Mon Ange, Sauve Moi

By Bluedanger15

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Ángel mío, sálvame... Se repite una y otra vez. Las plegarias a Dios se repiten todas las noches, y el Ángel... More

Prólogo
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By Bluedanger15

°•☆•°

La música sonaba alta dentro del departamento, Freddie Mercury cantaba a coro que le buscaran alguien a quien amar, y a todo eso les acompañaba la voz de una silueta vestida de telas suaves y oscuras, largas hasta sus muslos que resaltaba un short negro que se deslizaba hacia la puerta pensando que sería alguna vecina del edificio, porque no era primera vez que venía un viejo cascarrabias a golpetear la puerta para callar la música y de pasó apodarlo marica por su propia expresión de género.

Pero al abrir la puerta se llevó la gran sorpresa.

- Oh, mierda...

- ¿Crowley?... - Una sonrisa traviesa se escapó de sus labios y se cruzó de brazos - ¿Pero a quién tenemos aquí?

- No te voy a dar explicaciones. Ni una sola.

- Dale, pero ¿se las darías a Aziraphale?

- No lo metas.

- Él está aquí.

La cara de Crowley palideció, pero la pronta risa del hombre le devolvió el alma al cuerpo.

- Disculpa - Se oyó una voz detrás del intruso -, ¿quién mierda eres y por qué molestas a mi chica?

- No es nadie, simplemente un idiota que se perdió. - Explicó Crowley.

- ¿Chica? - El alto miró a Crowley divertido - Estás lleno de sorpresas.

- Si oyes "chica", por qué sigues tratándola con pronombres masculinos.

- De todas formas mis pronombres son fluidos. - Crowley se encogió de hombros.

- Las mujeres son superiores, Jessamy, sólo ciérrale la puerta al imbécil. - Se hizo al lado de quien llamaba Jessamy.

- Lo siento, Gabriel, hoy no puedo recibir visitas.

- ¿Estás bromeando? Adivino, éste es tu novio. - Beelz hizo una mueca, Crowley se cruzó de brazos.

- No te incumbe.

- Bueno, simplemente, quiero ver cuáles son las juntas de mi herma... - La risa de Beelz lo interrumpió.

- ¿Las juntas de tu... hermano? - Sonrió, desordenando más su pelo con su mano - Amigo, el albino es un adulto, no te necesita. Es más, lo que haces se llama acoso y es denunciable. ¿No es suficiente teniendo a tu Dios observando todo? Si tanto quieres saber de tu hermano, ve y pregúntale a tu ente... porque al parecer ni se te ocurre hablar con tu propio hermanito.

Gabriel se le quedó mirando, Beelz empujó a Crowley y cerró la puerta en la cara de Gabriel, dejándolo algo atónito.

Beelz miró a Crowley y suspiró.

- ¿Estás bien?

- Iré a cambiarme. - Se giró, yendo camino hacia su habitación.

- ¿Por qué? Te ves bien así. - Va tras ella.

- No es cierto, es ridículo...

- Jessamy.

- Voy a cambiar ese nombre.

- Anda, que está bonito.

- Sólo dime Crowley... Funciona para todo caso.

Beelz suspiró.

- No seas cobarde, ¿qué importa si el idiota le dice a todo el mundo que te vistes de mujer?

- Lo haces ver fácil.

- Debería ser fácil. - Beelz le dio otro empujón.

- ¡No me empujes!

- Te seguiré empujando hasta que te pongas bien firme para no caerte.

Crowley se sentó en su diván estirada de piernas, cruzada de brazos, resignada.

- ¿Te asusta que le diga a Aziraphale?

- Algo. Pensará que soy una persona rara.

- ¿Y acaso crees que ese tal Gabriel no lo trata de rarito a él? Viendo el gran hermano mayor que es de más que lo habrá molestado por parecer un muñeco de nieve.

- Beelz... - Regañó.

- ¿No lo crees?

Crowley desvió la mirada.

- Es más, llámalo. - Sacó el celular de Crowley.

- ¿Qué?

- Llámalo. A Aziraphale, dile que venga. Hablen.

- ¿Estás loco?

- Probablemente... ¡No me cambies el tema! Llama a Aziraphale, invítalo a tu casa, o a salir, lo que sea, y hablen, lo necesitan.

- No creo que...

- Ahora, o después se hará tarde.

Crowley se quedó mirando su propio aparato móvil, pensando seriamente.

Accedió.

Pronto un nervioso Aziraphale subía las escaleras, peldaño por peldaño pensando si quitar su miedo a los ascensores o no. Por ahora no.

