Frágil

Par danielacgalvis

368K 35K 4.5K

Chiara parece tenerlo todo en su vida, está cursando su último año en la universidad, tiene al novio soñado y... Plus

Sinopsis
Personajes
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Epilogo

Capitulo 22

7.5K 832 96
Par danielacgalvis

CAPITULO DEDICADO A: alejaorbe

Lorenzo me obligó a subir a aquel auto, me pidió que me ajustara el cinturón de seguridad y no intentase nada como el escapar.

Tenía miedo de lo que fuera suceder, de lo que podría hacerme.

—¿Qué es lo que quieres de mi Lorenzo? Por favor déjame en paz —le pedí asustada de lo que me hiciera. Solo pensaba en el bebé, no quería que ese enfermo nos hiciera daño.

—Si quieres que todo esté bien, lo mejor es que no intentes algo tan estúpido como gritar —me ordenó mientras conducía a toda velocidad por la carretera.

—Escucha si lo que deseas es dinero, te lo daremos. Hablaré con Alessandro, pero por favor no me hagas nada, deja mi vida por una vez tranquila.

—Alessandro —bufo—. ¿Ahora todo se reduce a él no? Me dejaste por ese hombre Chiara, y yo que creía que eras una chica inocente y dulce, pero resultaste ser una golfa como todas.

—¿De que demonios hablas Lorenzo? —le reclamé—. Tú fuiste el que decidió tenderme esa trampa junto a Lia y Lucrecia, ¿crees que quería algo como aquello? Yo decidí que quería estar contigo por cariño, no por obsesión como tú.

Lorenzo aceleró más el auto, lucía colérico con lo que le había dicho.

—Tú y ese tipo arruinaron mi vida, ninguna persona ahora me ve con buenos ojos todos me tratan como un loco —dijo enojado—. Pero no importa, me encargaré de que todo regrese a como antes, nos iremos a un lugar lejos los dos, donde nadie nos encuentre, aunque primero tengamos que pensar en qué hacer con ese problema que llevas.

—¡Eres un enfermo, si me pones un dedo encima, te mataré con mis propias manos! —lo golpee con fuerza en su pecho.

—Lo mejor es que te calles la puta boca —amenazó—. O terminaré lo que no hice ese día.

Me quedé en silencio al ver sus malas intenciones dibujadas en sus ojos. Debía hacer algo al respecto, debía huir de él, no dejaría que me llevase consigo.

—Ya verás como todo estará bien Chiara ni quiera tendrás que preocuparte por regresar a Roma —esbozó una sonrisa—. Compraré una casa bonita, trabajaré y tendremos hijos propios, no de otro tipo.

Apreté mis ojos fuertemente cuando su mano viajo a mi entre pierna.

—Voy a hacerte muy feliz.

—No me toques por favor.

Sentí náuseas y asco al sentir sus manos en mi piel, era horrible sentir como me tocaba.

—¡Dije que no me toques! —aleje su mano de mis piernas.

—Está bien, te daré tiempo para que acostumbres de nuevo a mí.

Lorenzo condujo a la salida de Roma, cada vez estábamos mas lejos de la ciudad, la lluvia no dejaba de caer y la oscuridad de la noche ya se había hecho presente.

No iba a dejar que hiciera lo que se le antojara conmigo. Así que aproveché una distracción de su parte para abalanzarme sobre él y el volante. Lorenzo perdió el control, nos salimos del camino de la carretera y el auto dio vueltas en el asfalto húmedo para chocar contra el separador de un solo golpe.

Cerré los ojos esperando lo peor. Me golpee la frente con la guantera del auto y para cuando volví a abrir mis ojos me encontré con la figura de Lorenzo herido y sangrando.

No sabía si estaba muerto o si estaba vivo, pero tendría que salir de allí cuanto antes.

Me deshice del cinturón de seguridad y caminé tan rápido como mis piernas me lo permitieron por la carretera buscando ayuda en medio de la lluvia.

—¡Chiara espera, maldita loca! —lo escuché gritar a mis espaldas y decidí correr para alejarme de él.

—No te preocupes pequeño Aless, mamá encontrará como ponerte a salvo —busque a alguien que me ayudase y la luz de una casa a un costado de la carretera se convirtió en mi escape.

—¡Quédate donde estas! —sentí sus gritos cada vez más cercanos.

