Frágil

Od danielacgalvis

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Chiara parece tenerlo todo en su vida, está cursando su último año en la universidad, tiene al novio soñado y... Viac

Sinopsis
Personajes
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Epilogo

Capitulo 20

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Od danielacgalvis

La sala se había transformado en un ring de boxeo entre los dos hermanos. A pesar de que les había pedido detenerse no dejaban de romper cosas a su paso.

—Alessandro basta ya, ¡deténganse en este instante ambos! —grito el señor Vittorio.

—Tu hijo preferido prefirió verse con su ex mujer y por eso no asistió a la cena organizada por Chiara —soltó Leandro.

La furia se desató en el padre de ambos, tomó a Alessandro de uno de sus brazos para separarlo de Leandro y golpearlo en el rostro.

—¡¿Cómo has podido hacerlo Alessandro?! — exclamo furioso—. Tienes a tu esposa embrazada en casa y prefieres ir a verte con otra mujer, en que estas pensando, ¿eh? ¿Cómo has podido ser tan desgraciado? —lo dijo con furia—. ¡Eres una vergüenza...!

Luego de eso se tambaleo para caer a un costado llevándose la mano al pecho, corrí hasta el abuelo evitando que se golpeara.

—Señor Vittorio cálmese por favor, Leandro, trae agua por dio —lo ayude junto a Alessandro a llevarlo al sofá.

—Estoy bien querida.

—Por favor no se altere, todo va a estar bien.

—Papá cálmate —le pidió Alessandro y él lo miro con furia.

—Tú eres un desvergonzado —se quejó—. Quizás Leandro tenga la razón, no mereces a Chiara.

—Por favor no peleen más, basta, es suficiente —cerré mis ojos intentando aguantar las lágrimas.

Ahora las palabras de Leandro habían hecho un gran eco en mi cabeza, no sabía en quien confiar, no sabía si creer en Alessandro, él estaba con Carina aquella era un realidad, y no encontraba razones para que pudiera dejarme plantada.

—Aquí tienes Chiara, ¿tu estas bien? —preguntó Leandro.

—¿Qué te importa a ti? te dije que te vayas de mi casa —alego Alessandro.

Lo miré furiosa.

—Basta Alessandro, si sigues con eso la que se irá de la casa seré yo.

Su rostro cambió y me miró incrédulo.

—Chiara... —intento tocarme pero no lo deje.

Lo siguientes minutos se resumieron en calmar los nervios del señor Vittorio y evitar que sufriera un ataque al corazón, aunque ahora quizás la que tuviera un ataque en ese momento sería yo por todo el caos desatado en la casa.

Leandro se marchó finalmente junto al señor Vittorio, Alessandro y yo volvimos a quedar solos en la casa.

—Chiara lo que dijo Leandro...

—Quiero que me digas en este instante que estabas haciendo con esa mujer Alessandro —pedí una explicación a su ausencia.

—Carina fue a las empresas, hablamos un poco, le pedí que dejara de crear rumores sobre ti, le advertí que no quería verla cerca de ti.

—¿Hablar con ella incluía el olor su perfume en tu ropa? —pregunte.

—Chiara, no es lo que piensas...

—¿No es lo que pienso? Quizás creas que soy una ingenua y tonta chica, pero no lo suficiente para saber cuándo una mujer ha estado con un hombre, hueles a ella —apreté mis labios—. Fui una tonta, quise arreglar las cosas en tu familia, pensé que sería bonito reunirlos por primera vez después de mucho tiempo, y tú la preferiste a ella Alessandro. ¡Preferiste quedarte con la mujer que me ha hecho la vida miserable desde que llegue a tu vida!

—No es cierto, yo no la preferí Chiara.

—¿Entonces? ¿Cómo llamas el dejarme esperando por ti? Intento entenderte Alessandro, yo deje ir parte de mi pasado, con Lorenzo, mis amigas, mis padres. Acepté tu propuesta aun cuando la creí muy precipitada porque confié en tus palabras, me arriesgué a hacer las cosas bien por primera vez y tú lo arruinas.

