Una Serpiente con piel de León

Por Just-ACrazyGirl

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Harry tuvo que ser reclasificado al inicio de su quinto año, luego de ser expulsado por usar magia para salva... Más

Capitulo 1 editado
Capítulo 2
Capitulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9 (editado)
Capítulo 10 (editado)
Capítulo 11 (editado)
Capítulo 12 (editado)
Capítulo 13
Capitulo 14
No estaba muerta el trabajo me consume.

Capítulo 7

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Por Just-ACrazyGirl

Notas de edición: paso de 2647 palabras inicialmente a 3174 palabras

Harry

—¡Harry! Levántate, tenemos que irnos, despierta a Draco por favor— escuche la voz de Severus tras la puerta, por Merlín al fin era primero de setiembre y no lograba emocionarme como siempre con la ida a Hogwarts, el enorme castillo siempre había sido mi hogar; sin embargo, ahora tenía la sensación de que lo estaba dejando atrás.

Me levanté de la cama para acercarme a la de Draco —Draco levántate, tenemos que alistarnos para irnos—el rubio ni se inmutó, suspirando, decidí dejarlo dormir otro rato mientras yo me bañaba y me vestía.

Cuando salí del baño sin camisa, con el pantalón desabrochado, mientras me secaba el cabello, lo encontré sentado en su cama, con el cabello adorablemente desordenado, mientras se frotaba un ojo con su mano. Cuando me vio acercarme de quedo quieto mirándome atentamente con algo parecido al interés y eso me puso nervioso, que me observará interesado, no sería lógico, ya que Draco tenía novia, la odiosa de Pansy Parkinson, su compañera de casa del mismo año, que siempre estaba colgada de él. Más bien me sorprendía que mi jugada del día anterior no hubiera causado que me golpeara al ser tan descarado con él, no estaba seguro de que me había pasado, solo me había faltado besarlo y la verdad no podía negar que era algo que deseaba hacer.

—Buenos días, Draco, ¿dormiste bien?— pregunté mientras me acercaba al armario a sacar una camisa verde botella que Sirius decía que iba a la perfección con mis ojos, y la pasaba sobre mi cabeza, acomodándola dentro del pantalón y abrochándolo.

—Buenos días, Potter— contestó Draco, mientras tomaba cosas de su baúl, no lo había visto moverse, debí haberme imaginado el interés, si estaba actualmente evitando mi mirada. —Voy a ducharme— dijo, antes de que siquiera pudiera decirle nada más, se encerró en el baño.

Poniendo los ojos en blanco, termine de vestirme, me acomode el cabello en media coleta. Los aretes no me los removía nunca. Había permitido que mis amigos me molestaran la última vez que los vi, eso no iba a pasar de nuevo.

Tirando dentro del baúl de la escuela las últimas cosas que debía llevarme. Estaba listo para un año lejos de casa, tomando la jaula de Hedwig y mi baúl bajé a la cocina a desayunar, mientras Draco se unía a nosotros.

—¿Cómo te sientes Harry? ¿Estás nervioso?—pregunto papá y sabía perfectamente por qué lo hacía, por la reclasificación, a pesar de que la idea de que me reclasificaran no me había quitado el sueño, me tenía algo inquieto ahora que era algo inminente.

—Estoy bien, creo. No será el fin del mundo si no vuelvo a quedar en Gryffindor —Justo en ese momento entro Draco cargando su baúl. Estaba vestido prolijamente con su ropa de niño rico, llevaba unos pantalones de tela color gris y un suéter azul medianoche. Con unos zapatos de formales y pulidos que parecía que podía ver mi reflejo en ellos.

Draco evidentemente escucho la conversación por la expresión curiosa en su rostro —¿De qué habla Potter? Severus— preguntó a mi papá. Evitando mi mirada cuando se sentó, mientras que yo seguí desayunando como si no me lo hubiera comido con la mirada, por las bolas de Merlín estaba empezando a ser evidente de que Malfoy me gustaba y no en plan de solo quiero que seamos amigos.