Corrí sin mirar atrás hasta llegar a aquella casa mientras sentía espasmos crearse en mi vientre. La respiración se me cortó cuando por fin pude estar en aquella casa y encontrarme con un anciano hombre en la entrada.

—Por favor ayúdeme, ese hombre me viene persiguiendo —le pedí en suplicas.

El hombre miró a mis espaldas la figura de Lorenzo seguirme el paso, sin pensarlo dos veces tomó un bate de madera para defenderme y ponerme detrás suyo.

—Chiara regresa, vamos a hablar.

—¿Que quiere de la chica? ¿Eh? —le dijo el hombre.

—Señor ella es mi esposa, solo discutimos y decidió irse

—No es cierto, él no es mi esposo, me secuestró para después subirme a la fuerza a un auto, pero logré escapar, le pido que me ayude —le pedí entre el dolor de mi cuerpo.

—Ella dice que no es su esposa, voy a pedirle que se aleje de la jovencita si no quiere problemas.

—Escuche señor, ella es mi esposa, está un poco aturdida por el accidente que hemos tenido pero yo la llevaré a un clínica.

—Dije que se fuera de aquí, ¡llamaré a la policía si no se larga y deja de molestarla! —gruñó entre dientes el hombre.

Lorenzo vio la amenaza frente a sus ojos, y como un cobarde decidió huir del lugar. Dejándonos solos.

—Gracias a Dios —dije y una mueca de dolor se dibujó en mi rostro—. Me duele —me queje llevándome la mano al vientre.

—¿Estás bien? ¿Ese loco te hizo algo? —me preguntó el hombre.

—Por favor ayúdeme, estoy embrazada.

—Está bien muchacha, no te preocupes, voy a llevarte al interior de mi casa, llamaré a la policía. Confía en mí, mi esposa era enfermera, ella te ayudará.

—Gracias por defenderme, se lo agradezco mucho.

—Tengo hijas también, no dejaría que un depravado les hiciera daño.

El hombre me llevó hasta el interior de su casa, me pidió recostarme en su mueble mientras su amable esposa me ayudaba.

—Paolo querido, ¿qué ha sucedido? Escuché gritos afuera —dijo ella.

—Un imbécil quería hacerle daño a la chica —dijo él tomando el teléfono en las manos—. Voy a llamar a la policía para alertarles de lo sucedido, pero ahora lo que me preocupa es su estado, dice que está embarazada.

—Está bien, llámalos. Yo me encargo de ella —dijo mientras se sentaba a mi lado—. Hola cariño, mi nombre es Giulia, no te preocupes voy a ayudarte.

—Tengo miedo, por favor no deje que nada le suceda al bebé —pedí en sollozos.

—No te alteres, dime, ¿cuantos meses tienes?

—Recién he cumplido los cinco —contesté.

—Vale, quédate quieta. Voy a revisarte, no soy médico pero aprendí mucho en estos años. Voy a ayudarte en lo que pueda.

Las lágrimas se acumularon en mis parpados. La mujer me examinó y pidió que le respondiera si me dolía algo, le dije todo lo que había sucedido en el auto con Lorenzo y mis antecedentes con mi salud. Ella miró a su esposo y asintió para luego ir a la cocina por algo.

—No te preocupes muchacha, he alertado a la policía. Vienen para acá.

—Gracias señor Paolo.

—¿Cuál es tu nombre? —preguntó.

—Mi nombre es Chiara.

—Chiara, es un bonito nombre. Dime Chiara, ¿tienes a alguien a quien llamar?

Me quede en silencio, no recordaba el número de Alessandro, y mi móvil no estaba conmigo porque Lorenzo se había encargado de romperlo.

—Si lo tengo, pero no recuerdo su número.

—¿Esa persona es algún familiar? ¿Algún amigo? Le diré a la policía en cuanto venga que se comuniquen con esa persona.

—Es el padre de mi bebé, debe estar preocupado.

—Estoy seguro de que tu esposo debe estar buscándote, pronto se reunirán no te preocupes.

—El tipo que me seguía es peligroso, y ahora se ha marchado. Puede hacer una locura, o puede regresar... —dije con voz temblorosa.

—Tranquilízate, la policía lo atrapara, no irá muy lejos con su auto descompuesto. No hay muchos lugares cerca por aquí a los que pueda ir, tu tranquila.

Su esposa regresó en ese instante a mi lado con un vaso caliente en sus manos y me lo extendió para beberlo junto a unas pastillas

—Aquí tienes querida, te hará sentir mejor, es una infusión de hierbabuena y miel. Las pastillas te ayudaran con el dolor, al menos hasta que puedan darte atención médica.