Él guardo silencio.

—He comprobado que quizás no sea suficiente para los tres, tal vez ella te todo lo que yo jamás podría darte. Y si aún quieres regresar con ella, no seré la que ruegue por tu cariño, si no las has podio olvidar, te pido que me dejes libre para decidir sobre mi vida.

—No te he engañado con nadie Chiara, escúchame. Carina y yo ya no tenemos nada, no dejaría entrar a otra mujer en mi vida que no fueras tú. Ella ya no significa nada en mi vida.

—Creo que si lo significa, creo que ella aun significa mucho para ti. No encontraría otra razón por la cual me has hecho a un lado esta vez.

Me gire dándole la espalda, subí los escalones con la sensación quemarme el corazón de dolor, decepción y tristeza. Esta vez no dormiría con Alessandro en la misma habitación, regresaría a mi antigua habitación, no podía estar con él después de lo que había sucedido.

—Chiara, te pido que me perdones, me he comportado como un idiota. No quería hacerte sentir miserable —dijo del otro lado de la puerta.

Me aferré a las almohadas con la vista fija en un portarretrato de los dos junto al señor Vittorio.

—Está bien que estés enojada conmigo, sé lo mucho que te esforzaste por reunir a la familia, sé que querías que todo funcionará, pero nunca preferiría a estar con esa mujer antes que contigo. Carina quiso hablar del asunto de nuestro compromiso, amenazó con revelar el acuerdo que habíamos hecho a cambio de que retomáramos nuestra relación. Le pedí que se fuera para resolver todo con mi abogado pero ella se abalanzó sobre mí en un intento de forzar las cosas.

No le respondí nada, no quería de nuevo fingir que no me dolía que admitiera que se había quedado con ella, porque si dolía. Tampoco quería vivir en el desconcierto de saber si se quedaría conmigo o al final volvería con ella, ya lo había experimentado aquella vez en la que pasaron la noche juntos sin importar que yo estuviera en la casa.

—Di algo por favor —pidió.

Me levanté de la cama y fui en dirección de la puerta para abrirla. Alessandro fijo su vista en mi esperando una respuesta de mi parte.

—Creo que necesitamos un tiempo Alessandro, quiero estar tranquila por el bien del bebé.

—Puedes estarlo aquí, ya no habrán...

—¿Ya no habrán problemas? Desde que llegué no he tenido un minuto de paz en esta casa, y no lo tendré si no cierras tú pasado por completo con Carina y dejas de meterme en el medio de todo.

—¿Vas a irte? —preguntó y mi corazón se arrugo con aquella pregunta.

—Voy a tomar la mejor decisión para que el bebé este bien Alessandro —le contesté.

**

Dos semanas habían pasado desde que decidí dormir en mi antigua habitación y dejar la que compartía con Alessandro, necesitaba tiempo para pensar las cosas bien, tiempo y espacio para mí misma. La pintura se había convertido en una escapatoria a todos mis problemas, como lo había sido siempre.

Ahora la noticia de nuestro reciente compromiso estaba por todas partes, pero no precisamente con el encabezado que deseaba leer.

Todos los periódicos me llamaban "la amante secreta embarazada de Alessandro Marchetti".

Trataba de que todo aquello no me afectase pero era imposible, más que nada cuando mi imagen estaba por todos lados afectando mi vida personal, y mi trabajo. Era una suerte que la casa de reposo aceptase mi currículo.

Ahora estaba un poco más tranquila al saber que me mantendría lejos del estrés de la solitaria casa cuando Alessandro se marchaba por trabajo, y estaría mas cerca del señor Vittorio que aún se negaba a perdonarle aquel error a su hijo.

—Dime, ¿cómo lo haces Chiara? —pregunto el señor Vittorio mientras le ayudaba con el pincel.

—Es sencillo, solo mojas el pincel en agua y después das pequeñas puntadas con el para crear el relieve —le explique mientras lo guiaba sobre el lienzo en blanco.

