Yizhan.

By MichiLugo

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- Para tí ¿Que es Yizhan? - Un nombre. - ¿Y si te dijera que más que un nombre, son dos, que incluso existe u... More

Prólogo.
Promesa.
Feroz.
Deuda.
Destinados.
Desde aquel balcón.
Mi Corazón es Tuyo.
Solo Mio.
Promesa Rota.
Unión.
Nuestra Noche.
Esa Flor.
Una Vida Pacífica.
Convivencia
Armonía.
Lucharé por ti.
Confabulación.
Cautiverio.
Nuestras Almas Gemelas, Nuestros Grandes Amores.
Inesperada Confesión.
El Pequeño Príncipe.
Castigo.
Tristeza.
Confesión.
El Cachorro del León.
Batalla.
En el frente.
Sorpresas.
Sol y Luna.
Una luna travieza.
Cambio.
Una Peonia Oscura.
Resentimiento.
Peonía negra.
Un amor que provoca enojo.
Cuando el peligro acecha.
Una gran lealtad.
Calma antes de la tormenta.
Preludio.
El desastre se aproxima.
¿Un adios o un hasta luego?
El caos se avecina.
El dolor de la traición.

Paseo.

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By MichiLugo

Los habitantes de la ciudad de Yang paseaban por sus calles casualmente sin imaginarse que miembros de la realeza se mezclaban entre ellos. Esa tarde, vestidos con trajes sencillos y de aspecto humilde, tanto el emperador de Yang como su rey consorte recorrieron algunas calles de Yang.

Tomados de la mano caminaron por sus calles las cuales lucían ruidosas y animadas. El alfa le platicaba a su omega sobre cada cosa que veía, sobre cada lugar e incluso objeto.

Aunque no era del todo distinto que su natal Liang, la ciudad de Yang tenía algunas cosas que lograban captar la atención del joven y emocionado rey consorte.

Era difícil no dejar de mirar al par de elegantes jóvenes que caminaban tomados de las manos por aquellas calles. Sobre todo, era difícil dejar de admirar a aquel pelinegro que caminaba con gracia y sonrisa única cargando aquel lindo y redondo vientre.

Se podía escuchar claramente el murmullo de las personas a su paso pero tanto el emperador como su rey consorte ignoraban esto, su atención se había enfocado en aquel momento agradable que estaban pasando juntos, en la calidez que emanaba de sus manos aferradas las unas a las otras, en el suave roce de sus hombros.

Era un dulce y romántico momento.

- ¿Tienes hambre?.- El alfa tiró suavemente de la mano de su omega.

- Mucha.- Sonrió.

- Busquemos algo para comer.

- ¡Hermano!.- Un joven corrió hacía ellos.- ¡Hermano!

- Li'An.- Yibo suspiró.- Te he dicho que no andes corriendo por ahí. Sabes que no es bueno en tu estado.

- Hermano, por allá hay un puesto de juegos.- Su sonrisa era enorme.- Quiero ir ¿Puedo?

- Li'An.- Frotó su entrecejo.

- Vamos hermano.- Tiró de su brazo.- Dejame ir. ¿De acuerdo?.

- Déjalo ir.- Zhan tiró de su mano.- Permitele que se divierta.

- Sabes que no puedes estar solo. No traje a los guardias conmigo.- Le dio una mirada al alfa que se encontraba a unos pasos detrás de ellos.

- No soy una niñera.- Shaham arqueo una ceja.

- Lo sé.- Yibo formó una mueca.- Tampoco lo pondría bajo tu cuidado.

- Suficiente.- Zhan soltó una carcajada.- Shaham...

- ¿Majestad?.- El alfa contestó con respeto.

- Por favor acompañalo.

- Zhan.- Yibo frunció levemente el ceño.

- Piensa en él como si me estuvieras protegiendo a mí.- El omega le sonrió a su hombre de confianza.

- Lo haré porque es usted quien lo quiere así.- Le dio una mirada al joven sonriente.- Andando.

- Gracias cuñado.- El joven príncipe sonrió con alegría.- Vamos.- Trató de tomar el brazo de Shaham.

- No toques.- Este retrocedió.