—Tengo miedo de perder a mi bebé, por favor no quiero que eso suceda.

—No pienses en eso —me calmo—. Todo va a estar bien.

Me tomé lo que aquella mujer me ofreció, ella amablemente se encargó también de curar el golpe de mi frente y de darme ropa limpia para evitar resfriarme por la ropa mojada que llevaba puesta. Espere en aquel mueble hasta que la policía llegase por mí y tomara mi declaración, pero ni un solo instante deje de pensar en mi bebé y en Alessandro.

—Paolo, ella está muy asustada, la pobre se ve que la ha pasado muy mal. Espero no pierda a la criatura.

—Giulia ya hemos hecho lo que hemos podido, vendrán por ella, los dos estarán bien. No te preocupes.

Los escuche a hablar a ambos, si no fuese por aquella pareja ahora Lorenzo me estuviera llevando lejos para cumplir con su locura de retenerme. Me quede en aquel lugar hasta que la policía llegó a la casa, primero hablaron con el hombre que me había rescatado de la carretera quien describió a Lorenzo con detalles y luego lo hicieron conmigo, y después de eso fui llevada a la patrulla de la policía para poder ser revisada por un médico.

Los oficiales mencionaron que llamarían a Alessandro ya que había puesto un reporte a la policía y escuchando aquello me calme un poco.

Una vez fui revisada por un médico para evaluar tanto mi salud como la del bebé, me enviaron a una habitación para poder recuperarme, el dolor había desaparecido pero aún estaba asustada. No sabía si Alessandro se había enterado de todo aquello porque nadie me daba noticias de él o de la captura de Lorenzo y sabía que podía hacer cualquier cosa por rabia. Permanecí en aquella habitación a la espera de los exámenes médicos y de que Alessandro cruzara la puerta, creo que suministraron una especie de calmante o medicina para los nervios porque casi enseguida caí dormida.

**

Desperté y fije mis ojos en la enfermera que tenía al lado cambiando el suero. Ella me sonrió, me dijo que alguien vendría a verme y después de eso abandono la habitación.

—Chiara —Alessandro atravesó la habitación y corrió hasta donde me encontraba para abrazarme con fuerza—. Estas viva —me beso por las mejillas, sus ojos parecían haber derramado lágrimas.

—Alessandro, el bebé...

—Vamos a esperar el reporte del médico ¿sí? Estoy contigo, no voy a dejarte nunca más sola.

Negué. Estaba asustada.

—¿Algo le sucedió verdad? No quieres decírmelo.

—Preciosa, va a estar todo bien —intentó tocar mis manos y lo aleje.

—No, no va a estar bien Alessandro —gruñí entre dientes—. ¿Que no lo ves? Ya no puedo continuar de este modo, no puedo hacerlo más.

—Chiara...

—No podré soportar si algo le sucede a mi hijo, me volveré loca —las lágrimas bajaron por mis mejillas—. Dijiste que nos protegerías y no has cumplido.

—No me digas eso Chiara, por favor...

—Lo siento Alessandro —alejé una lagrima de mi mejilla—. Pero no te quiero ahora cerca.

Él me miro con sus ojos cristalinos, lucía arrepentido por lo que había sucedido en las últimas semanas. Pero no podía ahora creer en las promesas que me hacía, ninguna de ellas habían sido cumplidas.

Alessandro acepto finalmente dejarme sola en aquella habitación, esperé angustiada a que el médico me dijera lo que sucedía con el bebé y cuando me dijo que había estado a tan poco de perderlo todo en mí se quebró. No podía dejar que siguieran lastimándome, ya no dejaría que nadie le hiciera daño a mi bebé, ni Lorenzo ni Carina. Estar en esa casa junto a Alessandro temiendo lo peor era un inferno.

Tendría que tomar una decisión y ahora sabía lo que haría.

Le pedí a Alessandro que volviera a entrar a la habitación, él me miro ilusionado con la esperanza de que le diría algo que quisiera escuchar de mi parte para regresar las cosas a como estaban antes, pero no se podía.

—He pensado mucho este tiempo lo mejor para los tres Alessandro —dije—. Y creo que lo mejor es separarnos.

Tome con dolor la sortija de compromiso en mis manos y la deje en las suyas.

