Yizhan.

By MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... More

Prólogo.
Promesa.
Feroz.
Deuda.
Destinados.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Solo Mio.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Paseo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
¿Un adios o un hasta luego?
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

Batalla.

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By MichiLugo





Con el anuncio del nacimiento del príncipe de Yang pronto el imperio se regocijo. Al igual que con la llegada del primer príncipe y heredero al trono, se efectuó una celebración la cual tuvo una duración de 3 días.

Todos estaban felices con el crecimiento de la familia real y con la propagación de la sangre del emperador. Todos auguraban un gran futuro para el pequeño príncipe quien había nacido de dos grandes y extraordinarios hombres.

En el reino ahora no sólo se escuchaban halagos por el gran emperador del Yang, ahora también se exhaltaba a su consorte, aquel guerrero valiente proveniente de Liang. Todos admiraban al joven rey y lo enaltecian cada vez que podían, confiaban que junto con los emperadores de Yang, este llevara prosperidad y seguridad al reino, cosa que no demoró en cumplir.

Para cuando el segundo príncipe de Yang había cumplido sus 5 meses de vida, alarmantes noticias llegaron al palacio. La regio del Este se había levantado en armas y se habían aliado con los mongoles para atacar el reino.

Liderados por el príncipe heredero de los mongoles quien era conocido por ser sanguinario y despiadado, avanzaban a toda marcha dejando devastación y un largo rastro de sangre.

La paz que se había estado respirando en el reino de Yang pronto se vio perturbada y aunque sus habitantes tenían gran confianza en sus gobernantes, no dejaban de sentir como el miedo los asechaba en cada esquina.

Los mongoles era imparables y despiadados, eran una gran amenaza no sólo para el reino de Yang sino para todos aquellos que estuvieran en contra. Había que tomar medidas rápidas para detenerlos y solo una persona podría hacerse cargo.

- General.- Un oficial se reverencio.- Bienvenido.

- Gracias por haberme recibido con tanta prisa.- Un hombre mayor y con mirada afilada se encontraba en las afueras del salón.

- Nuestro general lo está esperando. Ya todos están reunidos.

- No quiero ser irrespetuoso pero...- El hombre detuvo sus pasos.- ¿Están seguros que este general es lo suficientemente capaz para liderar las tropas y para crear las estrategias?

- Por supuesto.- Sonrió.- Nuestro general no sólo es el rey consorte de Yang sino que también es el antiguo general de Liang. Creo que ha escuchado sobre él.

- He escuchado algunas cosas pero como sabe siempre los rumores son exagerados.

- Créame, esos rumores en lugar de ser exagerados...se quedan cortos.

El incrédulo General fue dirigido hacia el gran salón donde un grupo de militares de altos rangos se encontraban reunidos. Los hombres rodeaban la enorme mesa donde yacía un gran mapa militar y en el centro de estos, desde su asiento, atrayendo toda la atención sobre sí, un atractivo hombre de pelo negro los observaba atentamente mientras discutían.

De pronto, aquel general que había asistido a aquella reunión sumamente reacio y con el ceño fruncido, relajó su expresión. Pudo corroborar lo que aquel oficial le había dicho antes sobre los rumores esparcidos por todo el imperio, al menos cuando se trataba de la belleza de aquel famoso General.

- Mi rey.- El oficial que lo acompañaba hizo una reverencia.- El general del estado del Norte está aquí.

- El general Li saluda a su majestad.- El hombre hizo una reverencia.

- Bienvenido General.- Zhan se levantó de su asiento.- Llega en buen momento. Estamos repasando las estrategias que utilizaremos para contener al enemigo.

- He oído mucho sobre usted.- Examinó al pelinegro frente a él.

- Espero que sean cosas buenas.- Arqueo una ceja.- Aunque puedo estar seguro que si son cosas buenas.- Sus palabras provocaron la risa de los presnetes.

- Por lo que veo muestro rey tiene un gran ego.- Sonrió con ironía.

- Mucho más grande que yo.- Dibujó media sonrisa.- Tan inmenso que no cabe dentro de mí.

- Espero que eso se demuestre en el campo de batalla.

- No sólo lo demostraré.- Mostró una gran sonrisa.- Haré que crezca aún más gracias a mi nueva victoria.- Levantó su mano y apuntó a uno de los asientos.- Por favor, sea bienvenido.

- Gracias.- El hombre caminó hacia su asiento en silencio. Con ese poco intercambio de palabras supo inmediatamente que el tratar de medir fuerzas con aquel omega, incluso con palabras, sería algo inútil.

.............

- ¿Tienes que ir a la guerra?.- El joven príncipe formó un puchero.

- Mi lugar es junto a mi maestro.- Shaham bajó la mirada al rostro del más joven.

- ¿Si te pido que te quedes y cuides de mi lo harías?

- No pienso abandonar a mi maestro. Eso es algo que jamás haré.

- Mi hermano no estará, mi cuñado tampoco y tu también te irás.- Se mostró inquieto.- ¿Y si de nuevo intentan lastimarme? ¿No podrías quedarte?

- Nadie te va a lastimar. Tu hermano ya hizo los arreglos para mantenerte seguro junto a la emperatriz y la emperatriz madre.