Llegó al departamento de Crowley y tocó el timbre, al abrir se sorprendió un poco. Tenía a un Crowley de greñas rojas y rizadas, los labios brillantes y húmedos, la ropa ligera de tonos oscuros con una bonita falda luciendo unas calzas y unos shorts ajustados debajo.

- Hola, Aziraphale.

- Hola, Crowley... - Aziraphale aún vislumbraba al pelirrojo... pelirroja, de arriba a abajo - Te ves... - Crowley se sintió nerviosa - increíble. Ese estilo te luce... ¿Debería llamarte...?

- Jessamy ... - Murmuró nerviosa - Yo... uh... Pasa, pasa, puedo explicarte... más bien, hablarte más de mí...

- Por supuesto, querida.

Crowley sintió sus mejillas arder, su corazón revoloteó.

- Ven, siéntate en la sala, de todas formas tengo bocadillos.

Lo guió y ambos se sentaron para comenzar la plática. Aunque fue sorprendente ver que Aziraphale no tocara la comida, aún miraba con atención la nueva imagen de Crowley, no le incomodaba, le gustaba... por supuesto, seguía siendo su amiga.

- Verás yo... hay veces en las que... me gusta ser y lucir como una chica y otras como un chico, o solo ser una persona nada más... la vida sería más fácil si nadie se etiquetara en grupos de "hombres y mujeres".

- Sí, estoy de acuerdo, han habido muchas separaciones e ideologías por eso. - Murmuró Aziraphale en un tono algo grave.

Crowley asintió.

- Y pues... en estos momentos soy Jessamy. Mi nombre es Anthony Jessamy Crowley. Así que... Crowley sirve para ambos casos... es más fácil y cómodo, supongo.

- ¿Chloe te ayudó con tu nombre?

- Fue Daniel, en realidad...

- Que considerado. - Sonrió.

- Aún siento que les debo mucho, pero me hacen saber que no es así, dicen que a cambio mi felicidad es su recompensa.

- Opino lo mismo.

- Entonces... ¿No te parezco un bicho raro?

- ¿Qué? - Aziraphale frunció el ceño - Crowley, por supuesto que no. Sabes bien como soy yo, me informo bien de estos temas, y no juzgo a la gente. Es más, mírate, te ves increíble, es un placer poder conocerte mejor. Y querida, Jessamy, estás realmente preciosa.

Crowley hundió sus dedos en su ropa, arrugando la falda que tenía puesta, sonrió nerviosa mientras procesaba esas palabras, pero sus ojos picaron. Se había emocionado. Mucho.

- ¿Estás bien, querida?

- S-Sí - Respondió sin mirarlo -. O-Obvio... - Sollozó.

- ¿Crowley, estás llorando?

La pelirroja negó.

- No es nada malo... simplemente, estoy feliz...

Aziraphale se apegó más a su lado y acarició con delicadeza su espalda.

- Seas una chica o un chico, Crowley... sólo sé quien eres, nada va a cambiar... te quiero así, sigues siendo mi personita esp... ¡Mh! - Aziraphale cerró sus ojos por instinto.

¿Por qué? Porque estaba siendo besado, aunque fue un beso corto.

- ¡Maldita sea! ¡Lo siento! ¡Aziraphale, perdón! Yo no quise... bueno... no... no es lo que... - Crowley entró en pánico.

Aziraphale no quiso analizar la situación, es más, estaba algo cansado de sobre pensar tanto las cosas, ¿qué sentido tenía negarse tanto y tantas veces? Lo que sentía era completamente natural. Así que, para qué contenerlo.

Crowley se sobresaltó ligeramente cuando Aziraphale tomó sus mejillas con ambas de sus manos tan cálidas, abrigando su piel, sus ojos se mantuvieron abiertos, mismos que quedaron al descubierto cuando el albino se deshizo de los lentes oscuros, sus miradas se cruzaron y sin decir nada, Aziraphale se acercó para besarlo.

¿No ser compatibles? Ni Aziraphale se lo creía.

Él lo sentía en el corazón, cuando se mentía a si mismo, jamás le gustó esa sensación en su pecho de saber que se equivocaba. Como cuando nos referimos a la iglesia, su corazón pesaba cuando Crowley sufría o alguien más le juzgaba, sabía que los pecados se sentían así de pesados, sabía que hacer el mal se sentía así de pesado. Y así de pesado se sentía negar lo que sentía por Crowley, por lo que el verdadero pecado en aquello era dejarse sufrir con la negación. Porque su corazón se sentía más libre que nunca al besar a Crowley.