—Sabes que Harry fue expulsado, ¿no?—le pregunto papá al rubio, cuando Draco hizo un sonido de aceptación continuo —Bueno, al ser expulsado, tuvo que ser aceptado de nuevo en Hogwarts, por lo que Harry tiene que ingresar como un alumno nuevo, y deberá pasar por la selección de casas otra vez—

Levante la vista, para ver porque no había dicho nada. Él seguía viéndose curioso, —así que a eso es a lo que te referías anoche— dijo en ese tono de voz que siempre me molesto anteriormente. —Bueno Potter, es más que obvio que vas a quedar en Gryffindor de nuevo, el niño dorado jamás sería un Slytherin —dijo Draco resoplando sarcásticamente y luego siguió comiendo.

Termine de comer y me levante de la mesa—Me voy papá, te veo en Hogwarts — me despedí de Severus mientras dejaba los platos en el fregadero, para luego acercarme y darle un abrazo. Iba a extrañar mucho estas mañanas y mis interacciones con mi padre, a pesar de que sabía que lo vería casi diario en la escuela, no sería lo mismo.

Salí de la cocina ignorando a Malfoy, Maldita sea sabía que querer ser amigo de Draco no era mi mejor plan de acción, y aún menos involucrar sentimientos románticos a la ecuación, nuestra interacción hoy me lo demostraba. Fui estúpido al creer que intercambiar cartas con él, nos había hecho cercanos.

Me dirigí a la chimenea con mi baúl ya encogido, aun si moría por qué papá sea quien me vaya a acompañar a la estación King Cross y a la plataforma nueve y tres cuartos, los de la Orden habían hecho todo para impedirlo. Desde las excusas más tontas hasta las más lógicas, sabía que me querían tener a solas para sacarme información sobre mi convivencia con papá.

Ya Severus se encargaría de llevar a Malfoy a la estación, maldito rubio molesto, que podría hacer lo que yo deseaba. Al salir de la chimenea en Grimmauld Place fui directo a buscar a Sirius, sabía que estaría en su habitación escondiéndose de la señora Wesley, al abrir la puerta lo vi parado frente a la ventana dirigiéndome hacia él me lance a sus brazos necesitando confort para enfrentarme al día que vendría hoy. Él sin dudarlo me abrazo con un brazo, mientras que con el otro poso su mano en mi cabello para acariciarlo. —Todo estará bien cachorro, estaremos esperando que vuelvas, esa siempre será tu casa— me dijo sin soltarme, respire profundo sabiendo que él estaba en lo correcto y supo qué decir para calmarme. De verdad que lo iba a extrañar mucho.

Había pasado el rato hablando con Sirius de lo que esperaba hacer durante el año, mientras ambos estábamos sentados en su cama. Cuando tocaron la puerta, sabía que era hora de irme. Antes de partir y reunirme con los demás, abrace de nuevo a Sirius preguntarle algo que me preocupaba.

—Siri, ¿que pasaría si me clasifican en Slytherin?— pregunte con la cabeza abajo, evitando su mirada. Sentía terror de saber que como iba a reaccionar, siendo Sirius un Gryffindor empedernido que odiaba a los de la casa de las serpientes.

—Harry—dijo tomando mi barbilla gentilmente instándome a que lo mirará —Aun si fueras una serpiente no dejaré de quererte, ser Slytherin no te hará malvado, siempre supe que era un pequeño astuto y eso no ha evitado que te quiera. Y estoy totalmente seguro de que tus padres estarían orgullosos de ti, aun si fueras un Slytherin, tu casa no hace quién eres, tú mismo tienes ese poder en tus manos, el poder de en quien deseas convertirte en un futuro— dijo sonriendo mientras limpiaba una lágrima de mi mejilla, no había notado que estaba llorando.

—Ahora vete, espero que me escribas para contarme como te fue en la selección. Te amo Harry, siempre serás mi cachorro, aun cuando te conviertas en una pequeña serpiente— dijo mientras me llevaba a donde los Weasley esperaban.