- Bien.- Corrió hacia el puesto.

- ¡Que no corras!.- Yibo se agitó.- ¿Eres un niño?

- Solo dejalo ser.- Tiró del brazo de su alfa.

- No me gusta que mi hermano esté por ahí.- Frunció el ceño.

- Él está seguro. Shaham es una persona responsable. Puedes estar seguro que lo va a proteger.

- No lo sé.- Se quedó viendo hacia el lugar donde fue su hermano.

- Yo creo que lo que le molesta es otra cosa.- Sonrió.

- ¿Que cosa?

- ¿No será que teme que Shaham...?.- Sonrió con picardia.

- ¿Qué?.- Se tensó.

- Olvidelo.- Tomó su brazo.- Vamos, aún tengo hambre.

- ¿No me vas a decir?..

- No.- Soltó una risilla.

- Zhan.

- No diré nada.- Ambos se alejaron en medio de una simpática discusión.

............

- Señora Feng.- El joven soldado hizo una reverencia.

- ¿Viene a darme noticias sobre mi hijo?.- La mujer se levantó a toda prisa de su asiento.

- Así es.- El joven sostenía un edicto en su mano.- Por favor, reciba el edicto del emperador.- Espero a que la mujer se colocara de rodillas y luego desenvolvió el pergamino.- Yo, Wang Yibo, autoridad suprema de Yang, anuncio que el General Feng quien una vez fue mi hombre de confianza y uno de los más grandes héroes de Yang. Llevado por la codicia y la maldad, decidió tomar el camino erroneo y confabulo no sólo contra el imperio sino también contra la sangre real.

- ¿Qué?.- La mujer levantó su llorosa mirada.

- Siguendo las leyes de Yang se le ha implementado el castigo correspondiente a la traición la cual es uno de los maximos delitos.- Prosiguió.- Hoy, el general Feng fue ejecutado, para purgar sus pecados, tomó vino envenenado pero no sin antes reconocer todos y cada uno de sus delitos, eximiendo de toda culpa a la familia Feng y a la emperatriz. Su cuerpo fue incinerado y le será privado de recibir un funeral con honores debido a su lamentablemente actuación no sólo hacia la corona y al imperio.- Miró al guardia que se encontraba a su lado, este sostenía una pequeña caja con las cenizas del general.- Que esto sirva de ejemplo para aquellos que osen confabular contra el imperio y la sangre real, sepan que quien se atreva a tomar este mal camino...-Bajó la mirada hacia la mujer.- Correrá por la misma suerte.

- Mi hijo.- La señora Feng observó la pequeña caja.- Mi...mi hijo.- Sus ojos se llenaron de lágrimas.- ¡NO MI HIJO!

- Señora Feng.-El guardia se colocó en cuclillas frente a la mujer y le susurró.- El emperador le envía a decir que de ahora en adelante cuide bien del comportamiento de los miembros de su familia, a menos que quiera que esta se deteriore con rapidez.- Se levantó dejando a la mujer temblando de miedo.

............

- ¡Prueben el delicioso arroz glutinoso!.- El vendedor gritaba.- Es dulce y agradable al paladar. Vengan y prubelo.

- Quiero probar.- Zhan caminó hacia el puesto.

- ¿Crees que esto estaría bien?.- Yibo lo siguió.- ¿Le hará bien al bebé?.

- Caballero.- El vendedor mostró una gran sonrisa.- Le puedo asegurar que mis postres son sumamente saludables y son los más deliciosos de todo Yang, muchos jóvenes omegas vienen por el cuando están esperando a sus bebés porque es fácil de digerir y muy dulce.- Se acercó más a Zhan y habló en voz baja.-Además, no me gusta alardear pero estos son los favoritos de nuestro rey consorte.

- ¿Ah si?.- Zhan sonrió con complicidad a su alfa.- ¿A nuestro rey le gustan?.

- No sólo a nuestro rey, a la emperatriz también.- Asintió.- El emperador suele encargarme cientos de ellos para mantener felices a sus dos amados omegas.

- Eso es interesante.- Yibo se cruzó de brazos mientras sonreia.- Quiere decir que su puesto es muy afortunado al poder recibir los pedidos de su emperador.

