓ­ continuΓ³ lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.