La pelirroja ladeó la cabeza, cerrando sus ojos, apegándose al albino, oyendo el sonido de su respiración mezclarse con la suya, llevando sus manos a los suaves cabellos blancos de su amigo. Sintiendo una satisfacción enorme al poder finalmente probar esos labios, era como probar el fruto prohibido, se sentía tan mal y bien al mismo tiempo, quería parar y hacer miles de preguntas pero, la única reacción que tuvo fue subir sobre Aziraphale y sentarse en su regazo, sintiendo las manos del albino bajo su falda, sujetando sus muslos, y entonces finalmente se detuvieron, cruzando miradas entre ellos, viéndose el uno al otro con una mirada profunda, confusa, nueva.

- Aziraphale...

- Crowley...

- Yo... - Aziraphale lo miró de reojo - ¿Debería disculparme?

- Por supuesto que no... no has hecho nada malo... - Crowley murmuró con una voz suave.

- ¿Crees que... esté mal? - Su voz sonó bajito.

- ¿Tú te sentiste mal? - Contestó casi en susurro.

Sus voces fueron suaves y bajas.

Aziraphale negó con la cabeza.

- No estuvo mal...

- Entonces, ¿por qué paraste? - Se acercó para besarlo de nuevo, con un poco de más intensidad, hundiendo su cuerpo en el del contrario, probándose mutuamente.

Quedándose así entre ellos por un buen rato.

~♡~

- Crowley... ¿Crees que vamos demasiado rápido? - Preguntó Aziraphale, mirando la televisión mientras comía algunos bocadillos.

- No es necesario que comencemos una relación amorosa, Aziraphale... Podemos seguir siendo amigos, salir y conocernos más... y ver si se da que entre nosotros... podamos llegar a ser más que amigos...

- Me gusta la idea... - Confesó algo avergonzado.

- A mí también... - Sonrió nervioso - Jessamy ya se fue a dormir... - Mandó su falda a volar, quedándose con sus shorts.

Aziraphale rió bajito.

- Me gustas de cualquier forma. Sigues siendo tú. Y el que seas tú me encanta.

Crowley se sonrojó.

- Uh... Sí... uh... Gracias... uh... También te amo... ¡Me gustas digo!

Aziraphale sonrió con las mejillas ruborizadas.

- ¿Crees que... podrías amarme?

- ¿Qué pregunta es esa, Azira?

- Bueno, ya sabes, soy un inexperto total... no sé mucho de amor.

- No te preocupes. Tampoco es que yo sea un experto, puedo ser algo atento pero no soy romántico.

- Entiendo.

- Pero, oye...

Aziraphale se volteó y Crowley le robó un beso.

- Amarte es fácil. - Murmuró cerca de sus labios.

Aziraphale chilló.

- ¡No hagas eso, Crowley, por Dios! - Se tapó la cara.

Crowley rió divertido.

- ¿Te quedarás hoy?

- Hoy no, querido. Lo siento, mi madre está de visita y debo ir a verla con Gabriel.

- ¿Tu madre? Uh... Envíale saludos... - Fingió una sonrisa.

- No te preocupes.

- Oye espera, ¿irás... con Gabriel?

- Sí, ¿por qué?

- Uhm... Verás, tu querido hermano vino aquí esta mañana... me vio como Jessamy y... se burló un poco...

- ¿De verdad?

- ¿Crees que le diga a tu madre?

- ¿Sólo vino para burlarse? - Aziraphale tenía el ceño fruncido.

- No te preocupes, no me afecta. Según él, como siempre tan buen hermano, es para asegurarse con quien te juntas.

- ¡Es un maldito chismoso! - Exclamó, Crowley abrió sus ojos como plato y Aziraphale se llevó una mano a la boca - Y-Yo... Perdón, dije una mala palabra... es sólo que... ¡Me enoja mucho!

- Tranquilo, ángel, entiendo cómo te sientes...

- Voy a hablar seriamente con él, más le vale no andar diciendo cosas tontas a mamá, Gabriel... ese Gabriel... - Refunfuñó.

Crowley sonrió con ternura.

- Cuídate, Aziraphale. Si necesitas algo sabes que puedes llamarme, pedo ir a buscarte, ir a tu casa o tu a la mía, si gustas.

- Por supuesto, querido - Su enojo desapareció -. Cualquier cosa te aviso, adiós. - Salió rápidamente, sin darle a Crowley el tiempo de levantarse para acompañarlo a la puerta. 

°•☆•°

~[♡]~

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