- ¡Por supuesto!.- El hombre sonrió con emoción.- Tener la dicha de recibir al emperador, a la emperatriz y al rey de Yang es un gran honor. Sobre todo al emperador.- Sus ojos brillaron.- Él es el sol de Yang, es un gobernante grandioso y único.

- Estoy de acuerdo.- Zhan llevó uno de los postres a su boca.- El emperador es grandioso.- Cerró sus ojos al sentir el dulce sabor.- Esto está delicioso.- De giró hacia Yibo.- En verdad delicioso. Quiero llevarme varios.- No dejaba de comerlos.- No...los quiero todos.

- ¿Te gustó?.- Sonrió al ver a su omega asentir.- Entonces a partir de ahora voy a pedir muchos de estos para ti.- Rodeó los hombros de Zhan y le sonrió al vendedor.- Gracias, ha hecho a mi pareja muy feliz, así como lo hizo con nuestro rey consorte.

- ¡Que gran dicha!.- El hombre sonrió con emoción.

- Por favor, empaque todos los que tenga. Los llevaremos.

Ambos sonrieron al ver como el hombre con lágrimas en los ojos y una gran sonrisa empacaba cada uno de los postres. Aunque este había mentido y este hecho se consideraba un delito, el emperador de Yang decidió ignorarlo.

Aquel hombre sin esperarlo había hecho feliz a su omega. El verlo comer con emoción aquellos trozos de arroz glutinoso, llenando su boca al extremo de que sus mejillas se inflamaran dándole un aspecto tierno, era más que suficiente para perdonar la mentira de aquel hombre.

Wang Yibo disfrutó ver a su omega devorar uno tras otro aquellos postres. Disfrutó ver la sonrisa que afloraba tras cada mordida, la emoción y la alegría que mostraba.

Por un instante recordó la promesa que le había hecho de hacerlo feliz y se sintió aliviado de que hasta aquel momento la había cumplido sin fallar.

..........

- Vamos joven, anímese.- El vendedor le sonreía al joven de pelo castaño.- Se nota que esta linterna le gustó mucho.

- Es que no se.- Li'An agitó sus manos.- No se utilizar el arco.

- Puedo ver incluso con su vestimenta y su forma de hablar que es un jove maestro. ¿Como es posible que alguien tan culto no sepa utilizar el arco?

- Yo...yo no sé.- Avergonzado retrocedió y bajó la cabeza.- No vine a jugar, solo vine a observar a los demás.

- Pero si se amina...

- Él te dijo que no.- Shaham.- Se interpuso entre ambos provocando que el vendedor retrocediera asustado.- Deja de molestar y busca a alguien más.- Gruñó.

- Lo...lo siento.- El hombre se alejó.

- Está bien.- Li'An golpeó suavemente el hombro de Shaham para llamar su atención.- No necesitas ahuyentarlo.- Sonrió.- Mejor vayamos a otro lado.

Shaham siguió los pasos del joven que se alejaba lentamente del puesto mientras daba miradas casuales a la hermosa linterna en forma de loto que colgaba en el lugar de los premios. No necesitaba ser adivino para darse cuenta que aquel joven príncipe le gustaba aquella linterna y que la quería para sí mismo.

A pesar de saberlo prefiero mantenerse al margen de los asuntos del joven príncipe. Eso no era algo de su incumbencia por lo que no debía de pensarlo mucho, ni siquiera le preocupaban las necesidades de los demás, solo las de su joven maestro pero ¿Por qué empezaba a molestarle la mirada apagada del joven castaño?.

Por alguna razón no podía apartar la mirada de la espalda casi encorvada y la expresión desanimada del joven. Le molestaba sentirse extrañamente inquieto y no saber la razón detrás de ello.

No era como si le importara lo que ocurriera con él joven príncipe. En su vida la única persona que tenía importancia era Zhan, no necesitaba enfocarse en los problemas o dolencias de alguien más pero por alguna razón, la actitud de aquel joven lo hizo inquietarse.

- Espera.- Shaham logró atraer la atención del joven.

- ¿Que sucede?.- Se giró.

