POV omnisciente
Todo había salido como Nawaki lo quería, había sido un plan sencillo, además de poco planeado, pero bastante efectivo si logro engañar al viejo príncipe.
Engañarlo con una simple ilusión, para que volviera corriendo hacia su maestro como un niño en busca de aprobación por un desastre que lo dejaba muy orgulloso. Sin saber que sería castigado
-así que...¿ahora que?.-le cuestiono la hija de Afrodita mientras comía unas fresas que el hijo del sol había hecho crecer
-la ilusión debería mandarme una señal cuando se disipe, así que nos teletransportaremos hasta donde Naruhito este, gracias a un sello mágico que hice hace como dos años.-comento-casi nunca los uso, solo cuando voy y vuelvo del trabajo después de eso no lo necesito; pero es bastante bueno cuando estoy apurado. Solo marco el lugar y listo puedo ir cuando yo quiera.
Un pequeño zumbido me llego a la cabeza. La ilusión se disipó.
-bueno chicas, es momento de terminar esta misión.-
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Minutos antes
🤴Pov Naruhito🤴
Por fin había matado a ese pequeña molestia, se creía la gran cosa "podrás ser más fuerte que yo pero no podrás hacer lo que yo" ja, ni eso te sirvió contra el heredero del gran Japón.
Poco tiempo después llegamos junto a la sirvienta al palacio del gran Kami de las tormentas.
Al momento de aparecer lo hice en las mismas puertas del palacio, las cuales fueron abiertas solo con mi presencia. Mi maestro ya se había enterado de mi gran logro.
Con paso seguro y con confianza camine hasta estar delante de mi señor con la cabeza del niño aún goteando sangre en la profundidad del mar. Me arrodille delate de su gran divinidad. La sierva hizo lo mismo.
-mi señor-hable-he cumplido con mi misión, aquí le traigo la cabeza del muchacho que ha estado frustrando su gran plan-exprese mientras colocaba la cabeza delante del trono del hijo de Izanagi. El gran dios de las mareas me observo detenidamente antes de hacer que las corrientes levantaran aquel cráneo cercenado hasta tenerlo flotando sobre la palma de su mano.
-has hecho un buen trabajo Naruhito-una sonrisa se formó en mi rostro por el cumplido-pero...desgraciadamente, fuiste engañado, otra vez-no sabia a lo que se refería de manera rápida levante mi mirada hasta mirarlo desde el suelo de madera.
-pero mi señor, no pude haber sido engañado, yo mismo sentí como mi espada cortaba su carne, la sierva de palacio se lo puede confirmar-hable apresuradamente mientras señalaba a la sirena.
-¡silencio!-rugió el dios del rayo-¡jamás te he dado el permiso de que hables, debería sentenciarte a muerte solo por esa insolencia!-mi rostro sudaba por la posibilidad-pero te explicare pequeño mortal, tu mente fue engañada por una pequeña, simple y barata ilusión-hablo mientras aplastaba aquella cabeza de niño que tubo que haber explotado al mínimo esfuerzo de la deidad. Pero nada de eso pasó, la cabeza simplemente se había esfumado-incluso la sierva era una ilusión-gire a ver a la mujer arrodillada, esta también comenzó a desaparecer en una pequeña niebla azul.
-Y siendo tan tonto como eres los trajiste directamente a mi-hablo con enojo mientras una armadura samurái se manifestaba sobre el ropaje de Kami. A la vez que miraba el canto de la sala
En medio de la sala, en un flash aparecieron tres figuras: dos niñas y un niño. Los tres preparados para una inminente batalla.
-Bien, al parecer el príncipe hizo el trabajo-hablo el niño que se suponía que tendría que estar muerto.