—Hay una sola razón lo suficiente importante en el mundo para mí como para poder renunciar a todo. Y es mi bebé —las palabras se me entrecortaron, me costaba decirlo, no quería herirlo pero debía hacerlo—. No creo que estés listo para esto, y no quiero quedarme a esperarte. He decidido irme de la casa, conseguiré a donde mudarme.

—¿Estas rechazándome?

—No lo estoy haciendo Alessandro, pero no sé qué quieres en tu vida. Mi vida no puede estar en paz ni un solo segundo sin que otros la hagan miserable y ya no quiero que eso suceda. Estoy haciendo lo que es más sano para todos.

Alessandro guardado silencio por un par de segundos y luego extendió su móvil hacia mí en el que habían varias imágenes de casas.

—Yo decidí buscar una nueva casa para nosotros porque sabía que no estabas bien con todo lo que ha pasado, Chiara estoy dispuesto a alejarme del trabajo y estar contigo y el bebé. Haremos todo desde cero, como una familia. Puedes adornar a tu gusto, escoger la habitación que más te guste para el bebé, para tus pinturas, lo que sea lo aceptaré.

—Alessandro, sé que has pensado en nosotros. Pero no deseo una casa nueva y bonita para los tres, no sin antes estar segura de estar contigo y la verdad es que..., ya no sé si creerte.

—Yo me enamoré de ti —dijo sincero—. Tanto, que no sé a dónde ir si no estás en mi vida.

—Me dijiste en tu confesión que ya no te sentías solo cuando yo llegué a tu vida, pero la que sentía sola era yo Alessandro. Me repetía a mí misma que todo sería temporal, pero con cada cosa que nos sucedía confirmaba que seguiría siendo miserable mientras que los problemas de tu pasado nos persiguieran —tome una pausa y volví a hablar—. Sé que estoy lejos de ser la mujer que buscabas en tu vida, y también sé que lo que sucedió entre ambos desde un inicio estuvo mal. Lo único bueno de todo esto es que pude conocer lo que era sentir amor verdadero por alguien al que ni siquiera conozco aun, no lograría nada de lo que he logrado ahora sin pensar en el bebé y está bien si piensas que soy ridícula al hablar de eso —me limpié una lagrima de la mejilla—. Pero no me hagas elegir entre el amor que siento por nuestro hijo y el tuyo, porque siempre lo escogeré a el.

Alessandro bajó su cabeza y luego fijó su rostro en el mío.

—Si has decidido irte de mi lado, no hay nada que pueda hacer por obligar a que te quedes. Pero no voy a dejar que lo hagas ahora.

—Alessandro...

—No Chiara, sería un loco si te dejo sola con lo que ha sucedido. Si en verdad quieres al bebé déjame cuidar de ti en casa hasta que te recuperes y decidas buscar a donde irte.

Suspiré.

Sabía que aquello le dolía mas a Alessandro que ni a mí misma, podía ver la tristeza reflejada en sus ojos y el dolor con el que había dicho aquellas palabras.

—Está bien Alessandro, regresaré a casa, solo hasta que logre recuperarme, luego de eso buscaré a donde ir.

—Yo me encargaré de que decidas quedarte. Déjame demostrarte que puedo hacer lo que sea para que estemos juntos, déjame hacerlo. 

***

GRACIAS POR TODO SU APOYO, NO SE OLVIDEN DE DEJAR SUS VOTOS Y COMENTARIOS EN LA HISTORIA

Chiara decidió alejarse de Alessandro, ¿creen que estuvo bien su decisión? 

¿Creen que Alessandro hará algo con Lorenzo?

¿Les gustaría que Chiara le diera una segunda oportunidad a Alessandro?

Continuer la Lecture

Vous Aimerez Aussi

262K 38.8K 40
Sexto libro de la Saga Atracciones Peligrosas. Todo tiene un límite. Cuando se toca fondo caes en la realidad de todo lo que hiciste mal durante toda...
984K 158K 151
4 volúmenes + 1 extra (+19) Autor: 상승대대 Fui poseído por el villano que muere mientras atormenta al protagonista en la novela Omegaverse. ¡Y eso justo...
3.5K 307 53
Lynnea Carter, una mesera que hace parkour y amante de la fotografía, se mete en problemas a tan solo entregar unas fotos de tráfico de drogas en Jap...
52.9K 3K 50
Samantha Wright se mudo a Italia hace unos meses, es una excelente piloto y una mujer muy competitiva, la mayor parte del tiempo la pasa en cabina, s...