- Sígueme.- Regresó sus pasos hacia el puesto.

- ¿Que haces?.- Lo siguió.

- Tú...- Shaham apuntó al vendedor quien se agitó.

- ¿Si?.

- ¿Que debo hacer para ganarla?.- Apuntó la linterna.

- No necesitas hacer eso.- El joven príncipe agitó sus manos.

- Solo debe efectuar 3 tiros al blanco.- Apuntó a la diana.- Justo al centro.

- Bien.- Tomó el arco en manos del vendedor.

- Ya dije que no necesitas hacer eso.- Tiró del brazo del alfa.

- Te dije que no tocaras.- Le dio una mirada provocando que el joven retrocediera.

- Recuerde.- El vendedor sonrió.- Son tres tiros justo en el...

Antes de que el alegre vendedor terminara de recitar sus palabras, 3 flechas pasaron casi rozando su mejilla. 3 flechas que golpearon de forma consecutiva la diana.

El tembloroso vendedor tratando de  reponerse del susto se giró hacia el objetivo, encontrándose con una imagen inesperadamente sorpresiva. Tres flechas golpeaban un mismo objetivo, una atravesando a la otra ¿Podía existir alguien con tal precisión?.

Shaham seguía con una expresión estoica ante las asombrada miradas de los presentes. Para el alfa persa aquella azaña no era algo del otro mundo, desde pequeño había sido ágil con las armas especialmente con los arcos y los sables, a esto se le sumaban su gran agilidad y su vista aguda por lo que aquella tarea no resultó para nada difícil.

- Jo...Joven.- El tembloroso vendedor pasó la linterna.- Es...es suya.

- No es mía.- Shaham se giró hacia el joven príncipe quien seguía boquiabierto.- Es de él.

- Yo...- Li'An recibió la linterna.- Pero, yo...yo no participe.

- Aún así es tuya.

- Gracias.- Levantó su mirada hacia el persa.

- No agradezcas, sólo lo hice para que dejaras de llorar.-Pasó a su lado.

- Aún así...- Sonrió mientras sujetaba la linterna.- Gracias.

..........

Después de una larga caminata entre personas y uno que otro puesto de comida y artículos, alfa y omega llegaron hasta lo que sería su último destino. Se sentaron a orillas del lago, el castaño cobijaba al pelinegro entre sus piernas mientras lo envolvía con sus brazos tratando de disipar el frío.

La noche había caído y las linternas de la ciudad brillaban sobre las aguas del tranquilo lago. El invierno estaba cerca por lo que el clima a pesar de ser algo frío, era agradable.

El omega dejó caer su cabeza hacia atrás recostadola en el hombro de su alfa y cerró sus ojos mientras disfrutaba de las suaves caricias en su abultado vientre. Desde que supo sobre su embarazo, había estado recibiendo este tipo de trato por parte de su alfa.

Se había acostumbrado a sentir sus calidas y grandes manos deslizarse suave y dulcemente por su vientre. Amaba tanto aquella sensación que incluso para dormir debía experimentarla.

- ¿Te gustó el paseo?.- Susurro al oído de su omega.

- Me gustó mucho.- Sonrió.

- Ahora conoces una parte de tu nuevo reino.- Depositó un beso en su mejilla.

- Es muy lindo y próspero.- Suspiró.- Me hizo recordar a mi amado Liang.

- Siempre que quieras regresar a Liang puedes hacerlo. Solo no te demores mucho, ya me es imposible estar lejos de ti.

- Lo mismo digo.- Sonrió.

- Zhan...- Se quedó viendo hacia la nada.

- ¿Si?...

- Envié los restos del General Feng a su madre.

- Supe que lo incinero.

- Lo correcto era enviar su cuerpo y que su familia lo cremara pero en su estado lo mejor fue hacerlo antes de que vieran el cuerpo.

- ¿Teme que tomen alguna represalia?

- No me importa que lo hagan.- Suspiró.- Solo no quiero que se sigan metiendo contigo. Al hacer esto ellos no tienen como culparte y la responsabilidad recae solo sobre mi.

- Yo no les temo, debió de dejar que vieran lo que le ocurre a quien se mete conmigo. Esa seria una gran y clara advertencia.