Pov omnisciente
-Realmente te agradezco por ser tan fácil de controlar, príncipe-le agradeció con una sonrisa socarrona el hijo del sol. El súbdito del dios presente se levantó empuñando la espada robada, su mirada era de total furia, el hijo del emperador no podía creer que había sido engañado por un simple niño siendo el adulto echo y derecho. Era totalmente inaudito para el. El hijo de apolo miró al Kami delante de el-ríndete Susanoo-no-Mikoto, tus acciones pueden llevar a una futura guerra entre todo tu panteón solo por tu codicia de poder-le dijo con firmeza con la katana apuntando en su dirección. El niño sabía lo que significaba esa simple acción y el dios también.
Una declaración de combate. Era la misma situación que fue con Ares, Percy y el. Si no aceptaba quedaría como cobarde, si aceptaba lucharía contra un semidiós.
-vaya, miren a quien tenemos aquí, si no es mas que el pequeño diosecillo que ha estado molestándome-comentó con asombro el dios de las batallas. El hombre asiático miró a su súbdito que estaba preparado para la pronta confrontación-estaba por matarte por tu incompetencia, pero puedes volverme a ser útil. Ve y mata a las dos mortales. Al niño me lo dejas a mi-su ojos brillaron en un fuerte color azul obscuro.
El príncipe en un asentimiento de su cabeza miró con decisión a las semidiosas antes de abalanzarse contra ellas comenzando una batalla en el medio de la sala del trono.
-no te lo tomes a mal niño, pero eres una espina en mi costado, no puedo dejar que interfieran en mis planes. De otro modo dejaría que mis súbditos te mataran-Una espada de gran tamaño, una mucho más grande de lo que debería ser posible, apareció en sus manos.
La mirada de ambos no se separaba del otro, ambos esperando el primer movimiento de su adversario.
El hijo de apolo cambió la posición de su espada, el dios se preparo para contra atacar. De los labios del nieto de sol las palabras se soltaron dejando salir pequeñas burbujas de aire En la marea.
-Danza del ciempiés - Zigzag de las cien patas-con una velocidad anormal el semidiós de abalanzó con la deidad en un santiamén rompiendo la madera debajo de sus pies. El preadolescente cambiaba de dirección en forma de zigzag con la intención de confundir a su oponente. Antes de siquiera poner la katana cerca del cuerpo piadoso una corriente detuvo la espada creando ondas en el agua.
Usando su control sobre el elemento líquido el dios de un movimiento de su mano para alejar al niño de el.
El hijo del sol vio lo diferente que era enfrentarse al dios; este no era Ares, el dios griego solo usaba la fuerza y se jactaba de su poder, en cambio este hombre era serio y frío, alguien calculador, se le notaba en esa mirada que mostraba una tormenta en el medio del mar. Era un samurái disciplinado eso no lo podía negar, pero el era un shinobi, un guerrero griego, un mago, un descendiente de faraones y descendiente del Kami del sol. Alguna forma encontraría para vencerlo. De eso estaba seguro.
El pelinegro salto de su trono con su espada en alto con la intención de acabar de forma rápida el intento de batalla que estaba tenido con el medio mortal.
Un tajo de la espada divina voló hacia la cabeza mientras las aguas se volvían tan filosas como una daga, el mestizo empujó su katana pata bloquear como lo había hecho con anterioridad.
Las espadas hicieron contacto, el agua otra vez se había embravecido. El hijo de apolo con discreción y fuerza en un solo brazo uso un sello de manos para clonarse a sí mismo detrás del dios.
De un pensamiento del ser divino el agua corto el clon dejando una nube de humo en su lugar mientras la fuerza del corte fue tal, que siguió su casino hasta cortar las paredes del palacio.
-debo admitir niño, que tus poderes son buenos-alago a su oponente-pero eso no te salvará se mi furia divina-una ola de agua concentrada se expandió quitándose al niño como un simple insecto que lo molestaba.
Amortiguado el golpe contra el suelo con la misma agua del lugar y usándola a su favor hizo que esta se trasmutara en anguilas eléctricas gigantes que rodearon aquel cuerpo que había petrificado con un Petrificus Totalus. La electricidad inyectada con magia comenzó a quemar el cuerpo, causándole un gran dolor al dios. Su carne estaba siendo quemada. En un acercamiento desesperado el semidiós movió sus manos brillantes detrás de la cabeza del dios para intentar entrar en su mente mientras este era electrocutado.