Una hora más tarde, habíamos llegado a la estación, luego del viaje más incómodo y accidentado en el autobús noctámbulo, con Ojo loco y Tonks transformada en una ancianita, ambos como guardaespaldas. Finalmente, me subí en el tren solo, necesitando escapar de la señora Wesley y sus comentarios bien intencionados de que necesitaba comer más y sus indirectas de que Severus no era él más adecuado para cuidarme, además de que debía de quitarme esas cosas que arruinaban mi cara. Además de las miradas incómodas que me dirigían Hermione, Ron y Ginny y que no estaba dispuesto a enfrentar de momento.

Estaba buscando un vagón vacío donde sentarme, cuando choque de frente contra alguien más.

—Fíjate por donde vas Potter, o la falta de lentes te dejo aún más ciego— dijo el rubio de mis pesadillas, acompañado por Blaise Zabini y la insufrible de Parkinson, ambos riéndose del insulto. Entendía que esto era un papel que Malfoy debía interpretar, el mismo lo había dejado claro en sus cartas, pero aun así me molestaba un poco más de lo que creía.

Ignorándolos seguí caminando hasta que encontré un vagón vacío, colocando el baúl en el guarda equipajes y la jaula de Hedwig sobre el asiento junto a mí, mi emplumada amiga me miró ofendida por el movimiento antes de seguir durmiendo.

Conforme se llenaba el tren, Neville, entró al vagón, seguido por Seamus y Dean.

—Hey Harry—me saludo Neville sonriendo, al igual que los otros muchachos— te ves algo cambiado, pero genial al mismo tiempo—dijo sobre mi nuevo estilo, Seamus y Dean asintieron en respuesta, el tono de voz de Neville solo tenía aceptación hacia mí. Y me sentí agradecido de que no todos mis amigos reaccionarán mal hacia mi nueva apariencia, o talvez era el hecho de quienes eran verdaderamente mis amigos.

Hermione y Ron estaban ocupados en el vagón con los demás prefectos, y no podía decir que molestara estar sin ellos, talvez sería bueno para mí alejarme de su influencia y ser mi propia persona. Después de todo estaba harto de que la gente pensara que era un vago o un atenido al que Hermione le hacía las tareas solo por ser parte del estúpidamente llamado trío dorado.

Entre más viajábamos y nos acercábamos a Hogwarts, más ansioso me sentía, me levanté para ir a cambiarme solo para encontrar a Draco saliendo del baño cuando iba a entrar. Por un momento pareció que iba a decir algo, pero cambió de opinión y siguió caminando sin atreverse a perder su máscara, por un momento, aun si no había nadie a nuestro alrededor, entre al baño suspirando mientras trataba de evitar pensar en la decepción que me embargaba.

Me cambié rápidamente y salí del baño justo para escuchar las voces de los prefectos pidiendo que recogieran nuestras cosas porque ya íbamos llegando a la estación en Hogsmade.

Me sentía demasiado inquieto, baje del tren en compañía de mis amigos y al acercarme al carruaje que siempre tomábamos me quede estático, donde nunca había habido nada que llevara el carruaje, había un caballo esquelético, color negro, con alas. Una visión algo aterradora y no entendía por qué nadie parecía notarlos o temerlos.

—Yo también los veo, no estás loco. Se llaman thestrals, y solo pueden verlos aquellos quienes han visto morir a alguien—Voltee a ver hacia el sonido de la voz, a mi lado estaba una chica de Ravenclaw. Su cabello rubio se veía increíblemente largo, sus ojos azules tenían una apariencia soñadora, y de sus orejas colgaban pequeños... ¿Rábanos? Era una chica realmente particular.

—Ella es Luna, Harry— dijo Ginny acercándose a ambos—Vamos o nos dejará el carruaje. Camine detrás de ella y Luna, algo incómodo de tener que ir con alguno de mis supuestos amigos. Al subir al carruaje me senté junto a Luna, evitando así sentarme junto a Ginny, y por bendición de Merlín, Neville se sentó frente a mí, evitándome el contacto visual directo con la pelirroja.

