Antes de que la discusión entre Jiang Cheng y Wen Qing pudiera empezar de verdad, Wei Wuxian levantó la cabeza e intentó mediar. O más bien ponerse en la línea de fuego para que su atención se desviara hacia él. Jiang Fengmian se estremeció un poco al recordar que su hijo había hecho lo mismo cuando él y su esposa solían discutir. Era doloroso mirarlo como nunca antes.
"Aiya, Jiang Cheng, Wen Qing, ¿por qué discuten?. Siento haber desaparecido de mi habitación y haberlos preocupado así. Pero estoy bien, lo prometo. Así que por favor, no hagan esto por mí..."
Parecía que Wei Wuxian había querido decir algo más, pero se detuvo cuando Wen Qing y Jiang Cheng se volvieron hacia él con movimientos perfectamente sincronizados y lo miraron con el ceño fruncido.
"¡No estás bien!", le increparon encontrando el mismo ritmo para hacerlo y la boca de Wei Wuxian se cerró. Inmediatamente se mostró aún más culpable.
Jiang Fengmian se acordó de repente de todas las veces que su mujer había regañado al chico y de cómo éste intentaba inmediatamente cargar con toda la culpa, fingiendo estar bien. Sí, debería haber visto antes que su hijo no estaba bien en esos momentos. O tal vez, lo había sabido desde el principio, pero decidió ignorar el dolor de Wei Wuxian para mantener los lazos de su familia tan intactos como fuera posible. Pero ya no, no dejaría que se repitiera.
Pudo ver a su esposa mirándolo con una clara súplica en sus ojos. Ella también debía recordar y ahora se sentía culpable como él. Jiang Fengmian no quería que siguiera cayendo en esa espiral. Sabía que, a pesar de su serenidad exterior, ya debía de haber una tormenta gestándose en su interior. Una, que le costaría calmar con todos los niños presentes. Estaba seguro de que su mujer no se tomaría muy bien el hecho de derrumbarse delante de ellos.
Se levantó y se dirigió al trío que discutía. Jiang Yanli parecía querer intervenir también, pero no sabía cómo. Jin Zixuan la cogía de la mano y parecía molesto y avergonzado, debía ser duro ver el drama dentro de la familia de otra persona, aunque esa misma familia también sería la suya muy pronto. En cuanto a Lan Wangji, permaneció tan estoico como siempre. Jiang Fengmian se preguntaba qué estaría pensando el Segundo Jade. No podía saber por su expresión, pero estaba seguro de que Lan Wangji no se tomaba demasiado bien ver a Wei Wuxian en este tipo de situación. Jiang Fengmian ya había visto lo protector que podía llegar a ser el discípulo de la secta Gusu Lan, no querría estar en su lado malo.
Se detuvo cuando estaba al lado de Wei Wuxian, enfrentándose a los dos cultivadores enfadados junto a él. Intentó calmar la situación: "A-Cheng, Wen Qing, por favor, no sean demasiado duros con A-Xian. Estoy seguro de que sólo ha sido un malentendido". Pudo ver cómo se daban cuenta de lo que habían estado haciendo y se relajaban un poco, dejando de mirar a Wei Wuxian con ira en los ojos. Jiang Cheng incluso parecía arrepentido.
A pesar de que también quería saber qué había estado haciendo Wei Wuxian en el campo de entrenamiento con su espada, forzándose según las palabras de Jiang Cheng, se contuvo de preguntar. No serviría de nada agitar más las emociones en la sala. En su lugar, optó por desviar la situación hacia algo más agradable: "Desayunemos todos juntos. Tenemos que contarle a A-Xian lo que ha pasado mientras dormía. Quizá entonces le apetezca confiarnos sus razones".
Se volvió hacia su hijo mayor y continuó hablándole directamente: "A-Xian, no queremos obligarte a hacer nada. Por favor, ven a escucharnos y trataremos de aclarar todo. Me temo que en el pasado no habíamos hablado todo lo que necesitábamos como familia".
Vio cómo los ojos de Wei Wuxian se abrieron de par en par y la sorpresa superó su postura antes culpable. Podía entenderlo. Sus palabras debían sonar muy raras para alguien que siempre había sido incluido en la familia aparentemente sólo con el propósito de protegerla y dar su vida por ella. Realmente le habían hecho mal en el pasado. Sin embargo, ya no, ahora estaban cambiando su forma de actuar e incluirían a Wei Wuxian como es debido. Lo tratarían con el cuidado que se merecía y no dejarían que volviera a hacerse daño por su bien.
Wei Wuxian le sonrió, inmediatamente, parecía haber sido su antiguo yo de los tiempos anteriores a la caída del Muelle del Loto, y tal vez de antes incluso, las cosas no habían vuelto a ser las mismas después de haber regresado de sus estudios en los Restos de las Nubes por haber roto el compromiso de Jiang Yanli. Jiang Fengmian pudo darse cuenta de que lo que habían dicho Wen Qing y Jiang Cheng era cierto, Wei Wuxian ciertamente no estaba bien y sólo ahora podía verlo así de claro.
"¡Sí, tío Jiang!", chirrió el niño y se refugió en la mesa, en su lugar habitual. El ambiente de la habitación se calmó y el incómodo frío que había llegado con él finalmente desapareció. La sonrisa de Wei Wuxian había calentado la habitación como sólo él podía hacerlo.
Todos los demás fueron a sentarse también; Jiang Yanli al lado de Jin Zixuan, Jiang Cheng al lado de Wen Qing y, por supuesto, Lan Wangji se dejó caer en el último asiento vacío justo al lado de Wei Wuxian. Jiang Fengmian tuvo que sonreír para sí mismo. Al parecer, su familia estaba a punto de crecer en un futuro próximo. Se preguntó si debería empezar a preparar el dote de sus tres hijos al mismo tiempo.
Se sirvió la comida y Wei Wuxian empezó a charlar inmediatamente mientras ponía trozos en el cuenco de Lan Wangji y le instaba a probar varias especialidades de Yunmeng. Jiang Fengmian le observó atentamente. Aunque ahora parecía estar bien -o al menos intentaba fingir que lo estaba-, se daba cuenta de que su hijo estaba tenso y a la expectativa, tal vez incluso temiendo la conversación que se avecinaba. Decidió que sólo la rompería al final de la comida.
Todo el mundo necesitaba recuperarse y ¿cuándo más que durante una alegre charla y una comida pausada? Jiang Yanli y Jiang Cheng también se vieron arrastrados a la conversación. Wei Wuxian incluso trató de involucrar a Wen Qing y Jin Zixuan, pero el resultado fue cuestionable en el mejor de los casos. Sin embargo, no pareció importarle. Parecía que no había nada malo en el mundo. Al menos por este momento congelado de felicidad. Jiang Fengmian sólo podía esperar que lo que estaban a punto de decirle a Wei Wuxian no lo destrozara por completo.