Al entrar el espacio metal se encontró en un arrecife, el cual, parecía estar alejado de una construcción al otro lado de los corales
En una bruma azulada apareció la conciencia del hombre
-Buen intento, pero mi mente es más poderosa que la tuya, fue un buen intento de control mental. Muchos mortales e incluso Varios dioses menores hubiesen sucumbido ante tu magia.-admiro al mocoso frete a el-pero sigo siendo un hijo de Izanagi, uno de los dioses más fuertes de todo mi panteón-y de un golpe psionico el mago fue expulsado de la mente que había intentado penetrar.
-gracias-agradeció por aquel halago que le había dado mientras se teletransportaba con un hechizo a la espalda del Kami haciendo que este pierda la compostura por una milésima de segundo que el niño aprovecho para usar nuevamente el conjuro enviándolos a ambos a una isla remota en la superficie-pero eso solo es un poco de mi-
Ambos habían aparecido en una pequeña isla deshabitada en el medio del mar, no se podía ver nada más que kilómetros de océano a la redonda.
El hijo de apolo desapareció en un Shunshin de hojas antes de utilizar un hechizo de transmutación
Cadenas de oro se formaron de la arena todas volando a alguna extremidad, manos pies, cuello, incluso su torso fue apresado tirándolo en los granos arenosos de la playa. Podía sentir la fuerza del dios intentando romper cada una de las cadenas. Una de su brazo derecho comenzó a resquebrajarse por el poder y la fuerza ejercida.
Con sellos rápidos de manos el ninja utilizo uno de sus primeras creaciones en lo que a jutsus se refería.
-Mokuton: Mokusei kui.-una decena de estacas tan grandes como barras de metal crecieron y se cortaron desde los árboles cercanos mientras uno a uno apuñalaban al dios dejando grandes agujeros en su cuerpo.
El niño creyó que le había vencido, no podía estar más equivocado.
Un aura azul marino recubrió sus heridas, ante los ojos del niño todas las heridas se curaban en segundos, sin dejar una pequeña marca en la piel. Con la mirada atenta en el hombre vio como cada una de las ataduras explotaron sin ningún tipo de aviso, la arena se cristalizó en un círculo de vidrio. Su ojos se habían vuelto de ese mismo tono de azul.
Como si fuese un pequeño espectro, un libro flotaba al lado del Kami.
Ese libro contiene magia poderosa, si se lo logro quitar será una gran ventaja a mi favor pensó el niño mientras miraba al libro que flotaba.
La batalla se reanudó. Grandes chorros de agua marina fluyeron con gran presión hacia el medio mortal, aquellos que el niño lograba esquivar golpeaban los árboles cortándolos como si nada. Uno de los chorros lo golpeó mandándolo contra la arena. De manera inmediata se levantó para atacar
Pero el dios con su poder aumentado apareció delante de su rival dejando sorprendido y sin poder defenderse de aquel puño en su estómago que lo mando contra la tierra dejando una línea profunda desde el momento que su cuerpo hizo contacto con el mundo.
Como si fuese un flash, la deidad volvió a aparecer, esta vez con golpes mortales que aplastaba cada vez más el pequeño y ahora masacrado cuerpo del hijo de apolo.
Su risa de satisfacción resonaban por todo el lugar, su locura era palpable, su malicia y sed de sangre eran visibles para cualquiera que estuviese en la cercanía y aun así la agonía del niño lo animaba a seguir hasta que solo quedarán huesos molidos junto a una masa completamente deforme, una masa que no pueda ser identificada a plena vista.
Dejo de golpearlo en el momento que sintió que el muchacho no se movía más.
Miró con sublime satisfacción su obra de arte. Un charco de sangre, un rostro desfigurado, ojos morados e hinchados, extremidades rotas. El cuerpo estaba inmóvil, parecía que hubiese sido golpeado por varios camiones.