—No, no me refiero al pintar, me refiero a soportar a Alessandro, nunca fue de buen genio —arrugó su frente—. De seguro lo quieres mucho para lidiar con él.

—El amor no es sinónimo de redención señor Vittorio. Lo experimenté en mi vida, perdonarle tantos errores a una persona puede llevarte a destrozarte al punto en que te desconoces a ti mismo.

—Si Alessandro te hace daño, me buscas y yo le daré un golpe fuerte para que recapacite.

Aquello me saco una sonrisa.

—Nadie va a golpear a nadie, Alessandro es un buen hombre, pero le cuesta admitir cando está equivocado. No lo culpo, toda su vida ha crecido con aquella idea metida en su cabeza, alguien necesitaba sacarlo de aquel pensamiento.

—Y ese alguien has sido tú.

—En realidad no estoy segura de que lo sea —le sonreí—. Pero he decidido que estaré tranquila para no dejar que nada afecte mi salud, con el embrazo debo cuidarme. Y si lloro el bebé será infeliz, nadie quiere a un niño infeliz en la familia, ¿no lo cree?

Él sonrió y siguió trabajando en su pintura mientras yo caminaba revisando el trabajo de los demás ancianos. Trabajar con ellos era como explicarle a los niños, las tardes no eran aburridas siempre había algún tema para tratar en la clase de pintura.

—Han hecho un buen trabajo hoy, tanto que creo que llevaré algunos de sus trabajos a casa —les dije a todos mientras los felicitaba por el esfuerzo que habían hecho en esas horas—. Ahora pueden ir por un poco de pastel y chocolate caliente, es hora de la merienda. Yo me encargo del resto.

Los abuelos dejaron el salón de pintura para ir en dirección del comedor, me quedé organizando los pinceles y las pinturas en los cajones y seleccionando algunos cuadros que llevaría conmigo a casa, hasta que me vi interrumpida por la voz de aquella mujer.

—Así que aquí pasas tus tardes, dime Chiara has encontrado una distracción para olvidar lo patética que es tu vida.

Giré mi rostro para verla, Carina estaba parada a un lado de la puerta.

—¿Qué hace usted aquí?

—He venido a ver al señor Vittorio, mi suegro.

Esboce una sonrisa.

—Qué curioso que ahora muestre algo de atención por el padre de Alessandro, cuando claramente en este tiempo a usted nunca le intereso.

Ella acercó sus pasos hacia mí.

—Yo no tendría que darte explicaciones de mi vida, menos cuando has sido la intrusa que se metió en medio de Alessandro y yo.

—Deje de repetir siempre lo mismo, ¿por qué no acepta que si Alessandro terminó todo ha sido por sus errores? No trate de culpar a otros.

—Parece que tú no comprendes cómo funcionan las cosas Chiara —sonrió—. No puedes compararte conmigo, Alessandro y yo mantuvimos una relación por ocho años, no sabes su comida preferida, la fecha de su cumpleaños, el color favorito en sus camisas, ni lo que sufrió con la muerte de su madre. No sabes nada de él y te diré porque, te ha escogido como suplente para olvidarme. Alessandro estuvo dispuesto a darme un tiempo, y cuando regrese me aceptó porque me amaba.

—Tiene razón, no conozco los gustos de Alessandro, ni tampoco estuve con él cuando su madre murió. Pero hay algo que he descubierto en lo poco que hemos estado juntos. Alessandro nunca se sintió en compañía con usted, su vida era solitaria y miserable, ¿sabe por qué? —la enfrente—. Porque usted nunca se interesó en curar las heridas de su vida, no le importo si él y su hermano se odiaban, si extrañaba a su padre, o si alguna vez pensó en la idea de convertirse en padre. Solo se conformaba en ser admirada por estar con él.

—Tú has obtenido todo eso de él por ese bebé, sin ese niño no serías nada para él.

—He hecho cosas por Alessandro que haría con cualquier otra persona, porque mi mayor defecto es hacer feliz a los demás.