- Lo sé pero eso también lo podrían utilizar en tu contra y no quiero.

- El emperador me protege.- Sonrió.- Estoy muy agradecido.

- Siempre te voy a proteger mi amado.- Beso su hombro.- Hay algo que quiero pedirte.

- ¿Que cosa?..

- Zhan...- Acercó su mejilla a la de su omega.- ¿Te gustaría convertirte en mi general?

.........

Aprovechando que el joven príncipe, preso del cansancio dormitaba tranquilamente bajo un árbol, Shaham se acercó a orillas del lago y una vez allí se colocó en cuclillas para luego desprenderse de aquella máscara anti mordida que mantenía la mitad de su rostro oculto.

Tomando un poco de la cristalina agua, bañó su rostro algunas veces y luego dejando que la fría brisa lo secara, se sentó en aquel mismo lugar con la mirada puesta hacia la nada. Se quedó divisando las brillantes linternas de la ciudad y a las personas que iban y venían de un lado al otro.

En toda su vida, ese había sido el único momento en que había experimentado la soledad. Nunca se había dado el tiempo para admirar su entorno, observar el paisaje y sentir correctamente la brisa a su alrededor.

Había bloqueado sus sentidos a este mundo que lo rodeaba, no tenía interés alguno en otra cosa que no fuera la persona a quien debía proteger y acompañar. A pesar de que Zhan siempre le reclamaba el hecho de que no podía vivir ajeno al mundo y que ni debía dejar de vivir para sí mismo, Shaham por decisión propia vivió de esa manera.

- Es muy lindo.- El joven príncipe sorprendió al alfa quien se giró con rapidez solo para verlo sentado a su lado.

- ¿De qué hablas?..

- Tu rostro.- Sonrió.- Es muy lindo. Es la primera vez que lo veo.

- Tonterías.- Trató de colocarse la máscara pero el joven detuvo su mano.

- ¿Por qué lo vas a cubrir de nuevo? Un rostro como ese no debería de estar oculto.

- No te metas en mis asuntos.- Se coloco la máscara.

- ¿Te la colocas porque soy omega?.- Sonrió al ver como la mano del omega se detenía.- No deberías de preocuparte por eso.- Se encogió de hombros.- Ni siquiera tengo aroma.- Volvió a sonreír.- El veneno que introdujeron en mi cuerpo aquella vez que intentaron matarme siendo un bebé, destruyó muchas de mis características de omega. No tengo aroma, no me ataca el celo.- Abrazó sus rodillas.- Es como si fuera un beta, no soy atractivo para ningún alfa.

-......- Se quedó viéndolo.

- Así que no tienes que preocuparte. No cubras tu rostro con esa molesta máscara.- Sonrió.

- No me molesta usarla.- Terminó de colocarsela.- Es algo que viene conmigo desde siempre.

- Es una lastima.- Se levantó.- Tu rostro es muy lindo y siento que es un desperdicio ocultarlo.- Sonrió.- Por cierto, gracias por la linterna.

- No necesitas agradecerme.- Dirigió su mirada hacia el frente.

- Es algo que yo quiero hacer y no me importa lo que digas, lo haré de todas formas.- Con rapides coloco una flor en el pelo del persa y se alejó a toda prisa.- Gracias.

-....- Tomó la flor en su pelo y se quedó viéndola.- Que tontería.- Murmuró mientras la sostenía con delicadeza.

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Nuestra pareja se fue de paseo pero no se fueron solo, un principito y un alfa gruñón los acompañó jajajaja

Yibo solo quiere hacer feliz a su omega por lo que no duda en darle todo lo que desea.

El emperador envió los restos del General a la familia Feng y con ellos una clara advertencia ¿Lo tomarán como un escarmiento?

El alfa persa está siendo sacudido por el joven príncipe. ¿Simpatía o algo más?

Se acerca el nacimiento de un príncipe, también se acerca un momento un tanto triste por parte de muestra emperatriz.

Perdonen la demora, he estado ocupada con algunas actividades importantes por lo cual he tenido que dedicarles tiempo.

Gracias por la paciencia y gracias por leer.

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