Con las mano levantada hacia el cielo tormentoso, los vientos enfierecieron, Rayos y truenos retumbaron en el alto firmamento . Un enorme rayo cayó en la mano de su señor, una espada de pura energía eléctrica se estaba formando
Mientras empuñaba aquella arma convocada miró al pedazo de carne en aquel cráter que el mismo había formado con su fuerza.
Sin una pisca de remordimiento clavo la espada en el estomago del griego. De un giro de su mano la reliquia camuflada voló hacia el. Se coloco el reloj en su mano derecha.
Le dio la espalda, ahora si, con la intención de retirase dejando un muerto más en su camino de gobernar el cielo divino.
Cuando esta por regresar a su palacio en la búsqueda de quitarle la reliquia a aquella niña rubia, no pudo evitar mirar sobre su hombro para confirmar lo que hacía sucedió. Al momento de hacerlo asintió antes de seguir su camino.
Lo que aquel dios no sabía, es que con cada segundo que pasaba, líneas negras brotaban de aquel sello en la frente de Nawaki cubriendo lentamente su cuerpo. Un aura verdosa ajena al sello cubrió el cuerpo creciendo
-Levántate, mi ojo, muestra lo que el avatar de Bastet es capaz de hacer-resonó en la mente del nieto de Amaterasu
Cada golpe que había recibido, cada fractura que había tenido comenzaron a sanar, no importaba la gravedad de la herida, todas fueron curadas.
El niño comenzó a levantarse, su cuerpo comenzó a recuperase de la increíble paliza que recibió hace tan sólo unos minutos. Levantó una pierna, luego la otra, la tierra y grava se amoldaba a cada paso que daba, escalones del terreno surgían. Se elevaba en el cielo mietras un gran avatar de una mujer con csbeza de gato lo cubría por completo
Se sentía revitalizado, no sentía el dolor, el cansancio de utilizar constantemente su magia, no lo podía sentir. Es como si no hubiese existido
En un destello silencioso de gran velocidad apareció sobre el dios quien recibió un golpe directo en su cráneo, golpeando toda su cabeza contra la arena la cual se levantó por algunos metros.
Sacando la misma espada que usaron para atravesarlo desde su propio torno el muchacho la clavo en el estomago del dios el cual gritó de dolor mientras su sangre dorada goteaba debajo de el.
Ataduras de magia pura lo ataron contra la tierra, estacas de metal trasmutaron surgieron desde lo más profundo de la isla atravesando sus cuatro extremidades mientras que a la vez todo su cuerpo estaba siendo aplastado por su propia armadura la cual estaba siendo controlada por el niño que creía haber matado. De un segundo a otro la armadura estalló en pequeñas flores de sakura gracias a los poderes del señor de Izumo
Un destello del cuerpo del dios hizo que este creciera hasta una altura de nueve metros de alto su cabello se había vuelto azul como el mar, sus ojos eran Una tormenta indomable al igual que la que e estaba formando a sus alrededores. La verdadera forma divina del dios se erguía frente a sus ojos. Su espada con un filo peligroso brillaba con maldad
El dios cargo una vez más contra su adversario que ahora era de su misma altura. Tajos que cortaban la misma tierra fueron esquivado gracias a aquellos reflejos que lo mantenía vivo
No podía creer lo que estaba sucediendo. El estaba seguro que lo había matado, lo había visto dejar de respirar, sintió la muerte del mocoso. No entendía lo que sucedía.
-¿no entiendes lo que sucede?.-le pregunto Nawaki con burla en su rostro. El dios se sorprendió, hace tan solo minutos el chico fue expulsado de su mente, y ahora la estaba leyendo como si nada.
Un mandoble certero corto uno de los brazos el niño. La extremidad callo al suelo manchándolo con su sangre roja. Al hacerlo también se le esfumó un brazo mostrado e estado de su usuario
El dios sonrió. Ahora tenía una ventaja.