—Te diré algo que quizás suceda después de que pienses que has llegado a la cima de tu felicidad Chiara, él te botará, se quedará con el niño y regresará a mi lado, porque de esta forma funcionan las cosas, das y recibes.

—Tiene razón —tomé un frasco de pintura verde en mis manos y sin pensarlo dos veces lo lancé en su bonito vestido blanco—. De lo que das recibes, y debido a que usted ha sido como una horrible mancha que no se borra de nuestras vidas y se empeña en hacer la mía miserable, pensé en darle un poco de color para que no manche la de otros.

Carina grito colerizada por mi acción y como una bestia se acercó hacia mí con la intención de golpearme.

—Señorita usted no puede estar aquí, le voy a pedir que se marche por favor —escuche la voz de una de las enfermas intervenir antes de que su golpe diera en mí.

Carina paso sus manos por el cabello en un intento de controlar su ira y no se fue sin lanzar su veneno.

—Ya lo sabes Chiara, él te botara, si no te alejas de él y si quieres a ese bebé, lo mejor es que te vayas de su lado y desparezcas —dijo amenazante.

Furiosa abandonó el salón de pintura dejándome sola de nuevo.

Me deje caer a una de las sillas, mis manos temblaban, cerré con fuerza mis parpados en un intento por calmar mi ansiedad y lo que producía en mi cuerpo.

—¡Agh! —grité frustrada mientras hacía añicos las hojas de papel y lanzaba al suelo las pinturas. Estaba furiosa, como la vez en la que descubrí la trampa hecha por mis amigas y Lorenzo, estaba enojada con todo, conmigo misma por permitirme dejar que todos llegaran a mi vida a hacerme daño.

Mi teléfono móvil vibró con un mensaje recordándome mi cita de control con mi terapeuta, me limpié mis lágrimas y tomé mis cosas para dejar la casa de reposo y encontrarme con la doctora Marcella. Habían muchas cosas que debía hablar con ella, antes de tomar cualquier decisión.

No sabía en quien confiar.

Caminé algunas calles antes de llegar a la estación del autobús, sería sencillo faltar a aquella cita y tomar el dinero de mis ahorros para dejar a Alessandro e irme tranquila a otro lugar hasta que el bebé naciera, sin embargo no podía hacerlo sin decírselo.

Me creería una persona horrible por hacerlo.

El cielo se nubló anunciando una tormenta eléctrica, y las gotas comenzaron a caer poco a poco, llovería fuertemente a juzgar por el paisaje que empezaba a oscurecerse.

Tomé mi teléfono móvil para enviarle un mensaje a Alessandro avisándole que tardaría en llegar y después de aquello sentí un cuerpo empujarme a una calle conjunta de la carretera.

—¿A donde tan guapa Chiara?

Escuchar aquella voz me heló la sangre.

—Lorenzo...

—¿Por qué tan nerviosa? Solo he venido a hablar contigo, ¿no crees que nos debemos una conversación?

Intenté golpearlo pero él me lo impidió.

—Esta vez no cariño.

—¿Qué quieres de mí? ¡Déjame en paz!

—Quiero que hagas algo por mí, pero primero necesitamos salir de aquí —amenazó tomándome con fuerza para llevarme a un auto que estaba estacionado en aquella calle.

Busque como escapar de allí pero fue inútil, no tenía a donde ir. Estaba perdida. 

***

Gracias a todos por leer y seguir la historia, ahora unas pregunticas aquí abajo del capitulo:

Chiara parece estar confundida por lo que sucedió en la casa, ¿Qué creen que hará?

¿Creen que Alessandro le fue infiel a Chiara?

Carina sigue causando problemas, ¿esta vez que hará en contra de Alessandro y Chiara?

Lorenzo apareció de nuevo, ¿Qué hará con Chiara?

No se olviden de comentar, dejar sus votos y teorías sobre el siguiente capitulo. Recomienden la historia si les gusta. 

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