- Pero...

- Fui formado para proteger y acompañar a mi maestro. Juré serle fiel y seguirlo hasta la muerte si es necesario y eso no va a cambiar por nada...ni por nadie.- Se quedó viéndolo.

- Bien...- Su voz se quebró.- Lamento haberte pedido eso a sabiendas de lo leal que eres. De todas formas.- Sonrió con tristeza.- No soy alguien a quien debas proteger.- Estaba a punto de alejarse cuando el persa tomó su muñeca.

- Si eres alguien a quien debo proteger.- Su voz era baja, aún así podía escucharse a través de su máscara.- No me gustaría que te lastimaras pero debes entender que mi lealtad está con mi maestro. No porque sea mi amo o porque yo le pertenezca, sino porque para mí él es más que un familiar.

- Entiendo.- Asintió cabizbajo.

- Tu hermano ya se encargó de tu seguridad.- Se aclaró la garganta.- Yo lo ayudé, así que comportate y espera pacientemente a que todo termine. No hagas que los demás se preocupen, eso es molesto.

- Está bien.- Sonrió.- Ya que mañana marchan al frente. ¿Podrías venir esta noche a mi palacio?

- ¿Para qué?.- Frunció el ceño.- ¿Vendrás?.- Volvió a sonreir.

- Yo no voy.- Retiró su mano.

- Eso dices...pero se que vendrás.- Se alejó corriendo.- Te veré allí.

- ¿Cuántas veces se te ha dicho que no corras?.- Se quedó viendo al joven alejarse.- Tan molesto.- Luego bajó su mirada a la mano que antes sostuvo la muñeca del joven, retiró su máscara y la llevó a su nariz para luego aspirar.- ¿Acaso mintió?.- Habló para sí mismo.- ¿Por qué puedo percibirlo?

..........

- Nuestro pequeño ShiZi cada día está más hermoso.- Lian Hua sostenía al pequeño en sus piernas.

- Verlo así me recuerda a nuestra peonia.- Yibo pellizco las mejillas de su hijo.

- ¿Zhan aún sigue en la reunión?

- Está dando los últimos toques para mañana marchar al frente.

- Mañana partirán.- Suspiró.- Solo les pido que se cuiden. Se que podrán manejar la situación pero aún así no dejo de preocuparme. ShiZi está muy pequeño aún y ya su madre irá a la guerra.

- Por eso ambos confiamos en ti. Como emperatriz, tu también eres su madre. Eso hace que nos marchemos tranquilos.

- Lo voy a cuidar como si fuera mi pequeña peonia.- Envolvió al pequeño en sus brazos.

- Por favor cuídense.- Tomó su mano.- Ya dejé la seguridad necesaria para ustedes. En mi ausencia tu y mi madre tienen el mando así que todos deben hacer lo que ustedes digan.

- Estaremos orando cada día hasta su regreso.

- Hua Hua.- Le sonrió.- Gracias por haber aceptado el nombramiento de Zhan como general.

- Admito que es un poco extraño para mí verlo en aquel lugar que una vez fue de mi hermano pero Zhan ha demostrado que lo merece.- Sonrió.

- Se que ha sido duro para ti superar lo ocurrido, sobre todo el estar alejada de tu madre. Tal y como lo pediste, ella fue enviada con tu hermano menor a la frontera de Liang. Con tu hermano como gobernador no tendrá una vida difícil allí.

- Lo sé.- Sonrió con la mirada baja.

- Todo va a estar bien.

- Para mí todo va a estar bien cuando ustedes regresen sanos y salvos.

- Así será.

Como cada viernes, el emperador de Yang se encontraba en compañía de su emperatriz. Los esposos se reunían 3 veces a la semana para ponerse al día con los acontecimientos o simplemente para hacerse compañía.

Aunque seguían compartiendo una cama, todo era diferente. Cuando todos se marchaban y las luces se apagaban, se acostaban uno al lado del otro, algunas veces platicaban hasta que el sueño los vencía y otras veces solo se quedaban en silencio.

Para mantener el poder de la emperatriz intacto y evitar que los demás conspiraran contra ella argumentando abandono por parte del emperador, Wang Yibo continuó visitando los aposentos de su esposa pero también lo hacía para cumplir aquella promesa que le había hecho.

Esta vez no se sentía obligado, era algo que hacía con sumo placer pues antes de convertirse en su esposa Lian Hua había sido su amiga, una amiga que seguía estando allí a pesar del tiempo y las adversidades, una amiga la cual le hacía feliz el tenerla a su lado.

Aquella no el emperador romperia la rutina, está vez no dormiría en los aposentos de su emperatriz. Estaba a punto de partir al frente de guerra, a un futuro incierto por lo que decidió pasarla junto a su amado consorte pero no sin antes dedicarle un poco de tiempo y algunas palabras a su primera esposa.

Aquella noche el emperador y la emperatriz luego de una larga charla se despidieron con la promesa de volverse a ver y celebrar la victoria.

..........

Desde la distancia Shaham observó al joven omega que se encontraba sentado debajo del gran árbol de su jardín. Este observaba fijamente las estrellas con una gran sonrisa.