—Me gustan tus aretes Harry, te hacen ver rebelde —dijo Luna graciosamente luego de un momento mientras íbamos en el carruaje de camino al castillo, la voltee a ver y leía una revista al revés, mientras usaba los lentes más peculiares que había visto. Era tan extraña; sin embargo, especial sentía que podría llevarme bien con ella y que sería una amiga de verdad.

—Gracias Luna— le dije sonriendo— los tuyos también me gustan— Ella no respondió, solo sonrió dulcemente, antes de continuar leyendo.

Pasados los minutos el carruaje al fin se detuvo, salimos para dirigirnos al gran comedor, deje que todos entrara y solo negué con la cabeza cuando volteaban a verme mis amigos de manera curiosa o preguntaban por qué no entraba. Dejaría que todos se sorprendieran por lo que iba a pasar, además eso me evitaba escuchar posibles comentarios despectivos hacia mí.

Los de primer año fueron entrando asombrados por la visión del techo encantado, aún recordaba aquella sensación de asombro y ver la magia que me era tan desconocida.

—Potter, vamos, serás el último en pasar con el sombrero — dijo la profesora McGonagall poniéndose junto a mí e instándome a seguir a los primeros años. Entrando al gran comedor, todas las charlas se detuvieron mientras veían que caminaba hacia el frente donde el sombrero seleccionador esperaba. Los susurros indiscretos empezaron, sin que pudiera hacer nada más que escuchar, como me habían devuelto a primer año, como me veía. Por la tanga de Merlín solo quería salir corriendo y esconderme en algún lugar o talvez solo correr donde mi papá y dejar que me protegiera de todo. Voltee a ver a la mesa de los profesores y vi como papá se veía preocupado al verme.

Me sentía sofocado, mi respiración estaba agitada, mis manos sudaban y la vista se me nublaba, debía de verme terrible para que mi padre luciera de esa manera. Al fin escuché mi nombre levantando la vista, vi como la profesora McGonagall me observaba expectante, y como mi padre en la mesa principal se veía aún más preocupado que antes. En el gran comedor las voces se elevaban cada vez más, causando un revuelto al entender que iba a suceder.

—Silencio jóvenes. El Señor Potter deberá ser reclasificado, al haber sido expulsado durante el verano, por culpa de un terrible error —dijo el director, silenciando los murmullos del comedor. Mientras me sentaba en el banco y sentía como me ponían el sombrero en la cabeza.

—¡Ah! Señor Potter, no es común que tenga que hablar con un estudiante más de una vez, y es aún más raro que tenga que reclasificar a alguien, aunque creo que usted y yo sabemos que no va a haber argumentación esta vez. Y lo enviaré a donde corresponde.

Respire hondo y finalmente lo escuche—Slytherin— gritó el sombrero, provocando diversas reacciones. La casa de los leones gritaba ofendida, Ron me veía como si lo hubiera traicionado, Hermione se veía extremadamente, sería como si esto fuera el error más terrible que hubiera cometido la escuela. Mi nueva casa estaba en silencio y a pesar de que se enorgullecían de que cuidaban bien de sus máscaras frente a la gente pude ver varios ojos llenos de sorpresa y bocas abiertas por impacto.

Después de todo, no todos los días se enviaba al "icono de Gryffindor" a la casa Rival.

—Así que Slytherin, Señor Potter, fue un placer haber sido su cabeza de casa y espero que si tiene problemas venga a mí, mi puerta siempre estará abierta para usted—dijo la profesora y con un movimiento de varita dijo—creo que su uniforme debe de cambiar. —y con ese cambio los colores y el escudo de mi uniforme.

Oficialmente, era un Slytherin y no estaba seguro de que hacer, sintiéndome algo cohibido, me acerque a la mesa de las serpientes recibiendo miradas cautelosas. Una mano en mi hombro me sobresalto, detrás de mí estaba mi padre, vestido con sus temibles túnicas y su expresión de odio al mundo. Me había acostumbrado a ver su apariencia relajada y su ropa de verano, odiaba esto, quería ir a casa—Vamos Potter, debe de sentarse con los de su año— suavemente me insto a que caminara al centro de la mesa donde estaban los demás quintos años.