Cuando volvió a ver al muchacho vio que su brazo volvía a crecer, completamente nuevo. Sin ningún rasguño
En un intento de volver a usar los poderes de aquel libro que su sierva le trajo hace unas semanas para acabar con el. Las páginas se abrieron. Intento leerlo. Pero este simplemente no le hacía caso. Las palabras no tenían sentido
-¿Mmm? ¿quieres usar ese pequeño libro? Al parecer no te está haciendo caso, quizás no mereces tal poder.-se burlo el pequeño sol, este extendió su mano al aire en dirección de gran libro. El espectro se hizo sólido y viajo hasta la mano del joven dentro del gran avatar de la diosa gato , creyendo que podría guardarlo y estudiarlo más tarde.
Pero el libro tenía sus propios planes.
Al intentar guardarlo en una pequeña dimensión de bolsillo, este no se despegaba de su mano. Intento quitárselo de varias maneras, pero no podía. Mientras más lo movía este comenzaba a resplandecer, hasta que simplemente entró al cuerpo unificando y guardando su concierto en la memoria.
Pero también la magia lo comenzó a controlar. La magia había afectado su raciocinio y sólo veía a aquel que casi lo mataba.
De forma casi automática hizo levitar con una sola mano a Susanoo, aun manteniéndolo con aquellas ataduras que se volvieron casi indestructibles pero que gracias a la liberación de la forma divina se rompieron como vidrio. Grandes masas de agua protegieron a su señor
Desde su mente un hechizo le llego casi en un susurró inaudible.
-Dragones de Oleaje-las mareas se agotaron una docena de torbellinos flotaron mientras se transformaban en dragones de agua. Con una sola mirada estos dragones acostaron la orden implícita "ataquen".
Con rugidos tan fuertes como una explosión se abalanzaron con sus dientes filosos contra el escudo. Cada uno lo golpeaban con fuerza pero aún así este no cedía.
Cuando ese ataque terminó agitó sus brazos hacia abajo dejando que nuevas cadenas azotaran con poder la espalda contra la misma tierra. Desde el cielo conjuro un rayo gigante de magia pura. Antes de lanzarlo, recito.
-aguijón fulminante.-la magia concentrada se expandió quitando su protección a la vez golpeando al dolorido dios en toda su extensión. Su agonía alegraba una pequeña parte de la mente del pre-adolescente.
-¡Garras de Bastet!-pronuncie esta vez con su avatar en acción. Las garras del holograma de su señora crecieron antes de cortar como papel su carne y armadura
El libro un controlaba la mente del menor, con su último objetivo en marcha descendió como si del ángel de la muerte se tratara hasta estar sobre su antiguo portador
Sus manos brillantes en un azul turquesa se manifestaron como antiguas runas, runas tan viejas como el mismo mundo, un hechizo que se había perdido desde el momento que se conoció el mal que conllevaba.
Las runas se pegaron a la piel, cuando cada una de ellas se acentuó brillaron con un blanco pulcro y cegador. El dolor que el dios de las tormentas sentía no era nada comparado a todo lo anterior, sentía que una parte de él era arrancada, era succionada por la magia del muchacho. Uno de sus dominios estaba siendo robado.
El semidiós aún con la magia activada las runas flotaron y se unificaron en un pequeño orbe de gran poder. Se podía sentir las tempestades en el: lluvias, granizo e incluso tornados. Todos las tempestades y desastres de la naturaleza aéreos en un solo lugar.
El byakugou no in comenzó a retroceder volviendo a ser el cello en forma de rombo en su frente. Estaba exhausto, había activado y mantenido por un largo tiempo la técnica.
-¿q-que..que me has hecho?.-pregunto entre jadeos un cansado y golpeado ex dios de las tormentas
La influencia del libro comenzó a desaparecer; aunque su conocimiento fue guardado bajo llave en el subconsciente de su anfitrión, terminado así con su misión
-creo, creo que te robe un dominio.-y con esas últimas palabras se desmayo por el exceso de esfuerzo tanto físico como mágico
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Mokuton: Mokusei kui (elemento madera: estacas de madera)
¡Nuevo capítulo!. Espero que les haya gustado 🥰❤️