Mientras lo veía se preguntaba cómo una persona que había experimentado tanto peligro en su vida podía sonreír de tal manera. Esto era algo que había llamado su atención desde el principio.

Ver la manera en que que aquel joven hablaba de forma tan casual y con una gran sonrisa sobre los sucesos tristes en su vida era algo que de alguna manera le molestaba. Se suponía que en su lugar debía ser una persona precavida, desconfiada de todos y hostil, en cambio allí estaba, siempre sonriendo sin importar que.

El alfa persa seguía de pie en su escondite, observando al sonriente joven y dudando su debía acercarse o no. Ni siquiera sabía porque se encontraba allí cuando claramente había dicho que no asistiría pero ahí estaba él, a solo unos pocos metros, luchando para dar el primer paso.

- ¿Por qué sigues allí?.- Li'An sonrió.- No tienes que esconderte.

- ¿Como sabias que estaba aquí?.- Salió de su escondite.

- Por tu aroma.- Se giró para verlo.

- ¿Mi aroma?

- Es inconfundible y fuerte.- Sonrió.- Típico del sándalo.

- ¿Puedes percibir aromas?

- Claro que puedo.-Negó.- El que haya perdido el mío no significa que haya perdido la facultad de percibirlo.

- ¿Como sabes que lo perdiste?.- Se detuvo ante él.

- Ningún alfa puede percibirlo, además el médico le dijo a mi hermano que aquel veneno destruyó prácticamente todas mis facultades de omega.

- Rosas.- Dijo de repente.

- ¿Qué?.- Levantó sus cejas confundido.

- Tienes un aroma y es a rosas.

- Eso no es cierto.-Negó mientras sonreía.

- Si es cierto...porque de alguna manera...yo puedo percibirlo.

..........

En el silencio y la oscuridad de la gran habitación, dos cuerpos unidos se movían al mismo ritmo bajo la melodia de los jadeos y los gemidos.

Los dedos del alfa se enterraban en la pequeña cintura del su omega, tirando hacia abajo y curveando sus caderas para ir más allá, más profundo.

Por su parte, el omega gemia descaradamente mientras movía sus caderas en un vaivén lento y constante. Enterrando sus largos dedos en el blanco pecho de su alfa, rodando su cabeza hacia atrás debido a aquel golpe directo en su punto sensible y dejando que el sudor de su cuerpo empapara a su compañero, así Xiao Zhan disfrutaba de aquel momento de placer.

Aquella noche se entregaron con tanta pasión y desenfreno como si se tratara de la última vez. No tenían miedo a lo que iban a enfrentar mañana, estaban seguros de que la victoria estaba en sus manos, solo se querían asegurar de que si el destino decidia que aquella fuera la última vez juntos, lo disfrutarian al máximo.

Las sábanas yacían completamente empapadas por los fluidos, la temperatura se había elevado, al igual que los gemidos todo como producto de un furtivo encuentro que acabó con dos amantes aferrados fuertemente entre sí mientras gruñian al mismo tiempo que devoraban sus labios y se corrían.

Fue un beso prolongado, lento y apasionado. Se besaron sin importar la falta del aire, el ardor en sus labios o el sudor de su cuerpo, se besaron hasta que las fuerzas se agotaron.

- Mañana iremos al frente.- Zhan dejó reposar su mentón en el hombro de su alfa.

- Tengo la certeza de que vamos a vencer.- Deliszo suavemente su mano por la sudada espalda de su omega.

- Claro que vamos a vencer.- Sonrió.- Emperador, yo estaré con usted. Puede confiar en mis habilidades, así como en las de Shaham.

- Lo sé.- Besó su hombro.- ¿Sabes? Esto me hace muy feliz.

- ¿Que?.- Se alejó.- ¿Una guerra?.- Bromeó.

- No.- Acercó sus labios a su nariz y la mordio suavemente.- La idea de tener un compañero que esté a mi lado incluso en mis batallas.

- Yo digo lo mismo.- Sonrió.

- Vivir, gobernar, criar a nuestros hijos e incluso pelear juntos. Todo eso me hace feliz.

- Y si usted es feliz yo también lo soy.

- Zhan.- Lo abrazó con fuerzas acercándolo a su pecho.- Justo ahora...nuestros corazones están latiendo juntos.

- Y juntos dejaran de latir.- Sonrió.

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Se viene una batalla, no se vayan a asustar jajajaja todavía no llega el desvergue jajaja

Ambos van a marchar al frente ¿Creen que obtengan la victoria?

Shaham le confesó al principito que puede percibir su aroma. ¿Como lo tomará? Pero lo más importante ¿Para qué había citado al Persa esa noche?

Ya lo descubriremos.

Y se aproxima la aparición del verdadero villano de la historia así que prepárense. Así me dejan a mi emperatriz en paz jajajajajaja

He intentado organizarme en estos días para ver como regreso a las actualizaciones habituales, no quiero que piensen que le he abandonado porque no es así. Es solo que algunas cosas se han puesto difíciles por acá pero ya veremos como regresan a como eran antes las actus.

Gracias por leer.

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