—Creo jóvenes que no tengo que advertirles, a partir de hoy el señor Potter es un Slytherin y deberá de ser tratado como tal. Espero que le explique las reglas de la casa y le enseñen donde están los dormitorio y demás. — dijo Severus, luego volteo a ver a Draco y dijo, —creo que tu habitación es la única con una cama, vacía este año. Por lo que te corresponde compartir cuarto —dijo para finalmente devolverse a su asiento en la mesa principal.

Me sentía incómodo con las miradas que estaba recibiendo de los Slytherins. Tome asiento frente a Draco y junto a Zabini y Goyle

—Bueno Potter, ¿que se siente ser un león en el nido de las serpientes?—preguntó Blaise pasando su brazo sobre mi hombro, puse los ojos en blanco al contacto—¿Sabes Potter las serpientes mordemos?—continuó con su pequeña e insulsa dinámica asustamos a Potter.

—Zabini ¿no? — pregunté como si no supiera quién era, viendo como Draco se veía algo molesto y Zabini en extremo entretenido— Pues tendrás que preguntarle a alguien más, porque desde primer año iba a ser clasificado en Slytherin e hice que el sombrero cambiará de opinión. Además, deberías de saber que las serpientes devuelven la mordida.

La mesa se quedó en silencio y me sentí, satisfecho de ver cómo Zabini se hizo hacia atrás quitándome su brazo de encima y luciendo infinitamente sorprendido, solo lo ignore y le puse atención a lo que estaban diciendo al frente del comedor donde una bruja pequeña y vestida con el color rosa más horrible, interrumpía al director.

—Es la subsecretaria del ministro— escuché decir a Draco, por Merlín eso era malo, en especial para mí, si el ministerio tenía sus garras en Hogwarts, no sería un año divertido para mí en lo absoluto. La bruja tenía un tono de voz repugnantemente chillón, y sentía como si escuchara que pasan las uñas por una pizarra. Terminando su ridículo discurso, Dumbledore tomó de nuevo la palabra.

—Que empiece el banquete—dijo el director aplaudiendo para que la cena se sirviera. Sin darle más pensamiento empecé a servirme comida, viendo como los demás en la mesa hacían lo mismo y se embarcaban en conversaciones sobre el nuevo año escolar.

Sentí como alguien me pateaba bajo la mesa, levante la vista para ver a Draco alzaba las cejas como si estuviera preguntando si estoy bien. Asentí con cuidado, aún estaba molesto con él, luego de la interacción que tuvimos en el tren y esta mañana. Pero que podía decir, tenía debilidad por ese rubio, sabía que mi enfado no duraría mucho.

—Bueno Potter, como indicó el profesor Snape, este año me tocara compartir habitación contigo, por primera vez tenía la habitación para mí solo y ahora me toca compartirla —dijo suspirando mientras movía la mano ominosamente. —Deberías de estar agradecido, de tener el placer de ser mi compañero de cuarto y espero que no ronques— Sonreí de lado al escucharlo, él sabía perfectamente que no roncaba.

—Sabes Malfoy, deberías de estar agradecido de compartir el cuarto conmigo después de todo, entre nosotros dos el famoso soy yo— repliqué con todo el sarcasmo del mundo. Vi como Draco levantaba las cejas luciendo sorprendido y soltó una risa sincera. Mientras que todos los demás se veían sorprendidos por nuestra interacción cordial y que no estuviéramos tratando de matarnos.

—Quién diría que si tienes un Slytherin en ti, Potter— Dijo Draco antes de tenderme la mano a través de la mesa. —Creo que nos llevaremos bien Potter—

Tome su mano, sin atreverme, a cometer de nuevo el desplante de primer año, menos rodeado de todas las serpientes. Además, ¿no era mi objetivo llevarme bien con él?, si estábamos en la misma casa no habría problemas con eso, nadie sospechara nada.

Talvez, si podría encajar con las serpientes después de todo.

Continuará~

No tengo notas finales, la verdad, seguimos editando los demás e iré actualizando conforme estén listos.

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